El Shabat (sábado) es uno de los
símbolos fundamentales del judaísmo. La
celebración del Shabat viene en los
10 mandamientos: "...recuerda el día sábado
para santificarlo... porque en seis días creó
Dios el cielo y la tierra, el mar y todo lo que
contiene y descansó el séptimo día, por lo tanto
bendijo Dios el Shabat y lo santificó."
(Éxodo XX 8-11).
El Shabat es una creación única del pueblo judío. No es solo el
concepto de un día de descanso que todo hombre necesita en la
semana, sino que pretende elevar al hombre a una vida noble donde
no existen la lucha y preocupación por el sustento y el vivir diario
que lo preocupan los seis días de la semana.
El judío se prepara para el Shabat, su casa reluce, la cena está
preparada con anterioridad, el espíritu sabático se percibe en todos
los sentidos. Al caer la tarde del viernes, todos están bañados y
limpios, con ropas festivas, listos para recibirlo. La bendición de las
velas en el hogar por parte de las mujeres de la familia marca la
entrada del Shabat y su dimensión.
El encendido de las velas representa el comienzo del Shabat.
Las velas se convirtieron en símbolo del «recibimiento del Shabat»
en el hogar. Se acostumbra a encender dos velas: una por el
precepto de «zajor» (recordar) y otra por «shamor» (cuidar) el día
del Shabat para santificarlo, hay quienes acostumbran a
encender una vela por cada integrante de la familia.
seis primeros días son laborables, y el séptimo, que sí tiene
nombre, el "Shabbath" (Reposo), es el día de descanso, como en el
relato bíblico. Obsérvese la coincidencia con la manera española de
contar los días de la semana empezando por el primer día laborable
(en nuestro caso el lunes) acabando en el día de descanso; a
diferencia de otras lenguas de nuestra cultura, que empiezan la
semana el domingo (día del Sol). Tal como la propia denominación
indica, toda la semana está al servicio del sábado, del día de
descanso, la gran institución judía, con raíces bíblicas, en torno a
la que se fundó una nueva civilización que dio el mayor paso de
toda la historia para la abolición de la esclavitud: empezando por
el inmenso lujo del descanso sabático también para los esclavos
("no olvides que fuiste esclavo en Egipto") y continuando por las
leyes que limitaban el tiempo y las condiciones de esclavitud.
Al ser la luna la que marca el tiempo en el calendario judío, los
meses del año oscilan entre 12 y 13. Con una frecuencia muy
complicada de determinar (en el ciclo de Metón, de 19 años, son
embolísmicos (de un mes más) los años 6º, 8º, 9º, 11º, 14º, 17º y 19º.
(esto ya en la reforma del rabí Samuel a.C) que vino a poner orden
en un calendario absolutamente variable, en el que las fiestas caían
fuera de la estación que les daba sentido. Con esta reforma
quedaron los años regulares en 353, 354 y 255 días; y embolísmicos
(que llamamos bisiestos para entendernos), eran de 383, 384 y 385
días. Para ajustar las cuentas hoy dos meses, el "Kislew" (del 6 de
octubre al 4 de noviembre) y el "Marjeshván" (del 6 de octubre al 4
de noviembre) que oscilan en un día. Los meses son de 29 días los
pares, y de 30 los impares.
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