martes, 19 de julio de 2016

Diego Edelberg: “La tradición enseña que salvar vidas tiene prioridad” | Shalom

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Diego Edelberg: “La tradición enseña que salvar vidas tiene prioridad”


junio 11, 2016 8:16 pm
Categoría: Comunidad, Judaismo



Rabino Diego Edelberg.
Rabino Diego Edelberg.
Por Gaby Arditi


El líder
espiritual de la comunidad Ruaj Amí señala que “la discusión sobre la
donación de órganos desde la perspectiva judía no concluye con una
respuesta directa y mecánica sobre qué hay o no hay que hacer. Esta
discusión es mucho más compleja si consideramos el escenario en cada
ocasión como único desde la perspectiva del donante, por un lado, de
quien recibe el órgano, por otro, e incluso de quien realiza la
operación. Cada uno de estos tres participantes en este proceso son
seres humanos diferentes a todos los demás, en un contexto también
particular, y por eso, inevitablemente, se nos presentan múltiples
complejidades, junto a condiciones que deben ser evaluadas en cada
situación irrepetible.
 


Posiblemente
el desafío central para una declaración unánime en el judaísmo sea la
imposibilidad de encontrar una simple variable que defina la vida o la
muerte como tal, en forma irrefutable y eterna. No sea cosa que al
intentar remover un órgano de una persona uno lo esté asesinando si no
está definido como muerto. Recordemos que la forma en la que hemos
evaluado históricamente lo que significa estar muerto desde la visión
judía, ha ido cambiando. En la era talmúdica se pensaba que una persona
que no respiraba estaba muerta. Hoy la respiración no es el parámetro
sino la muerte cerebral. La conciencia de este devenir histórico,
inevitablemente nos invita a la pregunta obvia: ¿podemos estar seguros
que la definición sobre lo que es considerado estar muerto será igual
dentro de 100 años, cuando el conocimiento médico sepa aún más sobre el
cuerpo, del modo que lo ha hecho hasta ahora, afectando nuestras
definiciones?



Resguardarnos
solamente en la halajá como una manera de responder, no nos ofrece las
respuestas últimas a las preguntas más profundas que lidian con la
donación de órganos. La mayoría de nosotros no encuentra placer
contemplando o fantaseando nuestra propia inexistencia por mucho tiempo
y, cuando lo hacemos, tenemos dificultades para pensarnos a nosotros
mismos sin algunos órganos. No nos es fácil imaginarnos muertos y encima
sin nuestro corazón que nos dio tanto sin que nosotros le pidiéramos.
Por eso, si bien la halajá representa el cerco que limita la
subjetividad individual en la práctica comunitaria judía, hay pulsiones y
creencias que se nos escapan en la conversación que nos preocupa frente
a este tema. Esto ocurre porque estamos lidiando de fondo con teología y
no necesariamente o exclusivamente halajá. En palabras más simples, lo
que más nos conmueve en esta discusión surge desde la proyección,
imaginación e incluso fantasmas del temor sobre qué es lo que
supuestamente creemos que D-s va a realizar al final de los tiempos con
nuestro cuerpo. En consecuencia, al definir nuestros entendimientos
teológicos afectamos la responsabilidad de cómo elegimos vivir y
entender lo judío. Así, lo que nos preocupa no es tan sólo que nos maten
en caso de no estar realmente muertos al momento que nos están sacando
un órgano del cuerpo sino el hecho que esto afecte nuestra redención
final al momento de la llegada del Mesías.



Al llevar
entonces el diálogo hacia lo teológico, descubrimos una complejidad aún
más elevada puesto que no hay una posición única que posea autoridad
judía absoluta y doctrinal sobre el más allá en el judaísmo. Esto no
debería sorprendernos: estamos lidiando con un tema que realmente nadie
ha experimentado en vida y lo que podemos decir es tan solo producto de
nuestra imaginación. Por eso, si bien el Shulján Aruj nos ofrece un
espectacular compendio, síntesis y codificación definitiva de la halajá
hasta su propio momento histórico, no hay trabajo similar que codifique
las creencias sobre el fin de los tiempos en el judaísmo. Esto ha dado
lugar a diferentes interpretaciones en la tradición judía que con el
paso del tiempo se han convertido en una suerte de dogma sobre el más
allá y el final de los tiempos que muchos creemos simplemente porque
alguien nos lo ha contado.



Por lo tanto,
una posible invitación a continuar esta conversación sobre la donación
de órganos debería contemplar que los que creemos en la reencarnación no
deberíamos oponernos a la donación de órganos. Después de todo e
indefectiblemente, vamos a habitar en un cuerpo nuevo. Del mismo modo,
aquellos que creemos también en la resurrección que, al igual que la
reencarnación, está profundamente arraigada en nuestra tradición
rabínica, tampoco deberíamos oponernos a la donación de órganos. Si la
resurrección es tal cual la mayoría de los que creemos en ella
imaginamos que es, entonces D-s, como creador omnipotente, ciertamente
va a resucitarnos en un cuerpo que probablemente será mejorado para ser
útil, a diferencia de aquel en el que estamos cuando hemos muerto.



Sin embargo,
por encima de cómo concebimos la vida después de la muerte y qué
ocurrirá con nuestro cuerpo, lo importante al fin de cuentas es destacar
que la tradición enseña que salvar vidas en el aquí y ahora tiene
prioridad sobre cualquier cosa que creemos sobre el fin de los tiempos.
Si ha de haber resurrección corporal tenemos que tener esperanza que D-s
posee una amplia capacidad para restaurar todos los órganos y tejidos
corporales (¡algo que inevitablemente tendrá que hacer en ese momento a
menos que la resurrección no incluya el cuerpo como nosotros lo
entendemos sino el alma u otra forma de existencia diferente y toda esta
discusión ya no tenga sentido!).



Mientras
esperamos, tenemos que responsablemente lidiar con los problemas de este
mundo bajo el imperativo divino de salvar todas las vidas que podamos.
Visto desde todas estas perspectivas, sin duda la donación de órganos es
una manera importante de cumplir la mitzvá de salvar una vida y tener
confianza que nuestro cuerpo también estará listo para el fin de los
tiempos cuando vuelva a ser útil de algún modo quizás diferente”.







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