martes, 24 de mayo de 2016

Pedro López de Ayala - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Pedro López de Ayala
Señor de Ayala y de Salvatierra
Pedro López de Ayala.jpg

Grabado que representa a Pedro López de Ayala.

Información personal
Otros títulos Merino mayor de Guipúzcoa
Nacimiento 1332

Vitoria
Fallecimiento 1407

Calahorra
Entierro Convento de San Juan de Quejana
Familia
Casa real Casa de Ayala
Padre Fernán Pérez de Ayala
Madre Elvira Álvarez de Ceballos
Cónyuge Leonor de Guzmán
Descendencia Véase Descendencia

Blason Es famille Ayala (Alava).svg

Escudo de Pedro López de Ayala


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Pedro López de Ayala (Vitoria, 1332 - Calahorra, 1407), conocido también como Pero López de Ayala, fue un poeta, historiador y estadista del Reino de Castilla. Era hijo de Fernán Pérez de Ayala, señor de Ayala, y de Elvira Álvarez de Ceballos.1


Fue señor de Ayala y Salvatierra, canciller mayor de Castilla,2 camarero mayor del rey Pedro I de Castilla,3 alférez mayor del pendón de la Orden de la Banda,4 corregidor5 y merino mayor de Guipúzcoa,6 alcalde mayor de Toledo, merino y alcalde mayor de Vitoria,5 y oidor de la Audiencia Real en el reinado de Juan I de Castilla.7



Índice

Biografía

Nació en Vitoria en una noble familia, hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira Álvarez de Cevallos. Su padre era sobrino del cardenal Pedro Gómez Barroso
y había recibido instrucción clerical hasta que tuvo que asumir el
mayorazgo de su casa; era hombre famoso por su elocuencia y dotes de
negociador y de él debió de recibir su hijo la educación moral y
religiosa que caracteriza su obra y la frecuentación de los Salmos y la Biblia; sin embargo, al igual que su amigo, el poeta judeoconverso Pero Ferrús,8 pasó su juventud en lecturas más profanas, en especial libros de caballerías:

Plogome otrosí oír muchas vegadas
libros de devaneos, de mentiras probadas;
Amadís e Lançalote, e burlas escantadas,
en que perdí mi tiempo a muy malas jornadas... (Rimado de Palacio, 163)
Tras la temprana muerte de su hermano mayor, la familia decide
cancelar los planes eclesiásticos para él dispuestos y regresa de la
Corte de su tío para empezar a representar los intereses familiares como
su toledano padre en la Corte Regia. Así, cuando contaba poco más de 20
años, entró al servicio de Pedro I de Castilla, llamado por el pueblo "el Justiciero" y por los nobles "el Cruel". En 1359 navegaba a lo largo del litoral valenciano y catalán en calidad de Capitán de su flota.


Paso al bando de los Trastámara


Batalla de Nájera (Manuscrito de las Crónicas de Jean Froissart, siglo XV, (Biblioteca Nacional de Francia)
En 1366 empezó en firme la rebelión de Enrique de Trastámara
contra su medio hermano el Rey Pedro I. Pero López de Ayala y su padre
se pasaron al bando del pretendiente bastardo al trono, el futuro Enrique II de Castilla:

Por el rey matar omnes, non llaman justiçiero,
ca sería nombre falso: más propio es carnicero.
Pedro I había ajusticiado a muchos nobles, a juicio de muchos, más por rencor que por otro motivo. El propio escritor afirmó que

Viendo que los fechos de don Pedro no iban de buena guisa, determinaron partirse dél.
Los Ayala recibieron ventajas y mercedes por esa defección. Al futuro canciller se le otorgó el título de Alférez mayor del Pendón de la Banda (segundo teniente) de la Orden de la Banda, que ostentó cuando luchó a favor de Enrique en la batalla de Nájera (1367). La acción resultó un revés para las fuerzas insurgentes y el poeta fue capturado por el Príncipe Negro,
lo que en el fondo fue una suerte, pues el Rey Pedro lo habría
ejecutado sin más. El Príncipe Negro se hizo pagar un crecido rescate
por su familia y lo dejó en libertad a los seis meses, llegando a tiempo
a Burgos para ver entrar a Enrique victorioso en la ciudad. De éste recibió en pago por su lealtad mercedes como ser nombrado Alcalde mayor de Vitoria y de Toledo, amén de obtener los señoríos de Arceniega, Torre de Valle de Orozco y Valle de Llodio, ricos, fértiles y pintorescos lugares, así como la designación de miembro del Consejo Real. En 1378, viajó a Francia para negociar una alianza contra Inglaterra y Portugal.


Bajo el reinado de Juan I


Batalla de Aljubarrota en 1385.
Al morir Enrique II (1379), su hijo y sucesor Juan I de Castilla confirmó los privilegios otorgados y además los acrecentó, encargándole difíciles misiones diplomáticas, entre ellas su embajada a Carlos VI de Francia, a quien aconsejó tan acertadamente en la batalla de Roosebeke contra los anglo-flamencos (1382), que el monarca francés lo nombró su camarero y le otorgó una pensión vitalicia de mil monedas de oro a Ayala y a su hijo primogénito.


La proclamación de Juan de Avís por los portugueses desvanecía los proyectos que Juan I albergaba de coronarse Rey de Portugal. López de Ayala, que no era partidario de una guerra de Castilla
contra los portugueses, se esforzó por disuadir de ello al monarca, mal
aconsejado por la joven generación de cortesanos, pero no rehuyó la
lucha cuando se produjo, empuñando de nuevo el estandarte de la Orden de la Banda y tratando de neutralizar las imprudencias temerarias de los donceles cortesanos en el desastre de Aljubarrota (1385).
Peleó con bravura y cayó preso cubierto de heridas y "quebrados dientes
e muelas". Esta vez su cautivero fue mucho peor, pues estuvo prisionero
durante un año en el Castillo de Leiria y después en el de Obidos. Mientras esperaba su rescate escribió su Libro de la caza de las aves y parte de su Rimado de Palacio. Fue devuelto a cambio de 30.000 doblas después de que muchos intercediesen en su favor, como su mujer, Leonor de Guzmán, el maestre de la Orden de Calatrava y los reyes de Castilla y de Francia.


Y conviene señalar que el rey Juan I de Castilla dispuso en su
testamento, otorgado el 31 de julio de 1385, que Pero López de Ayala
continuara siendo el alférez mayor del pendón de la Orden de la Banda cuando subiera al trono su hijo, el infante Enrique de Castilla, que llegaría a reinar como Enrique III en 1390, a la muerte de su padre.9


Tras su liberación en 1388 ó 1389,
recibió nuevos honores, como ser nombrado camarero y copero mayor de la
corte. Además prosiguió su actividad diplomática en Francia. Negoció
acuerdos entre Inglaterra y Castilla que condujeron a la Paz de Troncoso (1388); también intervino en la boda entre el Príncipe heredero Enrique con Catalina de Lancáster, e instituyó el título de Príncipe de Asturias. Se opuso con prudencia a la división del reino que proponía Juan I en las Cortes de Guadalajara y, al fallecer este monarca en 1390, formó parte del Consejo de Regencia durante la minoría de edad del futuro Enrique III. En 1392
logró que se firmara la paz entre castellanos y portugueses, dando fin a
una guerra prolongada y desastrosa para ambos reinos, y se retiró algún
tiempo a sus posesiones, donde se dedicó al estudio y a las letras.
Volvió a Castilla para ser nombrado canciller mayor del reino en 1398, y todavía proseguía sus actividades como representante exterior de Castilla cuando súbitamente murió en Calahorra a los 75 años de edad (1407).



Sepulcro del Canciller Ayala y su esposa Leonor de Guzmán en el
torreón-capilla de la Virgen del Cabello, en el conjunto
palaciego-conventual de Quejana, casa solar de los Ayala (Álava)
Se conserva su estatua yacente, junto con la de su mujer, en el Monasterio de Quejana (Álava), cuyos cuidados dependían de las monjas dominicas
que habitaron el convento hasta el año 2008. Las dos estatuas yacentes,
en alabastro, se encuentran al pie del retablo del monasterio, junto a
otras estatuas yacentes de los padres del Canciller, Fernán y Elvira. Este retablo es una réplica inaugurada el 4 de agosto de 1959, del original, que se halla en Chicago.


El Canciller Ayala vivió una época turbulenta también para toda la Cristiandad, a causa del llamado Cisma de Occidente, que es aludido angustiosamente en su Rimado de Palacio, pues existía la creencia de que mientras hubiera ese cisma ningún alma se salvaría. Su actitud es la de un noble bien intencionado que se indigna ante la inmoralidad imperante, como Quevedo en el siglo XVII, José Cadalso en el XVIII y Larra en el XIX.


El de los Ayala fue uno de los linajes que pasó al primer plano social y político de la corona de Castilla con la instauración de la dinastía Trastámara.
El célebre canciller Ayala (1332-1407), al final de sus días,
estableció una división de su descendencia en dos ramas independientes:
la de su primogénito Fernán Pérez de Ayala y Guzmán se establecería en Álava, en el solar ancestral del linaje; la de su hijo segundo Pedro López de Ayala y Guzmán se asentaría en Toledo.


Matrimonio y descendencia

Contrajo matrimonio con Leonor de Guzmán, que era hija de Pedro Suárez de Toledo y de María Ramírez de Guzmán, con quien tuvo varios hijos:10


Obra literaria

La instrucción del canciller Ayala era muy extensa para lo que se acostumbraba en la época. Aparte de la Biblia, conocía la obra de Tito Livio, Valerio Máximo, San Agustín, Boecio, San Gregorio, San Isidoro, Egidio Romano, Vegecio, Boccaccio y alguna de las versiones de la Estoria de España de Alfonso X el Sabio. Conocía además las colecciones jurídicas de su tiempo, como Juan Andrés, Giovanni Andrea, el Decreto de Graciano.


Rimado de Palacio
Resulta especialmente famosa su obra satírica y didáctica, el Libro Rimado de Palacio, también conocido como Los Rimos, unos 8.200 versos escritos en su mayor parte en cuaderna vía y donde, tras efectuar una confesión general de sus pecados, pasa revista a la sociedad de su tiempo describiendo con ironía
a sus contemporáneos de la jerarquía civil (y religiosa: "Si estos son
ministros, sonlo de Satanás / ca nunca buenas obras tú fazer les
verás"), atacando sus hipócritas valores políticos, sociales y morales y
mezclando cuadros realistas y disquisiciones moralizantes. Tampoco
salen muy bien parados los judíos.
Se queja amargamente de cómo se acumulan los impuestos sobre los pobres
pecheros y cómo ello provoca una gran crisis demográfica:

Do moraban mil omes, non moran ya trezientos;
más vienen que granizo sobre ellos ponimientos;
fuyen chicos e grandes con tales escarmientos,
ca ya vivos los queman, sin fuego y sin sarmientos (261)
La prisión, alegórica o real, pone fin a estas reflexiones y el poeta
se desahoga en canciones líricas. Unas están dedicadas a la Virgen o
prometen visitar diversos santuarios; otras son oraciones de una
religiosidad más íntima, puesto que dejan ver una angustia real ante la
posibilidad de que Dios haya condenado su alma por sus pecados. La parte
final del poema es en realidad un centón y paráfrasis de diversos pasajes de los Morales, un comentario del Libro de Job por San Gregorio Magno que López de Ayala había traducido.


El Rimado de Palacio es en realidad una mezcla heterogénea de
diversos materiales poéticos a los que su autor ha dado cierta unidad
con estrofas de transición de unos temas a otros. Las composiciones
líricas están hechas en zéjel, y los pasajes en cuaderna vía poseen algunos hemistiquios de ocho sílabas; otros pasajes de composición más tardía, como el Deitado del Cisma de Occidente, usan ya el verso largo. El libro fue comenzado antes de 1385 y quedó concluido en 1403.


Libro de la caza de las aves
En su Libro de la caza de las aves, trató de recoger todo el conocimiento práctico que había acumulado acerca del arte de la cetrería.
Lo redactó mientras estuvo preso en Óvidos (Portugal) tras la derrota
de Aljubarrota. De esta obra se conservan una treintena de copias, la
mayoría en la Biblioteca Nacional de España, pero también las hay en
Gran Bretaña (1 copia), Francia (2 copias), Italia (3 copias), Estados
Unidos (4 copias) así como en manos privadas (más de seis copias).17


Historia de los reyes de Castilla
Escribió asimismo las crónicas de los reinados de Pedro I de Castilla, Enrique de Trastámara (Enrique II de Castilla) y Juan I de Castilla, y una que quedó incompleta del reinado de Enrique III de Castilla, recogidas todas bajo el título de Historia de los reyes de Castilla. En ella se muestra como un historiador de bastante mayor rigor que sus contemporáneos Matteo Villani o Froissart,
pues poseía dotes de penetración psicológica y observación más agudas
que éstos, como se deduce del hecho de que, por ejemplo, ambos busquen
las escenas pintorescas y se recreen en las pompas caballerescas,
mientras que a López de Ayala sólo le preocupan los hechos y las
circunstancias que los rodean. Vivaz en los retratos, logra con su
narración un sobrio dramatismo que hace olvidar por completo ya y por
siempre la sequedad de los viejos cronicones.


Traducciones
Tradujo las obras de algunos autores de la Antigüedad, como Tito Livio (las primeras Décadas), en quien estaba interesado como historiador que era, pero también de filósofos como Boecio (De consolatione philosophiae) y de autores más modernos, como San Isidoro (De summo bono), San Gregorio Magno (Morales) o incluso contemporáneos (Guido da Colonna, Crónica troyana) y Boccaccio (Caída de príncipes). Puso especial empeño en los comentarios morales de San Gregorio al Libro de Job y no sólo los editó aparte con el título de Flores de los morales de Job, sino que versificó parte de esta obra en su Rimado de Palacio.


Su Linaje de Ayala es un estudio genealógico. El poeta castellano Pero Ferrús (hacia 1380) dedicó una de sus cantigas a López de Ayala.


Referencias


  • Salazar y Acha, 2000, p. 445.

    1. En el Archivo Iberoamericano de Cetrería hay un detallada relación de todos los manuscritos conocidos [1]

    Fuentes

    • FLORANES, Rafael de. Vida literaria del canciller mayor de Castilla D. Pedro López de Ayala, recopilada en la Colección de documentos inéditos para la historia de España, vol. XIX y vol. XX.

    Enlaces externos

    Obras de Pero López de Ayala

    Otros enlaces


  • Salazar y Acha, 2000, p. 444.


  • Salazar y Acha, 2000, p. 480.


  • Cañas Gálvez, 2011, p. 179.


  • Orella Unzué, 1984, pp. 65-66.


  • Cañas Gálvez, 2011, p. 178.


  • Cañas Gálvez, 2011, p. 176.


  • En el Cancionero de Baena hay un Dezir de Pero Ferruz a Pero López de Ayala
    compuesto entre 1379 y 1390; se trata de un poema en que se exhibe una
    pedregosa erudición en forma de enumeración de héroes griegos, romanos,
    bíblicos, caballerescos y musulmanes. La lista incluye a Gerión, Caco, Escipión, José, el rey David, el rey Arturo, Galahad, Roldán, Amadís de Gaula, Saladino, Bernardo del Carpio, El Cid y Fernando III el Santo; la lista culmina muy cortesanamente con Enrique II de Castilla).


  • Salazar y Acha, 2000, p. 213.


  • Morollón Fernández, 2006, pp. 25-26.


  • Salazar y Castro, 1694, p. 57.


  • Salazar y Castro, 1696, p. 639.


  • Orella Unzué, 1984, p. 65.


  • Vidania, 1696, pp. 454-455.


  • Salazar y Acha, 2000, p. 527.


  • Salazar y Acha, 2000, p. 528.


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