viernes, 24 de junio de 2016

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Introducción al Estudio de la Torá

La Torá y el Tanaj
Por. Rav Iehuda Levi













La
Torá y el Tanaj
Moshé
recibió la Torá en el Monte Sinai en el año 2448 de la creación
del mundo (1313 a.e.c.). La Torá que el Creador le entregó al pueblo
de Israel, estaba escrita de manera tal que además de poder estudiarse
mediante un entendimiento literal del texto, también era posible llegar
a niveles más profundos de comprensión mediante otros sistemas interpretativos
de las escrituras que no contradecían la literalidad del texto, sino que
complementaban el entendimiento del mismo. Y así enseñaron Nuestros
Sabios: "Setenta facetas tiene la Torá", y todas
ellas son verdaderas y provienen de la misma fuente: el Creador del universo.

Cada uno de estos sistemas
interpretativos de la Torá posee reglas propias y a ellos se los llama
generalmente el "Pardés",
pues la palabra pardés (huerto) está formada por las cuatro
letras iniciales de los cuatro caminos interpretativos y de entendimiento de
la Torá:
 
La "pe"
es la letra inicial de la palabra peshat (literalidad), y hace alusión
al entendimiento simple y literal del texto.
La "resh"
es la inicial de la palabra rémez (insinuación) y se refiere
a un nivel de comprensión en donde las palabras y las letras son elementos
que no necesariamente deben ser entendidos literalmente, sino que vienen a
insinuarnos acerca de otras ideas y enseñanzas.
La "dálet"
es la inicial de la palabra derash (interpretación) y hace referencia
a un camino interpretativo no siempre literal, donde muchas veces distintas
palabras o letras aparentemente innecesarias para la comprensión del
texto, nos vienen a enseñar detalles del mismo que no están escritos
claramente. Asimismo, otras enseñanzas son deducidas cuando en el texto
bíblico, aparentemente, faltan letras o palabras que nosotros hubiéramos
pensado que deberían estar escritas. Además, algunas veces aparecen
letras escritas en un tamaño mayor o menor que el normal, y esto también
es interpretado por nuestros Sabios. Aún más, en algunos lugares
del Tanaj (Biblia), la tradición oral nos enseña que ciertas palabras
deben ser leídas en forma distinta a como aparecen escritas en el texto
(y en estos casos, en los libros impresos se escribe la palabra original como
realmente aparece escrita y se aclara que debe ser leída en forma distinta).
La letra "sámej"
es la inicial de la palabra sod (secreto), pues este camino de entendimiento
esotérico y místico, encierra los grandes secretos de D'os y de
la creación del mundo.
Después de la desaparición
física de nuestro maestro Moshé, los Sabios de cada generación
comenzaron a interpretar la Torá mediante las 13 reglas interpretativas
que D'os le enseñó a Moshé (Véase el comienzo del Midrash
Sifrá). Estas reglas fijas de interpretación de las escrituras no
estaban sujetas a distintas opiniones posibles de cualquier persona que quisiese
entender los versículos de alguna u otra manera, sino que cada interpretación
estaba sometida a una severa verificación por parte de todos los Sabios.
Las leyes sobre las
cuales habían diferentes opiniones entre los Sabios eran sometidas a votación
en el Sanhedrín (Suprema Corte Rabínica compuesta por los 71
Sabios más grandes de esa generación), fijando la halajá (ley)
de acuerdo con la opinión de la mayoría.
Las enseñanzas
de los Sabios de las generaciones precedentes tenían el primer lugar en
importancia, pero además eran aprendidas nuevas leyes, y eran decretadas
nuevas legislaciones. Y así ocurrió en la generación de los Anshé
Kenéset Haguedolá
(los 120 Sabios de la Gran Asamblea), en el
siglo IV a.e.c.
Además, los Sabios
de la Gran Asamblea cerraron la época bíblica, decretando que a partir
de ese momento ningún libro más podrá ser introducido a la Biblia,
quedando de esta manera el total de los 24 libros que conforman el Tanaj: los
5 libros de la Torá, los 8 libros de los Profetas y los 11 libros de los
Ketuvim, como detallamos a continuación:
La
Torá (Pentateuco):
    Bereshit (Génesis)Shemot (Éxodo)Vaikrá (Levítico)Bamidvar (Números)Devarim (Deuteronomio)

Los
Neviim (Profetas)

    Neviim Rishonim (Primeros Profetas)
    1. Iehoshúa (Josué)
    2. Shofetim (Jueces)
    3. Shmuel (Samuel)
    4. Melajim (Reyes)
    Neviim Ajaronim (Últimos Profetas)
    1. Ieshaiahu (Isaías)
    2. Irmiahu (Jeremías)
    3. Iejezkel (Ezequiel)
    4. Teré Asar (Doce)
    El último libro de los Profetas se llama Teré Asar (Doce) pues, en realidad, el libro consiste en una recopilación de doce libros de profetas, que por ser muy cortos han sido reunidos formando un solo libro. Estos son los doce libros: 1) Hoshea - Oseas, 2) Ioel - Joel, 3) Amós, 4) Ovadiá - Abdías, 5) Ioná - Jonás, 6) Mijá - Miqueas, 7) Najum - Nahum, 8) Jabakuk - Habacuc, 9) Tzefaniá - Sofonías, 10) Jagái - Ageo, 11) Zejariá - Zacarías, 12) Malají - Malaquías.

Los
Ketuvim
    1. Tehilim (Salmos)
    2. Iob (Job)
    3. Mishlé (Proverbios)
    4. Rut
    5. Shir Hashirim (Cantar de los Cantares)
    6. Kohelet (Eclesiastés)
    7. Ejá (Lamentaciones)
    8. Ester
    9. Daniel
    10. Ezrá y Nejemiá (Esdras
      y Nehemías)
    11. Dibré Haiamim (Crónicas)

La
Mishná
Como 500 años después
de los Anshé Kenéset Haguedolá, vivió Rabí Iehudá
Hanasí (s. II), que a la edad de 30 años - 80 años después
de la destrucción del segundo Templo Sagrado de Jerusalem - fue instituido
como jefe del Sanhedrín. La destrucción del segundo Templo (cien años
antes aprox.) provocó que los Sabios se dispersen, que cada vez hubieran
menos alumnos, y también que hubieran más discusiones legales entre
los Tanaim. Es por eso que él entendió que había llegado el momento
de escribir la Torá Oral, es decir, todas las enseñanzas que hasta
ese momento fueron transmitidas en forma oral, para que no sea olvidada por
el pueblo de Israel
Rabí Iehudá
Hanasí mandó a recopilar todas las palabras que enseñaron los
Sabios desde la época de Moshé Rabenu hasta sus días, y comenzó
a escribir la Mishná. Generalmente, en todas las halajot de la Mishná
aparece el nombre del Sabio que enseñó esa halajá (llamado Taná),
y cuando no aparece el nombre de ningún Taná, debemos entender que
esa halajá está enseñada de acuerdo a la opinión del Taná
Rabí Meir.
La Mishná está
dividida en 60 tratados ordenados en 6 sedarim (temas principales). Cada
tratado está subdividido en capítulos, y cada capítulo está
subdividido en halajot o mishnaiot. En general, la Mishná es una explicación
de las 613 mitzvot escritas en la Torá, y en ella están incluidas
las leyes que D'os le transmitió en forma oral a Moshé, así como
también decretos y leyes de los Sabios.
Estos son los seis sedarim
que componen la Mishna:
Zeraim: Leyes
relacionadas con las labores agrícolas, principalmente de la tierra de
Israel, las ofrendas y los diezmos de la producción que deben ser ofrecidos,
y las leyes de las bendiciones.
Moed:
Leyes relacionadas con los shabatot y días de fiesta y sus respectivas
mitzvot (preceptos).
Nashim:
Leyes relacionadas con las obligaciones matrimoniales.
Nezikín:
Leyes comerciales y judiciales.
Kadashim:
Leyes relacionadas con los sacrificios ofrecidos en el Templo.
Taharot:
Leyes de pureza e impureza ritual.



El
Talmud
Pero todavía quedaba
algo por hacer. Por cuanto que la Mishná fue escrita utilizando un lenguaje
corto y muy conciso, y sin explicaciones adicionales a la ley en sí, muchas
veces era muy difícil entender las halajot que Rabí Iehudá Hanasí
quiso introducir en ella. Y es por eso que se necesitó escribir un Talmud
(estudio), es decir, un libro que devele y explique la profundidad de las palabras
de la Mishná.
En el Talmud no sólo
figuran distintas explicaciones sobre la Mishná, sino también otras
enseñanzas que los Sabios posteriores a la época de Rabí Iehudá
Hanasí (llamados Amoraim o Emoraim) fueron aprendiendo. En
el Talmud también se encuentran muchas partes no legales, llamadas agadot,
que encierran una gran enseñanza respecto del comportamiento ético
o moral, así como también enseñanzas conceptuales.
En aquellos tiempos habían
dos grandes centros de Torá en el mundo, uno en la tierra de Israel y el
segundo en Babilonia, y de hecho, dos Talmudim fueron escritos:
 
El de Jerusalem:
Este Talmud es conocido también con el nombre de Talmud de Occidente
(porque la Tierra de Israel está al oeste de Babilonia) o Talmud de la
Tierra de Israel. Rabí Iojanán el hijo de Rabí Itzjak Nafjá
era uno de los jóvenes alumnos de Rabí Iehudá Hanasí y
comenzó a escribirlo junto con su cuñado, Rabí Shimón
Ben Lakish (Resh Lakish), aunque sólo cerca del año 395 se finalizó
la obra.
El Talmud de Babilonia:
Rav Ashí comenzó a escribir el Talmud Babilónico al final
de sus días, y lo terminaron de escribir cerca del año 500, Mar
Bar Rav Ashí, su hijo, y Rabiná, su alumno.
La forma de estudio que
utiliza el Talmud es muy particular, y está basada en un sorprendente sistema
de preguntas y respuestas que hasta hoy en día es reconocido por su asombrosa
profundidad, y por la agudeza de pensamiento que crea en quien lo estudia.
Los Sabios del Talmud
prácticamente no dejan nada sin preguntar. Cuando ellos consideraron que
la Mishná que se estaba estudiando contradecía (o aparentaba contradecir)
a otra, ellos intentaban entender la diferencia existente entre ellas. Además,
muchas veces se utilizan otras fuentes de los Sabios: por ejemplo, la Toseftá
(agregados a la Mishná) y la Baraitá (enseñanzas de los Tanaim
que no fueron incluidas en la Mishná). Todas estas fuentes son utilizadas
por los Amoraim para complementar las enseñanzas de la Mishná, o bien
para contradecirlas, y llegar a una conclusión correcta en el estudio.
Así como la mayoría
del Tanaj, la Mishná fue escrita en hebreo (fuente del idioma hebreo moderno),
pero los Talmudim fueron escritos en arameo: el de Jerusalem en un idioma más
puro y el de Babilonia en un idioma más popular.

Otras
Fuentes
Pero en realidad Nuestros
Sabios - de bendita memoria - no sólo nos han legado la Mishná y los
dos Talmudim. La literatura Rabínica, llamada post-bíblica, incluye
una inmensa cantidad de material en variadas áreas.
Los Midrashim son comentarios
de Nuestros Sabios, sobre algunos libros de la Biblia, y también existen
distintos Midrashim sobre temas independientes. Los Midrashim se pueden dividir
en dos grandes grupos:
 
Midrashé Halajá:
Son los que hablan principalmente sobre temas legales, por ejemplo: Mejiltá
(sobre el libro de Éxodo), Sifrá (sobre Levítico) y Sifré
(sobre Números y Deuteronomio).
Midrashé Agadá:
Son los que hablan principalmente sobre temas éticos y morales, por
ejemplo: Midrash Rabá (sobre los cinco libros de la Torá y las cinco
Meguilot: Shir Hashirim, Rut, Ejá, Kohelet, Ester), Tanjumá (sobre
la Torá), Shojer Tov (sobre los libros de Salmos, Samuel y Proverbios),
Pesiktá, Tana Debé Eliahu, Pirké Derabí Eliézer,
etc., entre muchos otros.
Además, se han
escrito distintas obras que tratan sobre asuntos relacionados con la kabalá
(mística), por ejemplo:
Séfer Ietzirá:
Atribuido a Abraham Avinu (s. XVII a.e.c.).
Séfer Habahir:
Atribuido al Taná Rabí Nejuniá Ben Hakaná (s. I).
Séfer Hazóhar:
Atribuido al Taná Rabí Shimón Bar Iojai (s. II), y compilado
por su discípulo Rabí Abá. En general, esta obra está
escrita siguiendo el orden de la Torá, pero también contiene varios
subtemas.

Los
Saboraim y los Gueonim
Desde la época del
Talmud Babilónico (s. V), hasta aproximadamente el siglo X, todos los grandes
Sabios de la Torá, estaban concentrados en las distintas ciudades de Babilonia.
Los Sabios que vivieron después de la época de los Amoraim fueron
llamados Saboraim, y a ellos les sucedieron los Gueonim. Durante todo este período
los Sabios de Israel fueron profundizando en el estudio del Talmud, y fueron
escritas varias obras de gran importancia, entre ellas:
 
Séfer Hasheiltot:
Uno de los primeros códigos de ley judía, basado en la Torá,
escrito por Rab Ajái Gaón de Shabjá (680 - 752 aprox.). El
autor fue uno de los líderes de la ieshivá de Pumpedita durante
este período.
Halajot Guedolot:
Una de las más tempranas codificaciones de las leyes del Talmud. La mayoría
de las autoridades suponen que este trabajo anónimo fue escrito por Rabí
Shimón Kaiará, un estudioso de Botzrá en Babilonia, alrededor
del año 750.
Séfer Haemunot
Vehadeot:
Esta importante obra es, de hecho, el primer libro sobre ética,
moral y filosofía judía. Fue escrito por Rabenu Saadiá Gaón
(892 - 942), el jefe de la ieshivá de Sura y una de las figuras más
grandes de la época de los Gueonim.
A pesar de que hasta
ese momento todos los Sabios estaban concentrados en las ciudades de Babilonia,
como recordamos antes, un día ocurrió algo que provocó que ese
centro de Torá empiece a desplazarse hacia otras tierras.
Un día, cuatro grandes
sabios de aquella generación se embarcaron hacia tierras lejanas para recolectar
dinero de la comunidad judía que vivía fuera de Babilonia, para la
mitzvá de hajnasat kalá (ayudar a parejas que debían casarse
pero carecían de medios). Pero todo no fue como había sido planeado:
el barco en el cual se habían embarcado fue capturado por piratas, y ellos
fueron vendidos como cautivos. Rabí Shemariá fue vendido en Egipto,
y después de ser rescatado fundó una Ieshivá en la ciudad de
Alejandría, Rabí Jushiel (el padre de Rabenu Jananel) fue vendido
en la zona de Túnez en la que también fundó una Ieshivá,
y Rabí Moshé Berabí Janoj fue vendido en España donde fue
rescatado por la comunidad de la ciudad de Córdoba.
A partir de ese momento
se dispersaron las fuentes de Torá por todo el mundo, y el distanciamiento
geográfico entre ellas provocó que con el correr del tiempo existan
diferencias en las costumbres de las distintas comunidades, en la forma de estudiar
la Torá, y en la forma de codificar las partes legales del Talmud.

Los
Rishonim
A partir del siglo X
aproximadamente, comienza la época de los sabios llamados los Rishonim.
En el transcurso de esta época que tiene una duración de unos 600
años, los distintos Sabios siguieron profundizando en el estudio de todas
la áreas de la Torá Escrita y Oral, y se escribieron toda clase de
trabajos, ya sean comentarios sobre la Torá, sobre el Tanaj, sobre el Talmud
y la halajá, sobre ética, moral y filosofía, y también sobre
la kabalá.
Entre los más grandes
Rishonim se encuentran:
 
El Rif: Rabí
Itzjak Alfasi (1013 - 1103) vivió en Marruecos y escribió un importante
código legal en el cual son resumidas todas las partes legales del Talmud.
Rashí: Rabenu
Shelomó Itzjaki (1040 - 1105), nació en Troyes, Francia. Él
estudió en Mainz y en Worms, y luego retornó a su ciudad natal en
el 1065. Allí, su ieshivá se convirtió en la más notable
de Europa, pero debido a las persecuciones que acompañaron a las Primeras
Cruzadas, él mudó su ieshivá a Worms. Sus comentarios a casi
toda la Biblia y el Talmud son famosos por su profunda simplicidad y su gran
magnitud.
Los Tosafot: Los
Tosafot fueron escritos en las Ieshivot de Europa Occidental durante una época
que se extendió por más de 200 años, por distintos Sabios entre
los cuales se encuentran los descendientes y alumnos de Rashí. Entre
los más famosos tosafistas se encuentran: el Rashbám (Rabí
Shemuel Ben Meir, 1080 - 1160), y su hermano Rabenu Tam (Rabí
Iaacov Ben Meir, f. 1171), nietos de Rashí; Ri Hazakén (Rabenu
Itzjak Ben Shemuel, f. 1240), bisnieto de Rashí y el Maharam de Rotemburg
(Morenu Harav Rabí Meir, 1215 - 1293). Al comienzo, los tosafot eran
notas y comentarios sobre las explicaciones de Rashí al Talmud, pero
con el correr del tiempo estas explicaciones se fueron agrandando, y los Tosafot
se convirtieron en un comentario profundo e independiente sobre el Talmud
Babilónico.
El Rambam: Rabenu
Moshé Ben Maimón (1135 - 1204), también conocido como Maimónides.
El Rambam escribió un famoso comentario sobre la Mishná, además
de una obra básica dentro del pensamiento judío llamada "Moré
Nebujim"
(Guía de los Perplejos). Forzado a escaparse de su España
natal por las persecuciones, el Rambam eventualmente se asentó en Egipto,
en donde comenzó a trabajar en su famoso "Mishné Torá", una
enorme compilación de las leyes del Talmud. Él era considerado uno
de los médicos expertos más famosos de su tiempo, sirviendo como
médico personal de Saladino, el sultán de Egipto y Siria.
El Rosh: Rabenu
Asher Ben Iejiel (1250 - 1327). El Rosh nació en Alemania, y allí
estudió junto a su maestro el Maharam de Rotemburg, hasta que llegó
a ser uno de los más grandes sabios de su generación. Luego se trasladó
a la ciudad de Toledo, España, donde fue recibido con gran júbilo
por toda la gente, y allí se desempeñó como Rabino y Juez Supremo
de la Corte Rabínica de esa ciudad, hasta su fallecimiento. El Rosh escribió
varias obras entre las que se encuentra una imponente codificación de
todas las partes legales del Talmud.
Rabí Iaacov
Baal Haturim:
Rabí Iaacov Ben Asher (1275 - 1348), fue uno de los
hijos del Rosh y en el campo de la halajá escribió una monumental
obra llamada "Arbaá Turim" (Cuatro Columnas), pues está dividida
en cuatro partes
Oraj
Jaim:
Leyes relacionadas con las obligaciones
diarias, de los shabatot y de los días de fiesta.
Ioré
Deá:
Leyes relacionadas con distintas clases
de mitzvot, por ejemplo: cashrut, pureza familiar, duelo, etc.
Even
Haézer:
Leyes relacionadas con las obligaciones
matrimoniales.
Jóshen
Mishpat:
Leyes comerciales y judiciales.

La
Generación de la Transición
Más de mil años
habían pasado desde que se escribió el Talmud, y a pesar de que en
su momento todos los judíos del mundo aceptaron los dictámenes legales
del Talmud, mucho se había escrito respecto de ellos, y eran tantos los
libros que la persona debía estudiar para llegar a una conclusión
legal clara, que eso era prácticamente imposible para la mayoría de
las personas. Pero la misericordia Divina nunca ha abandonado a su pueblo Israel,
y es por eso que en ese tiempo, nos mando a uno de los más grandes sabios
que nuestro pueblo ha conocido:
 
Rabí Iosef
Karo
nació en Toledo, España en el año 1488, y por el exilio
del año 1492, se trasladó con su familia a Portugal. Después
de pasar por varias ciudades, y adquiriendo una reputación mundial como
autoridad en la ley judía, se asentó en la tierra de Israel, donde
sirvió como Rabino de la ciudad de Safed, falleciendo en el año
1575. Al ver el enorme legado que nos dejaron los Rishonim, Rabí Iosef
Karo decidió escribir su recopilación como un comentario al libro
Arbaá Turim, y lo llamó: "Bet Iosef". Este libro es considerado
uno de los clásicos más importantes de la ley judía. Más
tarde decidió escribir el "Shulján Aruj" que es un resumen de todas
las conclusiones legales que escribió en el Bet Iosef.
Sin embargo, como explicamos
anteriormente, el distanciamiento geográfico entre las distintas comunidades
judías del mundo provocó, que con el correr del tiempo existan diferencias
en las costumbres, en la forma de estudiar la Torá, y en la forma de
codificar las partes legales del Talmud. De hecho, en las tierras del oriente
medio, Noráfrica y España fueron más consideradas las opiniones
del Rif, del Rambam y del Rosh, mientras que en las comunidades de Europa
tomaron más en cuenta a las opiniones de Rashí y los distintos Baalé
Hatosafot, y es por eso que al ver que los dictámenes del Shulján
Aruj no coincidían siempre con las costumbres de los judíos ashkenazim,
Rabí Moshé Iserles, decidió completar la obra de Rabí
Iosef Karo, escribiendo sus dictámenes no como un libro por separado
sino en forma de notas sobre el Shulján Aruj.
El Ramá:
Rabí Moshé Iserles fue una de las autoridades halájicas más
grandes de su tiempo. Él nació en Cracovia en el año 1540,
y se convirtió en uno de los miembros de la Corte Rabínica de esa
ciudad apenas a la edad de 25 años. Al ver la monumental obra de Rabí
Iosef Karo en sus libros Bet Iosef y Shulján Aruj, él consideró
que ya no existía la necesidad de escribir un resumen general de todo
el proceso halájico partiendo desde las fuentes talmúdicas, y es
por eso que sólo escribió sus dictámenes en forma de breves
notas llamadas Darjé Moshé (sobre el Tur y el Bet Iosef) y Mapá
(sobre el Shulján Aruj). Rabí Moshé Iserles falleció a
la edad de 33 años en el año 1573.
Pero en esos tiempos
no sólo vivieron estos gigantes de la Torá. Esa generación
también conoció al gran Maestro de la llamada kabalá moderna:
El Arizal: Rabí
Itzjak Luria Ashkenazí, originario de una familia polaca, nació
en Jerusalem en el año 1534. A la edad de ocho años fue reconocido
como un prodigio, sobrepasando a todos los rabinos de Jerusalem en sus conocimientos.
Su padre murió alrededor de ese tiempo, y con su madre se mudaron a Egipto,
en donde vivió con su tío, Rabí Mordejai Frances. Allí,
el Arizal estudió con el Radbaz y su sucesor, Rabí Betzalel Ashkenazi.
Después de pasar siete años de meditación en una isla del Nilo,
él retornó a Safed, en donde ganó gran reconocimiento como
maestro kabalista, falleciendo en el año 1572. Sus enseñanzas fueron
escritas por su discípulo Rabí Jaim Vital.

Los
Ajaronim
Los Sabios que vivieron
a partir del siglo XVI y hasta nuestros días son los llamados Ajaronim.
Al igual que los Rishonim, los Ajaronim, se han dedicado al estudio de todas
las partes de la Torá. Entre los últimos Sabios con los que ha contado
nuestro pueblo, se encuentran:
 
Rabí Iosef
Jaim:
Este gran sabio y kabalista nació en el año 1835, y vivió
en la ciudad de Bagdad, falleciendo en el año 1909. Entre sus numerosas
obras cabe mencionar una síntesis de las leyes del Shulján Aruj
llamado: "Ben Ish Jai", y un libro de preguntas y respuestas llamado: "Rab
Pealim".
El Jafetz Jaim:
Rabí Israel Meir Hacohén (1839 - 1933). Fue llamado así
después de escribir su primer libro que trata sobre las leyes de lashón
hará, y fue famoso por su extrema humildad y sabiduría. Escribió
muchos trabajos, entre otros un comentario al Shulján Aruj - Oraj Jaim
llamado: "Mishná Berurá".
Rabí Iaacov
Jaim Sofer:
Este gran sabio y kabalista nació en Irak en el año
1870. Luego se trasladó hacia Jerusalem, falleciendo en el año 1939.
Entre sus trabajos se encuentra el famoso comentario al Shulján Aruj
- Oraj Jaim y Ioré Deá, llamado: "Kaf Hajaim".
El Jazón Ish:
Rabí Abraham Ieshaiahu Karelitz (1878 - 1953), fue conocido con el
nombre de su profundo trabajo sobre el Talmud llamado "Jazón Ish". Él
se asentó en la tierra de Israel en el año 1933, y su casa en la
ciudad de Bené Berak, se convirtió en la casa de miles que buscaron
su guía y sus consejos.
Como vemos, durante
toda la historia de la Torá y el judaísmo, los grandes sabios de nuestro
pueblo, siempre tuvieron el afán de develar las profundas enseñanzas
de la palabra de D'os. Ya sea en el área de la Torá Escrita y la Biblia,
o en el campo del Talmud y la halajá; ya sea a través del pensamiento
ético-moral de la filosofía judía, o mediante las partes esotéricas
de nuestra Torá, cada Sabio ha encontrado un lugar propio para transmitir
su entendimiento particular de la palabra de D'os, a las personas de su generación
así como de las generaciones posteriores.
Cada una de estas luminarias
que brillaron en el cielo del judaísmo, no deseaban particularmente que
sus colegas aceptaran sus opiniones, pues ganar no era lo que les interesaba.
Al contrario, ellos estaban convencidos de que mediante una discusión profunda
basada en todas nuestras milenarias fuentes, se llegaría finalmente al
verdadero entendimiento de la palabra de D'os, y es por eso que siguieron estudiando
una y otra vez toda nuestra eterna tradición con el mismo entusiasmo y
convencimiento que sus ancestros y maestros en cada generación y generación.




















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