viernes, 27 de mayo de 2016

¿DÓNDE SE PRODUJO EL DERRAMAMIENTO DEL RUAH HAKODESH? | Comunidad Sema Shefarad

¿DÓNDE SE PRODUJO EL DERRAMAMIENTO DEL RUAH HAKODESH? | Comunidad Sema Shefarad










¿DÓNDE SE PRODUJO EL DERRAMAMIENTO DEL RUAH HAKODESH?






¿Dónde se produjo el derramamiento del Ruah haKodesh?


He observado, que hay un tópico (la verdad es que hay muchos), que
se repite sin cesar cuando se habla del nacimiento de la Kehilá o de la
Iglesia (depende quién haga la exposición doctrinal). Me estoy
refiriendo al derramamiento del Ruah HaKodesh (Espíritu Santo) en la
fiesta de Shavuót (Pentecostés en los círculos cristianos).


Este tópico, no es más que el producto de un error hermenéutico que
se ha repetido una y otra vez. Esta situación es la que demuestra, que
en alguna manera todos estamos aprendiendo y descubriendo.


¿Quién no ha escuchado alguna vez hablar del derramamiento de las
lenguas como de fuego? ¿Y cuantas veces hemos oído decir que fue en el
aposento alto?


Pues no, no fue en el aposento alto. ¿Sorprendido?, no me extraña.
Es una afirmación que de diferentes sectores se asevera, pero que
parece que nadie investiga.
No voy a decir aun donde estaban los discípulos, es mejor que cada uno lo vaya descubriendo por si mismo.


Los textos


Como podremos comprobar, la clave de lo que estamos hablando, está
en una incorrecta lectura de las Escrituras del Brit Hadashah (Pacto
Renovado). Veamos las citas:
La referencia textual la comprenderemos
entre “Hechos de los Apóstoles” 1:12 al 2:43. Sí sé que es un texto
largo, pero necesitaremos releer algunos versículos.


La porción reseñada comienza con el regreso de los discípulos del
Monte del Olivar (que esta justamente enfrente de la explanada del
Templo), desde donde han observado la ascensión de Yeshúa, y han
escuchado el mensaje de los dos “varones con vestiduras blancas”.


    Leemos en traducción  Reina-Valera:


12Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del
Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.*
13Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo,
Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo,
Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14Todos estos perseveraban
unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de
Jesús, y con sus hermanos.


15En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los
reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 16Varones
hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el
Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue
guía de los que prendieron a Jesús, 17y era contado con nosotros, y
tenía parte en este ministerio. 18Este, pues, con el salario de su
iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la
mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19Y fue notorio a todos los
habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su
propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 20Porque
está escrito en el libro de los Salmos:
Sea hecha desierta su habitación,
Y no haya quien more en ella;
y:


Tome otro su oficio.


 21Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos
con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre
nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de
entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con
nosotros, de su resurrección. 23Y señalaron a dos: a José, llamado
Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24Y orando,
dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de
estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y
apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio
lugar. 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue
contado con los once apóstoles.


La venida del Espíritu Santo
2
1Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino del
cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó
toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
5Moraban entonces
en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el
cielo. 6Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban
confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7Y estaban
atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos
que hablan? 8¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua en la que hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los
que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en
Asia, 10en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más
allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como
prosélitos, 11cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas
las maravillas de Dios. 12Y estaban todos atónitos y perplejos,
diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13Mas otros,
burlándose, decían: Están llenos de mosto.


Primer discurso de Pedro
14Entonces Pedro, poniéndose en pie con
los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los
que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
15Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es
la hora tercera del día. 16Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
    17    Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
    18    Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
    19    Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
    20    El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
    21    Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
22Varones
israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por
Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios
hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23a
éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de
Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;
24al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto
era imposible que fuese retenido por ella. 25Porque David dice de él:


Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
    26    Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
    27    Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
    28    Me hiciste conocer los caminos de la vida;


Me llenarás de gozo con tu presencia.
29Varones hermanos, se os
puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y
su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30Pero siendo
profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su
descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se
sentase en su trono, 31viéndolo antes, habló de la resurrección de
Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio
corrupción. 32A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros
somos testigos. 33Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo
recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que
vosotros veis y oís. 34Porque David no subió a los cielos; pero él
mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:


Siéntate a mi diestra,


35    Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.


36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este
Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37Al
oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros
apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para
todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed
salvos de esta perversa generación. 41Así que, los que recibieron su
palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.


La vida de los primeros cristianos


43Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales
eran hechas por los apóstoles. 44Todos los que habían creído estaban
juntos, y tenían en común todas las cosas; 45y vendían sus propiedades y
sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las
casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a
Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a
la iglesia los que habían de ser salvos.


Seguro que lo has leído muchas veces, y has llegado a la misma confusión.
Empiezo
a explicarte: dice el texto (1:3) que estuvo 40 días con ellos y luego
fue ascendido, por tanto desde la ascensión hasta Shavuót
(Pentecostés) faltaba 1 semana. Me explico: Fue sacrificado en Pesaj,
más 3 días en el sepulcro, nos da 43 días. Shavuot es  a los 50 días de
Pesaj, por tanto faltaba una semana aun. Así, una semana antes de la
fiesta, es ascendido y los discípulos se van al aposento alto. Durante
esa semana deben esperar a la promesa del Padre que Yeshúa les
prometió, mientras ellos deciden buscar otro hermano que ocupe el lugar
de Yehudá (Judas), pero esto no ocurre en el aposento alto, mira bien
(15) “en aquellos días...” no es inmediatamente posterior a su llegada
al aposento, es en esos días siguientes y antes de la fiesta: (los
reunidos eran como de ciento veinte) ¿has intentado meter 120 personas
en una habitación de la parte alta de una casa de dos pisos (así solían
ser), ni si quiera en las construcciones modernas se puede hacer eso;
en el aposento alto es donde vivían los discípulos. ¿Dónde es donde
estaban esos 120 discípulos? Ahora lo veremos.


1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.


He marcado en rojo para darle el énfasis a estas palabras:


1-Estaban ya en Pentecostés.
2-Estaban unánimes.
3-Estaban en una casa.


Seguro que muchos sabemos como se celebraba la fiesta de Shavuot,
para los que no, diremos que era una de las tres fiestas de
peregrinación a Yerushalaim y que la población, en el menor de los
casos se duplicaba. De todas las partes del mundo conocido llegaban
para celebrar, por eso se explica la estancia de judíos de diferentes
países y lenguas.


En el primer día de la fiesta, todos invadían el Templo de
Jerusalem, convirtiéndose el momento en una apoteosis de espiritualidad
y emoción, difícilmente podía compararse con otros momentos, (sólo con
otras fiestas).


Pero, y que casa era esa????. No era una casa, era “LA CASA”, la
Casa es el Templo de Jerusalem, Todo judío sabe quien es la Casa, no el
que, si no quién: El Templo, el Santuario. No tienes nada más que
echar un vistazo a una concordancia y comprobarás lo que digo. Así
pues, en ese día tan especial, se produjo la promesa (para los que no
lo saben, anotar que Shavuot, también significa promesa), el viento
recio llenó el Templo (muy posiblemente el Pórtico de Salomón, que era
donde solían congregarse) y de repente todos los que estaban a su
alrededor les escuchan hablar en las lenguas de su país de residencia.


¿Cómo es posible que en un aposento alto donde ya hay 120, se junten
judíos de todo el mundo conocido?, pero aun más, no eran 50 o 100 ;
Cefas les expone el Evangelio, y ¡¡¡¡ se convierten como 3000 personas
!!!!.


Sabemos ciertísimamente, que la Iglesia Católico Romana, ha
intentado por todos los medios borrar las huellas de la identidad Judía
de la Kehilá de Yeshúa. Y por más que les duela, el derramamiento del
Ruah haKodesh se produce en el Templo de Yerushalaim.


¿Qué propósito tendría el derramamiento del Ruah en un aposento de
una casa particular a escondidas de todo el pueblo?. Por el contrario,
fue hecho a la vista de todo el pueblo en la festividad de Shavuot
(promesa), pues esta era la promesa que hizo Yeshúa Ha Mashiaj a los
discípulos.


Como colofón, hacer referencia a que los discípulos permanecieron unánimes cada día en el Templo.  Hechos 2:1=2:46


Sé que este descubrimiento, no es necesario para la salvación, pero
es una aportación más al descubrimiento y afirmación de la Judaidad de
la llamada Iglesia, que no existió jamás, sino que es la Kehilá de
Adonay, que vive y enseña la palabra de Yeshúa (la Palabra de Adonay
hecha carne).


Adonay yevarej otja.



Rabino Mijael Sofer




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