viernes, 3 de junio de 2016

Reino de Aragón - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Reino de Aragón
Regnum Aragoniae
Reino d'Aragón
Regne d'Aragó

Reino de la Corona de Aragón y parte de la Monarquía Hispánica




Kingdom of Aragon-1037.svg

Evolución condados pirenaicos orientales.png

Evolución condados pirenaicos orientales.png


1035-1707
Bandera de España 1701-1760.svg



Bandera Escudo
Bandera Escudo

Ubicación de Reino de Aragón
Capital Zaragoza
Idioma principal Latín, navarroaragonés, aragonés, castellano
Otros idiomas Catalán, vasco, árabe andalusí, mozárabe, hebreo.
Religión Católica
Gobierno Monarquía
Rey
 • 1035 - 1063 Ramiro I
 • 1700 - 1746 Felipe IV (V de Castilla)
Historia
 • Establecido 1035
 • Disolución 1707
Superficie
 • 1239 39 000 km²
Población
 • 1239 est. 50 000 
     Densidad 1,3 hab./km²
El Reino de Aragón (en aragonés: Reino d'Aragón) nace en 1035, por la unión de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en la figura de Ramiro I. Se prolongará hasta 1707, cuando Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, por los que el reino se integra en el Reino de España.



Índice

Historia

Origen: El condado de Aragón

El matrimonio de Andregoto, hija del conde Galindo II de Aragón, con el rey García Sánchez I de Navarra, condujo a la unión de ambas entidades políticas. El Condado de Aragón
siguió conservando una cierta personalidad que había sido reforzada por
el renacer de la vida monástica y la organización de una diócesis
coincidente con los límites del condado.


En 1035 Ramiro, hijo natural de Sancho III de Navarra y baiulus del condado de Aragón, incorpora a éste los condados de Sobrarbe y Ribagorza, que habían estado bajo el gobierno de su hermano Gonzalo.


La legitimidad de la nueva dinastía la logran los reyes Sancho Ramírez y Pedro I al poner el reino bajo el amparo de la Santa Sede. Así el Reino de Aragón pasó a formar parte de los estados occidentales.


Siglos XI-XII: Expansión del reino

La proyección de Ramiro I para la reconquista de la tierra llana se vio sobrepasada con creces por sus inmediatos sucesores.


El rey de Navarra Sancho Garcés IV fue asesinado por su propio hermano en 1076. Los navarros, no queriendo ser gobernados por el fratricida, eligieron por su rey a Sancho Ramírez de Aragón, quien incorporó la corona de Pamplona a la de Aragón.


El rey Pedro I de Aragón (1070 - 1104) conquistó Huesca en 1095, después de derrotar al rey Al-Musta'in II de Taifa de Zaragoza en la batalla del Alcoraz. En 1101 tomó Barbastro y Sariñena, y tomó Tamarite de Litera en 1104. En este reinado se reglamentó el Fuero de infanzones.


Durante el reinado de Alfonso I el Batallador (1104 - 1134), en el curso de pocos años, con la valiosa colaboración de la nobleza feudal del sur de Francia, se conquistaron los núcleos urbanos y comarcas de Tudela, Tarazona, Calatayud, Daroca y Zaragoza.
La toma de Zaragoza en 1118 supuso la caída de todo el reino moro,
cambiando de este modo radicalmente las estructuras sociales y los
horizontes espirituales del pequeño reino de montañeses que hasta
entonces había sido Aragón.


El rey Batallador, quien había fracasado en su matrimonio con la reina castellana Urraca, no tuvo descendencia. En su singular testamento, hizo herederas de sus reinos a las órdenes militares, pero nadie pensó en cumplir dicho testamento y los nobles aragoneses, reunidos en Jaca reconocieron a su hermano Ramiro como rey. Por su parte, los navarros eligieron a García Ramírez, lo que determinó la separación del Reino de Navarra. En ese momento Ramiro era obispo de Roda-Barbastro, pero tuvo que ocupar el trono.


Corona de Aragón


Guion y caballo engualdrapado con el emblema heráldico del Reino de Aragón privativo en las exequias por la muerte de Carlos I de España. En La
Magnifique, et sumptueuse pompe funèbre faite aus obsèques, et
funerailles du très grand, et très victorieus empereur Charles
Cinquième, celebrées en la Ville de Bruxelles le XXIX. jour du mois de
décembre M.D.LVIII par Philippes Roy Catholique d’Espaigne son fils
, Jérôme Cock (dibujo), Jean y Luc de Dovar, (grabadores), Amberes, Cristóbal Plantino, 1559, LÁM. 19.1

Máxima extensión del Reino de Aragón (en color morado, territorios perdidos en favor del Principado de Cataluña y del Reino de Valencia). Mapa publicado por la Institución Fernando el Católico

«Aragonés» o medio real de plata de Fernando el Católico. Acuñado en 1484 en Zaragoza (reverso con las iniciales I C flanqueando las armas de Aragón, donde la C, marca de ceca, remite a Çaragoça). Tuvo el valor de un sueldo jaqués, lo que la convirtió en la figuración de la unidad de la moneda de cuenta aragonesa tradicional, que no fue amonedada nunca.
En 1137 Ramiro II el Monje pactó los esponsales de Petronila de Aragón, con Ramón Berenguer IV de Barcelona. El hijo de ambos, Alfonso II, fue el primer rey en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona.


En su momento de mayor extensión territorial, el Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy forman la Comunidad Autónoma de Aragón, más una gran parte de la actual provincia de Lérida, una franja importante del valle del Ebro hasta el mar, con Tortosa como principal ciudad costera, y el norte de la actual provincia de Castellón.
Esta expansión se articuló mediante la creación de los Marquesados de
Lérida y Tortosa, aunque posteriormente fueron cedidos por Jaime I de Aragón al Principado de Cataluña.


Fernando II (1479 - 1516) casó con Isabel I de Castilla. El nieto de ambos, Carlos I, heredó ambas coronas, pero manteniendo cada una sus propias leyes y costumbres.


En 1700, con la muerte de Carlos II, fue proclamado rey de Castilla y de Aragón Felipe de Anjou, lo que provocó la Guerra de Sucesión Española. La Corona de Aragón se puso de parte del archiduque Carlos, el otro pretendiente. Cuando la guerra terminó, Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta,
por los que quedaban abolidas todas las instituciones de la Corona de
Aragón, que desaparecía y se integraba en un Estado moderno y
centralizado.


Instituciones


Vidal Mayor. Manuscrito del siglo xiii. El rey Jaime I recibiendo de manos del obispo de Huesca Vidal de Canellas el manuscrito con la compilación de los Fueros de Aragón
Las instituciones políticas del reino estuvieron en constante
evolución durante su existencia. Parece ser que los primeros reyes de
Pamplona eran elegidos por y de entre los principales barones, también
llamados ricoshombres del reino.2
Con el tiempo el cargo se volvió hereditario, pero tanto en Navarra
como en Aragón y en varias ocasiones, cuando no hubo un heredero
directo, los ricoshombres, y más tarde las Cortes, decidieron quien
debía ser el nuevo rey.


El rey Sancho el Mayor otorgó fueros buenos a Jaca para incentivar el asentamiento en la ciudad de cristianos del otro lado del Pirineo.
Esos fueros, o fueros derivados de ellos, fueron después concedidos a
otras ciudades y villas de Aragón y fueron también la base de fueros
otorgados a poblaciones de otros reinos. El Fuero de Jaca fue la base de la ley aragonesa y se convirtieron en una señal de identidad del reino. En el 1247 se compilarán los primeros Fueros de Aragón.3


El Justicia de Aragón
empieza siendo un juez de la Corte, y en el 1265 se establece como juez
de pleitos entre los nobles y el rey y como presidente de las Cortes
del reino. Al principio era nombrado por el rey de entre los nobles,
pero acabó siendo una dignidad a veces vitalicia y hereditaria, siendo
recortadas sus prerrogativas en 1592 como consecuencia de las Alteraciones de Aragón.4


En 1283, después de que el rey Pedro III fuera excomulgado por el papa Martín IV por haber ocupado Sicilia, reino feudatario de la Santa Sede,
la oligarquía aragonesa se confedera para limitar el poder real y
extraer nuevos privilegios. El rey se ve forzado a conceder el Privilegio General en lo que seria conocida como la revuelta de la Unión en 1283. Su hijo Jaime II es forzado a conceder el Privilegio de la Unión.5 Durante el reinado de Jaime I
se habían reunido distintas asambleas, más o menos concurridas, para
resolver pleitos. El Privilegio de la Unión requiere la convocatoria
anual de una corte de nobles y ciudadanos, que acabará incluyendo cuatro
brazos: los ricoshombres, los infanzones y caballeros, las autoridades
eclesiásticas y las universidades. En aquel tiempo se llamaban
universidades a las ciudades, villas y comunidades del reino. Las Cortes de Aragón
no son convocadas con la regularidad requerida, pero con el tiempo
toman el control de la fiscalidad del reino, otorgando fondos al rey a
cambio del mantenimiento y extensión de los privilegios de los
estamentos representados en ellas. 6


La Diputación General del Reino
nace en 1363 como el organismo delegado por las Cortes para recaudar y
administrar los impuestos y aranceles, y para entregar al rey los fondos
acordados. Están representados en ella los cuatro brazos de las Cortes,
con dos diputados por cada brazo. Con el tiempo sus atribuciones
crecerán al encargarse de la administración de los fondos necesarios
para preservar la paz y el bienestar del reino. 7


Fernando el Católico instituye la figura del Virrey,
que ejercerá las atribuciones reales cuando el rey esté ausente del
reino, cosa que sucederá frecuentemente con los monarcas de la Casa de Austria. Del virrey dependía el Gobernador, encargado de mantener el orden y la paz social, y la Real Audiencia, tribunal que impartía justicia para casos graves o de gran importancia, o que afectaran a individuos aforados.8 También estableció la autoridad de la Inquisición
en el reino, un órgano que posteriores reyes usaron para socavar los
privilegios aragoneses, extendiendo su actuación más allá del ámbito
puramente religioso.9


Organización Territorial

El sistema administrativo más antiguo del reino se basaba en la
distribución de poblaciones y tierras a los nobles que participaban en
la conquista. Los nobles podían recibir estos honores en propiedad o en
tenencia, cuando el rey se reservaba la propiedad pero cedía al noble su
administración. Los nobles podían recibir castillos en tenencia,
encargándose de mantenerlos guarnecidos a cambio de poblar y obtener
rentas de las tierras que estos controlaban.10


El rey también concedió la administración de tierras y poblaciones a
la jerarquía eclesiástica. Obispados, arciprestazgos, abadías y órdenes
militares administraban y cobraban rentas de los honores a ellos
otorgados.11


Con el tiempo el rey empezará a crear una red de funcionarios para
que controlen las tierras y poblaciones directamente dependientes de él,
llamadas de realengo. El merino era un agente ejecutivo, judicial y militar del monarca que ya aparece documentado en el Fuero de Jaca. Los bailes
comenzaron teniendo competencias similares, pero acabaran
especializándose en la gestión del patrimonio real. El rey otorgaba a
ciudades y villas de realengo fueros que especificaban los privilegios
de sus vecinos. Las comarcas de Daroca, Teruel, Calatayud, Albarracín y
otras fueron organizadas en comunidades que enviaban sus propios
representantes a las Cortes.12
En el siglo XV el territorio del reino fue dividido en once
sobrecollidas con fines fiscales, que fueron convertidas en veredas, con
algunas modificaciones, en el siglo XVII.13


Demografía

Antes de la conquista islámica de la península ibérica la población
en lo que luego sería Aragón era una mezcla del sustrato íbero y
celtíbero con los colonizadores romanos y los invasores visigodos, con
vascones ocupando los valles pirenaicos.14
Había también una minoría judía, resultado de la diáspora del siglo I.
Esta minoría, tolerada por los romanos, estaba siendo perseguida por los
visigodos en la época previa a la invasión musulmana.15


Los invasores musulmanes no fueron muy numerosos, siendo
principalmente bereberes, pero también, en oleadas posteriores, árabes y
sirios. Aquellos establecidos en el valle del Ebro eran
mayoritariamente árabes, divididos entre qaysíes y kalbíes, árabes del
norte y del sur. La mayoría de la población musulmana en la zona en la
época de la reconquista eran muladíes, cristianos convertidos al Islam.16 Aquellos cristianos que no se convirtieron, llamados mozárabes, fueron tolerados por los gobernantes musulmanes a cambio del pago de impuestos especiales.17


Los primeros condes de la Marca Hispánica fueron francos, pero con el tiempo fueron reemplazados por las élites locales, vasconas e hispanovisigodas. Los reyes de Pamplona y luego de Aragón promovieron la inmigración de francos y occitanos a sus reinos, así como la de mozárabes. Con la invasión de los fundamentalistas almohades,
comunidades judías de Al-Ándalus también emigraron a los reinos
cristianos. Tras la conquista del valle del Ebro, un número considerable
de musulmanes pasó a ser súbditos del rey de Aragón. Estos musulmanes,
llamados mudéjares, formaron una parte importante de la clase artesanal y agrícola del reino, como se refleja en la muy difundida arquitectura mudéjar aragonesa.18


El siglo XIII fue la época dorada de los judíos de Aragón.
La minoría judía era eminentemente urbana, dedicándose a todo tipo de
ocupaciones, pero destacando en la medicina, la administración, la
recaudación de impuestos y el préstamo. Los judíos eran considerados
propiedad de la corona, proporcionándoles el rey protección a cambio de
contribuciones especiales.19 En el mismo siglo se produjo la llegada de refugiados cátaros de Occitania,
que huían de la persecución religiosa. La situación de los judíos
empeoró al final del siglo debido a la presión de la jerarquía católica,
siéndoles prohibidos el ejercicio de cargos públicos. Muchos judíos
aragoneses se convirtieron al cristianismo, con mayor o menor
convicción, para evitar los altos impuestos y la persecución. Estos
conversos se integraron en la población cristiana, mezclándose incluso
con familias nobles. Esto podría explicar la significante frecuencia de
haplotipos judíos en la población aragonesa contemporánea.20


Los conflictos internos, la guerra con Castilla y sobre todo la peste negra y otras epidemias en el siglo XIV produjeron un descenso importante de la población en el reino. En el año 1492 los Reyes Católicos decretaron la conversión o expulsión de los judíos. En el 1495 se realizó un censo, el fogaje de 1495,
que reveló un total de 51.540 fuegos en el reino, o unos 200.000
habitantes. Los musulmanes eran entonces un 11% de la población total.
La ciudad más poblada, Zaragoza, contaba con menos de 20.000 pobladores.


En 1525 Carlos V
decretó también la conversión o expulsión de los mudéjares, siendo
bautizados la mayoría de los musulmanes de Aragón en el 1526. Durante el
siglo XVI el total de la población creció un 50%, sobre todo en la
ribera del Ebro y sus afluentes de la margen derecha. Parte del
crecimiento fue debido a inmigración procedente del norte de los
Pirineos. En el siglo XVII el crecimiento demográfico se ralentizó. En
1610 fueron expulsados unos 65.000 moriscos,
alrededor de un 20% de la población. Otros factores significativos en
el menor crecimiento poblacional fueron la pérdida de producción
agrícola debido a la expulsión de los moriscos y periodos de sequías,
una peste que asoló el reino de 1647 a 1654, el aumento de la imposición
fiscal y la Guerra de Secesión catalana.21


Ya en el siglo XVIII, la Guerra de Sucesión
conllevó una disminución de alrededor del 10% en población, incluyendo
la emigración de muchos de los residentes de origen francés después de
que el Archiduque Carlos decretara su expulsión.


Véase también

Notas


  • Montaner Frutos, 1995, p. 185, LÁM. XVII.

    1. Salas Auséns, 1989, pp. 191-197.

    Referencias

    Enlaces externos

    Coordenadas: 41°39′N 0°54′O (mapa)










  • Zurita, 1984, Libro I, cap. V.


  • González Antón, 1989, pp. 174-175.


  • González Antón, 1989, pp. 176-177.


  • González Antón, 1989, pp. 175-176.


  • González Antón, 1989, pp. 177-178.


  • González Antón, 1989, p. 178.


  • Serrano Martín, 1989, pp. 218-219.


  • Colás Latorre, 1989, pp. 224-228.


  • Rodrigo Estevan, 1999, cap. 43.


  • Sarasa Sánchez, 1999, cap. 55.


  • González Antón, 1999, capt. 48.


  • Jarque Martinez, 1999, cap. 65.


  • Marco Simón, 1989, pp. 72-74.


  • Motis Dolader, 1999, cap. 60.


  • Cervera Fras, 1999, cap. 22.


  • Cervera Fras, 1989, pp. 119-122.


  • Ledesma Rubio, 1999, cap. 32.


  • Blasco Martínez, 2009, cap. 6.


  • Adams, 2008, pp. 732-733.


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