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Torah. Así, admiten ciertas concesiones a la educación secular, algún incremento en el papel
público de la mujer y un cierto grado de cooperación con las corrientes liberales del judaísmo.
Tras esta corriente ideológica se encuentra la idea de que un judío puede y debe ser un
miembro pleno de la sociedad moderna, aceptando los riesgos que ello conlleva puesto que
entiende que los beneficios son mucho mayores. En la práctica, se está admitiendo que un
judío puede estudiar filosofía cristiana o cualquier teoría científica, relacionarse con no judíos
y no por ello comprometer su condición de judío practicante y respetuoso de las leyes y
normas de la Torah.
En definitiva, la Ortodoxia moderna, al contrario que los sectores ultra-ortodoxos,
rechazan que el aislacionismo respecto al resto de la sociedad sea la única forma de preservar
su forma de vida tradicional. No tanto porque estén dispuestos a adaptarse a la sociedad, sino
porque son capaces de poner en práctica una labor de “compartimentación”, como la ha
denominado Eliezer Don-Yehiya: distinguir y separar aquellos momentos de la vida diaria
que deben estar regidos por la ley judía y la tradición religiosa de aquellos otros en los que es
tolerable actuar en base a las normas de la vida moderna2.
La corriente moderna o moderada de la Ortodoxia ha predominado en Estados Unidos
desde comienzos del siglo XX hasta finales de los años 60. La presencia de los sectores ultra-
ortodoxos en Estados Unidos se remonta a comienzos del siglo XX, aunque no fue hasta
mediados de siglo cuando comenzaron a surgir como comunidades identificables y activas. Es
entonces cuando se produce un despegue de la rama más tradicional, de la Ortodoxia más
radical, corriente que analizaremos a continuación. Las razones de este cambio son diversas.
Una de las más decisivas fue la llegada de elementos ultra-ortodoxos procedentes de Europa
con motivo de la II Guerra Mundial. Estos refugiados, que se habían criado en las
comunidades ortodoxas de Centro-Europa ocuparon rápidamente los cargos de liderazgo e,
intentando evitar la asimilación en la sociedad norteamericana, comenzaron a desarrollar
comunidades más aisladas, a imagen y semejanza de las que habían dejado en Europa. A
medida que crecieron, las comunidades fueron capaces de asumir funciones públicas, llegando
a conseguir poner en marcha sus propios sistemas educativos, de transportes, asistenciales…
Otra de las razones del cambio producido dentro de la Ortodoxia durante los años 60 y
que llevó a los sectores ultraortodoxos a ganar protagonismo fue el hecho de que consiguiesen
mejorar notablemente sus organizaciones y comenzasen a sentirse más cómodos en el ámbito
público. Sin olvidar tampoco la influencia que haya podido ejercer en este desarrollo el
ambiente histórico en el que se produce. Los acontecimientos que caracterizan a la sociedad
estadounidense durante las décadas de los 60 y 70 han tenido mucho que ver a la hora de
generar miedo entre la comunidad ortodoxa a la “contaminación cultural”, miedo a entrar en
contacto con esa sociedad que había ido distanciándose progresivamente de los dictados de la
religión, fortaleciendo así a los sectores que defendían como única forma de preservar el
verdadero judaísmo el total aislamiento respecto a esa sociedad corrompida.
La rama ultra-ortodoxa o haredi, se divide, a su vez, en sectas, cuyos nombres derivan de
sus ciudades de origen en Europa (Bobover, Lubavitch, Satmar, Skver y Ger). Se diferencian
por sus ropas, por sus patrones de convivencia segregados, hablan yiddish y evitan el contacto
con el resto de judíos estadounidenses. Viven en un mundo cerrado formado por sus propias
sinagogas, tiendas, escuelas e incluso sistemas de transporte.
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