miércoles, 18 de mayo de 2016



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Objetos rituales judíos, ¿arte o artesanía?
Por Santiago Raigorodsky.
Director de Tarbut Arte. La población judía mundial actualmente manifiesta una amplia diversidad de actitudes hacia la tradición y la observancia religiosa judía. Ello oscila entre la ultra ortodoxia y la secularidad, lo que hace variar sus prácticas religiosas. Si bien sólo un porcentaje se adhiere a todos los preceptos religiosos, la mayoría de ellos observan algunas combinaciones de costumbres judías, de acuerdo con sus preferencias personales y sus tradiciones étnicas o familiares. Esta amplitud de creencias y hábitos se reafirma en los objetos ceremoniales judíos, muchos de los cuales se encuentran incluso en hogares absolutamente no observantes. Para algunos, dichos objetos son parte indispensable de los rituales de la vida, mientras que para otros son objetos dignos de admiración por su belleza, por la técnica y la pericia con que han sido realizados y también por su significado histórico. El arte ceremonial judío hace referencia al conjunto de objetos utilizados en rituales judíos. La tradición si bien se pierde en los tiempo, se remonta a la Edad Media de forma más generalizada y en la actualidad se mantiene vigente. Como sabemos, el judaísmo ha desarrollado una gran variedad de objetos tanto para la sinagoga como para el hogar. Estos objetos, comúnmente conocidos con el nombre genérico de judaica, han sido y son creados con un fin utilitario, pero no por ello, exentos de una gran belleza plástica. Son realizados utilizando una gran variedad de materiales como la piedra, bronce, cuero, porcelana, pergamino, papel, madera, vidrio, plata, oro y también en diversos tejidos como lana, seda o terciopelo. Los objetos muebles en términos generales, y dependiendo de las posibilidades de cada comunidad, eran confeccionados procurando emplear los mejores materiales y a los más expertos artesanos. Incluso hoy, son muchos los artistas que se dedican a crear objetos rituales en la búsqueda de nuevas formas y diseños. Las piezas muestran una gran diversidad de estilos y escuelas en función de las distintas épocas, a las influencias de las diversas culturas dominantes en los países en que han sido y son creados, así como a la enorme creatividad de artesanos y artistas. Esto es fácilmente comprobable visitando algunas colecciones que se exhiben en el Museo de Israel o viendo la magnífica exposición de mezuzot de todos los tiempos y lugares que se exhibe en el hall de entrada de la Gran Sinagoga de Jerusalém. También hoy, afortunadamente, existen en una gran cantidad de países museos  judíos que exhiben una gran cantidad de piezas rituales unas, folklóricas otras, que
Biblia de Solsona - 1384 (objetos de la sinagoga)


 
nos hablan de esa diversidad.
 
 Adentrándonos ya en el mundo de los objetos rituales abrimos un interrogante. ¿Son estos objetos dignos de ser considerados arte?, ¿o siguiendo las formas marcadas por la tradición y por ser objetos utilitarios deberíamos considerarlos como un producto artesanal? Y es en este punto que entramos posiblemente en una cierta controversia, dependiendo de qué es lo que entendamos como arte o como artesanía, términos estos que han provocado y seguirán provocando cantidad de desencuentros así como múltiples discusiones entre eruditos y también entre legos. La etimología de la palabra artesanía, deriva de las palabras latinas «artis-manus» que significa: arte con las manos. La artesanía comprende, básicamente, obras y trabajos realizados manualmente y con poca o nula intervención de máquinas, habitualmente la mayoría se trata de objetos decorativos o de uso habitual.Para muchas personas, la artesanía es un término medio entre el diseño y el arte. Para otros es una continuación de los oficios tradicionales, en los que la estética puede tener un papel destacado pero donde el sentido práctico del objeto elaborado es sumamente importante. Desde un principio, sus autores se caracterizan por un gran dominio del oficio, apreciación que se mantiene a través de la historia, considerándose esto como algo propio de individuos especialmente dotados para el virtuosismo manual. En la antigüedad clásica, Grecia tenían en gran estima el quehacer artístico plástico, aun a pesar de que la lengua griega no contaba con una palabra específica que definiera
arte
 por oposición a
artesanía
; con frecuencia, los hacedores de lo uno lo eran también de lo otro, en la búsqueda de la belleza y la perfección.
LA EDAD MEDIEVAL
En el mundo Occidental el desarrollo de las obras de arte medievales surgieron en un contexto en el que no existía el concepto del arte como fin en si mismo ni el de la belleza como su objetivo, ni tan siquiera el concepto mismo de artista o de bellas artes. La actividad era considerada fundamentalmente artesanal y generalmente se realizaba en forma conjunta lo que dio nacimiento a los gremios. En realidad el artesano, artista, carecía de consideración social. En la larga historia medieval que abarca prácticamente desde el siglo V al siglo XV es cuando se afianza, no sin graves controversias y luchas, el poder de la Iglesia, y esta tendrá un papel fundamental en la vida del mundo occidental, y también en el arte.
 
El objeto artístico medieval tenía, en el seno de la sociedad en que era producido, un carácter básicamente funcional. Ser una ofrenda a Dios y a los santos. Ser intermediario entre el mundo sobrenatural y el humano, haciendo visible en este las
Sumo sacerdote de Israel con los implementos del Templo de Jerusalém, entre los que destaca la
menorá
. Pentateuco de Ratisbona, Bavaria, 1300


 
realidades divinas, según la máxima paulina
 per visibilia ad invisibilia
 (a través de lo visible hacia lo invisible).
 
Las imágenes medievales cumplían así una función pedagógica: explicar los dogmas de la fe cristiana y la historia sagrada a los iletrados. Ser una afirmación de poder: por un lado, del poder de Dios y de la Iglesia y por otro, del poder político (emperadores, reyes y las mismas instituciones eclesiásticas). La principal novedad de la Inquisición Española, que nace en 1478 y no se aboliría hasta 1821, es el control directo de la monarquía que la convierte en brazo centralizador de su autoridad, esto en franca connivencia con la Iglesia.
 
Vemos que es a partir del Gótico (desde mediados del siglo XII al XV) que los primeros autores de transición al Renacimiento comienzan a dejar su nombre en epitafios, cuadros o documentos. De este modo, podemos apreciar como determinadas figuras comienzan a tener una especial relevancia dentro de la sociedad, siendo tratados en textos de la época con adjetivos como “docto en piedra, maestro, rector o jefe“.
 
De esa época conocemos, por ejemplo, a pintores florentinos como Cimabue, Giotto o Duccio, que pintaban utilizando la técnica del fresco. Es también en esa época y a pesar de que ya era conocida anteriormente, que se se comienza a popularizar el óleo como técnica pictórica.
 
En el campo de las artes manuales sabemos de la existencia en los países mediterráneos de unos pocos artesanos y artistas judíos ya desde el siglo XII. Como ser en España, Italia, Sicilia, Grecia y Palestina. Existieron un buen número de tintoreros; en Salónica, artesanos y fabricantes de seda; en Antioquía, artesanos del vidrio; en Sicilia fueron contratados como, mineros, herreros, cerrajeros, tejedores y plateros. En esa isla y en Calabria monopolizaron durante años la fabricación de la seda, pagando mucho por sus privilegios, hasta que fueron expulsados de los mercados por los comerciantes cristianos de Lucca y Génova.
 
EL ARTE EN ESPAÑA
En este extenso período medieval muchas obras de arte judío fueron creadas por orfebres y artistas no judíos, así como obras de origen cristiano fueron realizadas por artistas judíos o judíos conversos. Ejemplos de ellos los encontramos documentados en Zaragoza (España) donde vemos un pintor judío documentado en 1406, Abraham de Salinas. Este artista realizó por lo menos un retablo para la Seo de Zaragoza, dos para el templo de San Felipe de esa misma ciudad y otro para la iglesia parroquial de La Puebla de Albortón. También existen datos de 1439 sobre otro pintor llamado Mossé Avenforna. Un caso también llamativo es el de los plateros judíos, que en esa misma ciudad se hallaban concentrados. Están documentados encargos realizados por la nobleza y también por dirigentes religiosos. Se mencionan los nombres de Bonafés Abenxueu,  Abraham de la Caballería, Salomón Almalí, Abullamin Facén, Samuel Alborge ,  Almalaqui, Atzarach, Açach Cabañas y Abraham Abenlactoix entre otros.












 
MANUSCRITOS Y TEXTOS
Como sabemos, la comunidad judía en España fue la mayor en número de miembros e importancia luego de la de Babilonia, y es allí donde se produjeron una gran cantidad de obras de arte, fundamentalmente en el mundo del libro y de los manuscritos iluminados, al no haberse aún inventado la imprenta. En este artículo incluimos someramente todo lo relacionado con ese mundo que tiene un objetivo diversos, libros y textos religiosos, la micrografía, la tipografía, impresores, artistas y artesanos dedicados a ello. No obstante, con el objeto de no ser excesivamente redundantes en muchos detalles remitimos al lector a un artículo anterior del mismo autor titulado “Hagadot iluminadas de Sefarad” (http://www.tarbutsefarad.com/en/secciones/arte-judio/4055-hagadot-iluminadas-de-sefarad.html) Entre los diversos manuscritos iluminados encontramos la
ketubá
(pl. ketubot - del hebreo: “lo que está escrito”) que en realidad es un contrato de matrimonio. Durante siglos, las ketubot fueron hechas en pergamino y han sido decoradas con brillante colorido y con numerosos símbolos judíos. Tanto en las ketubot, como en las hagadot ( sing. hagadá) a menudo se combinan textos con ilustraciones manuales. La
hagadá
es uno de los textos más populares de la literatura religiosa judía que se lee en Pesaj y en ella se narran diversos acontecimientos de la salida del pueblo de Israel de Egipto, además de ordenar la forma en que se debe llevar a cabo la ceremonia que lo conmemora. También en la diversa literatura rabínica y cabalística de la Edad Media encontramos numerosos ejemplos de integración entre texto e ilustraciones La mayoría de estos manuscritos han sido realizados en España desde el siglo XIII al XV. Entre muchos de ellos mencionamos la Hagadá de Sarajevo, realizada en Cataluña aproximadamente en el año 1350, La Hagadá de Oro, que tiene también como origen Cataluña y data aproximadamente de 1320. De allí también proceden la Hagadá Kaufman y la Rylands Hagadá ambas del siglo XIV. Otras hagadots son la Hagadá de Barcelona, La Prato Hagadá, y la Hagadá Morisca, esta última obra castellana del siglo XIV. La Biblia de Cervera, localidad de Cataluña, es uno de los pocos libros de los que se conoce la identidad del copista, Samuel Ben Abraham ibn Nathan, y del iluminador francés, Joseph Azarfati. Se trata de un códice manuscrito sobre pergamino, en lengua hebrea, que fue realizada entorno al año 1300. El micrógrafo, Abraham ibn Gaon fue quien escribió los comentarios en letra pequeña e hizo nota de su trabajo en la Biblia.
 
 Antigua ketubah veneciana- 1750 Biblia de Cervera































































































































































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