Todo lo que necesitas saber sobre la muerte y el después de la vida en el judaísmo
Luego de la publicación sobre Los Mitos del Infierno en el Judaísmo, noté que de entre todos los temas mitológicos que vengo traduciendo y compartiendo de la espectacular obra de Schwartz (Tree of Souls: The Mythology of Judaism
image: http://ir-na.amazon-adsystem.com/e/ir?t=judjud-20&l=as2&o=1&a=0195327136
)
este ha sido el que despertó más interés e incluso controversia. El
hecho que esto haya sucedido nos dice mucho sobre nosotros mismos.
Estamos más preocupados por saber qué pasa cuando nos morimos que por
comprender nuestro origen o el origen mismo de la Creación. Si bien
ambos polos (qué sucedió antes de la Creación y qué sucederá luego de
nuestra muerte o luego de la llegada del Mesías) se encuentran más allá
de nuestra capacidad cognitiva puesto que cuando hablamos de los mismos
debemos recurrir al lenguaje no figurativo, poético, metafórico o
mitológico ya que ningún ojo humano ha visto estos acontecimientos, la necesidad de articular algo que nos de sentido sobre qué pasará luego de la muerte es esencial para la mayoría de nosotros.
No nos contentamos con la idea de pensar que un día dejaremos de ser.
Queremos saber qué pasará con nuestro cuerpo y nuestra alma. Obviamente
que no somos los primeros en reflexionar sobre este tema ni tampoco la
única tradición que intenta ofrecer una respuesta. Cada civilización y
pueblo ha intentado articular de una forma u otra una mitología sobre la
muerte y el después de la vida. Por eso he decido interrumpir
la secuencia de publicaciones mitológicas y esta semana ofrecerles algo
diferente. He estado buscando información sobre el después de la vida y encontré un ensayo muy completo escrito por el Rabino Dr. Barry Leff.
Este rabino conservador posee su propio blog en inglés con artículos
sumamente interesantes (para quienes pueden leer sobre judaísmo en dicho
idioma) y dentro de esos artículos escribió un resumen del libro Jewish Views of the Afterlife (literalmente, “la visión judía del después de la vida“)
escrito por el Rabino y psicólogo Dr Simcha Raphael. Por lo tanto esta
publicación es una traducción y reinterpretación del ensayo publicado
por el rabino Barry Leff sobre la obra de Simcha Raphael.
image: http://www.judiosyjudaismo.com/wp-content/uploads/2015/07/Todo-lo-que-necesitas-saber-sobre-la.png
ATENCIÓN: debido a la longitud de esta publicación he decido compartirla también en formato PDF que pueden descargar haciendo click –> aquí.
Los que estén buscando información paso-a-paso sobre todo lo que
involucra el proceso de entierro y duelo según la tradición judía
recomiendo la publicación Guía de Duelo (el formato no es muy bueno pero el contenido si lo es).
el judaísmo. Esto no debería sorprendernos: estamos lidiando con un
tema que realmente nadie ha experimentado en vida. Por eso, si bien el Shulján Aruj nos ofrece un espectacular compendio, síntesis y codificación definitiva de la halajá (la
práctica judía) hasta su propio momento histórico, no hay trabajo
similar que codifique las creencias escatológicas judías (del griego
antiguo éskhatos: ‘último’ y logos: ‘estudio’, la escatología es el conjunto de creencias religiosas sobre las realidades últimas).
Por este motivo el libro Jewish Views of the Afterlife analiza
las fuentes de una gran cantidad de costumbres y creencias que tenemos
hoy pero no llega a una simple declaración de lo que se consideraría la
creencia normativa del judaísmo ni sobre qué ocurre luego de la muerte;
tampoco establece qué es lo que los judíos deberíamos creer al respecto.
Lo que es aceptado como creencia general (llamémosla “posición por
defecto”) es probablemente una simplificación de los conceptos
elaborados en los textos cabalísticos y jasídicos (explicaré esto más adelante en esta misma publicación). Sin embargo y sin poder articular de dónde proviene, la mayoría de los judíos cree aquello que se desprende de la herencia de Maimonides (Rambam) y su filosofía racionalista la cual establece que hay un
gran abismo entre las cosas que sabemos acerca del mundo físico y las
cosas que no podemos ni podremos nunca conocer directamente sobre el
reino de la divinidad. Por lo tanto la especulación acerca del reino de
la divinidad es en algún punto inútil para Maimonides y quienes se
adhieren a su pensamiento.
El objetivo del judío es vivir una vida plena en este mundo practicando mitzvot (preceptos
o mandamientos), estudiando Tora y haciendo buenas acciones sin esperar
una recompensa a cambio. Esta posición de ignorancia frente a la muerte
es muy similar a la visión que Maimonides concluye sobre Dios: debemos
tener fe absoluta que Dios existe junto una ferviente creencia que no
podremos nunca comprender Su naturaleza o esencia con algún tipo de
certeza mientras nosotros mismos habitemos el tiempo del reino físico
(esto no quita que podemos hacer lo yo más disfruto, eso es, estudiar
las metáforas que hemos depositado en Dios como humanidad y como
tradición). Esta cosmovisión y aceptación racionalista-aristotélica
ha servido para restarle importancia a la especulación en los asuntos
espirituales que no podemos realmente conocer para ayudarnos a enfocar
la brújula mental y emocional en las acciones que sí están sujetas al
mundo físico que podemos influenciar. En otras palabras, la
declaración de ignorancia sobre estos temas ha liberado al judío al
mismo tiempo que lo ha comprometido con la manera que actúa en este
mundo, el único en el cual será recordado por sus semejantes.
de la muerte desde una perspectiva judía. Como ya he mencionado estamos
hablando de un mito, metáfora o imagen no figurativa puesto que nadie
sabe por experiencia propia si esto es así. Nadie ha vuelto aún para
contarnos lo que realmente ocurre. Aquí vamos:
resurrección física como parte de lo que se consideraría el judaísmo
general actual. La razón por la que incluyo esta creencia en la
resurrección es porque forma parte de uno de los trece principios de fe
del Rambam (Maimonides) que la mayoría de los judíos recitamos como
parte de nuestro rezo en el poema litúrgico Yigdal. Es curioso como muchos confiesan no creer en la resurrección y sin embargo cantan “rezando” Yigdal el
cual contiene la confesión que uno sí cree en eso (¿tal vez cantamos
algunas poesías litúrgicas porque nos gusta su melodía ignorando su
texto?)
Sheol es mencionado en la Tora como un dominio subterráneo de los muertos, un lugar que no es bueno ni malo e incluso está más allá del cuidado y control de Dios.
Según la antigua visión tripartita de la Biblia, Dios esta en el reino
celestial, los seres humanos en la tierra y los muertos en Sheol. Sheol entonces no es una región donde van los malvados y son castigados; es simplemente el lugar donde van a parar los muertos. Para la Biblia, los reyes y los pecadores tanto ricos como pobres tiene un mismo destino: todos van a Sheol cuando mueren.
Varias descripciones en los libros de Daniel, Job y Proverbios pintan un cuadro de un reino subterráneo sombrío y triste. Sheol a veces es referido con otros nombres como Abbadon (ruina o destrucción), Bor (el pozo) y Shajat (corrupción). Los residentes de Sheol se llaman Refaím (fantasmas) o a veces y literalmente “los débiles o impotentes”. En Isaías 26:14 encontramos afirmaciones como “Ellos están muertos, ya no viven más, sus espíritus ya no pueden elevarse”. Por
esto motivo la muerte no fue vista por la generación bíblica como una
aniquilación de la existencia sino como una reducción de la energía. El nefesh (la
fuerza vital o energía) fue visto como existente en un continuo que va
desde la máxima potencia (la vida) hacia a la enfermedad (la cual es
considerada un estado de debilidad) y finalmente hacia la muerte, que es
el punto más bajo.
Pero la visión del Sheol creció y mutó con el paso del
tiempo y la influencia de otras culturas circundantes a los judíos. Como
Dios pasó de ser el Dios de Israel a ser Dios de todo el mundo, su
poder se extendió también a Sheol. En el Salmo 49:15 se muestra esta expansión del poder donde dice “Pero Dios redimirá mi vida del poder del Sheol y me recibirá”.
Es interesante observar aquí la evolución del pensamiento bíblico: al
principio los vivos podían pedir ayuda a los habitantes de Sheol (por
ejemplo el rey Saúl convoca a Samuel para recibir orientación) pero los
textos posteriores como Job, Salmos y Eclesiastés muestran a los
muertos en el Sheol como seres completamente aislados del mundo
y sin poder para percibir que sucede en el reino de los vivos. Así y
todo a partir del siglo VI a.E.C, después que Israel había sufrido
numerosas calamidades militares, Sheol comenzó a ser visto como un reino de la retribución divina.
Ya en el Libro de Jeremías la noción de la responsabilidad individual
y la retribución entra en el pensamiento judío. El concepto se aclara
con el profeta Ezequiel quien, en forma opuesta a Los 13 Atributos de la Misericordia Divina que aparecen en la Tora, declara: “Todo
el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa
de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con
justicia y al malvado se le pagará con maldad (Ezequiel 18:20)”. En
este punto, cabe destacar que las recompensas son en este mundo: los
justos siguen viviendo mientras los malvados descienden a Sheol. No es hasta el Libro de Job donde
se discute por primera vez la idea de una recompensa divina más allá de
la tumba. Job profesa la creencia que, después de todo su sufrimiento,
el verá a Dios (¿suponen ustedes también que tendrá el pobre Job algunas
preguntas duras para ese momento en el que vea cara a cara a Dios?).
A pesar del monumental esfuerzo midráshico de los rabinos por encontrar fuentes que confirmen la creencia en la resurrección dentro del Pentateuco (la Tora, los primeros cinco libros de la Biblia), las primeras descripciones claras de resurrección están recién en Ezequiel (circa siglo VI a.E.C) en su célebre visión del valle de huesos secos que cobran vida. En Isaías, Sheol
se convierte en una sala de espera para los justos que esperan ser
resucitados. Ya en libro de Daniel (siglo II a.E.C), los malvados serán
castigados y los justos serán recompensados en el juicio postmortem. Y
es así como en el devenir histórico notamos una transformación con
respecto a los ideales sobre la muerte en la tradición judía. A partir
de ahora, el juicio postmortem y la resurrección serán componentes
esenciales de la visión judía luego de la muerte.
se ha convertido en un reino con áreas diferenciadas para el justo y el
malo. Esta literatura termina de expandir el concepto dualista del después de la vida en dos trayectorias:
nosotros hemos heredado- aparece por primera vez mencionado en el libro I de Janoj el cual data del siglo III a. E.C. La palabra Guehinom proviene de Gei Hinom, literalmente el Valle de Hinnon, mencionado en los libros de Josué y Jeremías como un lugar donde se ofrecían sacrificios de niños a Moloch.
A pesar que los apócrifos no son parte del canon oficial que se
establecería más adelante cuando se decidiría qué libros formarían parte
de la Biblia y cuales no, hay muchos lugares donde las ideas expresadas
en esta literatura encuentran su camino en las interpretaciones
rabínicas posteriores del Olam HaBa así como en el midrash
medieval y la cabalá. Debemos recordar que durante un largo período de
tiempo todo este mundo antiguo se basaba en tradiciones orales que
viajaban de un lado para el otro y una tradición que comenzaba en un
círculo de estudiantes podía ser luego re-elaborada para encajar en los
ideales de otro círculo de estudiantes con ideales diferentes.
desde la destrucción del segundo Templo en el año 70 E.C hasta casi el
año 900 aproximadamente. La destrucción del Templo, el establecimiento
de la academia en Yavneh y el creciente poder de los rabinos en
Babilonia tuvieron una profunda influencia en todos los aspectos del
pensamiento judío y en especial sobre qué pasa después de la vida (recomiendo leer o escuchar Nacimiento y Legado del Judaísmo Rabínico para entender el contexto del judaísmo rabínico)
En la literatura rabínica se utiliza el término Olam HaBa (Mundo
Venidero), sin ser necesario dar una explicación clara de lo que es.
Esto sucede porque, como mencionamos anteriormente, la tradición oral al
ser puesta por escrito asume que los lectores estarán familiarizados
por el contexto y no son necesarias definiciones ni explicaciones
(recién cerca del año 1000 comenzaran los judíos a sistematizar el
judaísmo siendo Saadia Gaón el primero en iniciar este género). De hecho, gran
parte de los comentadores antiguos, medievales y modernos tanto de la
Biblia como la literatura rabínica se dedican a encontrar el sentido de
sus propias vidas en el intento por descifrar qué quiere decir el texto
originalmente. Lo que se entiende desde la literatura rabínica es que el Olam HaBa es el reino espiritual en contraste con el Olam HaZeh (este mundo) que es el mundo físico. Ambos mundos se consideran importantes al punto tal que en Mishná Avot hay dos afirmaciones aparentemente contradictorias expresadas por el mismo rabino: “Es mejor una hora de vida en el mundo venidero que el conjunto de toda la vida en este mundo” seguido de “Es mejor una hora de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo que toda la vida en el mundo venidero“. En algunos pasajes de la literatura rabínica el Olam HaBa es nombrado como un lugar de recompensa colectiva y en otros de recompensa individual.
Es importante comprender que la visión judía del después de la vida es a su vez una herencia de los fariseos. Los
saduceos tenían una visión muy diferente. Los saduceos rechazaban por
completo los conceptos de la recompensa y el castigo después de la
muerte. Los saduceos enseñaron que el alma cesaba por completo su
existencia en el momento de la muerte. Según Flavio Josefo, “los
saduceos…se llevaron la fe por completo y supusieron que Dios no le
preocupaba nuestro hacer o no hacer; dijeron que actuar en forma buena o
mala es una elección propia de los hombres. También quitaron la
creencia de la duración inmortal del alma y los castigos y las
recompensas de Sheol“. En cuanto a los fariseos, Josefo dice “ellos creen que las almas tienen un vigor inmortal en ellos…[y] el poder de revivir y vivir de nuevo“.
En los evangelios vemos cómo Jesús, un producto del judaísmo del primer
siglo, acepta en forma tácita la creencia farisaica en la resurrección
de los muertos para toda la humanidad.
Ya en los primeros textos de la mishná (la primer obra oficial de la literatura rabínica), Olam HaBa representa
una fase del fin de los tiempos cuando el juicio divino se manifestará y
muchos serán traídos de vuelta a la vida física. Pero los rabinos de la
mishná no están hablando de un reino espiritual inmortal.
Hablan de algunos personajes a quienes se le negará un lugar en el Mundo
Venidero, por ejemplo, tres reyes de Israel (Iarabam, Ajab y Menashé);
la generación del diluvio; los hombres de Sodoma; la generación que
salió de Egipto; los espías que reportaron noticias negativas al pueblo
luego de visitar la tierra prometida e incluso aquellos que
niegan que la resurrección de los muertos se prescribe por la Tora (¡aún
cuando la Tora no dice literalmente nada al respecto!). No hay mucha discusión en la mishná sobre la naturaleza del más allá; la atención se centra en el comportamiento ético en el más aquí, necesario
para merecer la participación en el Mundo Venidero. En este período la
imaginación rabínica presenta al Mundo Venidero simplemente como una
versión mejorada de este mundo: un lugar de justicia y prosperidad. Hay
vino, comida y niños sin esfuerzo.
Alrededor del siglo II a.E.C había sabios que ocasionalmente declaraban que el Olam HaBa
tenía un lugar en el cual las almas inmortales subían directamente
luego de la muerte. Pero esta opinión terminó siendo minoritaria y por
eso no logro potenciarse.
El concepto de juicio, tanto colectivo como individual, fue central en los puntos de vista rabínicos sobre el Olam HaBa.
Hay pasajes que hablan de Dios juzgando a Israel y también sentado con
los ancianos de Israel juzgando a las naciones gentiles. El juicio
individual se muestra en Mishná Avot, “En el Olam Ha-Ba tendrás que dar cuenta y ajuste de cuentas ante el supremo Rey de Reyes, el Santo Bendito Sea”.
En otros lugares se describe cómo el individuo tendrá una revisión de
su vida y los justos merecerán Gan Edén mientras que los malvados serán
castigados en Guehenna.
Los rabinos tenían una amplia gama de ideas acerca de lo que
sucedería en la muerte y justo después: se enseñaba que existen 903
tipos diferentes de muerte en el mundo, el más difícil y doloroso debido
a una forma de asfixia y el más fácil sería como “un beso de Dios”. En
la literatura rabínica los rabinos insisten repetidamente que el camino a
una muerte sin dolor es simplemente llevar una vida recta en este
mundo. El Ángel de la Muerte, Malaj HaMavet, que aparece en el
momento de la muerte, es una invención rabínica aunque hay ejemplos de
ángeles destructores en la Tora y el Tanaj. Los rabinos enseñaron que
uno puede eludir al ángel de la muerte a través del estudio ferviente y
continuo de la Tora. Otros seres angelicales también se involucran en el
proceso de muerte, incluyendo Duma, el cuidador de las almas.
El período rabínico entiende la idea de sufrir los dolores de la
tumba como una forma de expiar los pecados (nuevamente recuerden que
“pecado” es una idea cristiana y lo más cercano a este concepto en el
judaísmo es el yerro o error). Los rabinos debaten sobre si los muertos
pueden oír lo que está pasando en el mundo de los vivos. En el Talmud
hay un dicho precioso y escalofriante al mismo tiempo que enseña que los
labios de un sabio se mueven dentro de su tumba cuando alguien dice una
enseñanza o halajá en su nombre. Hay una historia de un hombre
que escucha a dos espíritus que conversan y se aprovecha de los
conocimientos que adquiere de ellos. Nigromancia o necromancia (el
tratar de conversar con los muertos) está estrictamente prohibido en la
literatura rabínica (algunos rabinos decretaron que de hecho era
imposible hacerlo pero la mayoría simplemente opinaba que estaba
prohibido). Está prohibido hablar de Tora cerca de un muerto puesto que
el mismo no puede participar. En el midrash se menciona el
intento del alma -durante tres días consecutivos- de quedarse en el
cuerpo pero finalmente se rinde cuando ve que el cuerpo comienza a
decaer; otro midrash dice que durante los siete días de luto el alma va y viene entre su morada en el sepulcro y su antigua casa.
Guehenna eventualmente se convierte en un reino de castigo;
en algunos lugares se menciona que es un lugar creado en el segundo día
de la creación y en otros lugares se menciona que es una de las siete
cosas creadas antes del mundo. La amenaza de castigo en Guehenna fue utilizado por los líderes rabínicos como una manera de conseguir que la persona promedio obedezca las mitzvot. Se creía que uno se cargaba una variedad de pecados sobre sí mismo en el Guehenna incluso si uno era un justo y un erudito en Tora. Algunos de los pecados que uno traía de castigo al Guehenna
incluían haber realizado lo siguiente en este mundo: incesto,
adulterio, idolatría, orgullo, perdida de los estribos, enseñarle a un
estudiante que no es digno y (escuchen esto) ¡seguir el consejo de su
esposa! Como contrapartida los rabinos enumeran las cosas que podrían
ayudarnos a ahorrar tiempo de tormento en Guehenna: tzedaká,
humildad, visitar a los enfermos, enseñar Tora al hijo de un ignorante y
observar el mandamiento de comer tres comidas en Shabbat. En el tratado
de Berajot se enseña que si uno dice la Shema claramente entonces los fuegos de Guehenna se enfrían para uno. También hay una enseñanza que incluso si uno está en las puertas de Guehenna y realmente se arrepiente, puede recibir la misericordia divina y estar exento de los castigos de Guehenna. Este mundo puede a veces parecer injusto, con prosperidad para el malvado y sufrimiento para el justo, pero todo es justo en Guehenna (o no, ¡depende de uno!).
Es en el período rabínico que el ideal de la pena de 12 meses de duración en Guehenna surge por primera vez. Si bien hay discusiones de algunas categorías de pecadores que son eternamente condenados a Guehenna, este punto de vista no se arraigó tan fuertemente como el de los 12 meses. En el judaísmo, Guehanna
es un lugar temporal para la purificación de los pecados (nuevamente
“los errores) de uno. No es el equivalente de un lugar de condenación o
maldición eterna como lo es el infierno para los cristianos. No existe
realmente el infierno ni castigo eterno en el judaísmo.
Hay una gran variedad de discusiones sobre el tamaño de Guehenna,
las entradas, características, etc. El énfasis rabínico por ocuparnos
de nuestro comportamiento en esta vida es tan claro que ninguna de todas
las discusiones sobre Guehenna fue tan importante que logró
desarrollar una sola opinión o creencia consistente (creo que es esto lo
que muchas veces confunde y enoja a quienes no logran comprender la
naturaleza del debate y el dinamismo sobre la verdad que posee el
judaísmo rabínico).
La literatura rabínica analiza dos versiones del Gan Eden, una terrenal y otra celestial. Si Guehenna es una advertencia a los justos para que no se desvíen, Gan Eden es un incentivo para que los pecadores intenten enmendarse. No está claro si los rabinos pensaban en Gan Edén como postmortem o posthistórico, como un más allá o un paraíso utópico que llegaría algún día. En varias fuentes se dice que los justos entran a Gan Eden en el momento de Olam HaBa,
al final de los tiempos y no justo después de la muerte. La noción
basada en la Biblia que el alma y el cuerpo están unidos en la tumba
hasta el momento de la resurrección dominó durante varios siglos.
Además, en varios lugares los rabinos hablan de un lugar llamado otzar el
cual es entendido como un depósito divino de las almas que existe ya
sea en los reinos más altos de Gan Edén o más allá del Gan Edén (hay
distintas opiniones y recordemos siempre que son todas especulaciones
porque, nuevamente, nadie realmente sabe). La influencia del pensamiento
griego en el judaísmo se presiente aquí con la idea de otzar como una especie de tanque de retención divina. Paralelamente a otzar tenemos también un almacén llamado guf
(cuerpo) donde las almas moran antes de la encarnación física. Así que
la creencia era que las almas preexistentes se encarnaban en este mundo
luego de pasar por el guf y después de la muerte los justos eran devueltos a otzar mientras que otros iban para otros reinos.
Dado que la doctrina de la resurrección era central para los rabinos
del Talmud, los mismos se esforzaron duramente para encontrar una base
bíblica. La verdad es que las referencias a Deutoronomio (31:16) y Éxodo
(15:1) que se utilizan para probar la resurrección tienen que ser
severamente sacadas de contexto para que sean creíbles.
Finalmente algunos rabinos creían que todo el mundo iba a ser
resucitado mientras otros decían que solo los justos o aquellos que
conocen la Tora. También había una creencia que sólo los que están
enterrados en Israel serían resucitados. Esto llevó a que los huesos de
muchos sabios sean enterrados en Eretz Israel después que su carne se había desintegrado en una fosa temporal en Babilonia. Otra solución a este problema surge en un midrash que
nos cuenta que en el momento de la resurrección Dios hará pasajes
subterráneos para los justos (¡amo la creatividad rabínica!). De hecho
existió (¿sigue existiendo en algún lado?) una costumbre en la diáspora
que se trata de enterrar judíos con un pequeño palo o espiga. Esto es
para que puedan encontrar más fácilmente su camino de regreso a la
Tierra Santa en el momento de la resurrección.
o exégesis rabínica) influenciada por el oscurantismo medieval
cristiano. El resultado fue una nueva gran fuente de enseñanzas judías
sobre el más allá que desde una perspectiva histórica resultan
fascinantes de analizar y escalofriantes de relacionar con lo que los
judíos (y el mundo medieval no-judío) estaba experimentando. Estos midrashim (plural de midrash)
poseen representaciones de los mundos postmortem que van desde lo
macabro a lo sublime. Los textos están llenos de detalles gráficos sobre
la vida después de la muerte los cuales no son menos fantásticos que el Infierno de La Divina Comedia de Dante.
Se habla que el cuerpo muerto es golpeado con cadenas; que hay 7 compartimientos de Guehenna (y
en el último está la oscuridad que estaba antes de la creación); cinco
diferentes tipos de fuegos que hay que atravesar; carbones tan grandes
como montañas; hombres colgando de sus cabellos, ojos y narices; hombres
lanzados desde el fuego a la nieve; hombres colgados de sus testículos
por descuidar a sus esposas y cometer adulterio; 7000 agujeros, cada uno
con 7000 escorpiones, cada uno con 300 ranuras, cada una con 7000
bolsas de veneno y de cada uno de los cuales fluyen seis ríos de veneno
mortal.
Compensando todas esas descripciones morbosas tenemos descripciones
más alentadoras sobre el Gan Edén. Hay allí ahora 7 reinos para los
justos, moradas para mujeres justas, palacios celestiales adicionales,
nuestros queridos antepasados, ríos, toldos, vinos conservados de la
Creación (¡imaginen lo que sale ese vino!), ochenta miríadas de árboles,
paredes de vidrio, paneles de madera de cedro, paneles de madera de
olivo, pilares de plata, etc. (Para un detalle sobre dónde provienen
todas estas fuentes recomiendo nuevamente Tree of Souls: The Mythology of Judaism
image: http://ir-na.amazon-adsystem.com/e/ir?t=judjud-20&l=as2&o=1&a=0195327136
)
filósofos judíos medievales se ocuparon principalmente por explicar las
ideas filosóficas sobre la esencia y la sustancia del alma y se
alejaron de las descripciones míticas sobre la otra vida.
Saadia Gaón que inicia la filosofía judía declaró que las acciones
morales pulían el alma y las acciones malvadas la empañaban. Para este
pensamiento Gan Eden es luminosidad acumulada y Guehenna empañamiento acumulado. Saadia afirma la resurrección pero rechaza la reencarnación y la transmigración de las almas. Maimónides entiende el Olam HaBa como un reino que entra en juego después de la resurrección comunal al final de los días. Para Gershónides
la inmortalidad es el resultado de los logros intelectuales alcanzados
en esta vida. Najmánides (Ramban), influenciado por la Cabalá, construye
un nuevo término dentro del vocabulario sobre este tema: el Olam Ha-Neshamot, el Mundo de las Almas, completamente diferente al Olam HaBa del fin de los tiempos.
es el más alto nivel, entendida como un puente entre los reinos humanos
y divinos. Desde mediados del siglo XIII la sigla NaRaN (nefesh, ruaj, neshamá)
se convirtió en el término que los cabalistas usan para describir el
alma. El Zohar afirma sin lugar a dudas que en esencia las tres forman
una sola entidad.
Según el Zohar, el nefesh permanece con el cuerpo en la tumba; allí se somete a juicio y sufre Hibbut Ha-Kever (los dolores de tumba). Mientras tanto el ruaj pasa por su propia fase de juicio postmortem en Guehenna, donde es castigado por doce meses. En las siguientes fases el ruaj entra al bajo Gan Eden, es decir la versión terrenal del Gan Eden. La neshamá –que no puede “pecar” (errar)- vuelve a su origen en el celestial Gan Eden y nunca más desciende a la tierra.
En la cabalá no hay una visión monolítica sobre el tipo de recompensa
y castigo que uno recibe pero los criterios inmutables de juicio son la
medida en que el individuo ha seguido la Tora. El mensaje es idéntico
al ya descripto en el judaísmo rabínico: la recompensa del más allá se debe a las buenas acciones y a una vida de Tora en este mundo. Lo opuesto a esto es el castigo.
La actitud cabalística hacia la muerte es que morir no es sino la continuación de un proceso de acercamiento a Dios. Entendido de este modo la muerte no provocaba gran preocupación ni consternación en los místicos.
El Zohar describe visiones del lecho de muerte incluyendo a los seres
angelicales, parientes difuntos e incluso algunos personajes demoníacos.
También describe la posibilidad de alcanzar visiones de Adán, la
Shejina y el Ángel de la Muerte.
Para facilitar la separación del alma del cuerpo, se dice que Duma
el cuidador de las almas, le pregunta al alma cuál es su nombre hebreo.
Esto ocurre porque el choque de la muerte provoca una especie de
amnesia y pedirle que recuerde la identidad facilita la retirada del
cuerpo. En algunos textos místicos se preserva la noción que algunos
ejercicios espirituales fueron desarrollados para ayudar a prepararse
para este encuentro con Duma; incluso a los niños pequeños se les
enseñaba liturgias específicas para grabar en forma indeleble su nombre
hebreo.
Una vez que la separación del cuerpo y el alma está terminado, la
conciencia individual sigue existiendo como un cuerpo transparente
llamado guf hadak el cual es entendido como una prenda de vestir celestial.
El Zohar mantiene el tradicional esquema de siete niveles para Guehenna. También enseña que los siete niveles corresponden directamente con los siete nombres para el ietzer hará (inclinación al mal). En otra parte se describen las siete regiones de Guehenna como especialmente designadas para determinadas categorías de “pecadores”.
Mientras que el midrash medieval se centró en las descripciones fantásticas de Guehenna, la cabalá se centró en la naturaleza de la purificación del alma.
El Zohar enseña que el Shabat se extiende incluso a Guehenna y a los malvados se les da un descanso (pero los fuegos de Guehenna nunca dejan de quemar esas almas que no han mantenido el Sabat en este mundo). Cuando termina en Guehenna, el
alma se mueve hacia la parte inferior Gan Eden y luego pasa a través de
varios reinos dentro del Gan Eden. A medida que el alma se mueve hacia
arriba, llegando a la parte superior del Gan Eden, es bañada en el río
celestial de luz que cura el alma y la purga de cualquier impureza
restante. Una imagen que se utiliza para describir el Gan Eden superior
es La Academia Celestial donde la mente divina del
alma inmortal puede alcanzar una comprensión gozosa de Dios. Pero el
alma no se queda en el Gan Eden para siempre; la última parada es tzror ha-jaím, el almacén de las almas.
No todos lo saben pero la cábala postula la creencia en la reencarnación –llamada guilgul–
la cual es entendida como un acto de misericordia divina donde los
malhechores reciben una oportunidad de volver atrás y hacer un mejor
trabajo ahorrándose el dolor de la purificación en Guehenna.
Estos conceptos consiguieron eventualmente envolverse con las
supersticiones populares de Europa del Este donde por siglos las masas
judías habían creído que había espíritus que vagan alrededor. Además de
la reencarnación completa, se desarrollaron dos versiones de
“posesiones”: ibbur (impregnación), una posesión benigna, y dibbuk
(escisión), que es una posesión maligna. Según las enseñanzas de la
cabalá un alma justa que necesitaba volver a realizar alguna mitzvá específica podía volver como ibbur dentro
de alguien creando una relación simbiótica: el alma exaltada de la
persona justa elevaba el espíritu de la persona poseída quien, a su vez,
realizaba lo que fuera que el ibbur necesitaba hacer. Según Gershom Scholem, los dibukkim (plural de dibbuk) fueron
considerados generalmente como almas que, a causa de la enormidad de
sus pecados, ni siquiera se les permitía transmigrar y buscaban refugio
en los cuerpos de las personas que viven. La entrada de un dibbuk en una persona era una señal que esa persona había cometido un pecado secreto que abría una puerta para el dibbuk. El término dibbuk no está en el Zohar pero aparece en 1602 en Alemania en los Libros Maaseh (enlace en inglés). Hay muchas historias tanto en la cabalá luriánica y el jasidismo sobre el exorcismo de dibukkim (para leer conocer más sobre el fascinante mundo de las posesiones y los exorcismos recomiendo El ascenso de la comunidad judía de Europa del Este).
Por supuesto, la idea de la reencarnación crea problemas con la idea de la resurrección.
¿Quién consigue ser resucitado? La respuesta fue el último cuerpo que
el alma había poseído. La comunidad cabalística del siglo XVI en Safed y los primeros jasidim le dieron menos
importancia a la doctrina de la resurrección corporal como consecuencia
de estas dificultades (para más sobre esta comunidad recomiendo Cabalá en la comunidad judía de Tzfat durante el siglo XVI).
El logro máximo en la cabalá acontece cuando el alma se une con la
fuente del ser divino, como el Zohar lo explica, logrando la absorción
en el mismísimo cuerpo del Rey.
accesible a las masas y como tal, la mayoría de sus preceptos son muy
similares a los compartidos en la sección anterior. Un concepto único es
el del tzadik, el justo, un líder espiritual evolucionado que fue visto como una manifestación divina en la tierra. El fundador del jasidismo, el Baal Shem Tov (BeShT), hizo hincapié en la importancia de amar al tzadik y apegarse a él como una forma de acercarse a Dios. La integración de los conceptos de tzadik con cabalá hizo que el jasidimo
evolucionara hacia un modelo donde existía un hombre más santo que los
demás y este hombre tenía la capacidad de controlar fenómenos en la vida
y a veces también en la muerte; no solo eso, también podía viajar hacia
mundos más allá de la muerte en forma similar a la que leemos de los
chamanes en otras culturas.
Los cuentos jasídicos, en su mayoría sobre los tzadikim (tzadik en plural) son una rica fuente de conocimiento sobre cómo el jasidismo imagina el después de la vida. La aceptación de la muerte era muy común entre los rabinos jasídicos.
Reb Elimelej de Lyszhnsk era extraordinariamente alegre cuando su
muerte se acercaba. Cuando un discípulo le pidió una explicación, el
rabino contestó “¿Por qué no debería alegrarme viendo que estoy a punto
de dejar este mundo de abajo y entrar en los mundos superiores de la
eternidad? ¿No recuerdas las palabras del salmista: ‘Aunque ande por el
valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estarás
conmigo’. Así es cómo la gracias de Dios se manifiesta”. Incluso en
medio del horror del Holocausto, muchos rebbes jasídicos
aceptaron su muerte y afirmaron su fe en Dios. Hay narrativas sobre
algunos rabinos liderando en canciones y danzas mientras acompañaban a
sus discípulos quienes cavaban sus propias tumbas. Se cuenta que el Grodzisker Rebe,
Rabino Israel Shapira, en un mensaje inspirador antes de entrar en las
cámaras de gas de Treblinka, instó a los judíos a aceptar Kidush Ha-Shem (morir como mártires) con alegría. Entró liderando el canto de Ani Maamim (yo creo con fe absoluta que…)
También hay muchas historias dentro del jasidismo sobre
rabinos siendo conscientes de la muerte de otros rabinos que se
encontraban lejos y/o predecir con mucha precisión cuando morirían.
Si bien en la actualidad muchos se sienten incómodos con algunas ideas del jasidismo que aún persisten, el jasidismo tiene mucho que enseñar a la sociedad contemporánea sobre la vida, el más allá y cómo morir. Las historias jasídicas
demuestran que es posible (e incluso es una actitud personal y
positiva) decidir morir sin confusión alguna, sino más bien en un estado
de increíble calma, aceptando lo inevitable y en la medida posible con
la alegría de unirse al creador. Definitivamente la fe tiene aún algo
para enseñarnos.
Todos los cuentos jasídicos sobre Gan Eden dicen que lo que a
uno le va a pasar en los reinos postmortem es un reflejo directo de lo
que uno ha hecho en esta vida. El Maguid de Mezritch enseñó que
las buenas acciones del hombre son utilizados por Dios como semilla
para la siembra de árboles en el Gan Eden; así cada hombre crea su propio paraíso. Otra enseñanza esperanzadora y motivadora del Maguid
para comenzar a estudiar Tora ya mismo es la que dice que después de su
muerte preveía estar en el Gan Eden porque aunque la admisión le fuera
negado, el Maguid comenzaría a recitar en voz alta y discutir algo nuevo
de Tora y todos los tzadikim en el Gan Eden se acercarían para oírlo. Así el lugar se convertiría, gracias a él, en el Gan Eden. El Reb Iaakov Iosef de Polnoi dijo que ningún Guehenna
podría ser peor para los malvados que tener que vivir en Gan Edén.
Según su creencia, en el Gan Eden no habrá placeres físicos sino
simplemente tzadikim derivando alegría de la presencia de Dios.
Y puesto que los malvados no se entrenaron para ello en este mundo,
nunca podrán apreciarlo en el otro mundo. También hay una historia que a
las personas piadosas pero sin educación se les concederá un universo
físico imaginario que podrán disfrutar.
Hay historias jasídicas que indican que las relaciones
personales continúan después de la muerte. También hay cuentos de almas
que son conscientes de su propio proceso de reencarnación. El Baal Shem Tov dijo ser una reencarnación de Rabí Saadia Gaón, el filósofo judío medieval; Dov Baer se decía que era una reencarnación de Rabí Akiba.
judaísmo uno vuelve a darse cuenta que el judaísmo en sí tiene miles de
años y por eso ha atravesado incontables procesos de síntesis con otras
ideas y ha respondido a los acontecimientos históricos creando nuevos
entendimientos sobre la mayoría de los temas. Por lo tanto reducir lo
que pasa luego de la muerte o el después de la vida como el
resultado de una sola cosa u otra es realmente imposible. Creo que este
es el motivo por el cual me perturba escuchar gente que se para y dice
“esto es lo que pasa después de la muerte en el judaísmo…” del mismo
modo cuando cuando escucho frases como “esto es lo que el judaísmo dice
sobre…(cualquier tema que se les ocurra)” porque uno siempre debe
prestar atención al desarrollo histórico y analizar los fenómenos desde
diversos puntos de vista contemplando las diversas regiones del mundo y
su contexto general. Es más, preguntarse “¿qué dice el judaísmo de…?” es
en realidad una pregunta errada. El judaísmo no dice una sola cosa de
casi nada. Una pregunta más correcta sería, “¿cómo entendían los judíos
en X período el tema de…?”
Finalizando, podríamos agregar que el siglo pasado (siglo XX) no ha
logrado añadir pensamientos novedosos o demasiado creativos a la
literatura judía sobre el después de la vida. Tal vez la obra
más transcendental sobre este tema -que confieso solo he leído en partes
pero la tengo reservada en mi kindle como próxima lectura- es The Death of Death (Resurrection and Immortality in Jewish Thought)
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escrita por el maravilloso Rabino y Dr. Neil Gillman (para más sobre el pensamiento de Gillman recomiendo leer Un Manifiesto Teológico).
El siglo pasado (y los comienzos de este) se ha dedicado mucho más a
sistematizar, traducir, organizar y a tratar de definir y establecer qué
es y qué no es judaísmo en el marco de un mundo moderno secular
radicalmente opuesto al antiguo y medieval. Ante la necesidad de
establecer mayor autoridad hemos pagado el precio de disminuir la
creatividad midráshica del medioevo y la modernidad temprana que desarrolló mucho más la cabalá y el jasidismo.
La ausencia de creatividad judía sobre el después de la vida durante
el siglo XX quizás se deba también a nuestro enfoque racional y
académico que ha limitado nuestro lenguaje no figurativo, poético,
metafórico y mitológico en aras de querer ser “más serios” o
“realistas”. Pero justamente hoy ya descreemos de la extrema
racionalidad puesto que no ha logrado “salvarnos” y por eso estamos
atravesando el pensamiento post-moderno, entendido aquí como un
movimiento fuera del pensamiento racional y un retorno a lo irracional
en formas diferentes que nos permiten disfrutar de una renovada conexión
con la mitología sobre la muerte y el después de la vida entre tantas otras mitologías (tal vez esto explique a su vez el auge de ciertas corrientes más ortodoxas y jasídicas junto al estudio
masivo y comercial de la cabalá e incluso el new age y otras búsquedas
más “espirituales” sin olvidar la decadencia de algunas corrientes
judías más intelectuales en la actualidad).
La realidad es que hoy nos encontramos en una etapa que podemos definir como “entre medio de“. Cada
día que pasa aumenta muy lentamente la utilización de técnicas
académicas y la apreciación por la modernidad en los judíos ortodoxos
por un lado (vemos mayor aceptación de la voz femenina, el pluralismo,
la necesidad de aprender computación u otras tareas modernas aunque todo
esto sigue mezclado con la imposibilidad de discernimiento entre mito e
historia en la mayoría) y un retorno a lo irracional (podemos mejor
llamarlo “pasional”) por parte de las corrientes mas liberales del
judaísmo por otro lado (un retorno a Buber, Heschel y Zalman Shalomi).
La síntesis que tenemos por delante es para mí absolutamente alentadora y
fascinante. Este “entre medio de” va fusionando el
academicismo y la espiritualidad irracional que solo con el tiempo
logrará equilibrarse y al hacerlo, eventualmente, creo que también
afectará el pensamiento escatológico puesto que siempre constituirá una
parte esencial de nuestra existencia y nuestra relación con Dios y la
tradición.
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)
este ha sido el que despertó más interés e incluso controversia. El
hecho que esto haya sucedido nos dice mucho sobre nosotros mismos.
Estamos más preocupados por saber qué pasa cuando nos morimos que por
comprender nuestro origen o el origen mismo de la Creación. Si bien
ambos polos (qué sucedió antes de la Creación y qué sucederá luego de
nuestra muerte o luego de la llegada del Mesías) se encuentran más allá
de nuestra capacidad cognitiva puesto que cuando hablamos de los mismos
debemos recurrir al lenguaje no figurativo, poético, metafórico o
mitológico ya que ningún ojo humano ha visto estos acontecimientos, la necesidad de articular algo que nos de sentido sobre qué pasará luego de la muerte es esencial para la mayoría de nosotros.
No nos contentamos con la idea de pensar que un día dejaremos de ser.
Queremos saber qué pasará con nuestro cuerpo y nuestra alma. Obviamente
que no somos los primeros en reflexionar sobre este tema ni tampoco la
única tradición que intenta ofrecer una respuesta. Cada civilización y
pueblo ha intentado articular de una forma u otra una mitología sobre la
muerte y el después de la vida. Por eso he decido interrumpir
la secuencia de publicaciones mitológicas y esta semana ofrecerles algo
diferente. He estado buscando información sobre el después de la vida y encontré un ensayo muy completo escrito por el Rabino Dr. Barry Leff.
Este rabino conservador posee su propio blog en inglés con artículos
sumamente interesantes (para quienes pueden leer sobre judaísmo en dicho
idioma) y dentro de esos artículos escribió un resumen del libro Jewish Views of the Afterlife (literalmente, “la visión judía del después de la vida“)
escrito por el Rabino y psicólogo Dr Simcha Raphael. Por lo tanto esta
publicación es una traducción y reinterpretación del ensayo publicado
por el rabino Barry Leff sobre la obra de Simcha Raphael.
image: http://www.judiosyjudaismo.com/wp-content/uploads/2015/07/Todo-lo-que-necesitas-saber-sobre-la.png
ATENCIÓN: debido a la longitud de esta publicación he decido compartirla también en formato PDF que pueden descargar haciendo click –> aquí.
Los que estén buscando información paso-a-paso sobre todo lo que
involucra el proceso de entierro y duelo según la tradición judía
recomiendo la publicación Guía de Duelo (el formato no es muy bueno pero el contenido si lo es).
La posición más general
No hay una posición única que posea autoridad judía absoluta y doctrinal sobre el más allá enel judaísmo. Esto no debería sorprendernos: estamos lidiando con un
tema que realmente nadie ha experimentado en vida. Por eso, si bien el Shulján Aruj nos ofrece un espectacular compendio, síntesis y codificación definitiva de la halajá (la
práctica judía) hasta su propio momento histórico, no hay trabajo
similar que codifique las creencias escatológicas judías (del griego
antiguo éskhatos: ‘último’ y logos: ‘estudio’, la escatología es el conjunto de creencias religiosas sobre las realidades últimas).
Por este motivo el libro Jewish Views of the Afterlife analiza
las fuentes de una gran cantidad de costumbres y creencias que tenemos
hoy pero no llega a una simple declaración de lo que se consideraría la
creencia normativa del judaísmo ni sobre qué ocurre luego de la muerte;
tampoco establece qué es lo que los judíos deberíamos creer al respecto.
Lo que es aceptado como creencia general (llamémosla “posición por
defecto”) es probablemente una simplificación de los conceptos
elaborados en los textos cabalísticos y jasídicos (explicaré esto más adelante en esta misma publicación). Sin embargo y sin poder articular de dónde proviene, la mayoría de los judíos cree aquello que se desprende de la herencia de Maimonides (Rambam) y su filosofía racionalista la cual establece que hay un
gran abismo entre las cosas que sabemos acerca del mundo físico y las
cosas que no podemos ni podremos nunca conocer directamente sobre el
reino de la divinidad. Por lo tanto la especulación acerca del reino de
la divinidad es en algún punto inútil para Maimonides y quienes se
adhieren a su pensamiento.
El objetivo del judío es vivir una vida plena en este mundo practicando mitzvot (preceptos
o mandamientos), estudiando Tora y haciendo buenas acciones sin esperar
una recompensa a cambio. Esta posición de ignorancia frente a la muerte
es muy similar a la visión que Maimonides concluye sobre Dios: debemos
tener fe absoluta que Dios existe junto una ferviente creencia que no
podremos nunca comprender Su naturaleza o esencia con algún tipo de
certeza mientras nosotros mismos habitemos el tiempo del reino físico
(esto no quita que podemos hacer lo yo más disfruto, eso es, estudiar
las metáforas que hemos depositado en Dios como humanidad y como
tradición). Esta cosmovisión y aceptación racionalista-aristotélica
ha servido para restarle importancia a la especulación en los asuntos
espirituales que no podemos realmente conocer para ayudarnos a enfocar
la brújula mental y emocional en las acciones que sí están sujetas al
mundo físico que podemos influenciar. En otras palabras, la
declaración de ignorancia sobre estos temas ha liberado al judío al
mismo tiempo que lo ha comprometido con la manera que actúa en este
mundo, el único en el cual será recordado por sus semejantes.
La metáfora o mito más aceptado
Lo que sigue es la descripción más común que cualquier judío (incluido un Ortodoxo racionalista o cabalista) aceptaría como lo que ocurre luegode la muerte desde una perspectiva judía. Como ya he mencionado estamos
hablando de un mito, metáfora o imagen no figurativa puesto que nadie
sabe por experiencia propia si esto es así. Nadie ha vuelto aún para
contarnos lo que realmente ocurre. Aquí vamos:
Inmediatamente después de la muerte hay un período conocido como Hibbut HaKever,
literalmente flagelaciones o dolores de la tumba. Durante este período
el alma se confunde, se rezaga en todo el cuerpo y trata de volver a su
casa y estar con sus seres queridos. Después de esto hay un período
máximo de 12 meses en el Guehinom (o Guehenna en yiddish),
que es un ámbito descrito como un “infierno” donde el alma se purifica
de sus pecados (es complejo traducir al español estos temas y no caer en
ideas cristianas pero es importante entender que el judaísmo no tiene ni infierno ni pecados). La costumbre de recitar Kadish (plegaria de duelo) por los padres de uno durante 11 meses fue instituido por el Rabino ashkenazí Moisés Isserles de Cracovia (su acrónimo es Rema) en el siglo XVI. Su razonamiento fue que dado que 12 meses en Guehenna es
el máximo castigo para los “pecadores”, uno no quiere asumir que a los
padres fallecidos se le ha asignado la pena máxima. Finalmente el alma
va al Gan Eden (literalmente Jardín del Edén) después de ser purificada
en Guehenna. Pero Gan Eden es visto como otra fase transitoria;
habrá una resurrección física después de lo cual, las almas residirán
en un estado espiritual en el Olam HaBa (literalmente, el Mundo Venidero).
Tal vez se sorprendan que haya incluido la creencia en la literalmente flagelaciones o dolores de la tumba. Durante este período
el alma se confunde, se rezaga en todo el cuerpo y trata de volver a su
casa y estar con sus seres queridos. Después de esto hay un período
máximo de 12 meses en el Guehinom (o Guehenna en yiddish),
que es un ámbito descrito como un “infierno” donde el alma se purifica
de sus pecados (es complejo traducir al español estos temas y no caer en
ideas cristianas pero es importante entender que el judaísmo no tiene ni infierno ni pecados). La costumbre de recitar Kadish (plegaria de duelo) por los padres de uno durante 11 meses fue instituido por el Rabino ashkenazí Moisés Isserles de Cracovia (su acrónimo es Rema) en el siglo XVI. Su razonamiento fue que dado que 12 meses en Guehenna es
el máximo castigo para los “pecadores”, uno no quiere asumir que a los
padres fallecidos se le ha asignado la pena máxima. Finalmente el alma
va al Gan Eden (literalmente Jardín del Edén) después de ser purificada
en Guehenna. Pero Gan Eden es visto como otra fase transitoria;
habrá una resurrección física después de lo cual, las almas residirán
en un estado espiritual en el Olam HaBa (literalmente, el Mundo Venidero).
resurrección física como parte de lo que se consideraría el judaísmo
general actual. La razón por la que incluyo esta creencia en la
resurrección es porque forma parte de uno de los trece principios de fe
del Rambam (Maimonides) que la mayoría de los judíos recitamos como
parte de nuestro rezo en el poema litúrgico Yigdal. Es curioso como muchos confiesan no creer en la resurrección y sin embargo cantan “rezando” Yigdal el
cual contiene la confesión que uno sí cree en eso (¿tal vez cantamos
algunas poesías litúrgicas porque nos gusta su melodía ignorando su
texto?)
La muerte en la Biblia
Desde el punto de vista bíblico todas las almas de los muertos se reúnen en un lugar sombrío llamado Sheol. Allí no hay ni recompensa ni castigo. En la Biblia, salvo Janoj y Eliahu, todos mueren.Sheol es mencionado en la Tora como un dominio subterráneo de los muertos, un lugar que no es bueno ni malo e incluso está más allá del cuidado y control de Dios.
Según la antigua visión tripartita de la Biblia, Dios esta en el reino
celestial, los seres humanos en la tierra y los muertos en Sheol. Sheol entonces no es una región donde van los malvados y son castigados; es simplemente el lugar donde van a parar los muertos. Para la Biblia, los reyes y los pecadores tanto ricos como pobres tiene un mismo destino: todos van a Sheol cuando mueren.
Varias descripciones en los libros de Daniel, Job y Proverbios pintan un cuadro de un reino subterráneo sombrío y triste. Sheol a veces es referido con otros nombres como Abbadon (ruina o destrucción), Bor (el pozo) y Shajat (corrupción). Los residentes de Sheol se llaman Refaím (fantasmas) o a veces y literalmente “los débiles o impotentes”. En Isaías 26:14 encontramos afirmaciones como “Ellos están muertos, ya no viven más, sus espíritus ya no pueden elevarse”. Por
esto motivo la muerte no fue vista por la generación bíblica como una
aniquilación de la existencia sino como una reducción de la energía. El nefesh (la
fuerza vital o energía) fue visto como existente en un continuo que va
desde la máxima potencia (la vida) hacia a la enfermedad (la cual es
considerada un estado de debilidad) y finalmente hacia la muerte, que es
el punto más bajo.
Pero la visión del Sheol creció y mutó con el paso del
tiempo y la influencia de otras culturas circundantes a los judíos. Como
Dios pasó de ser el Dios de Israel a ser Dios de todo el mundo, su
poder se extendió también a Sheol. En el Salmo 49:15 se muestra esta expansión del poder donde dice “Pero Dios redimirá mi vida del poder del Sheol y me recibirá”.
Es interesante observar aquí la evolución del pensamiento bíblico: al
principio los vivos podían pedir ayuda a los habitantes de Sheol (por
ejemplo el rey Saúl convoca a Samuel para recibir orientación) pero los
textos posteriores como Job, Salmos y Eclesiastés muestran a los
muertos en el Sheol como seres completamente aislados del mundo
y sin poder para percibir que sucede en el reino de los vivos. Así y
todo a partir del siglo VI a.E.C, después que Israel había sufrido
numerosas calamidades militares, Sheol comenzó a ser visto como un reino de la retribución divina.
Ya en el Libro de Jeremías la noción de la responsabilidad individual
y la retribución entra en el pensamiento judío. El concepto se aclara
con el profeta Ezequiel quien, en forma opuesta a Los 13 Atributos de la Misericordia Divina que aparecen en la Tora, declara: “Todo
el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa
de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con
justicia y al malvado se le pagará con maldad (Ezequiel 18:20)”. En
este punto, cabe destacar que las recompensas son en este mundo: los
justos siguen viviendo mientras los malvados descienden a Sheol. No es hasta el Libro de Job donde
se discute por primera vez la idea de una recompensa divina más allá de
la tumba. Job profesa la creencia que, después de todo su sufrimiento,
el verá a Dios (¿suponen ustedes también que tendrá el pobre Job algunas
preguntas duras para ese momento en el que vea cara a cara a Dios?).
A pesar del monumental esfuerzo midráshico de los rabinos por encontrar fuentes que confirmen la creencia en la resurrección dentro del Pentateuco (la Tora, los primeros cinco libros de la Biblia), las primeras descripciones claras de resurrección están recién en Ezequiel (circa siglo VI a.E.C) en su célebre visión del valle de huesos secos que cobran vida. En Isaías, Sheol
se convierte en una sala de espera para los justos que esperan ser
resucitados. Ya en libro de Daniel (siglo II a.E.C), los malvados serán
castigados y los justos serán recompensados en el juicio postmortem. Y
es así como en el devenir histórico notamos una transformación con
respecto a los ideales sobre la muerte en la tradición judía. A partir
de ahora, el juicio postmortem y la resurrección serán componentes
esenciales de la visión judía luego de la muerte.
El Cielo y el Infierno en la literatura apócrifa
Desde el 200 a.E.C al 200 E.C, antes que los rabinos escriban su primer obra pública (la Mishná), descubrimos en los textos apócrifos que el después de la vida se ha hecho más complejo. Sheolse ha convertido en un reino con áreas diferenciadas para el justo y el
malo. Esta literatura termina de expandir el concepto dualista del después de la vida en dos trayectorias:
- Sheol o Guehenna se convierte en el destino de los malvados y
- el Paraíso o Cielo en el destino de los justos.
nosotros hemos heredado- aparece por primera vez mencionado en el libro I de Janoj el cual data del siglo III a. E.C. La palabra Guehinom proviene de Gei Hinom, literalmente el Valle de Hinnon, mencionado en los libros de Josué y Jeremías como un lugar donde se ofrecían sacrificios de niños a Moloch.
A pesar que los apócrifos no son parte del canon oficial que se
establecería más adelante cuando se decidiría qué libros formarían parte
de la Biblia y cuales no, hay muchos lugares donde las ideas expresadas
en esta literatura encuentran su camino en las interpretaciones
rabínicas posteriores del Olam HaBa así como en el midrash
medieval y la cabalá. Debemos recordar que durante un largo período de
tiempo todo este mundo antiguo se basaba en tradiciones orales que
viajaban de un lado para el otro y una tradición que comenzaba en un
círculo de estudiantes podía ser luego re-elaborada para encajar en los
ideales de otro círculo de estudiantes con ideales diferentes.
El judaísmo rabínico
Este período comienza antes del año 0 pero se extiende básicamentedesde la destrucción del segundo Templo en el año 70 E.C hasta casi el
año 900 aproximadamente. La destrucción del Templo, el establecimiento
de la academia en Yavneh y el creciente poder de los rabinos en
Babilonia tuvieron una profunda influencia en todos los aspectos del
pensamiento judío y en especial sobre qué pasa después de la vida (recomiendo leer o escuchar Nacimiento y Legado del Judaísmo Rabínico para entender el contexto del judaísmo rabínico)
En la literatura rabínica se utiliza el término Olam HaBa (Mundo
Venidero), sin ser necesario dar una explicación clara de lo que es.
Esto sucede porque, como mencionamos anteriormente, la tradición oral al
ser puesta por escrito asume que los lectores estarán familiarizados
por el contexto y no son necesarias definiciones ni explicaciones
(recién cerca del año 1000 comenzaran los judíos a sistematizar el
judaísmo siendo Saadia Gaón el primero en iniciar este género). De hecho, gran
parte de los comentadores antiguos, medievales y modernos tanto de la
Biblia como la literatura rabínica se dedican a encontrar el sentido de
sus propias vidas en el intento por descifrar qué quiere decir el texto
originalmente. Lo que se entiende desde la literatura rabínica es que el Olam HaBa es el reino espiritual en contraste con el Olam HaZeh (este mundo) que es el mundo físico. Ambos mundos se consideran importantes al punto tal que en Mishná Avot hay dos afirmaciones aparentemente contradictorias expresadas por el mismo rabino: “Es mejor una hora de vida en el mundo venidero que el conjunto de toda la vida en este mundo” seguido de “Es mejor una hora de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo que toda la vida en el mundo venidero“. En algunos pasajes de la literatura rabínica el Olam HaBa es nombrado como un lugar de recompensa colectiva y en otros de recompensa individual.
Es importante comprender que la visión judía del después de la vida es a su vez una herencia de los fariseos. Los
saduceos tenían una visión muy diferente. Los saduceos rechazaban por
completo los conceptos de la recompensa y el castigo después de la
muerte. Los saduceos enseñaron que el alma cesaba por completo su
existencia en el momento de la muerte. Según Flavio Josefo, “los
saduceos…se llevaron la fe por completo y supusieron que Dios no le
preocupaba nuestro hacer o no hacer; dijeron que actuar en forma buena o
mala es una elección propia de los hombres. También quitaron la
creencia de la duración inmortal del alma y los castigos y las
recompensas de Sheol“. En cuanto a los fariseos, Josefo dice “ellos creen que las almas tienen un vigor inmortal en ellos…[y] el poder de revivir y vivir de nuevo“.
En los evangelios vemos cómo Jesús, un producto del judaísmo del primer
siglo, acepta en forma tácita la creencia farisaica en la resurrección
de los muertos para toda la humanidad.
Ya en los primeros textos de la mishná (la primer obra oficial de la literatura rabínica), Olam HaBa representa
una fase del fin de los tiempos cuando el juicio divino se manifestará y
muchos serán traídos de vuelta a la vida física. Pero los rabinos de la
mishná no están hablando de un reino espiritual inmortal.
Hablan de algunos personajes a quienes se le negará un lugar en el Mundo
Venidero, por ejemplo, tres reyes de Israel (Iarabam, Ajab y Menashé);
la generación del diluvio; los hombres de Sodoma; la generación que
salió de Egipto; los espías que reportaron noticias negativas al pueblo
luego de visitar la tierra prometida e incluso aquellos que
niegan que la resurrección de los muertos se prescribe por la Tora (¡aún
cuando la Tora no dice literalmente nada al respecto!). No hay mucha discusión en la mishná sobre la naturaleza del más allá; la atención se centra en el comportamiento ético en el más aquí, necesario
para merecer la participación en el Mundo Venidero. En este período la
imaginación rabínica presenta al Mundo Venidero simplemente como una
versión mejorada de este mundo: un lugar de justicia y prosperidad. Hay
vino, comida y niños sin esfuerzo.
Alrededor del siglo II a.E.C había sabios que ocasionalmente declaraban que el Olam HaBa
tenía un lugar en el cual las almas inmortales subían directamente
luego de la muerte. Pero esta opinión terminó siendo minoritaria y por
eso no logro potenciarse.
El concepto de juicio, tanto colectivo como individual, fue central en los puntos de vista rabínicos sobre el Olam HaBa.
Hay pasajes que hablan de Dios juzgando a Israel y también sentado con
los ancianos de Israel juzgando a las naciones gentiles. El juicio
individual se muestra en Mishná Avot, “En el Olam Ha-Ba tendrás que dar cuenta y ajuste de cuentas ante el supremo Rey de Reyes, el Santo Bendito Sea”.
En otros lugares se describe cómo el individuo tendrá una revisión de
su vida y los justos merecerán Gan Edén mientras que los malvados serán
castigados en Guehenna.
Los rabinos tenían una amplia gama de ideas acerca de lo que
sucedería en la muerte y justo después: se enseñaba que existen 903
tipos diferentes de muerte en el mundo, el más difícil y doloroso debido
a una forma de asfixia y el más fácil sería como “un beso de Dios”. En
la literatura rabínica los rabinos insisten repetidamente que el camino a
una muerte sin dolor es simplemente llevar una vida recta en este
mundo. El Ángel de la Muerte, Malaj HaMavet, que aparece en el
momento de la muerte, es una invención rabínica aunque hay ejemplos de
ángeles destructores en la Tora y el Tanaj. Los rabinos enseñaron que
uno puede eludir al ángel de la muerte a través del estudio ferviente y
continuo de la Tora. Otros seres angelicales también se involucran en el
proceso de muerte, incluyendo Duma, el cuidador de las almas.
El período rabínico entiende la idea de sufrir los dolores de la
tumba como una forma de expiar los pecados (nuevamente recuerden que
“pecado” es una idea cristiana y lo más cercano a este concepto en el
judaísmo es el yerro o error). Los rabinos debaten sobre si los muertos
pueden oír lo que está pasando en el mundo de los vivos. En el Talmud
hay un dicho precioso y escalofriante al mismo tiempo que enseña que los
labios de un sabio se mueven dentro de su tumba cuando alguien dice una
enseñanza o halajá en su nombre. Hay una historia de un hombre
que escucha a dos espíritus que conversan y se aprovecha de los
conocimientos que adquiere de ellos. Nigromancia o necromancia (el
tratar de conversar con los muertos) está estrictamente prohibido en la
literatura rabínica (algunos rabinos decretaron que de hecho era
imposible hacerlo pero la mayoría simplemente opinaba que estaba
prohibido). Está prohibido hablar de Tora cerca de un muerto puesto que
el mismo no puede participar. En el midrash se menciona el
intento del alma -durante tres días consecutivos- de quedarse en el
cuerpo pero finalmente se rinde cuando ve que el cuerpo comienza a
decaer; otro midrash dice que durante los siete días de luto el alma va y viene entre su morada en el sepulcro y su antigua casa.
Guehenna eventualmente se convierte en un reino de castigo;
en algunos lugares se menciona que es un lugar creado en el segundo día
de la creación y en otros lugares se menciona que es una de las siete
cosas creadas antes del mundo. La amenaza de castigo en Guehenna fue utilizado por los líderes rabínicos como una manera de conseguir que la persona promedio obedezca las mitzvot. Se creía que uno se cargaba una variedad de pecados sobre sí mismo en el Guehenna incluso si uno era un justo y un erudito en Tora. Algunos de los pecados que uno traía de castigo al Guehenna
incluían haber realizado lo siguiente en este mundo: incesto,
adulterio, idolatría, orgullo, perdida de los estribos, enseñarle a un
estudiante que no es digno y (escuchen esto) ¡seguir el consejo de su
esposa! Como contrapartida los rabinos enumeran las cosas que podrían
ayudarnos a ahorrar tiempo de tormento en Guehenna: tzedaká,
humildad, visitar a los enfermos, enseñar Tora al hijo de un ignorante y
observar el mandamiento de comer tres comidas en Shabbat. En el tratado
de Berajot se enseña que si uno dice la Shema claramente entonces los fuegos de Guehenna se enfrían para uno. También hay una enseñanza que incluso si uno está en las puertas de Guehenna y realmente se arrepiente, puede recibir la misericordia divina y estar exento de los castigos de Guehenna. Este mundo puede a veces parecer injusto, con prosperidad para el malvado y sufrimiento para el justo, pero todo es justo en Guehenna (o no, ¡depende de uno!).
Es en el período rabínico que el ideal de la pena de 12 meses de duración en Guehenna surge por primera vez. Si bien hay discusiones de algunas categorías de pecadores que son eternamente condenados a Guehenna, este punto de vista no se arraigó tan fuertemente como el de los 12 meses. En el judaísmo, Guehanna
es un lugar temporal para la purificación de los pecados (nuevamente
“los errores) de uno. No es el equivalente de un lugar de condenación o
maldición eterna como lo es el infierno para los cristianos. No existe
realmente el infierno ni castigo eterno en el judaísmo.
Hay una gran variedad de discusiones sobre el tamaño de Guehenna,
las entradas, características, etc. El énfasis rabínico por ocuparnos
de nuestro comportamiento en esta vida es tan claro que ninguna de todas
las discusiones sobre Guehenna fue tan importante que logró
desarrollar una sola opinión o creencia consistente (creo que es esto lo
que muchas veces confunde y enoja a quienes no logran comprender la
naturaleza del debate y el dinamismo sobre la verdad que posee el
judaísmo rabínico).
La literatura rabínica analiza dos versiones del Gan Eden, una terrenal y otra celestial. Si Guehenna es una advertencia a los justos para que no se desvíen, Gan Eden es un incentivo para que los pecadores intenten enmendarse. No está claro si los rabinos pensaban en Gan Edén como postmortem o posthistórico, como un más allá o un paraíso utópico que llegaría algún día. En varias fuentes se dice que los justos entran a Gan Eden en el momento de Olam HaBa,
al final de los tiempos y no justo después de la muerte. La noción
basada en la Biblia que el alma y el cuerpo están unidos en la tumba
hasta el momento de la resurrección dominó durante varios siglos.
Además, en varios lugares los rabinos hablan de un lugar llamado otzar el
cual es entendido como un depósito divino de las almas que existe ya
sea en los reinos más altos de Gan Edén o más allá del Gan Edén (hay
distintas opiniones y recordemos siempre que son todas especulaciones
porque, nuevamente, nadie realmente sabe). La influencia del pensamiento
griego en el judaísmo se presiente aquí con la idea de otzar como una especie de tanque de retención divina. Paralelamente a otzar tenemos también un almacén llamado guf
(cuerpo) donde las almas moran antes de la encarnación física. Así que
la creencia era que las almas preexistentes se encarnaban en este mundo
luego de pasar por el guf y después de la muerte los justos eran devueltos a otzar mientras que otros iban para otros reinos.
Dado que la doctrina de la resurrección era central para los rabinos
del Talmud, los mismos se esforzaron duramente para encontrar una base
bíblica. La verdad es que las referencias a Deutoronomio (31:16) y Éxodo
(15:1) que se utilizan para probar la resurrección tienen que ser
severamente sacadas de contexto para que sean creíbles.
Finalmente algunos rabinos creían que todo el mundo iba a ser
resucitado mientras otros decían que solo los justos o aquellos que
conocen la Tora. También había una creencia que sólo los que están
enterrados en Israel serían resucitados. Esto llevó a que los huesos de
muchos sabios sean enterrados en Eretz Israel después que su carne se había desintegrado en una fosa temporal en Babilonia. Otra solución a este problema surge en un midrash que
nos cuenta que en el momento de la resurrección Dios hará pasajes
subterráneos para los justos (¡amo la creatividad rabínica!). De hecho
existió (¿sigue existiendo en algún lado?) una costumbre en la diáspora
que se trata de enterrar judíos con un pequeño palo o espiga. Esto es
para que puedan encontrar más fácilmente su camino de regreso a la
Tierra Santa en el momento de la resurrección.
Midrash Medieval
Durante el medioevo, del 900 al 1350 aproximadamente, floreció en el judaísmo una forma muy elaborada de midrash (interpretacióno exégesis rabínica) influenciada por el oscurantismo medieval
cristiano. El resultado fue una nueva gran fuente de enseñanzas judías
sobre el más allá que desde una perspectiva histórica resultan
fascinantes de analizar y escalofriantes de relacionar con lo que los
judíos (y el mundo medieval no-judío) estaba experimentando. Estos midrashim (plural de midrash)
poseen representaciones de los mundos postmortem que van desde lo
macabro a lo sublime. Los textos están llenos de detalles gráficos sobre
la vida después de la muerte los cuales no son menos fantásticos que el Infierno de La Divina Comedia de Dante.
Se habla que el cuerpo muerto es golpeado con cadenas; que hay 7 compartimientos de Guehenna (y
en el último está la oscuridad que estaba antes de la creación); cinco
diferentes tipos de fuegos que hay que atravesar; carbones tan grandes
como montañas; hombres colgando de sus cabellos, ojos y narices; hombres
lanzados desde el fuego a la nieve; hombres colgados de sus testículos
por descuidar a sus esposas y cometer adulterio; 7000 agujeros, cada uno
con 7000 escorpiones, cada uno con 300 ranuras, cada una con 7000
bolsas de veneno y de cada uno de los cuales fluyen seis ríos de veneno
mortal.
Compensando todas esas descripciones morbosas tenemos descripciones
más alentadoras sobre el Gan Edén. Hay allí ahora 7 reinos para los
justos, moradas para mujeres justas, palacios celestiales adicionales,
nuestros queridos antepasados, ríos, toldos, vinos conservados de la
Creación (¡imaginen lo que sale ese vino!), ochenta miríadas de árboles,
paredes de vidrio, paneles de madera de cedro, paneles de madera de
olivo, pilares de plata, etc. (Para un detalle sobre dónde provienen
todas estas fuentes recomiendo nuevamente Tree of Souls: The Mythology of Judaism
image: http://ir-na.amazon-adsystem.com/e/ir?t=judjud-20&l=as2&o=1&a=0195327136
)
Filosofía Medieval
El impacto del pensamiento racional durante el medioevo fue tan grande como la necesidad de equilibrarlo con los midrashim descriptos en los párrafos de arriba. Pero, contemporáneo con el midrash medieval, la filosofía medieval es totalmente diferente. Losfilósofos judíos medievales se ocuparon principalmente por explicar las
ideas filosóficas sobre la esencia y la sustancia del alma y se
alejaron de las descripciones míticas sobre la otra vida.
Saadia Gaón que inicia la filosofía judía declaró que las acciones
morales pulían el alma y las acciones malvadas la empañaban. Para este
pensamiento Gan Eden es luminosidad acumulada y Guehenna empañamiento acumulado. Saadia afirma la resurrección pero rechaza la reencarnación y la transmigración de las almas. Maimónides entiende el Olam HaBa como un reino que entra en juego después de la resurrección comunal al final de los días. Para Gershónides
la inmortalidad es el resultado de los logros intelectuales alcanzados
en esta vida. Najmánides (Ramban), influenciado por la Cabalá, construye
un nuevo término dentro del vocabulario sobre este tema: el Olam Ha-Neshamot, el Mundo de las Almas, completamente diferente al Olam HaBa del fin de los tiempos.
Cabalá
Con la aparición pública y masiva de la cabalá en la edad media, toda esta temática sobre el después de la vida se vuelve mucho más compleja. El alma en el sistema cabalísitco es entendida como una entidad tripartita compuesta de nefesh, ruaj y neshamá. Nefesh es el nivel más bajo, similar a la fuerza de vida que anima la energía del cuerpo. Ruach es el alma de los animales y es entendida como aquella que anima el nefesh con la luz que se origina en la neshamá. La neshamáes el más alto nivel, entendida como un puente entre los reinos humanos
y divinos. Desde mediados del siglo XIII la sigla NaRaN (nefesh, ruaj, neshamá)
se convirtió en el término que los cabalistas usan para describir el
alma. El Zohar afirma sin lugar a dudas que en esencia las tres forman
una sola entidad.
Según el Zohar, el nefesh permanece con el cuerpo en la tumba; allí se somete a juicio y sufre Hibbut Ha-Kever (los dolores de tumba). Mientras tanto el ruaj pasa por su propia fase de juicio postmortem en Guehenna, donde es castigado por doce meses. En las siguientes fases el ruaj entra al bajo Gan Eden, es decir la versión terrenal del Gan Eden. La neshamá –que no puede “pecar” (errar)- vuelve a su origen en el celestial Gan Eden y nunca más desciende a la tierra.
En la cabalá no hay una visión monolítica sobre el tipo de recompensa
y castigo que uno recibe pero los criterios inmutables de juicio son la
medida en que el individuo ha seguido la Tora. El mensaje es idéntico
al ya descripto en el judaísmo rabínico: la recompensa del más allá se debe a las buenas acciones y a una vida de Tora en este mundo. Lo opuesto a esto es el castigo.
La actitud cabalística hacia la muerte es que morir no es sino la continuación de un proceso de acercamiento a Dios. Entendido de este modo la muerte no provocaba gran preocupación ni consternación en los místicos.
El Zohar describe visiones del lecho de muerte incluyendo a los seres
angelicales, parientes difuntos e incluso algunos personajes demoníacos.
También describe la posibilidad de alcanzar visiones de Adán, la
Shejina y el Ángel de la Muerte.
Para facilitar la separación del alma del cuerpo, se dice que Duma
el cuidador de las almas, le pregunta al alma cuál es su nombre hebreo.
Esto ocurre porque el choque de la muerte provoca una especie de
amnesia y pedirle que recuerde la identidad facilita la retirada del
cuerpo. En algunos textos místicos se preserva la noción que algunos
ejercicios espirituales fueron desarrollados para ayudar a prepararse
para este encuentro con Duma; incluso a los niños pequeños se les
enseñaba liturgias específicas para grabar en forma indeleble su nombre
hebreo.
Una vez que la separación del cuerpo y el alma está terminado, la
conciencia individual sigue existiendo como un cuerpo transparente
llamado guf hadak el cual es entendido como una prenda de vestir celestial.
El Zohar mantiene el tradicional esquema de siete niveles para Guehenna. También enseña que los siete niveles corresponden directamente con los siete nombres para el ietzer hará (inclinación al mal). En otra parte se describen las siete regiones de Guehenna como especialmente designadas para determinadas categorías de “pecadores”.
Mientras que el midrash medieval se centró en las descripciones fantásticas de Guehenna, la cabalá se centró en la naturaleza de la purificación del alma.
El Zohar enseña que el Shabat se extiende incluso a Guehenna y a los malvados se les da un descanso (pero los fuegos de Guehenna nunca dejan de quemar esas almas que no han mantenido el Sabat en este mundo). Cuando termina en Guehenna, el
alma se mueve hacia la parte inferior Gan Eden y luego pasa a través de
varios reinos dentro del Gan Eden. A medida que el alma se mueve hacia
arriba, llegando a la parte superior del Gan Eden, es bañada en el río
celestial de luz que cura el alma y la purga de cualquier impureza
restante. Una imagen que se utiliza para describir el Gan Eden superior
es La Academia Celestial donde la mente divina del
alma inmortal puede alcanzar una comprensión gozosa de Dios. Pero el
alma no se queda en el Gan Eden para siempre; la última parada es tzror ha-jaím, el almacén de las almas.
No todos lo saben pero la cábala postula la creencia en la reencarnación –llamada guilgul–
la cual es entendida como un acto de misericordia divina donde los
malhechores reciben una oportunidad de volver atrás y hacer un mejor
trabajo ahorrándose el dolor de la purificación en Guehenna.
Estos conceptos consiguieron eventualmente envolverse con las
supersticiones populares de Europa del Este donde por siglos las masas
judías habían creído que había espíritus que vagan alrededor. Además de
la reencarnación completa, se desarrollaron dos versiones de
“posesiones”: ibbur (impregnación), una posesión benigna, y dibbuk
(escisión), que es una posesión maligna. Según las enseñanzas de la
cabalá un alma justa que necesitaba volver a realizar alguna mitzvá específica podía volver como ibbur dentro
de alguien creando una relación simbiótica: el alma exaltada de la
persona justa elevaba el espíritu de la persona poseída quien, a su vez,
realizaba lo que fuera que el ibbur necesitaba hacer. Según Gershom Scholem, los dibukkim (plural de dibbuk) fueron
considerados generalmente como almas que, a causa de la enormidad de
sus pecados, ni siquiera se les permitía transmigrar y buscaban refugio
en los cuerpos de las personas que viven. La entrada de un dibbuk en una persona era una señal que esa persona había cometido un pecado secreto que abría una puerta para el dibbuk. El término dibbuk no está en el Zohar pero aparece en 1602 en Alemania en los Libros Maaseh (enlace en inglés). Hay muchas historias tanto en la cabalá luriánica y el jasidismo sobre el exorcismo de dibukkim (para leer conocer más sobre el fascinante mundo de las posesiones y los exorcismos recomiendo El ascenso de la comunidad judía de Europa del Este).
Por supuesto, la idea de la reencarnación crea problemas con la idea de la resurrección.
¿Quién consigue ser resucitado? La respuesta fue el último cuerpo que
el alma había poseído. La comunidad cabalística del siglo XVI en Safed y los primeros jasidim le dieron menos
importancia a la doctrina de la resurrección corporal como consecuencia
de estas dificultades (para más sobre esta comunidad recomiendo Cabalá en la comunidad judía de Tzfat durante el siglo XVI).
El logro máximo en la cabalá acontece cuando el alma se une con la
fuente del ser divino, como el Zohar lo explica, logrando la absorción
en el mismísimo cuerpo del Rey.
Jasidismo
El jasidismo de la modernidad temprana fue el resultado de un esfuerzo para que la cabalá fueraaccesible a las masas y como tal, la mayoría de sus preceptos son muy
similares a los compartidos en la sección anterior. Un concepto único es
el del tzadik, el justo, un líder espiritual evolucionado que fue visto como una manifestación divina en la tierra. El fundador del jasidismo, el Baal Shem Tov (BeShT), hizo hincapié en la importancia de amar al tzadik y apegarse a él como una forma de acercarse a Dios. La integración de los conceptos de tzadik con cabalá hizo que el jasidimo
evolucionara hacia un modelo donde existía un hombre más santo que los
demás y este hombre tenía la capacidad de controlar fenómenos en la vida
y a veces también en la muerte; no solo eso, también podía viajar hacia
mundos más allá de la muerte en forma similar a la que leemos de los
chamanes en otras culturas.
Los cuentos jasídicos, en su mayoría sobre los tzadikim (tzadik en plural) son una rica fuente de conocimiento sobre cómo el jasidismo imagina el después de la vida. La aceptación de la muerte era muy común entre los rabinos jasídicos.
Reb Elimelej de Lyszhnsk era extraordinariamente alegre cuando su
muerte se acercaba. Cuando un discípulo le pidió una explicación, el
rabino contestó “¿Por qué no debería alegrarme viendo que estoy a punto
de dejar este mundo de abajo y entrar en los mundos superiores de la
eternidad? ¿No recuerdas las palabras del salmista: ‘Aunque ande por el
valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estarás
conmigo’. Así es cómo la gracias de Dios se manifiesta”. Incluso en
medio del horror del Holocausto, muchos rebbes jasídicos
aceptaron su muerte y afirmaron su fe en Dios. Hay narrativas sobre
algunos rabinos liderando en canciones y danzas mientras acompañaban a
sus discípulos quienes cavaban sus propias tumbas. Se cuenta que el Grodzisker Rebe,
Rabino Israel Shapira, en un mensaje inspirador antes de entrar en las
cámaras de gas de Treblinka, instó a los judíos a aceptar Kidush Ha-Shem (morir como mártires) con alegría. Entró liderando el canto de Ani Maamim (yo creo con fe absoluta que…)
También hay muchas historias dentro del jasidismo sobre
rabinos siendo conscientes de la muerte de otros rabinos que se
encontraban lejos y/o predecir con mucha precisión cuando morirían.
Si bien en la actualidad muchos se sienten incómodos con algunas ideas del jasidismo que aún persisten, el jasidismo tiene mucho que enseñar a la sociedad contemporánea sobre la vida, el más allá y cómo morir. Las historias jasídicas
demuestran que es posible (e incluso es una actitud personal y
positiva) decidir morir sin confusión alguna, sino más bien en un estado
de increíble calma, aceptando lo inevitable y en la medida posible con
la alegría de unirse al creador. Definitivamente la fe tiene aún algo
para enseñarnos.
Todos los cuentos jasídicos sobre Gan Eden dicen que lo que a
uno le va a pasar en los reinos postmortem es un reflejo directo de lo
que uno ha hecho en esta vida. El Maguid de Mezritch enseñó que
las buenas acciones del hombre son utilizados por Dios como semilla
para la siembra de árboles en el Gan Eden; así cada hombre crea su propio paraíso. Otra enseñanza esperanzadora y motivadora del Maguid
para comenzar a estudiar Tora ya mismo es la que dice que después de su
muerte preveía estar en el Gan Eden porque aunque la admisión le fuera
negado, el Maguid comenzaría a recitar en voz alta y discutir algo nuevo
de Tora y todos los tzadikim en el Gan Eden se acercarían para oírlo. Así el lugar se convertiría, gracias a él, en el Gan Eden. El Reb Iaakov Iosef de Polnoi dijo que ningún Guehenna
podría ser peor para los malvados que tener que vivir en Gan Edén.
Según su creencia, en el Gan Eden no habrá placeres físicos sino
simplemente tzadikim derivando alegría de la presencia de Dios.
Y puesto que los malvados no se entrenaron para ello en este mundo,
nunca podrán apreciarlo en el otro mundo. También hay una historia que a
las personas piadosas pero sin educación se les concederá un universo
físico imaginario que podrán disfrutar.
Hay historias jasídicas que indican que las relaciones
personales continúan después de la muerte. También hay cuentos de almas
que son conscientes de su propio proceso de reencarnación. El Baal Shem Tov dijo ser una reencarnación de Rabí Saadia Gaón, el filósofo judío medieval; Dov Baer se decía que era una reencarnación de Rabí Akiba.
Conclusión
Leyendo todo este abanico de posibilidades sobre la muerte en eljudaísmo uno vuelve a darse cuenta que el judaísmo en sí tiene miles de
años y por eso ha atravesado incontables procesos de síntesis con otras
ideas y ha respondido a los acontecimientos históricos creando nuevos
entendimientos sobre la mayoría de los temas. Por lo tanto reducir lo
que pasa luego de la muerte o el después de la vida como el
resultado de una sola cosa u otra es realmente imposible. Creo que este
es el motivo por el cual me perturba escuchar gente que se para y dice
“esto es lo que pasa después de la muerte en el judaísmo…” del mismo
modo cuando cuando escucho frases como “esto es lo que el judaísmo dice
sobre…(cualquier tema que se les ocurra)” porque uno siempre debe
prestar atención al desarrollo histórico y analizar los fenómenos desde
diversos puntos de vista contemplando las diversas regiones del mundo y
su contexto general. Es más, preguntarse “¿qué dice el judaísmo de…?” es
en realidad una pregunta errada. El judaísmo no dice una sola cosa de
casi nada. Una pregunta más correcta sería, “¿cómo entendían los judíos
en X período el tema de…?”
Finalizando, podríamos agregar que el siglo pasado (siglo XX) no ha
logrado añadir pensamientos novedosos o demasiado creativos a la
literatura judía sobre el después de la vida. Tal vez la obra
más transcendental sobre este tema -que confieso solo he leído en partes
pero la tengo reservada en mi kindle como próxima lectura- es The Death of Death (Resurrection and Immortality in Jewish Thought)
image: http://ir-na.amazon-adsystem.com/e/ir?t=judjud-20&l=as2&o=1&a=1580230814
escrita por el maravilloso Rabino y Dr. Neil Gillman (para más sobre el pensamiento de Gillman recomiendo leer Un Manifiesto Teológico).
El siglo pasado (y los comienzos de este) se ha dedicado mucho más a
sistematizar, traducir, organizar y a tratar de definir y establecer qué
es y qué no es judaísmo en el marco de un mundo moderno secular
radicalmente opuesto al antiguo y medieval. Ante la necesidad de
establecer mayor autoridad hemos pagado el precio de disminuir la
creatividad midráshica del medioevo y la modernidad temprana que desarrolló mucho más la cabalá y el jasidismo.
La ausencia de creatividad judía sobre el después de la vida durante
el siglo XX quizás se deba también a nuestro enfoque racional y
académico que ha limitado nuestro lenguaje no figurativo, poético,
metafórico y mitológico en aras de querer ser “más serios” o
“realistas”. Pero justamente hoy ya descreemos de la extrema
racionalidad puesto que no ha logrado “salvarnos” y por eso estamos
atravesando el pensamiento post-moderno, entendido aquí como un
movimiento fuera del pensamiento racional y un retorno a lo irracional
en formas diferentes que nos permiten disfrutar de una renovada conexión
con la mitología sobre la muerte y el después de la vida entre tantas otras mitologías (tal vez esto explique a su vez el auge de ciertas corrientes más ortodoxas y jasídicas junto al estudio
masivo y comercial de la cabalá e incluso el new age y otras búsquedas
más “espirituales” sin olvidar la decadencia de algunas corrientes
judías más intelectuales en la actualidad).
La realidad es que hoy nos encontramos en una etapa que podemos definir como “entre medio de“. Cada
día que pasa aumenta muy lentamente la utilización de técnicas
académicas y la apreciación por la modernidad en los judíos ortodoxos
por un lado (vemos mayor aceptación de la voz femenina, el pluralismo,
la necesidad de aprender computación u otras tareas modernas aunque todo
esto sigue mezclado con la imposibilidad de discernimiento entre mito e
historia en la mayoría) y un retorno a lo irracional (podemos mejor
llamarlo “pasional”) por parte de las corrientes mas liberales del
judaísmo por otro lado (un retorno a Buber, Heschel y Zalman Shalomi).
La síntesis que tenemos por delante es para mí absolutamente alentadora y
fascinante. Este “entre medio de” va fusionando el
academicismo y la espiritualidad irracional que solo con el tiempo
logrará equilibrarse y al hacerlo, eventualmente, creo que también
afectará el pensamiento escatológico puesto que siempre constituirá una
parte esencial de nuestra existencia y nuestra relación con Dios y la
tradición.
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Jorge Tachauer dice
Muy interesante tu blog, Diego, el que sigo desde hace algunos meses.
Espero conocerte el 21-22 de agosto, cuando vengas a mi comunidad, Ruaj Ami,
antes de hacerte cargo de ella en octubre.
Saludos,
Jorge.
IOTAMc. l. v. dice
ES precoso la kabana proyectada en sus apresiaciones traen la
gracia y la fe en la perfecta existencia de toda la perfeccion de quien
ES encima de todo amor SANTO DE ISRAEL BENDITO INMORTAL VIVE
TODOPODEROSO MI REY Hashem DIOS DE TODO EL UNO Y UNICO PRIMERO.
gracias don diego
IOTAMc. l. v. dice
perdon precioso quise escribir precioso en vez de precoso
Oscar Bravo dice
Buenísimo Diego este trabajo sobre un tema tan, tan difícil. Totalmente de acuerdo con:
“Es más, preguntarse “¿qué dice el judaísmo de…?” es en realidad una
pregunta errada. El judaísmo no dice una sola cosa de casi nada. Una
pregunta más correcta sería, “¿cómo entendían los judíos en X período el
tema de…?”
Me he dado cuenta que soy un saduceo:
“supusieron que Dios no le preocupaba nuestro hacer o no hacer; dijeron
que actuar en forma buena o mala es una elección propia de los hombres.
También quitaron la creencia de la duración inmortal del alma y los
castigos y las recompensas de Sheol”
Dios nos ha dado el libre albedrío y gracias a Adan y Eva que comieron
del árbol del conocimiento, podemos saber cuando procedemos bien y
cuando mal. Y por suerte no lo hicieron del de la Vida. Sería muy
aburrido ser eterno!
R. Fernandez dice
Todo lo que se dice que ocurrirá despues de la muerte, es toda
especulación. Realmente Hashem es nuestro hacedor, so nos da vida o no
después de la muerte, es su su soberana voluntad, El sigue siendo quien
es. En mi criterio personal no me preocupando me resucita o no. Si
amamos a nuestro prójimo y el es retornado a la tierra de Yisrael, si
este prójimo sea de generaciones venideras entra en el tercer templo, ve
al Mesías, realmente me alegra, su alma es la mía su alegría es la mía
también. Vivo en el y el vive en mi. Nuestro pueblo es el mismo.
Debemos amar a nuestro Dios, no por miedo a Castigo o por esperar
recompensas o premios, sino porque el es el Dios de Yisrrael el
preservador de nuestro pueblo, por el cual hoy vivo.
SHALOM Diego
marilu suarez dice
Shalom Diego.
Buen tema y un poco dificil de comprender.
Gracias por compartir
Shabath Shalom.
image: https://s.w.org/images/core/emoji/72x72/1f642.png
Rafa dice
Buenos dias Diego:
Espero que todo os vaya bien, y te pido oraciones por mi madre que va a comenzar un proceso de quimio. Gracias de antemano.
Estoy empezando la lectura y el primer pensamiento que viene a mi
cabeza es que si estamos en un proceso con tal trasparencia significa
que algunos podemos estar en el Sheol y nos están educando. Con esta
actitud de profundidad intento comenzar la lectura. Así las cosas acerca
del Reino de la Divinidad se nos hacen algo más trasparentes.
Al llegar al punto de que creemos que hay después de la muerte, me cuestiono:
– ¿Qué mueve a un no creyente a no creer en Dios? ¿Por qué se manifiesta
ateo y Para que se manifiesta ateo? Y me da mucho miedo pensar que el
ateo no cree por culpa del ejemplo que podemos dar los que si creemos.
– ¿Porque un creyente manifiesta que cree en Dios? Un motivo puede ser
por miedo a lo que hay después de la muerte. Si es así, en mi opinión
mientras pensemos así no llegaremos a ser buenos creyentes. La
motivación no debiera ser el miedo si no el Amor.
Leo que no hay pecados, pero en el Libro de Jeremías se manifiestan
la noción de la responsabilidad individual y la retribución. Creo que la
retribución es la que manifiesta Job en su libro: “después de todo su
sufrimiento el verá a Dios”.
“Hablan de algunos personajes a quienes se le negará un lugar en el Mundo Venidero”
Pienso que nuestro infierno existe pero solo permanece allí quien quiere
estar. El Mesías Resucitado tiene la voluntad y la fuerza de convicción
para llevarnos al Mundo Venidero a todos los que estemos allí. Y esa es
su Misión Ecuménica. Pido perdón a todos los que piensen de manera
distinta.
Es fundamental el Comportamiento Ético en el más aquí, sobre todo en
un mundo globalizado (solo económicamente). Creo que hemos de llevar la
globalización al campo ético. Para entrar en el mundo venidero hemos de
estar preparados, allí no podemos entrar manchando, debemos estar
limpios a todos los niveles. Aquello es puro, inmaculado y santo…
En los cementerios cristianos esta la figura del Ángel Exterminador,
ahora entiendo que, lo que el Ángel desde el Purgatorio o Sheol ayuda a
exterminar, es la parte mala, la parte de pecado o error que hay en
nosotros, hasta dejar nuestra alma limpia y depurada.
Sufrir los dolores de la tumba, no es un sufrimiento estéril o que su
fin está en sí mismo, sino que es el sufrimiento necesario para que
cambiemos de actitud. La parte que mas cuesta la entiendo como Sheol
profundo o infierno. Y consiste en dejarnos ceñir el jugo de la
humildad, sencillez, empatía y asertividad… Es muy difícil para una
persona como yo que tiene mucha soberbia, mal orgullo, vanidad,
engreimiento, grandilocuencia… recocer sus pecados, llorar, pedir
perdón…. puzz… y lo más difícil aceptar la Conversión de Dios y
cambiar.
“La actitud cabalística hacia la muerte es que morir no es sino la
continuación de un proceso de acercamiento a Dios. Entendido de este
modo la muerte no provocaba gran preocupación ni consternación en los
místicos. Es posible decidir morir sin confusión alguna, sino más bien
en un estado de increíble calma, aceptando lo inevitable y en la medida
posible con la alegría de unirse al creador.
Lo que a uno le va a pasar en los reinos postmortem es un reflejo directo de lo que uno ha hecho en esta vida”.
Un abrazo a todos
Rafa.
horacio lizardo dice
Shalom diego.
Muy interesante y coincido en q debemos en vida hacer todo el bien posible
Diego Edelberg dice
Gracias Lizardo.
Sí, uno se hace su propio paraíso.
Saludos
Jose Martin Quezada Tabarez dice
Amigo Diego. Una gran síntesis y un excelente análisis de todas
las posturas respecto al tema. Admiro el don divino que recibiste,
sabiduría. Gracias. Te comparto el video de una reunión pública donde
cerca de 30 mil voces cantan el Himno de Israel en mi país natal,
México. Saludos desde Chicago, USA.
Atte. José Martin Quezada Tabarez.
http://youtu.be/IFQkNEJigog
Diego Edelberg dice
Gracias José por tus palabras de aliento.
Saludos
Julio Alexis Jiron Santiago dice
Lo único o mejor que podemos hacer es estudiar la Tora, obedecerla
llevar un vida honesta y hacer bue4nas obras eso nos limpia además del
sufrimiento verlo como parte de nuestra purificación claro no buscando
el sufrimiento sino las buenas obras están limpian sin los
INCONVENIENTES del sufrimiento. BENDICIONES DIEGO QUE TODOS LOS LECTORES
DE TU BLOG LLEGUIEMOS A ARREPENTIRNOS IR DIRECTO AL PARAISO
Diego Edelberg dice
Gracias Julio!
Es un buen consejo ponerse a estudiar Tora y hacer buenas acciones.
Pase lo que pase al final en el camino habremos vivido plenamente al
hacer ambas cosas.
Saludos
francisco Alva dice
shalom mi querido amigo como siempre tan atinados tus temas que el
eterno siga bendiciendo tu vida y la de tu familia y que sigas siendo
esa luz para las naciones que es la tarea que ashem a ordenado a todo
judio disperso entre las naciones tu brother franck shalom