Pablo de Tarso
San Pablo | ||
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San Pablo, representado artísticamente por El Greco. Museo de Arte de San Luis (Estados Unidos). |
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Apóstol de los gentiles y mártir | ||
Nombre | Saulo de Tarso | |
Nacimiento | ca. 5 a 10 Tarso, Imperio romano |
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Fallecimiento | ca. 67 (tradicional) ca. 58 (historiografía moderna) Roma, Imperio romano |
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Venerado en | Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana y algunas Iglesias protestantes | |
Principal Santuario | Basílica de San Pablo Extramuros, Roma | |
Festividad | 29 de junio (martirio junto a Pedro) 25 de enero (conversión de Pablo) 10 de febrero (naufragio en la isla de Malta) 18 de noviembre (dedicación de la Basílica de San Pablo Extramuros) |
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Atributos | Espada, carta o libro | |
Patronazgo | Roma, Grecia, Malta, Écija, Meoqui, teólogos y prensa católica | |
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De sus epístolas
auténticas surge que Pablo de Tarso reunió en su personalidad sus
raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica y su reconocida interacción con el Imperio romano cuya ciudadanía —en el decir del libro de los Hechos de los Apóstoles— ejerció. Pablo no cambió su nombre al abrazar la fe en Jesucristo como Mesías de Israel y Salvador de los gentiles ya que, como todo romano de la época, tenía un praenomen
relacionado con una característica familiar (Saulo, su nombre judío,
que etimológicamente significa ‘invocado’, ‘llamado’), y un cognomen, el único usado en sus epístolas (Paulus, su nombre romano, que etimológicamente significa ‘pequeño’ o ‘poco’).7
Su conocimiento de la cultura helénica —hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo— le permitió predicar el Evangelio
con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura por lo que su
mensaje cosechó un pronto éxito en territorio griego. Pero esta
característica también dificultó por momentos la exacta comprensión de
sus palabras, ya que Pablo recurrió en ocasiones a nociones helenísticas
alejadas del judaísmo mientras que otras veces habló como un judío
estricto y observante de la Ley (1Corintios 9:19-21). De ahí que en la Antigüedad algunas de sus afirmaciones fueran calificadas como «τινα δυσνοητα» (transliterado, tina dysnoēta, que significa puntos ‘difíciles de entender’; 2Pedro 3:15-16) y que hasta hoy se susciten polémicas en la interpretación de ciertos pasajes y temas de las cartas paulinas, como por ejemplo la relación entre judíos y gentiles, entre gracia
y Ley, etc. Por otra parte, es claro que sus epístolas fueron escritos
de ocasión, respuestas a situaciones concretas. Por ello el análisis
exegético moderno, más que esperar de cada una de ellas una formulación
sistemática del pensamiento del Apóstol, examina las dificultades y
particularidades que él presenta, analiza su evolución y debate sobre su
integridad.
Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce Apóstoles, y
recorriendo caminos jalonados de incomprensiones y adversidades (2Corintios 11:23-29),
Pablo se constituyó en artífice de primer orden en la construcción y
expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a
su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero.8 9 Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico.10
De las llamadas epístolas paulinas, la Epístola a los romanos, la Primera y la Segunda epístola a los corintios, la Epístola a los gálatas, la Epístola a los filipenses, la Primera epístola a los tesalonicenses (probablemente la más antigua) y la Epístola a Filemón tienen en Pablo de Tarso su autor prácticamente indiscutido. Ellas son, junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles,
las fuentes primarias independientes cuyo exhaustivo estudio
científico-literario permitió fijar algunas fechas de su vida,
establecer una cronología relativamente precisa de su actividad, y una
semblanza bastante acabada de su apasionada personalidad. Sus escritos,
de los que nos han llegado copias tan antiguas como el papiro 46
datado de los años 175-225, fueron aceptados unánimemente por todas las
Iglesias cristianas. Su figura, asociada con la cumbre de la mística experimental cristiana, resultó inspiradora en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura, y la cinematografía y es para el cristianismo, ya desde sus primeros tiempos, una fuente ineludible de doctrina y de espiritualidad.11
Índice
- 1 Nombre
- 2 Fuentes
- 3 Biografía
- 4 Valoraciones de Pablo de Tarso
- 5 Carácter y legado de Pablo
- 6 Teología paulina
- 7 Relación con el judaísmo
- 8 Representaciones artísticas
- 9 Notas
- 10 Referencias
- 11 Bibliografía
- 12 Véase también
- 13 Enlaces externos
Nombre
Antes de ese versículo (Hechos 7:58; Hechos 8:1-3; Hechos 9:1, etc.), el libro de los Hechos lo llama con la forma griega Σαούλ (Saoul) o Σαῦλος (Saulos) (en hebreo, שָׁאוּל; en hebreo moderno Sha'ul, y en hebreo tiberiano Šāʼûl). El nombre, expresado en hebreo antiguo, equivaldría al del primer rey del Antiguo Israel (1Samuel 9:2; 1Samuel 10:1), un benjaminita igual que Pablo. Ese nombre significa «invocado», «llamado» o «pedido» (de Dios o de Yahveh).
También se utiliza su nombre Σαῦλος (Saulos) en los relatos de su «conversión» (Hechos 9:4; Hechos 9:17; Hechos 22:7; Hechos 22:13; Hechos 26:14). El libro de los Hechos de los Apóstoles señala además el paso de «Saulo» a «Pablo» (Hechos 13:9) al emplear la expresión «Σαυλος, ο και Παυλος», «Saulo, también [llamado] Pablo» o «Saulo, [conocido] también [por] Pablo», lo que no significa un cambio de nombre.14 En el judaísmo helenista, era relativamente frecuente portar un doble nombre: uno griego y otro hebreo.1 15 2
El nombre Paulos es la forma griega del conocido cognomen romano Paulus, utilizado por la gens Emilia.16
Solo se puede conjeturar respecto de la forma en que Pablo obtuvo este
nombre romano. Es posible que tuviera relación con la ciudadanía romana (Hechos 16:39; Hechos 22:27-28; Hechos 25:10) que su familia poseía por habitar en Tarso.17 También es posible que algún antepasado de Pablo adoptara ese nombre por ser el de un romano que lo manumitió.18 Si bien paulus significa en latín ‘pequeño’ o ‘exiguo’, no se relaciona con su contextura física o con su carácter.19
Con todo, Pablo pudo dar otro significado al uso del nombre Paulos. Giorgio Agamben
recuerda que cuando un señor romano dueño de esclavos compraba un nuevo
siervo, le cambiaba el nombre como signo de su cambio de estado o de
situación. Agamben señala ejemplos de ello: «Januarius qui et Asellus
(Asnillo); Lucius qui et Porcellus (Cochinillo); Ildebrandus qui et
Pecora (Ganado); Manlius qui et Longus (Largo); Aemilia Maura qui et
Minima (La menor)».20
El nombre de la persona aparecía en primer lugar; el nuevo nombre se
señalaba al final; ambos nombres se unían por la fórmula «qüi et», que
significa ‘el cual también [se llama]’. En el libro Hechos de los Apóstoles
aparece la frase: «Σαυλος, ο και Παυλος» (‘Saulo, también [llamado]
Pablo’), donde «ο και» es el equivalente griego de la expresión latina
«qüi et». Agamben propone que Saulo cambió su nombre por el de Pablo
cuando mudó de estado, de libre a siervo/esclavo, siendo que se
consideró servidor de Dios o de su Mesías.20 Siguiendo esa línea de pensamiento, Pablo se habría considerado un instrumento humano pequeño (paulus, ‘pequeño’; san Agustín de Hipona señala lo mismo en el Comm. in Psalm. 72,4: «Paulum […] minimum est»), de poco valor, escogido sin embargo por Dios, su Señor, para desempeñar una misión.20
Fuentes
Se conoce a Pablo de Tarso principalmente por dos tipos de documentación,21 22 que se pueden clasificar según su nivel de importancia:-
- Sus cartas auténticas. Probablemente escritas todas en la década del año 50, son las siguientes (en un posible orden cronológico): Primera epístola a los tesalonicenses, Primera epístola a los corintios, Epístola a los gálatas, Epístola a Filemón, Epístola a los filipenses, Segunda epístola a los corintios y Epístola a los romanos.
Se consideran la fuente más útil e interesante, por la sencilla razón
de que provienen de él y, en consecuencia, son el más fiel reflejo de su
personalidad humana, literaria y teológica.
- Sus cartas auténticas. Probablemente escritas todas en la década del año 50, son las siguientes (en un posible orden cronológico): Primera epístola a los tesalonicenses, Primera epístola a los corintios, Epístola a los gálatas, Epístola a Filemón, Epístola a los filipenses, Segunda epístola a los corintios y Epístola a los romanos.
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- Los Hechos de los Apóstoles. Particularmente a partir del capítulo 13 son, a los efectos prácticos, los hechos realizados por Pablo. Los Hechos
transmiten un conjunto notable de informaciones sobre él, desde su
«conversión» en el camino a Damasco hasta su llegada a Roma como
prisionero. Tradicionalmente atribuidos a Lucas el Evangelista,
su valoración historiográfica es sin embargo controvertida. No se pone
en cuestión el cuadro biográfico general que muestra el libro de los Hechos,
pero al confrontar de cerca este escrito con las cartas auténticas,
aparecen ciertos matices o ausencias en el campo de los acontecimientos
(por citar dos ejemplos, los Hechos no mencionan en absoluto las
relaciones tormentosas de Pablo con la Iglesia de Corinto; las cartas
auténticas de Pablo no suponen la existencia del llamado «decreto
apostólico» señalado en Hechos 15:22-29,
una concesión al judaísmo sobre la prohibición de determinados
alimentos). También hay discordancias teológicas (por ejemplo, los Hechos pasan por alto la postura típicamente paulina de la justificación de la fe sin las obras de la ley, bien marcada por ejemplo, en la Epístola a los romanos).24 Sin embargo, Víctor M. Fernández hace notar la existencia de ciertos pasajes de los Hechos de los Apóstoles que marcan el estilo particular de cristianismo que Pablo predicaba: el Evangelio de la gracia de Dios (Hechos 20:24), que equivaldría al acento que Pablo ponía en la justificación por la gracia y no por las obras de la Ley.25
- Los Hechos de los Apóstoles. Particularmente a partir del capítulo 13 son, a los efectos prácticos, los hechos realizados por Pablo. Los Hechos
-
- En el caso de contraste sobre temas comunes, se suele dar la preferencia a las cartas paulinas auténticas; por otra parte, se aceptan aquellos datos del libro de los Hechos que no son discordantes con las cartas.26
Desde el siglo XIX, distintos autores han negado la paternidad paulina
directa de estas cartas, atribuyéndolas a varias figuras de discípulos
posteriores.27 Con todo, otros autores sostienen la autoría paulina de estas cartas, en particular de Colosenses,
argumentando que las variaciones en el estilo y en la temática se
pueden justificar por el cambio del marco histórico en que se
escribieron.28 (Ver sección sobre las epístolas pseudoepigráficas).
Biografía
Nacimiento de Pablo
Saulo Pablo nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso (en la actual Turquía), por entonces ciudad capital de la provincia romana de Cilicia, en la costa sur del Asia Menor.Fecha
En la epístola a Filemón, Pablo se declaró ya anciano (presbytés; Filemón 1:9). La escribió estando preso (Filemón 1:1),bien a mediados de la década del año 50 en Éfeso, o bien a principios
de la década del año 60 en Roma o Cesarea. Se supone que en aquella
época se alcanzaba la ancianidad hacia los cincuenta o sesenta años.29 A partir de este dato, se estima que Pablo nació a comienzos del siglo I, hacia el año 10.30 31 32 33 Por lo tanto, fue contemporáneo de Jesús de Nazaret.
Lugar
Además, Pablo utilizó la Septuaginta, traducción al griego de los textos bíblicos, empleada por las comunidades judías del mundo antiguo más allá de Judea.39 40 Este conjunto concuerda con el perfil de un judío de la diáspora nacido en una ciudad helenística.40
A esto se suma la inexistencia de tradiciones alternativas que
mencionen otros posibles lugares de nacimiento, con excepción de una
noticia tardía de Jerónimo de Estridón que consigna el rumor de que la familia de Pablo procedía de Giscala, ciudad de Galilea (De viris illustribus 5 —Comentario a Filemón—; fines del siglo IV), noticia considerada en general carente de respaldo.39 41 Nota 1
Por entonces, Tarso era una ciudad próspera, de no poca importancia (Hechos 21:39).42 Capital de la provincia romana de Cilicia desde el año 64 a. C.,43 44 estaba enclavada a los pies de los montes Taurus y a orillas del río Cidno,45
cuya desembocadura en el mar Mediterráneo servía a Tarso de puerto.
Tarso poseía importancia comercial ya que formaba parte de la ruta que
unía Siria y Anatolia.46 Además era el centro de una escuela de filosofía estoica.47 48 Se trataba, pues, de una ciudad conocida como centro de cultura, filosofía y enseñanza.49 La ciudad de Tarso tenía concedida la ciudadanía romana por nacimiento (Hechos 22:22-29).
Como se explicó anteriormente, este estado de situación constituye una
explicación posible de que Pablo fuera ciudadano romano pese a ser hijo
de judíos.
Ciudadanía romana
La información sobre la ciudadanía romana de Pablo solo es presentada por los Hechos de los Apóstoles (Hechos 16:37-38; Hechos 22:25-29; Hechos 23:27) y no encuentra paralelismos en las cartas de Pablo, lo que aún hoy resulta motivo de debate.50 51 52 53 Contra esta noticia, Vidal García aduce que un ciudadano romano no hubiese sido apaleado, tal como en 2Corintios 11:24-25 asegura Pablo que le ocurrió a él, ya que estaba prohibido.54 A favor, Bornkamm señala que el nombre Paulus era romano.55 Y, de no ser romano, Pablo no hubiese sido trasladado a Roma tras su detención en Jerusalén.56 Sin embargo, hay excepciones a ambos supuestos.57 58 59 60Peter Van Minnen, papirólogo e investigador especializado en documentos
griegos del período helenístico y romano incluyendo los del
cristianismo primitivo, defendió enérgicamente la historicidad de la
ciudadanía romana de Pablo, sosteniendo que Pablo era descendiente de
uno o más libertos, de quienes habría heredado la ciudadanía.61
Primeros años, educación y estado de vida
Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín (Romanos 11:1; Filipenses 3:5), el libro de los Hechos de los Apóstolesseñala además otros tres puntos respecto de Pablo: (1) que fue educado
en Jerusalén; (2) que fue instruido a los pies del famoso rabino Gamaliel (Hechos 22:3);62 y (3) que era fariseo (Hechos 26:5).
Educación, «a los pies de Gamaliel»
La educación de Pablo es objeto de muchas especulaciones. La opiniónmayoritaria de los especialistas señala que recibió la educación inicial
en la misma ciudad de Tarso.63 64 Asimismo, se sugiere que se habría mudado a Jerusalén posteriormente, siendo adolescente,65 o ya un joven.66 Algunos estudiosos, que mantienen una actitud de gran reserva respecto de la información brindada por los Hechos, objetan estos datos.67 Otros no encuentran razón suficiente para descartar los datos del libro de los Hechos 22:3 referidos a su educación a los pies de Gamaliel I el Viejo, autoridad de mente abierta.68 Según Du Toi, los Hechos
y las cartas paulinas auténticas respaldan como más probable que Pablo
fuera a Jerusalén en sus años de adolescencia. Más importante aún, este
estudioso remarca que la dicotomía Tarso–Jerusalén debería superarse
mediante el reconocimiento de que la persona de Pablo fue un punto de
encuentro e integración de una variedad de influencias.69 La educación de Pablo a los pies de Gamaliel sugiere su preparación para ser rabino.70
Fariseo
Que Pablo fuera fariseo es un dato que llegó a nosotros a partir del pasaje autobiográfico de la Epístola a los filipenses:Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu deSin embargo, estos versículos forman parte de un fragmento de la
Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en
cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la
Ley, intachable.
carta que algunos autores consideran un escrito independiente posterior
al año 70.71 72 73 Hyam Maccoby cuestionó que Pablo fuese fariseo al afirmar que no se observa ningún rasgo rabínico en las cartas paulinas.74
Con todo, el carácter fariseo de Saulo Pablo en su juventud suele ser aceptado sin reticencias por otros autores,75 76 a lo que se suman las palabras puestas en boca del Apóstol por el libro de los Hechos:
Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuandoEn resumen, Saulo Pablo sería un judío de profundas convicciones, estricto seguidor de la Ley mosaica.
estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén. Ellos me conocen de mucho
tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como
fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión.
Hechos de los Apóstoles 26:5
Estado civil
Un tema discutido en la investigación del «Pablo histórico» es suestado civil, del cual no existe constancia clara. Los textos de 1Corintios 7:8 y 1Corintios 9:5
sugieren que, cuando escribió esa carta en la primera mitad de la
década del año 50, no estaba casado, pero eso no aclara si nunca se
había casado, si se había divorciado o si había enviudado.77
En general, los investigadores suelen optar por dos posiciones mayoritarias:
- que habría permanecido célibe toda su vida sin que quede clara la
razón precisa, que no sería necesariamente de índole religiosa;78 - que habría estado casado,79 y luego habría enviudado. Esta posición fue planteada por Joachim Jeremias,80 y encontró entre otros seguidores a J.M. Ford, E. Arens y, en nuestros días, a S. Légasse.81 Esta postura supone que Pablo estaba casado porque era preceptivo en el caso de los rabinos.82 Por lo tanto, cuando Pablo escribió en 1 Corintios 7:8: «Digo a los solteros y a las viudas, 'bueno es que se queden como yo estoy'», podría ser clasificado entre los viudos (chérais), no entre los solteros (agamois); Pablo no se habría casado de nuevo (cf. 1 Corintios 9:5). E. Fascher, que defendió el celibato perpetuo de Pablo, mostró objeciones a esta teoría.83
Pablo y su presunta mujer se hubiesen separado. Ese supuesto podría
vincularse con el llamado privilegio paulino
establecido por el Apóstol, lo cual consiste en el derecho que tiene a
romper el vínculo matrimonial la parte cristiana cuando la otra parte es
infiel y no se aviene a vivir con ella pacíficamente.84 85
Saulo Pablo, perseguidor
Conocimiento de Jesús de Nazaret
Cabe plantearse si, habiendo estado Saulo Pablo en Jerusalén «a lospies de Gamaliel», conoció personalmente a Jesús de Nazaret durante su
ministerio o al momento de su muerte. Las posiciones de los estudiosos
son diversas, pero en general se presume que no fue así, ya que no hay
mención de ello en sus epístolas. Resulta razonable pensar que, de haber
sucedido un encuentro semejante, Pablo lo habría consignado en algún
momento por escrito.86 87
Siendo este el caso, cabría también cuestionar la presencia
permanente de Saulo Pablo en Jerusalén en sus años de adolescencia o
juventud.88 A partir de Hechos 26:4-5, Raymond E. Brown
sugiere que Saulo Pablo era fariseo desde su juventud. Dado que
resultaría infrecuente la presencia de maestros fariseos fuera de
Palestina y que, además del griego, Pablo conocía el hebreo, el arameo o
ambos, la suma de toda esa información da pie a pensar que al iniciarse
la década del año 30, Saulo Pablo se trasladó a Jerusalén con el fin de
estudiar más profundamente la Torá.89
La primera persecución
En su análisis, Vidal García limita la participación de Saulo Pablo
en el martirio de Esteban al señalar que la noticia sobre la presencia
de Pablo en esa lapidación no pertenecería a la tradición original
utilizada por Hechos.92 Bornkamm argumenta sobre la dificultad de suponer que Pablo haya estado siquiera presente en la lapidación de Esteban.93
Con todo, otros autores (por ejemplo, Brown, Fitzmyer,
Penna, Murphy O'Connor, etc.) no encuentran razones suficientes para
dudar sobre la presencia de Pablo en el martirio de Esteban. Siempre
según los Hechos, los testigos de la ejecución de Esteban pusieron sus vestidos a los pies del «joven Saulo» (Hechos 7:58).Nota 2 Martin Hengel considera que Pablo podría tener en aquellos momentos unos 25 años.94
El capítulo 8 de los Hechos de los Apóstoles muestra en los
primeros versículos un cuadro panorámico de la primera persecución
cristiana en Jerusalén, en el que Saulo Pablo se presenta como el alma
de esa persecución. Sin respetar ni a las mujeres, llevaba a los
cristianos a la cárcel.
Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecuciónNo se habla de matanzas pero, en un discurso posterior en el templo (Hechos 22:19-21), Pablo señaló que andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en Jesús de Nazaret. En Hechos 9:1 se indica que las intenciones y propósitos de Saulo eran amedrentar de muerte a los fieles. Y en Hechos 22:4 se coloca en boca de Pablo su persecución «hasta la muerte», encadenando y encarcelando a hombres y mujeres.
contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se
dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos
sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entretanto Saulo
hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la
fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel.
Hechos de los Apóstoles 8:1-3
Vidal García y Bornkamm manifiestan su desconfianza respecto de los
alcances reales de esa persecución, tanto desde el punto de vista de su
extensión geográfica cuanto de su grado de virulencia.95 96 Barbaglio señala que los Hechos
hacen aparecer a Pablo, «no como el perseguidor sino como la
persecución personificada», por lo que no se los puede considerar una
crónica neutra.97 Sanders sostiene que esa persecución se debió al celo de Saulo Pablo, y no a su condición de fariseo.98 Más allá de los alcances precisos de su carácter persecutorio, se podría resumir —en palabras de Gerd Theissen— que la vida del Pablo precristiano se caracterizó por «el orgullo y el celo ostentoso por la Ley».99
La «conversión»
Véase también: Conversión de San Pablo
Saulo Pablo se dirigió a Damasco, hecho que los biblistas tienden a
situar en el término del año subsiguiente a la lapidación de Esteban,
según se comenta en la sección anterior (ver además el análisis de V. M.
Fernández y bibliografía allí citada).4
Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los
discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, y le pidió cartas
para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores
del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.
Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente
le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le
decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» El respondió: «¿Quién
eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate,
entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer». Los hombres que
iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no
veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos
abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en
Damasco. Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.
Hechos de los Apóstoles 9:1-9
Pero nunca presentó esta experiencia como una «conversión», porque para
los judíos «convertirse» significaba abandonar a los ídolos para creer
en el Dios verdadero, y Pablo nunca había adorado a ídolos paganos, ni
había llevado una vida disoluta. Los biblistas tienden a acotar a un
marco muy preciso el significado del término «conversión» aplicado a
Pablo.101
En realidad, cabe que Pablo interpretara que tal experiencia no lo
hacía menos judío, sino que le permitía llegar a la esencia más profunda
de la fe judía.4 Por entonces, el cristianismo aún no existía como religión independiente.102
Existen varios puntos sin resolver respecto de este relato. Por ejemplo, en 1Corintios 9:1 Pablo señaló que «vio» a Jesús, pero en ningún pasaje de los Hechos (Hechos 9:3-7, Hechos 22:6-9, Hechos 26:13-18) ocurre tal cosa. Más aún, los tres pasajes de Hechos no coinciden en los detalles:103
si los acompañantes quedaron en pie sin poder hablar o si cayeron por
tierra; si oyeron o no la voz; asimismo, el hecho de que Jesús hablara a
Pablo «en idioma hebreo», pero citando un proverbio griego (Hechos 26:14). Sin embargo, el núcleo central del relato coincide siempre:104
Las epístolas paulinas— Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? — ¿Quién eres tú, Señor? — Yo soy Jesús (de Nazaret), a quien tú persigues.
guardan silencio sobre los detalles de este episodio, aunque el
comportamiento previo y posterior de Pablo es señalado por él mismo en
una de ellas.
[…]pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por
revelación de Jesucristo. Pues ya estáis enterados de mi conducta
anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de
Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis
compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones
de mis padres. Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó
por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le
anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne
ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a
mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.
Epístola a los gálatas 1:12-17
Y en último término [Cristo resucitado] se me apareció también a mí, como a un abortivo.Como resultado de esa «experiencia» vivida en el camino a Damasco,
Saulo de Tarso, hasta entonces dedicado a «perseguir encarnizadamente» y
«asolar» con «celo» a la «Iglesia de Dios» según sus propias palabras (Gálatas 1:13; Filipenses 3:6), transformó su pensamiento y su comportamiento. Pablo siempre habló de su condición judía en tiempo presente (2Corintios 11:22, Gálatas 2:15, Filipenses 3:3-6) y señaló que él mismo debía cumplir las normas dictaminadas por las autoridades judías (2Corintios 11:24).
Probablemente nunca abandonó sus raíces judías, pero permaneció fiel a
aquella experiencia vivida, considerada uno de los principales
acontecimientos en la historia de la Iglesia.105
Después del suceso vivido por Pablo en el camino de Damasco, Ananías lo curó de su ceguera imponiéndole las manos. Pablo fue bautizado y permaneció en Damasco «durante algunos días» (Hechos 9:10-19).
Desde la década de 1950 se presentaron trabajos científicos que sugirieron la presunta epilepsia de Pablo de Tarso,106 107 y se postuló que su visión y experiencias extáticas pudieron ser manifestaciones de epilepsia del lóbulo temporal.108 También se propuso un escotoma
central como dolencia de Pablo, y que esa condición podría haber sido
causada por retinitis solar en el camino de Jerusalén a Damasco.109
Bullock sugirió hasta seis posibles causas de la ceguera de Pablo en el
camino a Damasco: oclusión de la arteria vertebrobasilar, contusión
occipital, hemorragia vítrea secundaria/desgarro de retina, lesión
causada por un rayo, intoxicación por Digitalis, o ulceraciones (quemaduras) de la córnea.110 Con todo, el estado de salud física de Pablo de Tarso permanece desconocido.108
Su ministerio temprano
Pablo de Tarso comenzó su ministerio en Damasco y Arabia (Gálatas 1:17), nombre con el cual se hacía referencia al reino nabateo.111 Nota 3 Fue perseguido por el etnarca Aretas IV (2Corintios 11:32), hecho que se suele datar de los años 38-39,112 o eventualmente de antes del año 36.4 Nota 4Pablo huyó a Jerusalén donde, según Gálatas 1:18-19, visitó y conversó con Pedro y con Santiago. Según Hechos 9:26-28, fue Bernabé
quien lo llevó ante los apóstoles. Podría interpretarse que fue
entonces cuando le transmitieron a Pablo lo que más tarde mencionó en
sus cartas haber recibido por tradición sobre Jesús (1Corintios 11:23; 1Corintios 15:3).113 La estancia en Jerusalén fue breve: se habría visto obligado a huir de Jerusalén para escapar de los judíos de habla griega. Fue conducido a Cesarea Marítima y enviado a refugiarse en Tarso de Cilicia (Hechos 9:29-30). Raymond Brown señala que no se conoce con exactitud cuanto tiempo permaneció allí, pero pudieron ser varios años.
Bernabé acudió a Tarso y fue con Pablo a Antioquía,
donde surgió por primera vez la denominación de «cristianos» para los
discípulos de Jesús. Pablo habría pasado un año evangelizando allí,
antes de ser enviado a Jerusalén con ayuda para aquellos que sufrían
hambruna (Hechos 11:25-30).114 Antioquía se convertiría en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo.Nota 5
Viajes misioneros
A partir del año 46 comienzan los tres grandes viajes misioneros de Pablo,que el revisionismo moderno interpreta se iniciaron con anterioridad,
después del año 37. Los tres viajes son en realidad una clasificación
con fines didácticos.115
Magnitud de los viajes
Pablo hacía generalmente sus viajes a pie (2 Corintios 11:26).116 117El esfuerzo realizado por Pablo de Tarso en sus viajes es digno de
mención. Si se cuenta únicamente el número de kilómetros de los tres
viajes por Asia Menor, se puede dar el siguiente resultado, según Josef
Holzner:118
-
- Primer viaje: desde Atalia, el puerto a donde llegó desde Chipre, hasta Derbe, ida y vuelta, 1 000 km.
-
- Segundo viaje: desde Tarso hasta Tróade, 1 400 km. Si se tiene en
cuenta el desplazamiento por Galacia hasta su capital, Ancira, hay que
añadir 526 km más. Por lo tanto, solamente dentro del Asia Menor
recorrió por lo menos 1 926 km. Este cálculo de mínimos se debe a que la
narración de los Hechos de los Apóstoles es muy general y se limita a decir que atravesó la región de Galacia y Misia.
- Segundo viaje: desde Tarso hasta Tróade, 1 400 km. Si se tiene en
-
- Tercer viaje: de Tarso hasta Éfeso, 1 150 km. A ello hay que sumar
el recorrido por la región de Galacia. En este viaje, solo dentro del
Asia Menor recorrió un mínimum de 1 700 km.
- Tercer viaje: de Tarso hasta Éfeso, 1 150 km. A ello hay que sumar
por mar, los caminos difíciles, las diferencias de altitud, etc. De una
forma muy vívida, Pablo mismo describió en el pasaje siguiente lo que
estos viajes implicaron:
En peligros de muerte he estado muchas veces. Cinco veces recibí deEn efecto, como viajero desprotegido de toda escolta, sería víctima
los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas;
una vez fui apedreado; tres veces padecí naufragio; un día y una noche
pasé en el abismo. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de
salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles;
peligros en la ciudad; peligros en despoblado; peligros en el mar;
peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas; noches sin dormir,
muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y
aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por
todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién
sufre escándalo sin que yo me abrase?
2 Corintios 11:23c-29
fácil de bandidos, en particular en zonas rurales poco frecuentadas. Los
viajes marítimos no eran más seguros: los vientos podían ser de ayuda
proa al este, pero era peligroso poner rumbo a poniente y los naufragios
eran frecuentes en cualquier sentido. Aún en las grandes ciudades
greco-romanas como Éfeso, Pablo no dejaba de ser un judío, posiblemente
con un zurrón al hombro, queriendo cuestionar toda la cultura en nombre
de quien había sido considerado un criminal crucificado.119 Ni aun los «suyos» (los de su «clase», «raza» o «estirpe», es decir, los judíos) dejaban de sancionarlo.120 Finalmente, su labor ni siquiera finalizaba luego de predicar el evangelio de Jesucristo o conformar una comunidad.121
El teólogo protestante alemán Gustav Adolf Deissmann
enfatizó el punto al comentar que sentía «indecible admiración» a vista
del esfuerzo puramente físico de Pablo, que con toda razón podía decir
de sí mismo que «azotaba su cuerpo y lo domaba como a un esclavo» (1Corintios 9:27).122
Primer viaje
En Pafos, Pablo logró un converso ilustre en la persona del procónsul romano Sergio Paulo (Hechos 13:7-12). En su séquito se hallaba el mago Elimas,
que procuró apartar al procónsul de la fe. Pablo lo llamó «repleto de
todo engaño y de toda maldad, hijo del Diablo y enemigo de toda
justicia», y dejó a Elimas ciego. Viendo lo ocurrido, el procónsul
creyó. Desde Pafos los misioneros navegaron hacia Perge, en la región de Panfilia, en la costa sur del Asia Menor central. Es aquí donde el relato de los Hechos de los Apóstoles
comienza a llamar a Saulo con su nombre romano Pablo, quien en adelante
encabeza la misión. En esta etapa los dejó Juan Marcos para regresar a
Jerusalén, con gran disgusto de Pablo como se indica más adelante (Hechos 15:38).
Pablo y Bernabé continuaron viaje tierra adentro, hacia la Anatolia centro-meridional, tocando las ciudades del sur de Galacia: Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. La norma constante en Pablo, tal como la presenta los Hechos, era la de predicar primero a los judíos a quienes suponía más preparados para recibir el mensaje. El relato de los Hechos
muestra también la oposición activa que hacían «los de su raza» al
anuncio evangélico. Ante la resistencia abierta que le opusieron
manifestó su intención de dirigirse en adelante a los gentiles (Hechos 14:48-50). Los paganos comenzaron a acogerlo gozosamente.Nota 6
Pablo y Bernabé deshicieron el camino desde Derbe, por Listra, Iconio y
Antioquía de Pisidia, hasta Perge; embarcaron en Atalía con dirección a
Antioquía de Siria, donde Pablo pasó algún tiempo con los cristianos (Hechos 14:28).
Si bien las epístolas auténticas de Pablo no brindan ninguna
información sobre este primer viaje, mencionan en cambio que predicó a
los gentiles con antelación al concilio de Jerusalén y que sufrió una lapidación, la cual tendría correspondencia con la que padeció en Listra, según los Hechos.124
Concilio de Jerusalén
por lo que desencadenaron un conflicto no menor con Pablo y Bernabé. La
Iglesia de Antioquía envió a Pablo, Bernabé y algunos otros (entre
ellos Tito, según Gálatas 2:1) a Jerusalén para consultar a los apóstoles y ancianos.127
Según las palabras del propio Pablo, ésta sería su segunda visita a
Jerusalén después de su conversión («una vez más en catorce años»). Este
acontecimiento se data tradicionalmente del año 49, en tanto que las
posturas revisionistas varían en la datación, entre los años 47 y 51.128
Según Thiessen, este conflicto activó en Pablo su propia conversión,
llevándola a debate público como argumento para instruir acerca del
riesgo que implicaba admitir la circuncisión.129
Si bien con algunos matices, este hecho aparece tanto en la Epístola a los gálatas como en el libro de los Hechos,130 y dio lugar a un conciliábulo conocido como el Concilio de Jerusalén, en el que triunfó la postura de Pablo sobre no imponer el ritual judío de la circuncisión a los conversos gentiles.131
La decisión adoptada en el concilio implicó un avance en la
liberación del cristianismo primitivo de sus raíces judías para abrirse
al apostolado universal.132 La cuestión resuelta allí parece haber sido puntual,133 134
aunque con implicaciones doctrinales que excederían el problema
planteado. En efecto, Pablo denunciaría más tarde la inutilidad de las
prácticas cultuales propias del judaísmo, que incluían no solo la
circuncisión (Gálatas 6:12) sino además las observancias (Gálatas 4:10), para desembocar finalmente en la concepción de que no es el hombre el que logra su propia justificación
como resultado de la observancia de la Ley divina, sino que es el
sacrificio de Cristo el que lo justifica gratuitamente, es decir, que la
salvación es un don gratuito de Dios (Romanos 3:21-30).135
Controversia en Antioquía
Pablo reconocía la posición de Pedro, a quien consideraba uno de los pilares de la Iglesia de Jerusalén (Gálatas 2:9), pero se sintió obligado a protestar y «le resistió en el rostro» (Gálatas 2:11).
Le advirtió a Pedro que estaba violando sus propios principios y que no
caminaba rectamente de acuerdo con la verdad del evangelio (Gálatas 2:14).
No se trataba, pues, de una mera diferencia de opinión. Según Bornkamm,
Pablo veía en la actitud de Pedro una recaída en el legalismo, que
volvía la espalda al evangelio y a lo acordado anteriormente en
Jerusalén, minimizando la importancia de la fe en Cristo como superior a
la ley.137
Es dudoso el resultado final de este incidente respecto de la prevalencia de una opinión u otra.138 139 140 En cualquier caso, el conflicto tuvo consecuencias. Según la Epístola a los gálatas,
Bernabé también tomó posición a favor de los hombres de Santiago, y
esta podría ser una razón adicional de la separación de Pablo y Bernabé (Hechos 15:36-40), y de la salida de Pablo de Antioquía en compañía de Silas.
Segundo viaje
se sabe que Pablo enfermó mientras atravesaba Galacia y que, durante
esa estadía no planificada, gracias a su predicación surgieron allí las
comunidades gálatas (Gálatas 4:13-20). No pudiendo proseguir hacia Bitinia, partió de Galacia hacia Misia y Tróade, donde se presume se le unió Lucas.Nota 7
Decidió ir a Europa, y en Macedonia fundó la primera Iglesia cristiana europea: la comunidad de Filipos.142 Después de sufrir azotes con varas y prisión a manos de pretores romanos en Filipos (Hechos 16:16-40), Pablo pasó a Tesalónica (Hechos 17:1) donde tuvo una corta estadía destinada a la evangelización, matizada por sus controversias con los judíos.
La hostilidad de Tesalónica parece haber torcido la idea inicial de Pablo que, según los autores, sería la de dirigirse a Roma, capital del Imperio. Así lo indicaría el hecho de que Pablo transitó la reconocida Vía Egnatia hasta que, luego de Tesalónica, cambió el rumbo para adentrarse más en Grecia.143 144 En efecto, la estancia en Tesalónica finalizó con la huida de Pablo a Berea (Hechos 17:10) y su posterior viaje a Atenas (Hechos 17:15),
donde intentó infructuosamente atrapar la atención de los atenienses,
famosos por su avidez de novedades, con un discurso en el Areópago sobre el evangelio de Jesús resucitado (Hechos 17:22-32). De allí se dirigió a Corinto, donde permaneció durante un año y medio (Hechos 18:11), acogido por Aquila y Priscila (Hechos 18:1-3), un matrimonio judeo-cristiano que había sido expulsado de Roma debido al edicto del emperador Claudio,145 y que se convertirían en amigos entrañables de Pablo.146 Durante su estadía en Éfeso, Pablo fue conducido ante el tribunal de Galión, procónsul de Acaya (Hechos 18:12-17). Se trata de Lucio Junio Galión Éneo, hermano mayor del filósofo Séneca, cuyo mandato se menciona en la llamada inscripción de Delfos, una evidencia epigráfica que originalmente se hallaba en el templo de Apolo, descubierta en Delfos (Grecia) en el año 1905. Desde el punto de vista histórico, esta prueba es considerada clave y segura,4 147 148 y permite datar de los años 50 a 51 la presencia de Pablo en Corinto.149 En el año 51, Pablo redactó la Primera epístola a los tesalonicenses, el documento más antiguo del Nuevo Testamento. Al año siguiente volvió a Antioquía.
Tercer viaje
Véase también: La mujer en las epístolas de Pablo de Tarso
El tercer viaje de Pablo fue sin dudas complejo, y enmarcó su misión más sufrida, por varias razones. Esta etapa incluyó la experiencia de
una muy fuerte oposición («fieras», 1Corintios 15:32; «muchos adversarios», 1Corintios 16:8-9) y de tribulaciones (con probable prisión) que llegaron a «abrumar» al Apóstol (2Corintios 1:8-9),
además de verse jalonada por las crisis que sacudieron las comunidades
de Galacia y de Corinto y que motivaron la intervención de Pablo y de su
equipo, a través de sendas epístolas suyas y de visitas personales. Sin
embargo, a la postre fue una de las misiones más fecundas.
Tradicionalmente esta etapa se data de los años 54 a 57, en tanto que
las posturas revisionistas tienden a ubicarla entre los años 51 y 54. En
esa etapa de su vida, Pablo escribió buena parte de su obra epistolar.
Desde Antioquía, Pablo pasó por el norte de Galacia y Frigia «para confirmar a todos los discípulos» que había allí (Hechos 18:23) y siguió hasta Éfeso, capital de Asia Menor,Nota 8 donde fijó su nueva sede de misión,150 y desde donde evangelizó toda el área de influencia acompañado por el equipo que dirigía.151 152
tres meses seguían manifestándose incrédulos, comenzó a impartir sus
enseñanzas en la «escuela de Tirano» (Hechos 19:8-10).
No se dispone de más información sobre esta «escuela». Sin embargo,
esta breve noticia se considera verídica, aún por parte de quienes
asumen una actitud de desconfianza ante el libro de los Hechos de los Apóstoles (por ejemplo Helmut Köester, discípulo de Bultmann, Bornkamm y Käsemann).153 Algunos conjeturan que se trataría de una escuela de retórica que alquilaba el local a Pablo en las horas libres.154 El texto occidental (códice de Beza)
indica que Pablo enseñaba allí desde las 11 de la mañana hasta las 4 de
la tarde («desde la hora quinta hasta la décima»). Si esta noticia es
cierta, podría tratarse de una forma temprana de catequesis,
efectuada de modo regular. Pero según Vidal, es posible que la
enseñanza diaria de Pablo en «la escuela de Tirano» apuntara a una
especie de escuela teológica paulina en esa ciudad, lugar de estudio de
temas relacionados con la interpretación de la Escritura.155
Poco después de llegar a Efeso, Pablo habría escrito su carta a las iglesias de Galacia,
motivada por las pretensiones de unos misioneros judaizantes opositores
del Apóstol, que exigían la circuncisión a los cristianos gálatas de
origen gentil.156
Tanto la carta, un manifiesto de la libertad cristiana para oponerse a
la tentativa de judaización de aquellas Iglesias, como su portador Tito,
tuvieron éxito al lograr la conservación de la identidad paulina de las
comunidades de Galacia.
También en esta etapa llegaron a oídos de Pablo noticias sobre graves
problemas surgidos en la Iglesia de Corinto: formación de facciones
dentro de la comunidad, animadversión contra el propio Pablo,
escándalos, y problemas doctrinales diversos, de todo lo cual se tiene
noticias únicamente por sus cartas.157 Pablo les escribió por lo menos cuatro epístolas (según Vidal García, op.cit.,
hasta seis). De ellas se conservaron hasta hoy las dos conocidas,
probables resultantes de la fusión por parte de un recopilador, quizá a
fines del siglo I, de los originales fragmentados de cuatro.158 Las primeras dos cartas, hoy probablemente fusionadas en la que conocemos como Primera epístola a los corintios, constituyeron serias advertencias a esa comunidad contra las dramáticas divisiones dentro de la misma (1Corintios 1:10-4:21), al igual que contra algunos casos escandalosos, como el de la unión conyugal incestuosa (1Corintios 5:1-13) y la práctica de la prostitución (1Corintios 6:12-20).
Los problemas con esta comunidad continuaron, fomentados por unos
misioneros enfrentados con el equipo paulino. Esto dio ocasión a la
tercera carta, representada hoy por el fragmento de 2 Corintios 2:14–7:4.159
Entre la tercera y la cuarta carta, Pablo se dirigió a Corinto en la
que constituyó una visita dolorosa: se encontró con una Iglesia
levantada contra él, que incluso lo agravió públicamente.160 A su vuelta a Éfeso, Pablo escribió la cuarta carta a la comunidad corintia (2 Corintios 10:1–13:13), conocida como la Carta de las lágrimas.161 162 No se trataba solo de un mensaje apologético de defensa frente a sus adversarios, sino que estaba cargado de emotividad.
se cuentan el enfrentamiento de Pablo con los siete hijos exorcistas de
un sacerdote judío y la llamada «revuelta de los plateros», una
sublevación hostil provocada por un tal Demetrio y secundada por otros
orfebres consagrados a la diosa Artemisa.
La prédica de Pablo habría irritado a Demetrio, quien fabricaba
pequeños santuarios de plata copiando el de Artemis de Éfeso, con no
pocas ganancias para él.
«Compañeros, vosotros sabéis que a esta industria debemos elEl tono del relato de los Hechos y el cuadro que describe es
bienestar; pero estáis viendo y oyendo decir que no solamente en Éfeso,
sino en casi toda el Asia, ese Pablo persuade y aparta a mucha gente,
diciendo que no son dioses los que se fabrican con las manos. Y esto no
solamente trae el peligro de que nuestra profesión caiga en descrédito,
sino también de que el templo de la gran diosa Artemisa sea tenido en
nada y venga a ser despojada de su grandeza aquella a quien adora toda
el Asia y toda la tierra».
Palabras de Demetrio, según los Hechos de los Apóstoles 19:25-27
diferente del de las epístolas paulinas, por lo cual algunos estudiosos
no están seguros de su historicidad.164
En cambio otros, aun señalando la ausencia de estas noticias en los
escritos de Pablo, encuentran en sus cartas posibles alusiones a la
tumultuosa estancia del Apóstol en Éfeso.165
Las dificultades que Pablo habría padecido en Éfeso sugieren que el
Apóstol podría haber sufrido prisión allí. Esta posibilidad es
importante no solo como hecho biográfico, sino además a la hora de datar
el tiempo y lugar en que Pablo escribió su Epístola a los filipenses y la Epístola a Filemón, cuyas redacciones en el decir del propio Apóstol tuvieron lugar mientras estaba prisionero (Filipenses 1:12-14; Filemón 8-13).166 167
En cualquier caso, Pablo llegó a Corinto, en la que probablemente sería
su tercera visita a aquella ciudad. Permaneció tres meses en Acaya (Hechos 20:2-3; 1Corintios 16:5-6; 2Corintios 1:16).
En aquella época Pablo escribió la que, según la mayoría de los
especialistas, fue la última carta de su autoría que se conserva: la Epístola a los romanos, datada de los años 55 a 58.Nota 9
Esta carta es el testimonio más antiguo de la existencia de la
comunidad cristiana de Roma, y su nivel de importancia es tal que
Bornkamm llega a referirse a ella como «el testamento de Pablo».168 Pablo señala entonces su proyecto de visitar Roma (Romanos 15:22-24) y desde allí marchar a España y el Occidente.
Entre tanto, Pablo venía pensando en regresar a Jerusalén. En ese
tiempo procuró que sus iglesias gentiles realizaran una colecta para los
pobres de Jerusalén.169 170
Cuando ya había decidido embarcarse en Corinto con rumbo a Siria,
algunos judíos tramaron contra él una conjura y Pablo resolvió regresar
por tierra, a través de Macedonia (Hechos 20:3). Acompañado por algunos discípulos de Berea, Tesalónica, Derbe y Efeso, Pablo se embarcó en Filipos hacia Tróade (Hechos 20:4-6), pasando luego por Aso y Mitilene (Hechos 20:13-14). Bordeando la costa de Asia Menor, navegó desde la isla de Quíos a la isla de Samos y luego a Mileto, donde pronunció un importante discurso a los ancianos de la Iglesia de Efeso convocados allí (Hechos 20:17-35). Luego navegó hasta la isla de Cos, Rodas, Patara de Licia (Hechos 21:1-3), Tiro de Fenicia (Hechos 21:1-3), Tolemaida y Cesarea Marítima (Hechos 21:7-8). Por tierra llegó a Jerusalén, donde habría logrado entregar la colecta que tan arduamente había reunido.171
Se sabe por la Epístola a los romanos
15 que Pablo veía con cierta preocupación su retorno a Jerusalén, tanto
por la posibilidad de ser perseguido por los judíos como por la
reacción que pudiera tener la comunidad de Jerusalén hacia su persona y
hacia la colecta realizada por las comunidades que él había fundado.172 Llamativamente, los Hechos de los Apóstoles
no comentan la entrega de la colecta, lo que podría ser indicio de un
final conflictivo en el cual Pablo no alcanzó a disolver los recelos que
aún perduraban en la comunidad de Jerusalén respecto de su predicación.173
Arresto y muerte de Pablo
en Jerusalén hasta su presencia en Roma, tiene como fuente fundamental
el relato de Hechos de los Apóstoles 21:27–28:31, aunque el autor de Hechos
no trata el deceso del Apóstol. Si bien autores cualificados de
diversas extracciones reconocen que el relato no responde a criterios
estrictos de historicidad al detalle,175 176 177 sin embargo también se considera que el relato atesora varias noticias históricas sin duda fidedignas.178 179 180
Santiago aconsejó a Pablo que su comportamiento durante su estadía en Jerusalén fuera el de un judío piadoso y practicante (Hechos 21:17-25) y Pablo aceptó, todo lo cual se considera digno de crédito.181
Cuando el período ritual de setenta días estaba por cumplirse, algunos
judíos procedentes de la provincia de Asia vieron a Pablo en los
recintos del Templo y le acusaron de patrocinar una violación de la Ley y
de haber profanado la santidad del Templo introduciendo en él a unos
griegos. Intentaron matarlo en una revuelta, de la que fue sustraído
mediante el arresto por parte del tribuno de la cohorte romana con
asiento en la Fortaleza Antonia.Nota 10
Conducido ante el Sanedrín, Pablo se defendió y terminó por suscitar
una disputa entre los fariseos y los saduceos, ya que éstos últimos no
creían en la resurrección mientras que los fariseos sí (Hechos 23:6-10). Seguidamente, los judíos se habrían confabulado para matar a Pablo pero el tribuno lo envió al procurador de la provincia de Judea, Marco Antonio Félix, que residía en Cesarea Marítima (Hechos 23:23-33), ante quien volvió a defenderse. El procurador postergó el juicio y dejó a Pablo en prisión durante dos años (Hechos 24:22-27).
Bornkamm considera que tanto el traslado de Pablo a Cesarea Marítima
como la postergación de su juicio son datos fiables desde la crítica
histórica.182 El caso fue revisado solo después de la llegada del siguiente procurador, Porcio Festo. Por haber apelado al César, Pablo fue enviado a Roma.183 La cronología más tradicional de la vida de Pablo ubicaba la redacción de la Epístola a los filipenses y de la Epístola a Filemón en este período de cautividad de Pablo en Cesarea Marítima, o posteriormente en su prisión en Roma.184
Del azaroso viaje de Pablo a Roma en calidad de prisionero (Hechos 27:1-28:16)
se puede obtener algunos datos fidedignos, que incluyen la prolongada
duración de la travesía, el acompañamiento de que fue objeto, y una
detención obligada en la isla de Malta, que pudo extenderse durante tres meses.185
El libro de los Hechos de los Apóstoles otorgó a la llegada de
Pablo a Roma una importancia adicional al mero carácter histórico: para
él significaba el cumplimiento de lo que consideraba ya previsto por
Jesús en el comienzo del mismo libro respecto de que el Evangelio sería
llevado a todas las naciones (Hechos 1:8). Algunos estudiosos señalan además cierta ironía apologética en la forma en que el libro de los Hechos de los Apóstoles
describe la llegada de Pablo a Roma: no por libre voluntad, como se lo
había propuesto una década antes sin lograrlo, sino como prisionero
sujeto al César, con lo que los romanos se convirtieron en agentes
indirectos del afianzamiento del evangelio en el centro mismo de su
Imperio.186 187
habría tenido una duración de dos años, tiempo en que el Apóstol no
vivió encarcelado sino en custodia lo que, sin embargo, acotó sus
libertades.188 189 190
Una de las cuestiones sobre la que no existe una definición clara es
si, luego de esa custodia domiciliaria de Pablo en Roma, se produjo su
liberación seguida de algún otro viaje (por ejemplo, si llevó adelante
su proyecto de viajar a España), antes de ser muerto en la misma Roma.
Favorecen esta hipótesis la Primera epístola de Clemente y el Fragmento Muratoriano.191 192 En el presente se tiende a desconsiderar estas noticias como carentes de suficiente sustento.193 Resulta razonable pensar que el autor que finalizó la escritura de los Hechos de los Apóstoles
hacia el año 80 conocía el final de Pablo. Si Pablo hubiese sido
liberado anteriormente de su prisión, esto habría sido señalado en el
libro, lo que no sucede.194 Un Congreso internacional sobre los últimos años del apóstol de los gentiles tuvo lugar en el Centro Tarraconense El Seminario entre los días 25 y 29 de junio de 2013, organizado por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Fructuoso (INSAF),195
y fue ocasión para debatir nuevamente sobre los últimos años de vida
del Apóstol, su eventual consideración como apóstata judío y su posible
condena al exilio en Hispania. Tanto quienes piensan que Pablo llegó a
Tarragona, como los que piensan que nunca llegó, admiten que por el
momento no es posible llegar a una conclusión clara y definitiva sobre
el tema,196
aunque —según el profesor de Nuevo Testamento y decano de la Facultad
de Teología de Cataluña Armand Puig i Tàrrech— existen razones para
afirmar como «plausible y altamente probable» que Pablo haya realizado
una misión en Tarragona en condiciones penosas debidas a su condición de
exiliado.197
En cambio, tanto la tradición eclesiástica como los análisis
historiográficos y exegéticos coinciden en señalar que la muerte de
Pablo acaeció en Roma bajo el gobierno de Nerón, y que tuvo un carácter violento.198 199 Nota 11 Ya Ignacio de Antioquía señaló el martirio de Pablo en su Carta a los efesios XII, escrita probablemente en la primera década del siglo II.200 Respecto de la fecha, existe una tradición de su muerte en la misma época que Pedro (año 64) o un poco más tarde (67).201
Con todo, el mandato de Nerón se extendió entre los años 54 y 68, y la
mayoría de los autores modernos tienden a señalar que la muerte del
Apóstol se produjo antes de lo apuntado por Eusebio de Cesarea, más precisamente en el año 58,4 202 203 o a lo sumo a principios de la década de 60.204
Sepultura y culto
culto a Pablo en Roma y cómo se expandió posteriormente por distintas
localidades europeas y norteafricanas.205
Entre las fuentes más antiguas que vinculan la muerte de Pablo con Roma se encuentran el testimonio de su sepultura en la vía Ostiensis
por parte del presbítero Caius a fines del siglo II o principios del
siglo III, y un calendario litúrgico del siglo IV sobre el entierro de
los mártires.
Yo puedo mostrarte los trofeos de los Apóstoles; si quieres ir alEn concordancia con este testimonio, san Jerónimo, en su obra De Viris Illustribus (392 d.C.), menciona que «Pablo fue enterrado en la vía Ostia en Roma».208
Vaticano o a la vía Ostiense, encontrarás los trofeos de los fundadores
de esta Iglesia.206
Asimismo, la Pasión de Pablo del Pseudo Abdías (siglo VI)
señaló la sepultura del Apóstol «fuera de la ciudad […], en la segunda
milla de la vía Ostiense», más precisamente «en la hacienda de Lucina»,
una matrona cristiana, donde más tarde se levantaría la basílica de San Pablo Extramuros.209
Hacia el siglo V, el texto apócrifo del Pseudo Marcelo, conocido bajo el título de Hechos de Pedro y Pablo 80, señaló que el martirio de Pablo habría sido por decapitación en las Acque Salvie, en la vía Laurentina, hoy abadía delle Tre Fontane,
con un triple rebote de su cabeza que aseguraba haber causado la
generación de tres vías de agua. Esta noticia es independiente de todas
las anteriores y tardía, lo que sugiere su carácter legendario.
Tras una serie de excavaciones realizadas en la basílica romana de
San Pablo Extramuros desde 2002, un grupo de arqueólogos del Vaticano
descubrieron en 2006 restos humanos óseos en un sarcófago de mármol
ubicado bajo el altar mayor del templo. La tumba data aproximadamente
del año 390. Mediante la técnica de datación por medición del carbono-14, pudo determinarse que los restos óseos datan del siglo I o II. En junio de 2009, el papa Benedicto XVI
anunció los resultados de las investigaciones realizadas hasta ese
momento y expresó su convicción de que, por los antecedentes, ubicación y
datación, podría tratarse de los restos del Apóstol.210 211 212 213
Valoraciones de Pablo de Tarso
Tanto durante su vida como en las siguientes generaciones, la figura yel mensaje de Pablo de Tarso fueron motivo de debate, generaron juicios
de valor marcadamente contrastantes, y llegaron a suscitar reacciones
extremas.214 De hecho, el propio Clemente de Roma sugirió que Pablo fue entregado a la muerte «por celos y envidias».215
«Porque ni yo ni otro alguno semejante a mí puede competir con laPor otra, la corriente judeo-cristiana de la Iglesia primitiva tendió
sabiduría del bienaventurado y glorioso Pablo, quien, morando entre
vosotros, a presencia de los hombres de entonces, enseñó puntual y
firmemente la palabra de la verdad; y ausente luego, os escribió cartas,
con cuya lectura, si sabéis ahondar en ellas, podréis edificaros en
orden a la fe que os ha sido dada […]».217
Policarpo de Esmirna, Epístola a los filipenses III
a ser refractaria a Pablo, a quien pudo considerar rival de Santiago y Pedro, los líderes de la Iglesia de Jerusalén.218 De allí que especialistas como Bornkamm interpreten que la Segunda epístola de Pedro,
un escrito canónico tardío datado de los años 100-150, expresa cierta
«cautela» respecto de las epístolas paulinas. Si bien esta carta
menciona a Pablo como «querido hermano», parece tratar sus escritos con
alguna reserva por las dificultades que podrían suscitarse en su
comprensión, con lo que «los débiles o no formados podrían torcer su
doctrina, para su propia perdición» (2Pedro 3:15-16).
Los padres de la Iglesia subsiguientes avalaron y utilizaron las cartas de Pablo de forma sostenida. Ireneo de Lyon, a fines del siglo II y a propósito de la sucesión apostólica en las distintas iglesias, señaló a Pablo junto a Pedro como base de la Iglesia de Roma.219 Contra los extremismos, tanto de los judeo-cristianos antipaulinos como de Marción y de los gnósticos, el propio Ireneo expuso su postura según la cual existía consonancia entre los evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las cartas paulinas y las Escrituras hebreas:
Todavía hemos de añadir a las palabras del Señor las palabras deQuizá el culmen de la influencia de Pablo de Tarso entre los padres de la Iglesia haya tenido lugar en la teología de Agustín de Hipona, en particular contra el pelagianismo.221
Pablo, examinar su pensamiento, exponer al apóstol, aclarar todo lo que
ha recibido de otras interpretaciones por parte de los herejes, que no
comprenden lo más mínimo de lo que dijo Pablo, mostrar la estupidez de
su locura y demostrar, precisamente a partir de Pablo —de quien ellos
sacan sus objeciones contra nosotros—, que son unos mentirosos, mientras
que el apóstol, heraldo de la verdad, enseñó todas las cosas plenamente
de acuerdo con la predicación de la verdad […].220
Ireneo de Lyon, Adversus haereses IV, 41, 4.
La diversidad notable de valoraciones de la figura y obra de Pablo
continuaron a través del tiempo, y se puede resumir en el decir de
Romano Penna:
San Juan Crisóstomo lo exaltaba como superior a muchos ángeles y arcángeles (cf Paneg. 7,3); Martín Lutero sostenía que no había nada en el mundo tan audaz como su predicación (cf Tischr. 2,277); un hereje ibérico del s. VIII, Migecio, proclamaba incluso que en él se había encarnado el Espíritu Santo; y un estudioso de comienzos del s. XX lo consideraba como el segundo fundador del cristianismo (W. Wrede).Las interpretaciones que de los escritos de Pablo de Tarso hicieron Martín Lutero, Juan Calvino tuvieron influencia importante en la Reforma Protestante del siglo XVI. En el siglo XVIII, el epistolario paulino fue fuente de inspiración para el movimiento de John Wesley
Otras definiciones son más corrientes, como «el misionero más grande»,
«el decimotercer apóstol», «el primero después del Único» o, más
simplemente, el «vaso de elección» (que Dante, Inf. 2,28, toma de Hechos 9:15).222
R. Penna
en Inglaterra. En el siglo XIX, resurgió la hostilidad declarada contra
Pablo. Quizá el detractor más extremo en su ferocidad haya sido Friedrich Nietzsche en su obra El Anticristo,223 donde acusa a Pablo y a las primeras comunidades cristianas de desvirtuar totalmente el mensaje de Jesús:
A la «buena nueva» le sucedió inmediatamente la peor de todas: la dePaul de Lagarde
Pablo […] La vida, el ejemplo, la doctrina, la muerte, el sentido y el
derecho del evangelio
entero, todo eso dejó de existir cuando este falsario por odio
comprendió que era lo único que podía usar. ¡No la realidad, no la
verdad histórica! […] Borró sencillamente el ayer, el anteayer del
cristianismo, se inventó una historia del «cristianismo primitivo» […]
Más tarde la Iglesia falseó incluso la historia de la humanidad, convirtiéndola en prehistoria del cristianismo...
Friedrich Nietzsche, El Anticristo, 42.224
quien pregonaba una «religión alemana» y una «iglesia nacional»,
atribuyó lo que él consideró la «evolución nefasta del cristianismo» al
hecho de que «una persona absolutamente incompetente (Pablo) logró
influir en la iglesia».225 En las antípodas, la teología dialéctica de Karl Barth, un antecedente intelectual relevante en la lucha contra el nacionalsocialismo, nació con el comentario de 1919 de este teólogo suizo a la Carta a los romanos.226
Con todo, Raymond E. Brown previno acerca de dos tendencias: (1) la que propende a maximizar ciertas perspectivas anacrónicas
referidas a Pablo, y (2) la que extrema las diferentes posturas que
pudieran haber existido en las primeras comunidades cristianas.227 Más allá de las diferencias entre el cristianismo paulino por un lado y el judeo-cristianismo de Santiago y Pedro por otro, ellos mantuvieron una fe en común.228 Y la fecha tardía de la redacción de la Segunda epístola de Pedro
permite suponer que las diferencias de opinión existentes entre las
distintas corrientes básicas del cristianismo primitivo no sofocaron su
pluralidad interna, tal como cristalizó en el canon bíblico.229
Carácter y legado de Pablo
El carácter y el legado de Pablo se verificaron: (1) en lascomunidades por él fundadas y en sus colaboradores; (2) en sus cartas
auténticas; y (3) en las llamadas cartas deuteropaulinas, surgidas quizá
de una escuela que nació y creció en torno al Apóstol.230 Es a partir de ese legado inmediato que surgió todo su influjo posterior.
Comunidades y colaboradores
Pablo utilizó para con sus comunidades y colaboradores un lenguaje apasionado.231 232 233 A los tesalonicenses les escribió que eran su esperanza, su gozo, su corona, su gloria (1Tesalonicenses 2:19-20); a los filipenses les dijo que Dios era testigo de cuánto los amaba con el entrañable amor de Jesucristo (Filipenses 1:8), y que resplandecían como antorchas en el mundo (Filipenses 2:15). A los miembros de la comunidad de Corinto les advirtió que no sería indulgente con ellos (2Corintios 13:2),pero no sin antes comentarles que les había escrito con muchas lágrimas
para que supieran cuán grande era el amor que les tenía (2Corintios 2:4).
Se especula que Pablo debió ser un hombre capaz de suscitar profundos
sentimientos de amistad, ya que sus cartas dan muestras de lealtad por
parte de un amplio abanico de personajes con nombre propio (ver, por
ejemplo, Romanos 16:5-15).234 Timoteo, Tito, Silas,
todos formaron parte del equipo paulino, llevando sus cartas y sus
mensajes, a veces en circunstancias difíciles. Los esposos cristianos Priscila
–también llamada Prisca– y Aquila, cuya amistad hacia Pablo de Tarso
resultó entrañable, fueron capaces de levantar su tienda y partir con él
desde Corinto a Éfeso y luego ir a Roma, de donde habían sido exiliados
previamente, para preparar la llegada del Apóstol. Vidal sugiere que en
Éfeso fueron ellos quienes, en una intervención riesgosa, habrían
logrado la liberación de Pablo,235 lo que justificó el encomio del Apóstol:
Saluden a Prisca (Priscila) y Aquila, colaboradores míos en CristoA ellos se suma Lucas, a quien por tradición se identifica con el autor del evangelio homónimo y de los Hechos de los Apóstoles. Se menciona su nombre entre los de los colaboradores de Pablo (Filemón 1:23-24). Según la Segunda epístola a Timoteo, habría acompañado a Pablo hasta su final (2Timoteo 4:11).236
Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no solo les estoy
agradecido yo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad.
Pablo, Epístola a los romanos 16:3-4
Las epístolas paulinas auténticas
-
- Porque se conoce a ciencia cierta su autor, y su autenticidad
resulta reconocida ampliamente desde el análisis científico-literario
actual.238 239 240 241 - Porque su fecha de redacción es la más antigua de los libros del Nuevo Testamento, apenas 20-25 años posterior a la muerte de Jesús de Nazaret,
y probablemente anterior incluso a la de los evangelios en su versión
definitiva conocida hoy, por lo que constituyen documentación de
carácter capital en cualquier análisis sobre los inicios del
cristianismo.242 - Porque ninguna otra personalidad del Nuevo Testamento se conoce a nivel semejante a través de sus escritos.243
- Porque se conoce a ciencia cierta su autor, y su autenticidad
resultantes de situaciones concretas, es muy verosímil que las
comunidades a las cuales estas cartas estuvieron dirigidas las hayan
atesorado, y que prontamente las compartieran con otras comunidades
paulinas.244 Así, resulta altamente probable que hacia fines del siglo I estos escritos ya existieran como corpus, resultante del trabajo de una escuela paulina que recopiló sus cartas para conformar el legado escrito del Apóstol.245
Las epístolas pseudoepigráficas
Existe, además de las cartas de Pablo, un conjunto de escritosepistolares que se presentan como suyos pero que la crítica moderna,
conocedora del fenómeno de la pseudoepigrafía típico de las obras
antiguas orientales y griegas, atribuye a diferentes autores asociados
con Pablo.246 247 Se trata de las siguientes obras:
porque significa que una «escuela», quizá ya establecida en torno al
mismo Pablo y depositaria de su legado, recurrió a la autoridad del
Apóstol para validar sus escritos.250
Teología paulina
integral del pensamiento de Pablo de Tarso, que experimentó desarrollos y
retoques en las sucesivas interpretaciones que se hicieron de sus
escritos. La presentación sumaria de la teología de san Pablo es muy
ardua. La mayor dificultad de cualquier intento de sistematización del
pensamiento del Apóstol radica en que Pablo no era un teólogo
sistemático, por lo cual cualquier categorización y ordenamiento parece
responder más a las preguntas del exégeta que a esquemas paulinos.251
Por mucho tiempo el debate estuvo supeditado a una disyuntiva. Según la tesis luterana clásica, el tema fundamental de la teología paulina sería el de la justificación de la fe sin las obras de la Ley.
A partir de esa tesis se llegó a considerar que en la doctrina paulina
así entendida estaba el núcleo central del anuncio cristiano. En el
siglo XX, la postura a favor del principio de la sola fide fue una constante en el trasfondo y en la orientación del pensamiento de Rudolf Karl Bultmann y también se presentó, con una variedad de matices, en seguidores suyos tales como Ernst Käsemann252 o G. Bornkamm.253
Desde el punto de vista del catolicismo, si bien la justificación
forma parte del mensaje paulino, no constituye su núcleo central único.
El argumento tradicional católico sostenía que Dios, más que «declarar
justo» al hombre, hace justo al hombre transformándolo.254
En los últimos años, diferentes estudiosos protestantes, tales como Krister Stendahl,255 Ed Parish Sanders,256 257 y James D. G. Dunn,258
criticaron la postura luterana clásica que oponía una fe cristiana
portadora de la gracia y de la libertad contra un presunto judaísmo
tradicional afecto al legalismo y exaltación soberbia de la observancia
de las prescripciones mosaicas. Después de presentar la dificultad de
«escribir una teología de Pablo», James Dunn propuso en su libro a modo
de esquema lo siguiente: Dios y la humanidad – la humanidad bajo
interdicción – el Evangelio de Jesucristo – el comienzo de la salvación –
el proceso de la salvación – la Iglesia – la ética.
Los autores católicos (Lucien Cerfaux,259 Rudolf Schnackenburg,260 y particularmente Joseph A. Fitzmyer)
centraron la teología de Pablo en su pensamiento sobre Cristo,
particularmente sobre su muerte y su resurrección. J. Fitzmyer señaló la
cristología como centro de la teología paulina.261
Para él, la teología paulina sería una teología cristocéntrica, es
decir, una teología cuyo eje principal es Cristo muerto y resucitado.
Otros autores como Joachim Gnilka y Giuseppe Barbaglio hablan de un
teocentrismo paulino, lo que quiere implicar que todo el pensamiento de
Pablo arranca de Dios y vuelve a Él.262 263
Por otra parte, una detallada observación de las epístolas paulinas
auténticas permite advertir que en el pensamiento del Apóstol se
produjo una evolución y que, en consecuencia, no se podría hablar de un
único centro de interés en su predicación.264
G. Barbaglio propuso que el Apóstol escribe una «teología en epístola».
De allí que el esquema de Barbaglio consistió en presentar la teología
de cada carta siguiendo cronológicamente cada una de las siete epístolas
auténticamente paulinas, para finalizar con un capítulo titulado:
«Coherencia de la teología de Pablo: hermenéutica del Evangelio».263
Según R. Penna, se tiende a aceptar que en el centro del pensamiento
de Pablo se encuentra el «evento-Cristo», hecho concluyente en «su
teología». La discusión discurre sobre las consecuencias
(antropológicas, escatológicas, eclesiológicas) de ese dato. Brown
sugirió que todas las propuestas encierran parte de verdad, pero derivan
de «juicios analíticos» posteriores a Pablo.265
Relación con el judaísmo
mencionando esto último como algo de lo que se sentía orgulloso (Fil
3:5). El punto principal de su mensaje era que los gentiles
no tienen necesidad de circuncidarse al igual que los judíos (1Cor
3:2), de hecho una buena parte de sus enseñanzas es un énfasis a los
gentiles para que comprendan que su salvación no depende de copiar los
rituales judíos; sino que tanto judíos como gentiles, en última
estancia, son salvos por gracia Divina [claro que la gracia Divina se
aplica por medio de la Fe
(fidelidad)]. Los estudiosos contemporáneos, sin embargo, debaten
acerca de si cuando Pablo habla de "fe/fidelidad en/de Cristo" (el
genitivo griego es susceptible de ambas interpretaciones, objetiva y
subjetiva) se refiere en todos los casos a la fe en Cristo como algo
necesario para alcanzar la salvación (no sólo por parte de los gentiles,
sino también de los judíos) o si en ciertos casos se refiere más bien a
la fidelidad del propio Cristo hacia los hombres (como instrumento de
la salvación divina dirigida a los judíos y los gentiles por igual)266
Fue el pionero en comprender que el mensaje de salvación de Jesús que
comenzaba en Israel, se expandía a toda criatura independientemente de
su origen. Para Saulo (en hebreo: Shaúl) los seguidores gentiles de
Jesús no deben seguir los mandamientos de la Torá (ley) que son exclusivos al pueblo de Israel. Y así queda establecido en el Concilio de Jerusalén
(Gal 2:7-9), que los gentiles sólo deben guardar los preceptos de los
gentiles (comúnmente conocidos en el judaísmo como: preceptos noájidas; Hch 21:25; Talmud, Sanedrín 56a y b).
Muchas de sus enseñanzas, al ser dirigidas a un pueblo gentil eran
mal entendidas y mal interpretadas (2P 3:15-16). Algunos judíos por un
lado interpretaron que Pablo enseñaba a abandonar la Torá de Moisés (Hch
21:28; Hch 21:21), lo cual no era cierto, y él mismo lo tuvo que
desmentir (Hch 25:8; Hch 21:24,26). Por otro lado, había gentiles que
interpretaban que la salvación por gracia les permitía pecar, y también
lo tuvo que desmentir (Rom 6:15).
Recientemente, algunos investigadores como Krister Stendahl, Lloyd Gaston, John G. Gager, Neil Elliott, William S. Campbell, Stanley K. Stowers, Mark D. Nanos, Pamela Eisenbaum, Paula Fredriksen, Caroline Johnson Hodge, David J. Rudolph y, en España, Carlos A. Segovia,
han defendido que Pablo no buscó superar ni reformar el judaísmo, sino
incorporar a los gentiles a Israel por medio de Cristo sin obligarles a
renunciar a su condición de gentiles.267 268
Esta interpretación recibe el nombre "nuevo enfoque radical sobre
Pablo" y contrasta tanto con su interpretación cristiana tradicional
como con la llamada "nueva perspectiva sobre Pablo" de James D. G. Dunn y Nicholas Thomas Wright, según la cual Pablo se propuso reformar el judaísmo.269
Representaciones artísticas
No suele aparecer en las series referidas a los doce apóstoles que conocieron en vida a Cristo, pero muy a menudo se le representa en pareja con Simón Pedro.
En este caso suelen distinguirse por sus atributos: en san Pedro, las
llaves que simbolizan su elección como jefe de la Iglesia, y en san
Pablo la espada que simboliza su martirio -además de referirse a un
pasaje de su carta a los Efesios: la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios-).271
También es frecuente la presencia de un libro que representa su
condición de autor de textos neotestamentarios (aunque esto también
identifica a Pedro y a otros apóstoles). A veces se representa a Pedro y
Pablo como teólogos debatiendo.
El origen de su iconografía, que fija unos rasgos característicos y repetidos a lo largo de los siglos, se remonta al arte paleocristiano, que la entronca con la tradición greco-romana de representación de filósofos como Plotino.272 273
Notas
y especialista en Pablo de Tarso, apoya este dato y lo compatibiliza
con el recuerdo de Tarso en la infancia. Según este supuesto, los padres
de Pablo habrían sido víctimas de las expediciones devastadoras de Publio Quintilio Varo
y sus legiones romanas en Siria. Vendidos como esclavos, su destino
final habría sido Tarso. Según el supuesto de Murphy-O'Connor, Pablo
«era galileo de nacimiento» (cfr. Murphy-O'Connor, Jerome. (2008). Pablo, su historia. Madrid: San Pablo. pp. 14-15. ISBN 978-84-285-3258-7.).
- La
decapitación era la forma de ejecución reservada para personas con la
ciudadanía romana. El suplicio de la cruz, considerado degradante, se
destinaba a quienes no eran romanos.
Referencias
- San Pablo en el arte. xix centenario de su venida a España, exposición en el Museo del Prado, enero-marzo de 1964.
Bibliografía
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- Piñero, A. y C. A. Segovia, Guía para entender a Pablo de Tarso. Madrid: Editorial Trotta, 2013.
- Rudolph, D. A. A Jew to the Jews: Jewish Contours of Pauline Flexibility in 1 Corinthians 9:19-23. Tubinga: J. C. B. Mohr-P. Siebeck, 2011. ISBN 978-3-16-149293-8
- Segovia, C. A. ¿Fue Pablo cristiano? El redescubrimiento contemporáneo de un judío mesiánico. Madrid: Editorial Trotta, 2013.
- Stendahl, K. Paul Among Jews and Gentiles. Philadelphia: Fortress Press, 1976.
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- Stowers, S. K. A Rereading of Romans: Justice, Jews, and Gentiles. New Haven: Yale University Press, 1994. ISBN 0-300-07068-3
- Theissen, Gerd (2002). La religión de los primeros cristianos. Salamanca: Ediciones Sígueme. ISBN 84-301-1465-3.
- Vidal García, Senén (2007). Pablo. De Tarso a Roma. Santander: Editorial Sal terrae. ISBN 978-84-293-1716-9.
Véase también
- Epístolas paulinas
- Hechos de los Apóstoles
- Epístola a los romanos
- Primera epístola a los corintios
- Segunda epístola a los corintios
- Epístola a los gálatas
- Carta a los efesios
- Epístola a los colosenses
- Primera epístola a los tesalonicenses
- Segunda epístola a los tesalonicenses
- Epístola a los filipenses
- Primera epístola a Timoteo
- Segunda epístola a Timoteo
- Epístola a Tito
- Epístola a Filemón
- Año Paulino
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Pablo de Tarso.
- Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Pablo de Tarso.
- Textos de Pablo de Tarso en Wikisource:
- Textos griegos en el sitio de la Bibliotheca Augustana (Augsburgo).
- San Pablo en PrimerosCristianos.com.
- San Pablo en Enciclopedia Católica.
- San Pablo de Tarso en el sitio web Biografías y Vidas.
- Benedicto XVI convoca el año de san Pablo (junio de 2008-junio de 2009).
- Año paulino, artículo en el sitio web Anno Paolino.
- «Redescubierto el sarcófago atribuido a san Pablo apóstol», artículo en el sitio web Zenit.
- Benedicto XVI: «El ambiente religioso y cultural de san Pablo», artículo en el sitio web Vatican.
- «Hallan en Roma imagen más antigua de san Pablo», artículo en el diario El Informador del 28 de junio de 2009.
- «El Papa desvela [sic] que los restos de la tumba de San Pablo son del apóstol», artículo en el diario ABC (Madrid) del 29 de junio de 2009.
- «Category: Paul of Tarsus», artículo en inglés en el sitio web 4 Enoch: The Online Encyclopedia of Second Temple Judaism and Christian Origins.
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ejecuciones debían tener lugar fuera de la ciudad y exigían que los
testigos por los cuales se había empezado la causa fueran también los
primeros en tirar las piedras. Para poder tirar las piedras mejor y con
más fuerza, se quitaban los mantos.
dato es uno de los puntos considerados en la reconstrucción temporal de
la vida de Pablo de Tarso. Aretas IV estuvo en guerra con Herodes Antipas, un aliado de los romanos, por lo que tradicionalmente se considera que recién tuvo injerencia sobre Damasco en los años 38 y 39, en tiempos del emperador Calígula,
para finalmente morir en el año 40. Según la opinión tradicional, el
suceso relatado por Pablo se sitúa en ese intervalo. Sin embargo el dato
podría no ser totalmente seguro porque, antes de la guerra con Herodes,
Aretas colaboró con los romanos para contener sediciones judías. Por
ejemplo, Flavio Josefo señaló que Aretas ayudó al procurador romano Publio Quintilio Varo en su campaña contra los judíos (Bell.
2,68). A cambio de este tipo de colaboración se le concedía a Aretas el
control de la colonia nabatea que habitaba en Damasco. Por ello, Víctor M. Fernández sugiere que el episodio podría también situarse antes del año 36.
dotaba a Antioquía de acceso al mar Mediterráneo, medio que fue muy
utilizado por Pablo en sus viajes. Fue Antioquía de Siria desde donde
Pablo evangelizó el Asia Menor y Grecia y desde donde Osroena
(zona neutra de encuentro entre los imperios romano y persa) sería
alcanzada definitivamente por el cristianismo en el siglo siguiente.
el siglo I, Éfeso era la cuarta metrópoli del Imperio romano, después
de Roma, Alejandría, y Antioquía. Se estima que su número de habitantes
se hallaba entre 180 000 y 250 000, según los autores. Era un centro
estratégico para el comercio y las comunicaciones hacia Oriente.
p. 558: «Los judíos de esta época, especialmente en la Diáspora (es
decir, fuera de Palestina), tenían dos nombres, uno griego o romano, y
otro semítico».
p. 11: «Obviamente, esa presencia de Pablo en el cristianismo de los
orígenes no fue la de un simple testigo, sino la de un actor cualificado
y, en varios aspectos, único».
p. 89: «Pablo pasa por ser precisamente el apóstol de las naciones. De
ningún otro misionero del cristianismo primitivo ha llegado hasta
nosotros que apuntase tan lejos y que se propusiese llevar el evangelio
hasta los confines del mundo entonces conocido».
p. 570: «Ante todo era un apóstol, un misionero, un predicador. Sus
cartas iban dirigidas a diferentes comunidades y personas con intención
de llevar adelante su designio de edificar la Iglesia. Se sirvió del
género epistolar como de un medio para difundir su conocimiento del
mensaje cristiano y, sobre todo, con vistas a aplicarlo a los problemas
concretos surgidos en aquellas zonas que no podía visitar personalmente.
Estos problemas le servían frecuentemente como punto de arranque para
tratar de manera más amplia y trascendente las verdades fundamentales de
la fe y la conducta cristianas».
pp. 300-309: «…cuatro corrientes básicas en el cristianismo primitivo».
Las otras tres corrientes de pensamiento podrían esquematizarse
escriturísticamente en: (1) el judeo-cristianismo, representado por los escritos derivados de las posturas de Santiago el Justo y de Simón Pedro; (2) el complejo cristianismo sinóptico (que abarca desde el judeo-cristianismo del Evangelio de Mateo hasta el pagano-cristianismo del Evangelio de Lucas y de los Hechos de los Apóstoles), y (3) el cristianismo joánico.
p. 557: «Esta amplitud (de su influencia), junto con la profundidad de
su pensamiento y la pasión de su compromiso, han supuesto que — desde
que sus cartas llegaron a ser parte del NT —
no haya habido cristiano al que no haya afectado lo que este personaje
ha escrito. Ya conozcan bien o mal a Pablo, todos los cristianos son
hijos de él en la fe a través de lo que se les ha enseñado sobre la
doctrina y la piedad».
p. 36. Bornkamm hace notar la ausencia de base para afirmar que Pablo
haya adoptado este nombre «tras su conversión», lo que no puede
deducirse ni de sus cartas ni del relato de los Hechos: «Es una opinión errónea, por extendida que esté, que Pablo tomó ese nombre a partir de su conversión».
p. 559: «… la ciudadanía romana pudo haber llegado a Pablo a través de
su familia, más bien que por su estatus de judío de Tarso».
p. 549: «Lo poco que sabemos acerca del Apóstol ha llegado hasta
nosotros a través de dos fuentes: (1) sus cartas, principalmente Gal
1:15-23; 2:1-14; Flp 3:5-6; 4:16; 1 Cor 7:7; 16:5-8; 2 Cor 2:1.9-13;
11:32-33; 12:2-4.14.21; 13:1.10; Rom 11:1; 15:22-28. Los detalles de las
Pastorales sólo pueden utilizarse en el supuesto de que estas cartas
sean auténticas composiciones paulinas; y (2) Hechos de los Apóstoles 7:58; 8:1-3; 9:1-30; 11:25-30; 12:25; 13:1-28:31».
pp. 557-558: «Hay dos fuentes para conocer su vida: detalles
biográficos en sus propias cartas y relatos de su trayectoria vital en
los Hechos (de los Apóstoles) (a partir de 7:58). Hay tres opiniones sobre cómo relacionar entre sí estas fuentes. a) Confianza virtualmente completa en los Hechos. Las "vidas" tradicionales de Pablo están afectadas fuertemente por los Hechos; acomodan y adaptan al marco de esta obra la información tomada de las cartas paulinas. b) Gran desconfianza de los Hechos (de los Apóstoles).
A modo de reacción y como parte de una postura escéptica sobre el valor
de esta obra, se cuestiona todo lo que ella dice sobre Pablo.[…] c) Una
postura intermedia utiliza las cartas de Pablo como fuente principal y
las suplementa cautelosamente por medio de los Hechos (de los Apóstoles),
sin apresurar a declarar como contradicciones las diferencias
aparentes. […] existen sencillamente demasiadas correspondencias entre
los Hechos y las noticias autobiográficas en las epístolas paulinas como para despachar sin más la información de aquéllos».
Text of the New Testament: An Introduction to the Critical Editions and
to the Theory and Practice of Modern Textual Criticism. Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company. p. 98. ISBN 978-0-8028-4098-1.
busca de Pablo. El imperio de Roma y el Reino de Dios frente a frente
en una nueva visión de las palabras y el mundo del apóstol de Jesús. 557 páginas. Editorial Verbo Divino. ISBN 84-8169-697-8.
pp. 1801-1802: «Hoy se les niega en general su paternidad directa,
atribuyéndolas a varias figuras de discípulos póstumos por motivos tanto
estilísticos (diferencias de léxico y de sintaxis) como teológicos
(diversificación sobre algunos puntos de pensamiento especialmente
cristológico y eclesiológico), de encuadre histórico (dificultad para
situarlas en una sucesión creíble de los acontecimientos biográficos);
esto vale sobre todo para las denominadas «pastorales» (Primera y Segunda epístola a Timoteo y epístola a Tito)».
Sus estudiantes eran los mismos cilicianos, no extranjeros, como
ocurría en Atenas y Alejandría; ello es índice del nivel cultural de la
población nativa. El político y filósofo estoico Atenodoro Cananita, famoso como consejero y maestro del emperador Augusto,
se retiró a Tarso el año 15 antes de Cristo. Allí se le encomendó la
tarea de revisar las instituciones democráticas y cívicas. Hubo otros
filósofos, tanto estoicos como epicúreos, que se establecieron en Tarso y
allí impartieron sus enseñanzas. Romanos famosos visitaron la ciudad: Cicerón, Julio César, Augusto. Fue allí donde Marco Antonio dispensó un recibimiento regio a Cleopatra
cuando ésta desembarcó. Tal era la ciudad en que nació Pablo y en que
probablemente recibió parte de su primera educación; de ahí que dijera
con orgullo que era "ciudadano de una ciudad nada desconocida" (Hechos 21:39)».
p. 54: «El caso era distinto cuando se trataba de personas significadas
o agitadores antiromanos… que eran trasladadas a Roma aunque no
poseyeran la ciudadanía romana…»
p. 559: «La mayoría, probablemente, de los estudiosos mantiene que
Pablo fue criado y educado en Tarso. Escribía un buen griego y dominaba
las técnicas básicas de la retórica helenística, citaba las Escrituras
en griego y conocía los libros deuterocanónicos compuestos o conservados
en esta lengua. Tarso tenía excelentes escuelas y una reputación de
ciudad culta; aunque estas instituciones fueran paganas, los jóvenes
judíos pudieran tener acceso a una formación esencial en escritura,
retórica y dialéctica, para permitirles actuar competitivamente».
al niño hebreo se le consideraba "maduro para los preceptos"),
frecuentando allí una escuela elemental si bien en ámbito judío, donde
aprendió el griego y sobre todo la Biblia en lengua griega, con la que
se mostrará familiarizado».
1:17 ("me fui a Arabia, de donde volví de nuevo a Damasco"), que supone
una estancia permanente de Pablo en Damasco al encontrarse por primera
vez con el movimiento cristiano. Y también está en contra de esa noticia
la declaración expresa de Gálatas 1:22-23, que afirma un
desconocimiento de Pablo por parte de "las comunidades de Judea", entre
las cuales se cuenta la comunidad central de Jerusalén».
sino un maestro reconocido, con capacidad para formular decisiones
legales. Es la categoría que se le presupone por el papel que
desempeñaba cuando marchó a Damasco (Hechos 9:1-2; Hechos 22:5; Hechos 26:12); semejante autoridad sólo podía conferirse a una persona cualificada».
3:1), Pablo inicia un nuevo tema. Este nuevo comienzo hace pensar a
algunos que el pasaje 3:1 — 4:1 había sido anteriormente un escrito
independiente».
3,1b — 4,1 refleja también una situación posterior al año 70 d. C., en
la que el cristianismo estaba ya radicalmente separado del judaísmo, y
el «fariseo» era el representante del judío estricto, "celoso" (Filipenses 3:6)».
página 49). Esta desgracia marcó la literatura judía y cristiana
posterior, a punto tal que se puede inferir si un escrito es anterior o
no al año 70 en función de que presuma conocimiento de este hecho.
p. 30: «[…] nada dice en esos textos de las razones de esa su soltería:
si era porque nunca se había casado, o porque se había divorciado, o
porque había enviudado. No se puede descartar, en absoluto, ninguna de
esas posibilidades».
pp. 30-31: «[…] como no hay ninguna indicación sobre su viudez o
divorcio, lo normal es suponer que había permanecido siempre célibe,
aunque nada sabemos sobre las causas de esa opción de Pablo. En todo
caso, las razones para no casarse debieron de ser muy variadas en el
mundo de entonces, como lo son en el de ahora. No hay que suponer, por
tanto, que Pablo tuviera unas especiales razones religiosas o
filosóficas, como era el caso, probablemente, de los miembros de la
comunidad de Qumrán y de algunos maestros judíos, para dedicarse al estudio de la Torah, o como sucedía con algunos filósofos helenistas, especialmente los cínicos itinerantes».
p. 1803: «[…] R. Eliezer, Jeb. 63b: «Quien no se ocupa de la
procreación es como quien derrama la sangre»; la única excepción al
respecto, representada por R. Ben Azzaj hacia finales del siglo I es
tachada de infidelidad por la tradición posterior. […].
5:16 implica necesariamente que ocurriera tal cosa: «Aunque en otro
tiempo contemplamos a Cristo desde un punto de vista humano, ya no le
miramos así». Ello se refiere con toda probabilidad a la actitud de
Pablo para con Jesús, cuando perseguía a la Iglesia; indudablemente
sabía cuánto Jesús significaba y cuáles eran las pretensiones de sus
discípulos. De otro modo resultaría dificilísimo explicar su ardiente
persecución de este nuevo "Camino"».
pp. 1803-1804: «No tenemos el menor indicio de contacto alguno con
Jesús de Nazaret, crucificado probablemente en el año 30, aunque es
verosímil que Pablo estuviese en Jerusalén por la pascua de aquel año
(cf. Deuteronomio 16:16). Pero una sana exégesis de 2Corintios 5:16 no permite una conclusión de este género».
p. 562: «Las cartas no sugieren que Pablo hubiera visto a Jesús durante
su vida pública o en la crucifixión, con lo cual arrojan dudas
implícitas sobre una continua presencia del Apóstol en Jerusalén en los
años 26-30/33».
pp. 562-563: «…da pie a la posibilidad de que a comienzos de los años
30 (antes de la muerte de Esteban), Pablo, quien tenía entonces unos 20
años y quien había recibido ya una sólida educación judía en Tarso,
viajara a Jerusalén para estudiar la Ley…»
cronología paulina más tradicional ubica la lapidación de Esteban y la
siguiente «conversión» de Pablo a Cristo hacia el año 36. Así, Joseph A. Fitzmyer
(1972) señala: «Este martirio y la subsiguiente persecución de la
Iglesia encaja bien en el cambio de prefectos que se produjo el año 36»
(p. 554). Por su parte, la Escuela bíblica de Jerusalén (1976) ubica la
muerte de Esteban hacia el año 34 (p. 1804). Brown (2002) resume que la
postura revisionista la ubica entre 30 y 34 (p. 566).
quien introdujo en el relato tradicional la figura de Pablo, pero sólo
como simple testigo del acontecimiento, ya que, curiosamente, se trata
de una simple figura estática, que aprueba pero no actúa directamente (Hechos 7,58b; 8,1a)».
1:22, en la cual el apóstol afirma que era un desconocido para las
comunidades de Judea —por consiguiente, ante todo para la de Jerusalén—;
sólo más tarde, cuando el rival de otro tiempo se convirtió en el
triunfante misionero de Siria y Cilicia, comenzó él a ser noticia. Esto
en un hombre que, ya en Jerusalén durante la persecución de los
cristianos, ha de haber desempeñado el papel decisivo que Lucas le
atribuye (Hechos 22:4 ss.), resulta absolutamente inimaginable.
Por esto es tan difícil suponer que Pablo estuvo ya presente en la
lapidación de Esteban (Hechos 7:58; 8:1); todo hace pensar que esta noticia está manipulada por Lucas».
(7:58; 8:1-3; 9:1-2.13-14.21; 22:4-5; 26:9-12). Parece que ese dato no
se debe a la realidad histórica, sino a la típica imagen monolítica
sobre los orígenes cristianos que presenta Hechos. […] El
conflicto tuvo, más bien, un carácter local, y las partes implicadas
fueron la colonia judía de Damasco y el grupo cristiano surgido en la
ciudad».
del proceder de Pablo en Damasco. Que él, investido de plenos poderes
por el sumo sacerdote, fuese allá para detener a los cristianos y
llevarles a rastras a comparecer ante el tribunal de Jerusalén, es
insostenible, por la sencilla razón de que el sanedrín, o tribunal
supremo, jamás poseyó, bajo la administración romana, semejante
jurisdicción, que iba mucho más allá de las fronteras de Judea. Por esto
tenemos que admitir que el fariseo Pablo actuaba dentro de los márgenes
del poder coercitivo interno concedido a las comunidades sinagogales
(flagelación, destierro, excomunión)».
p. 103: «La persecución debía consistir en las penas corporales
previstas en el código de las sinagogas para los transgresores, las
mismas que Pablo sufrirá como apóstol: "Cinco veces he recibido de los
judíos los cuarenta latigazos menos uno" (2 Corintios 11:24)».
p. 259: «(Pablo) era consciente de que su judaísmo no era típico del
judaísmo en general. Pablo recuerda que había aventajado a todos los
contemporáneos en el celo por el judaísmo (Gálatas 1:14)».
p. 564: «Aunque utilizo el término convencional de "conversión", no
deseo sugerir que la llegada a la fe en Jesús por parte de Pablo
significara el comienzo de una vida "honesta" (Filipenses 3:6,
previamente había sido "irreprensible" en su observancia de la Ley) o
que se convirtiera desde el judaísmo a una nueva religión. De hecho, el
Apóstol nunca habla de conversión, sino de llamada o misión. Sin
embargo, Pablo experimentó un cambio o mutación de valores cuando
reconsideró la importancia de la Ley de Moisés a la luz de lo que Dios
había hecho en Jesús (Cf. Craffert, P.F. (1989). Paul's Damascus
experience as reflected in Galatians 1: Call or conversion? Scriptura 29:36-47)».
p. 554: «…el mensaje esencial transmitido a Pablo es el mismo. Los tres
relatos están de acuerdo en este punto… Las variantes pueden ser
debidas a las diferentes fuentes de información utilizadas por Lucas».
p. 565: «El emperador Calígula (37-41) concedió el dominio sobre
Damasco a este rey nabateo; por ello muchos sitúan la conversión de
Pablo hacia el 36 y su huida de aquella ciudad y llegada a Jerusalén en
el 39».
p. 556: «El episodio debe asociarse con el hambre que afectó
extensamente al Mediterráneo oriental durante el reinado del emperador Claudio y a Palestina especialmente hacia el año 46».
como guía de la vida de Pablo es que en sus cartas el Apóstol no
muestra conciencia alguna de haber realizado tres viajes misioneros. Se
ha argumentado mordazmente que si alguien hubiera preguntado al Pablo de
las cartas "¿En qué viaje estás ahora?", no habría sabido de qué se le
estaba hablando. Mas, hasta cierto punto, lo mismo puede decirse del
Pablo de los Hechos, los cuales nunca mencionan explícitamente tres viajes misioneros. Ciertamente los Hechos
señalan que Pablo estuvo en Corinto durante año y medio y tres en
Éfeso, por lo que no viajaba en el sentido ordinario del término. Los
tres viajes son solo una clasificación conveniente propuesta por los
estudiosos de los Hechos, y nosotros la utilizaremos en ese sentido».
pp. 588-589: «Se ha afirmado a menudo que la famosa red romana de
carreteras facilitó la expansión del cristianismo, y las películas de
romanos nos pintan a las cuadrigas deslizándose a lo largo de esas vías
pavimentadas con duras losas. Sin duda alguna Pablo aprovechó tales
caminos cuando pudo pero en muchas regiones no pudo gozar de tal lujo.
El Apóstol, además, fue un artesano itinerante que hubo de luchar para
conseguir dinero para alimentarse. Un vehículo con ruedas habría estado
fuera de sus posibilidades. Viajar a caballo era dificultoso, puesto que
no se utilizaban estos animales para largas distancias y se necesitaba
estar ducho en equitación (dada la ausencia de sillas y arreos tal como
hoy los conocemos). Pablo probablemente no tuvo posibilidades o deseos
de gastar dinero en un asno que transportara su equipaje, puesto que los
soldados se sentían inclinados a requisar tales animales de los
viandantes que no podían ofrecer resistencia. De este modo podemos
imaginarnos a Pablo marchando a lo largo de los caminos acarreando sus
limitadas posesiones en un saco, cubriendo cada día un máximo de treinta
kilómetros».
p. 589: «La mofa y el desprecio de esos gentiles tan cultos por ese
balbuceante y andrajoso vendedor de ideas tal como nos lo pintan Hechos 17:18 suena a verdadero. Además, los relatos de los Hechos
que nos cuentan cómo era arrastrado ante los magistrados y arrojado a
prisión proyectan luz sobre los que Pablo llama "peligros por parte de
los gentiles"».
p. 590: «[…] todo ello recibe confirmación de las cinco veces en las
que fue sancionado por los "judíos" con treinta y nueve latigazos,
castigo propio de la disciplina sinagogal».
a contrarrestar la labor de […] falsos hermanos, porque minaban su
trabajo intentando predicar otro evangelio. La correspondencia con los
corintios también muestra vívidamente su angustia por las iglesias».
Uno de los aportes originales de Deissmann en su análisis del «Pablo
histórico» realizado a principios del siglo XX, que contrastó con muchas
posiciones académicas del siglo XIX centradas en la «teología paulina»,
radicó en su indicación de que el legado de Pablo no fue una teología
sistemática escrita, sino una «experiencia personal» de Cristo
resucitado, que «compartió con entusiasmo» tanto con judíos como con
gentiles «en todo el mundo mediterráneo».
p. 557: «El hecho de que en la primera parte del relato se anteponga el
nombre de Bernabé parece indicar que éste era el jefe efectivo en un
principio».
p. 201: «Judíos circuncisos y paganos incircuncisos vivían juntos y con
igualdad de derechos en las comunidades recién fundadas. Los que
renunciaban a la circuncisión lo hacían por convicción interna. La
circuncisión era considerada como señal de separación entre judíos y
paganos».
p. 262: «[…] argumento para advertir contra el peligro de adoptar la
circuncisión […] Confluían así una crisis —presente— en las comunidades y
otra crisis personal —de un pasado ya remoto— de Pablo. La una venía a
interpretar la otra».
añade la solicitud de cuatro cláusulas levíticas, a las que los paganos
convertidos deberían atenerse aun renunciando a la cincuncisión (a
saber: abstenerse a las carnes inmoladas a los dioses, de la sangre, de
los animales ahogados y de los matrimonios prohibidos por la ley
levítica) pero Pablo en sus cartas no demuestra conocer estas
disposiciones».
hizo que el hombre conociera la voluntad de Dios, pero sin comunicarle
la fuerza interior para cumplirla; por lo mismo, no consiguió más que
hacerle consciente de su pecado y de la necesidad que tiene de la ayuda
de Dios (Gálatas 3:19-22; Romanos 3:20). Pues bien, esa ayuda de pura gracia […] acaba de ser concedida en Cristo».
p. 570: «[…] sin duda, cristianos de acusadas tendencias fariseas, que
criticaron a Pedro por comer con los gentiles convertidos. Pedro cedió
ante sus críticas y se apartó de los gentiles. Su gesto hizo que otros
muchos judeo-cristianos, incluso Bernabé, lo imitaran».
pp. 84-85: «[…] en aquella ocasión estaba en juego nada más y nada
menos que el mensaje de Cristo y la misma fe. Para él (Pablo), el
conflicto no consistía en una insignificante divergencia de pareceres,
en cuyo caso él debía estar dispuesto a llegar a una fórmula de
compromiso. Más bien da a esta cuestión una importancia fundamental que
lo abarca todo.[…] Estaba personalmente convencido de que la unidad de
la iglesia, la superación de la ley como camino de salvación y la verdad
del evangelio, debía ser proclamada también precisamente en la
participación de judíos y no judíos en una comida común. La cuestión de
procedimiento es para Pablo, en este caso, absolutarrnente
determinante.[…] Lo que a otros podía parecer insignificante y hasta
aceptable por amor a la unidad de la iglesia –al menos la paz con
Jerusalén sí estaba en juego- se convirtió para él en el campo de
batalla, en el que había que luchar por la verdad y la libertad […]»
p. 570: «[…] (Pablo) perdió la batalla respecto a las leyes sobre la
pureza dietética. […] eso puede explicar por qué Antioquía no tiene
desde entonces un papel importante como base de la actividad del
Apóstol».
p. 101: «Si Pablo hubiese convencido a la comunidad antioquena en su
reacción contra Pedro en la asamblea plenaria, de seguro que lo hubiera
dicho, ya que le habría venido muy bien para la argumentación de la
carta.[…] Esto quiere decir que Pablo fue el perdedor en el conflicto
antioqueno».
pp. 89-90: «Lucas nos informa de que los viajeros pasaron primero por
las comunidades anteriormente fundadas, en una de las cuales, la de
Listra, ganó Pablo, como colaborador, a Timoteo, a quien a menudo cita
en sus cartas […]»
pp. 90-91: «[…] no hay duda de que, tras su actuación en Galacia,
siguió inmediatamente adelante en dirección noroeste. Filipos —con su
nombre romano entero: Colonia Augusta Julia Philippensis— es suelo romano por título especial, ya que, en memoria de la victoriosa batalla librada por Octavio (más tarde César Augusto) y Antonio contra los asesinos de César (42 d. C.), fue convertida por los triunfadores en una ciudad de veteranos y distinguida con el ius italicum,
o sea, con los privilegios de una ciudad romana. Aquí, en Filipos, nace
la primera comunidad en suelo europeo, que más tarde había de seguir
ligada al apóstol como ninguna otra (Filipenses 4:15)».
Sólo a raíz de la hostilidad en Tesalónica, el equipo paulino abandona
la dirección hacia occidente por la vía Egnacia y desciende hacia el
sur, aplazando así su ida a Roma. Es probable que precisamente a este
tiempo se refiera la noticia de Romanos 1:13-15 y Romanos 15:22-23
sobre el intento fallido de Pablo de llegar a Roma. Esto quiere decir
que la intención de Pablo al salir de Antioquía para iniciar su misión
autónoma fue llegar hasta la misma Roma, la capital del imperio. Pero
las cosas se le fueron complicando, y ese viaje a la gran metrópoli sólo
pudo efectuarlo mucho más tarde y de un modo muy diferente del que
había proyectado. Con todo, el horizonte mundial que ese proyecto de
viaje a Roma marcaba ya en el inicio de su misión autónoma lo conservó
Pablo a lo largo de toda ella».
ruta importante tanto desde el punto de vista estratégico como desde el
económico, que enlaza el oeste del imperio con el este».
p. 571: «[…] habrían de navegar con él hasta Éfeso, llegaron a ser
amigos de por vida y colaboradores tanto en Éfeso como en Roma».
p. 551: «[…]ésa es la fecha cardinal para la cronología paulina y nos
sirve para encajar los restantes detalles en un esquema coherente y
satisfactorio».
p. 121: «[…] la comunidad de Éfeso se convirtió además en centro
misional de la región de Asia Menor, al igual que en la etapa anterior
la comunidad de Tesalónica lo había sido para la región de Macedonia, y
la comunidad de Corinto para la región de Acaya. En definitiva, se
trataba de un método misional heredado de la misión helenista de Damasco
y de Antioquía, que eran centros misionales de las regiones de su
entorno».
p. 121: «Esa escuela habría continuado después de la muerte de Pablo y
habría sido la que cuidó de la conservación y el cultivo de la tradición
de su maestro. De este modo, ella habría sido la que recopiló las
cartas de Pablo en una colección y la que habría alargado esa colección
con algunas glosas e incluso con nuevos escritos en forma de carta».
pp. 122-123: «[…] La noticia sorprende a Pablo, pues no hacía mucho que
había visitado a sus comunidades de Galacia y las había encontrado en
buen estado (Gálatas 1:6; Gálatas 5:7).
Ésa fue la situación de origen de la poderosa carta a las comunidades
gálatas, que Pablo escribe con una gran tensión emocional».
p. 140: «Quien efectuó la recopilación de la colección ecuménica de las
cartas de Pablo, probablemente hacia finales del siglo I, introdujo
esta primera carta a la comunidad corintia dentro del marco de la
segunda carta, para formar la actual 1 Corintios». Algo similar habría sucedido con la tercera y cuarta cartas.
p. 143: «Las secciones siguientes abordan los temas principales de la
discusión con los misioneros opositores: la capacidad de Pablo como
emisario (2:16b-4:6), el sentido de la debilidad de Pablo (4:7-5:10), el
servicio de Pablo a la comunidad (5:11-6:10). El cuerpo de la carta
termina con una exhortación conclusiva (6:11-7:4)».
p. 143: «[…] esa visita de Pablo a Corinto fue un fracaso, al
encontrarse con una comunidad en abierta rebeldía contra él y que le
acusó de fraude en la colecta, y uno de cuyos miembros llegó incluso a
infligirle una afrenta en público».
p. 144: «A esta carta se referirá Pablo más tarde como la carta escrita
"con mucha aflicción y angustia de corazón" y "con muchas lágrimas" (2Corintios 2:3-4; 2Corintios 7:8-12)».
p. 123: «[…] no logran proporcionarnos una exposición coherente e
históricamente segura […] Por más que algunas valiosas noticias pueden
hallarse ahí metidas, y el autor de Hechos –ciertamente no sin
fundamento– considere Éfeso como el clímax de la actividad misionera de
Pablo, apenas pueden encontrarse en Hechos 19 materiales pertenecientes a una fuente segura […]»
p. 572: «Pablo en sus cartas nunca habla de tales sucesos de Éfeso;
ahora bien, implícitamente puede referirse al último de ellos (la
revuelta de los plateros) en la relación de peligros de 2 Corintios 11:23-26, en la "aflicción que nos sobrevino en Asia" de 2 Corintios 1:8, o en "luché con las fieras en Éfeso" (1 Corintios 15:32; también en 2 Corintios 16:8-9: "Hay muchos adversarios")».
p. 572: «[…] tales alusiones a las pruebas de Pablo dejan abierta la
posibilidad de que el Apóstol hubiera estado prisionero en Éfeso, aunque
los Hechos no describen tal encarcelamiento. Esta cuestión es importante porque muchos sugieren que Pablo escribió en Éfeso las cartas a Filemón y a los filipenses, compuestas ambas mientras estaba prisionero».
p. 126: «Toda esa hostilidad desembocó en la prisión que Pablo y varios
colaboradores suyos sufrieron en Éfeso, probablemente desde finales de
53 hasta la primavera de 54. Por razón de su tendencia apologética, que
trata de limar lo más posible los datos conflictivos de Pablo con las
autoridades civiles, el libro de los Hechos no menciona esa prisión en Éfeso, pero sí parecen referirse a ella numerosos textos de las cartas (Filipenses 1:7.12-26; Filemón 1.9.10.13.23; 2 Corintios 1:8-9; Romanos 16:3-4.7). Es posible que la causa inmediata de ella fuera el incidente con Demetrio y otros orfebres narrado en Hechos 19:23-40, ya que Gayo y Aristarco, que aparecen ahí implicados como colaboradores de Pablo (Hechos 19:29), figuran también como colaboradores de Pablo e incluso como compañeros suyos de prisión en Filemón 24 y Colosenses
4:10. […] quizá lo más significativo de ese tiempo fueron los contactos
del equipo paulino con sus comunidades y las cartas que les enviaron.
En esa prisión de Pablo en Éfeso, y no en las posteriores en Cesarea y
en Roma, hay que localizar la correspondencia con la comunidad de
Filipos, recopilada en la actual Carta a los filipenses y en la Carta a Filemón».
como testamento de Pablo […] Como con razón ha sido frecuentemente
subrayado, su índole peculiar se explica, y no en último lugar, por el
hecho de que la carta se dirige a una comunidad que fue previamente
fundada no por el mismo Pablo, sino por desconocidos, y que ni conocía a
Pablo ni era conocida de él. La Carta a los romanos posee una
significación particular, por cuanto es el testimonio más antiguo de la
existencia de la comunidad romana, tan importante en la historia
ulterior de la iglesia».
p. 184: «La colecta era, ante todo, una ayuda caritativa de unas
comunidades en mejores condiciones económicas que la comunidad pobre de
Jerusalén, cuya situación de necesidad se agudizaba periódicamente en
los años sabáticos, cuando en Palestina no se realizaba la cosecha
ordinaria. La colecta era, pues, una demostración efectiva de la
comunión entre las comunidades cristianas locales […] Pero esa
demostración de la comunión mesiánica implicaba que la comunidad de
Jerusalén reconocía a las comunidades paulinas como parte del mismo
pueblo mesiánico universal, lo cual incluía necesariamente el
reconocimiento de la misión y el evangelio paulinos. […] Pero ahí
precisamente estaba el problema, como ya lo había demostrado
anteriormente el conflicto de Antioquía (Hechos 10). Esa cuestión
se había vuelto aún más aguda después de la crisis gálata. ¿Aceptaría
la comunidad de Jerusalén una colecta así, con esa intención ecuménica,
por parte de las comunidades paulinas? Da la impresión de que Pablo no
tenía una clara respuesta afirmativa a esa cuestión cuando escribe Romanos 15:25-32, al final de su última carta, la que dirige a la comunidad de Roma poco antes de emprender el viaje hacia Jerusalén.
15, sabemos que Pablo ve con inquietud su viaje a Jerusalén. Teme ser
perseguido por parte de los judíos; más aún: le preocupa si la primitiva
comunidad aceptará o no su persona y lo que han recogido sus
comunidades. Por esto pide a los cristianos de Roma que quieran luchar
con él en la plegaria, para salir incólume del peligro que le amenaza y
no ser rechazado de los "santos" en Jerusalén (Romanos 15:30-32).
No es difícil imaginar en qué se basaban los temores que albergaba
Pablo con respecto a los judíos. Desde tiempo atrás no era para ellos un
desconocido. Se le conocía como al ex-fariseo y al fanático perseguidor
de la joven comunidad cristiana y entre tanto habían llegado bastantes
noticias sobre su anuncio de Cristo entre los paganos y su proclama de
la libertad con respecto a la ley. Por esto, al menos los judíos, pero
incluso también los judeocristianos rigoristas, le miraban como a un
renegado y le consideraban como destructor de la ley y enemigo de Dios».
p. 187: «[…] acompañado de los delegados de las comunidades, Pablo
puede llevar la colecta a Jerusalén. Pero la finalidad de ésta no parece
que fuera la deseada por Pablo. En Jerusalén se encontró con los
recelos de la comunidad allí existente, que le exige, como condición
indispensable para la aceptación de la colecta, una demostración de su
fidelidad al culto y a la ley. Pero mientras intenta cumplir la
condición impuesta, Pablo es apresado, y no se sabe exactamente qué
sucedió con la colecta. En todo caso, parece ser que significó un
conflicto, y ello explicaría el extraño silencio de Hechos al respecto».
Santiago ha dado en seguida a Pablo el consejo de salir al paso de la
desconfianza que la comunidad judeocristiana abriga contra él -lo
considera enemigo demoledor de la ley- tomando a su cargo un acto ritual
en el templo».
p. 151: «[Entre los hechos históricos] debemos contar con toda
seguridad el traslado de Pablo a Cesarea después de ser detenido por los
romanos, el aplazamiento de su proceso durante dos años, desde el
gobierno de Félix hasta el de su sucesor Festo –Hechos 24:27; un dato de duración ciertamente no inventado– […]»
p. 574: «Sólo la llegada de Festo, el gobernador siguiente, y las
continuas acusaciones de los dirigentes judíos, hicieron que se viera de
nuevo su caso (Hechos 25:1-26-32).
En el juicio ante Festo, Pablo argumentó que no había cometido ningún
crimen contra la ley judía o contra el César. El procurador invitó al
rey Herodes Agripa II
a escuchar el caso; y aunque ninguna de esas dos autoridades encontró
culpable a Pablo, éste fue enviado como prisionero a Roma, puesto que
había apelado al César».
p. 206: «El viaje de Pablo prisionero a Roma duró mucho más de lo
esperado, probablemente desde el otoño de 55 hasta la primavera de 56.
Detrás del curioso relato de Hechos 27:1-28:16
se pueden descubrir algunas noticias con visos de historicidad sobre
algunas personas que acompañaban a Pablo, el centurión Julio y Aristarco, y sobre la ruta del viaje, que incluyó una estancia obligada de "tres meses" (Hechos 28:11) en la isla de Malta».
1:8: "Seréis mis testigos en Jerusalén, toda Judea y Samaría hasta los
confines de la tierra". En esta época, a comienzos de los 60, las
comunidades cristianas llevaban en Roma unos veinte años, pero en el
flujo de una historia centrada en Pedro y Pablo el clímax sobreviene con
la llegada a la capital del gran misionero. Irónicamente las
autoridades romanas lo han enviado allí a causa de su apelación al
Emperador, con lo que se hacen responsables de la evangelización de su
propio Imperio».
p. 153: «[…] resulta comprensible el final del libro si uno se acuerda
del objetivo de la obra histórica de Lucas expresado al principio:
mostrar la propagación del evangelio desde Jerusalén a Judea, pasando
por Samaria, hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8). En este sentido, el autor de los Hechos de los Apóstoles deja que el gran misionero de los pueblos complete en Roma su ingente obra».
[…] se trató de una prisión en "custodia libre y abierta", y no en
"cárcel" o "cadenas", ya que Pablo vivía bajo custodia, pero con cierta
libertad y "a su propia costa", probablemente ejerciendo su oficio
artesanal, para cubrir sus propias necesidades y pagar al soldado que lo
vigilaba».
p. 154: «El verdadero final del apóstol transcurrirá de otra manera. En
efecto, estará detenido en Roma todavía más tiempo –-el dato de los dos
años de que nos habla Hechos 28:30 es con toda seguridad
fidedigno– en una cautividad relativamente cómoda, pero más difícil
respecto a las ilimitadas posibilidades de predicación aludidas por el
informe de Lucas».
p. 1807: «Llegado finalmente a Roma, transcurrió aquí bajo custodia
militar un bienio en una casa alquilada. Según la cronología adoptada,
este plazo nos lleva al año 58 o bien al año 63».
p. 575: Brown considera este punto como una de las "cuestiones
pendientes", y señala los principales sustentos de esta teoría. «Unos
treinta años después de la muerte de Pablo, la Primera epístola de Clemente
5:7 nos dice que el Apóstol "viajó hasta el extremo occidente" antes de
dar testimonio ante las autoridades y morir. Al tratar de los Hechos el Fragmento muratoriano (¿hacia el 180?) hace referencia a noticias sobre la partida de Pablo desde Roma para España».
Y después que hubo dado testimonio ante las autoridades, fue arrebatado
de este mundo y llegó al lugar santo, habiéndose acreditado como el
mayor modelo de perseverancia". El testimonio de Clemente (ca. 95) sugiere la visita a España, un nuevo juicio y el martirio. El Fragmento Muratoriano (líneas 38-39; EB 4; ca. 180) implica que la última parte de Hechos en que se narraba "la partida de Pablo de la Ciudad [Roma] cuando se dirigió a España" (… profectione Pauli ab Urbe ad Spaniam proficiscentis), se ha perdido. Eusebio (HE 2.22, 2) es el primero en mencionar la segunda prisión de Pablo en Roma […]».
p. 155: «Queda por comprobar si Pablo ha podido realmente llevar a cabo
su plan de misionar en el extremo de occidente, en España, como supone
la Primera carta de Clemente. Sólo se podría afirmar eso si se conjugara con los Hechos de los Apóstoles
el hecho de que tras su primera prisión en Roma quedara de nuevo libre y
más tarde hubiera sufrido un segundo y definitivo arresto. Pero esto es
enteramente inverosímil, y ni siquiera se puede probar desde las cartas
pastorales como frecuentemente se ha intentado. En realidad, la noticia
de la Primera carta de Clemente, inspirada en Romanos 15:24s.28, se explicará pensando que Pablo efectivamente esperaba todavía (poder viajar a España)».
termina gloriosamente su relato sobre Pablo, declarando que proclamaba
con plena libertad el evangelio en la capital del imperio (Hechos 28:31). Nada dice, en cambio, sobre el resultado
del proceso por cuya causa fue llevado al tribunal del emperador. Pero
ese silencio es ya en sí mismo muy elocuente. Porque, en el caso de que
Pablo hubiera sido absuelto o puesto en libertad por no haberse
presentado los acusadores para celebrar el juicio, según supone la
opinión tradicional, sin duda el libro de los Hechos lo hubiera
dicho, porque cuadraría perfectamente con su típica tendencia
apologética. Es, más bien, por razón de su interés apologético por lo
que el libro de los Hechos silencia expresamente la condena y la ejecución de Pablo en Roma, probablemente en el año 58. Porque, de hecho, el autor de la obra sí parece conocer esa noticia, dado que en Hechos 20:22-25, Hechos 20:37-38 y Hechos 21:10-11 se indica con toda claridad que el apresamiento de Pablo en Jerusalén iba a desencadenar su muerte violenta. El libro de los Hechos tendría, pues, una información sobre el martirio de Pablo en Roma muy semejante a la que tiene 1 Clemente
5:5-7, un escrito de la comunidad de Roma de finales del siglo I, es
decir, del mismo tiempo en que se escribió el libro de los Hechos».
Vidal señala además que la reconstrucción tradicional, repetida aún
frecuentemente, de que Pablo habría sido liberado de su prisión en Roma,
habría realizado entonces su proyecto de ir a misionar a España, pero
habría vuelto de nuevo a oriente, donde habría sido apresado de nuevo y
llevado a Roma para recién entonces sufrir martirio no tiene un
fundamento fiable.
Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Fructuoso organizó el
Congreso Internacional Los últimos años de la vida de Pablo». Revista Ecclesia. Consultado el 24 de marzo de 2014.
p. 1807: «La muerte de Pablo acaeció seguramente en Roma bajo el
emperador Nerón y fue violenta: un martirio, verosímilmente con la
acusación de pertenecer a un grupo subversivo».
p. 564: «Eusebio (HE 2.22, 2) es el primero en mencionar […] su
martirio bajo Nerón […]. Eusebio cita más adelante a Dionisio de Corinto
(ca. 170), quien afirmó que Pedro y Pablo "fueron martirizados al mismo tiempo" (HE 2.25, 8). Tertuliano (De praescriptione haereticorum, 36) compara la muerte de Pablo con la de Juan (el Bautista), es decir, que fue decapitado».
XII: «Vosotros sois el camino por donde pasan aquellos que son
conducidos a la muerte para encontrar a Dios, iniciados en los misterios
con Pablo, el santo, quien ha recibido el martirio y es digno de ser
llamado bienaventurado».
ni las cartas nos hablan de la muerte de Pablo; pero existe una
tradición fiable de que murió mártir durante el reinado de Nerón (Historia eclesiástica 25:4-8), bien en la misma época que Pedro (64) o un poco más tarde (67)».
p. 1808: «[…] en la hacienda de una cierta Lucina, donde hoy se levanta
la basílica de San Pablo Extramuros. Durante las persecuciones del
emperador Valeriano, el 29 de junio de 258 el cuerpo fue trasladado con el de Pedro a las catacumbas de San Sebastián en la vía Apia, para mayor seguridad. En el siglo IV, el papa Silvestre I
mandó devolver el cuerpo a la sepultura originaria y Constantino hizo
erigir allí una primera Iglesia, transformada a finales del mismo siglo
en basílica. Devastada por un violento incendio en 1823, fue
reconstruida tal como la contemplamos hoy».
(2): 12-16. «Yendo más allá de lo que los arqueólogos del Vaticano
habían encontrado, el Papa ha "confirmado" recientemente que los huesos
(contenidos) en un sarcófafo de mármol ubicado debajo de la Basílica de
San Pablo Extramuros serían en verdad del Apóstol Pablo».
«¿Por qué está (el Papa) tan convencido? A pesar de que los expertos en
datación por radiocarbono no conocían nada de sus orígenes, los
fragmentos óseos se obtuvieron después de que se insertó una diminuta
sonda en la tumba ubicada en una cripta por debajo de la basílica de San
Pablo Extramuros –una iglesia de la que se sostuvo largamente haber
sido construida donde Pablo había sido enterrado. Hace solo tres años
que la tumba en sí fue descubierta por arqueólogos del Vaticano. El
hecho de que está posicionada exactamente debajo del epígrafe Paulo Apostolo Mart (Pablo Apóstol y Mártir) en la base del altar los convenció de que la tumba sería de Pablo».
«Ya en el cristianismo primitivo era Pablo una figura discutida, tan
venerada y querida como temida y odiada. El prestigio de que goza en la
Iglesia no debe inducirnos a error. […]» (p. 29). «La valoración de
Pablo y de su mensaje, ciertamente, es una cuestión antiquísima. Como
hemos visto, ya en vida suya pasó Pablo por apóstol ilegítimo y
falsificador del mensaje cristiano, según sus adversarios. También en la
historia ulterior de la primitiva iglesia los juicios sobre Pablo están
extraordinariamente divididos». (p. 292).
p. 1807: «[…] cf. 1Clemente 5:6, según el cual Pablo fue entregado “por
celos y envidias”, tal vez por los judeo-cristianos de la capital».
p. 292: «[…] desde finales del siglo primero no faltan autores
eclesiásticos que admiran a Pablo y citan sus cartas (primera carta de
Clemente, Ignacio de Antioquía, Policarpo)».
p. 292:«Durante mucho tiempo, el judeocristianismo lo ha rechazado
totalmente, como rival de Pedro y de Santiago, el hermano del Señor; en
estos círculos no se tuvo siquiera reparo de compararlo a Simón el Mago, cabecilla de todas las herejías (cartas pseudoclementinas)».
«Ya que sería largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias,
tomaremos la Iglesia grandísima y antiquísima y de todos conocida, la
Iglesia fundada y establecida en Roma por los dos gloriosísimos
apóstoles Pedro y Pablo».
p. 29: «[…] no hay que olvidar que la llamada teología dialéctica, sin
la cual la lucha contra el nacionalsocialismo sin espíritu y sin fe
hubiera resultado inconcebible, se inició con la reinterpretación, llena
de fuerza y vehemencia, que de la carta a los romanos hizo Karl Barth».
han generado la figura de un Pablo solitario. A lo largo de la historia
cristiana el estudio del Apóstol ha impulsado a importantes teólogos a
desafiar radicalmente el pensamiento dominante o popular (Marción, Agustín [contra Pelagio], Martín Lutero, K. Barth)
y han retroproyectado este desafío a la figura de Pablo. Ahora bien,
existe el peligro de anacronismo en tal retroproyección; por ejemplo,
como ha señalado K. Stendhal, la lucha personal de Lutero con la culpa y
el pecado no puede ser utilizada para interpretar las ideas de Pablo en
su pasado precristiano (The Apostle Paul and the Introspective Conscience of the West (1963). The Harvard Theological Review 56 (3): 199-215)».
vemos que Pablo se une a Cefas, los Doce, Santiago y a todos los
apóstoles en una predicación y fe comunes. Podemos preguntarnos, pues,
si la percepción de una cierta armonía entre Pedro y Pablo (Hechos, Primera epístola de Clemente 5:2-5) y si la benevolente expresión de los problemas entre ambos (2Pedro 3:15-16)
en obras posteriores es simplemente una domesticación del Apóstol o si
se conserva con ello la perspectiva de que Pablo no estaba hostilmente
aislado».
presupone ya una buena parte del canon neotestamentario, es posible que
estuviera relacionada de cerca con la formación del canon. […] A pesar
de la distancia que guarda frente a ellas (es decir, frente a las cartas
paulinas), la Segunda carta de Pedro no trata de excluir del canon las cartas del "querido hermano Pablo"».
p. 207: «El paulinismo no acabó con la muerte de Pablo. La herencia
paulina continuó con las comunidades surgidas de la misión de Pablo y
sus colaboradores. De la conservación y ulterior cultivo de esa herencia
se encargó, ante todo, la "escuela" paulina posterior a la muerte de
Pablo, que fue la heredera de la escuela formada en torno a Pablo
durante su vida».
p. 222: «[…] la pasión y la vehemencia con que Pablo, en pasajes
especialmente intensos […], intenta apasionadamente recuperar a las
comunidades que casi han sido ganadas por la agitación enemiga. En vez
de una superioridad impasible Pablo pone en juego todos los demás
registros: dolor que llega hasta las lágrimas, la ira y la indignación,
las quejas […] pero también encontramos explosiones emocionales de su
corazón con las que busca reconquistar a los que están amenazados o han
sido seducidos».
«Toda la vida de san Pablo fue una gran pasión. Lo fue por sus
sufrimientos, por su entusiasmo, por su amor a Cristo, por su compromiso
con la gente.»
por él estudiados, para ver la cantidad de nombres propios que aparecen
en ellos y señaló la diferencia: «En todo el conjunto de los
manuscritos del Mar Muerto parece que no tenemos ni un solo nombre de
los miembros de la comunidad, ni siquiera el de su fundador. Tanto en lo
estricto como en el amplio sentido de la palabra, el evangelio se había
"encarnado" en individuos».
p. 127: «Es posible que hacia el final de su encarcelamiento (en Éfeso)
Pablo fuera condenado a la pena capital, ya que en ese momento contó
con su muerte segura (2 Corintios 1:8-9). Pero en esa difícil situación es liberado gracias a una arriesgada intervención de Prisca y Aquila (Romanos 16:3-4)».
p. 595: «[…] no debemos pasar por alto el homenaje extraordinario a
Pablo que significa el haberle dedicado la mitad de la larga descripción
de la expansión del cristianismo que alberga su libro (los Hechos de los Apóstoles). Fuera o no importante el Apóstol en la estima de los cristianos no paulinos, los Hechos han colocado a Pablo junto con Pedro […]».
p. 303: «Dada la situación actual de la investigación la autenticidad
de las cartas paulinas […] no necesita ninguna demostración».
p. 12: «Sus cartas auténticas, todas ellas escritas al ritmo de la
problemática misional, surgieron entre los años 50 y 55, es decir, entre
veinte y veinticinco años después de la muerte de Jesús. Son, así, los
únicos escritos que se conservan de la primera generación cristiana. Y,
de este modo, representan los documentos clave y absolutamente
imprescindibles para la reconstrucción del movimiento cristiano más
antiguo».
(unas 37800 palabras) son más extensos que las […] cartas atribuidas a
Pablo […]; pero apenas conocemos nada de Lucas como autor, mientras que
la personalidad de Pablo destaca en sus cartas».
pp. 207-208: «Pablo no contó, al parecer, con la permanencia de sus
cartas, que tenían la función inmediata de solucionar la problemática de
una situación concreta. Pero es explicable que las comunidades a las
que estaban dirigidas las conservaran con cuidado, ya que, al tratarse
de cartas escritas por el emisario fundador de aquéllas, tenían un
carácter especial de autoridad. Su proclamación pública en las
asambleas, probablemente durante el simposio conclusivo de la cena del
Señor, se siguió repitiendo sin duda con alguna frecuencia. Pronto tuvo
que producirse también un intercambio de cartas entre las comunidades
paulinas cercanas, al estilo del indicado por la noticia de Col 4,16.
Las cartas iban adquiriendo así un carácter de universalidad, por encima
de la situación concreta de su origen».
p. 208: «Podemos suponer, pues, que después de la muerte de Pablo
fueron surgiendo pequeñas colecciones de sus cartas en algunas
comunidades. Del sucesivo intercambio de dicha cartas surgió una
colección ecuménica para todas las comunidades paulinas, probablemente
hacia el final del siglo I. Varios testimonios de ese tiempo, finales
del siglo I y comienzos del siglo II (I Clemente, Ignacio de Antioquía, 2 Pedro 3:15-16), muestran la existencia entonces de una colección de cartas paulinas».
p. 209: «Se trata, sin duda, de escritos pseudoepigráficos, en los que
sus autores se presentan como «Pablo», dando a entender así que recurren
a la autoridad de la tradición paulina; pero tanto su vocabulario y
estilo como su concepción demuestran que ellos no son el Pablo
auténtico».
«Un tributo mayor a la persona de Pablo procede de aquellos discípulos
que compusieron en su nombre la literatura deuteropaulina».
p. 1811: «Precisamente la pseudoepigrafía testimonia el gran prestigio y
la permanente vitalidad del Apóstol y de su pensamiento, a cuya
autoridad apela en momentos y situaciones difíciles».
p. 207: «Fueron los maestros de esa escuela paulina los que recopilaron
las cartas de Pablo en una colección, para el uso de las comunidades
paulinas, y también los que alargaron esa colección con algunas glosas
de comentario e incluso con nuevos escritos en forma de carta, para
actualizar así la tradición del maestro a la situación presente de las
comunidades».
Esta doctrina, lejos de ser un patrimonio común de la primitiva
comunidad cristiana, es una aportación específicamente paulina. En
ningún otro sitio ha sido desarrollada, reflexionada, elaborada y
expresada la fe en Cristo -que une a Pablo con todo el resto de la
primitiva cristiandad- en la dirección de esa doctrina. Esta, no sólo ha
puesto a Pablo de la parte de los enemigos mortales del judaísmo, sino
que incluso le ha llevado al descrédito en la cristiandad de su tiempo y
le ha hecho raro y extraño. Y sin embargo, por medio de esta dodrina se
ha convertido en el apóstol de los pueblos, y no sólo ha sacado
adelante el cristianismo fuera del judaísmo, sino que por primera vez ha
fundamentado con rigor teológico la unidad de judíos y gentiles en la
iglesia».
p. 580: «Todas estas propuestas tienen su parte de verdad, con tal de
que caigamos en la cuenta de que se trata de juicios analíticos y de que
probablemente Pablo nunca pensó en “el centro de su teología”. Él habló
de su "evangelio" y el cristocentrismo es lo más cercano a ello (cf. Romanos 1:3-4, Romanos 4:24-25)».
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