Safed-Tzfat-Zefat
Tuesday, June 29, 2010
El test Israel: ¿Lo utilizarán ahora? - Miriam Shaviv - TheJC
Informa el diario británico The Guardian (el de referencia de la izquierda y profundamente anti-Israel):
LosSerá interesante comprobar si
gobiernos británico e irlandés están investigando las acusaciones de
que una red de presuntos espías rusos viviendo bajo una cobertura de
normalidad en los EEUU han viajado y utilizado pasaportes falsos de sus
respectivos países.
estos dos países expulsan a algún diplomático ruso por este hecho (como
hicieron con diplomáticos israelíes).
PD. ¿Qué raro, no creen? Los servicios de inteligencia utilizando pasaportes que no son los de su país. ¿Cuándo se ha visto eso?
Labels: MShaviv
Elogio de los "judíos amateurs" - Assaf Wohl - Ynet
Esta
semana escuché un debate en la radio. Alguien sostenía que el café de
hecho era saludable. Al término del debate los participantes convinieron
en que todo es una cuestión de dosis. Sin embargo, hay una cosa por
aquí cuyo consumo desenfrenado es de hecho apoyado por muchos: las leyes
religiosas.
Algunos creen que cualquier tipo de exageración con
relación al consumo de la fe y de las leyes religiosas es digno de
alabanza. Creen que cuanto más obsesivo se es, más debe "invertirse" en religión. Por lo tanto, creen que sería mejor para usted mantenerse alejado de todos esos judíos "amateurs", encontrar una mujer en quién invertir como hace usted, y juntos criar muchos hijos.
Sin
embargo, eso no funciona. Aquellos cuyos sentidos no se han desdibujado
aún por unas sobredosis de religión se dan cuenta que algo anda mal en
esas ideas. Demasiado ejemplos históricos revelan de forma inequívoca
que la fe es una sustancia peligrosa. Una sobredosis de ella quita la
capacidad al individuo de tomar decisiones y pensar críticamente. A
veces, la excesiva fe le convierte a uno en un zombi, alguien adherido
totalmente a la voluntad de esa otra persona que le logró convencer de
que sabía mejor que usted lo que precisaba.
Sin embargo, la fe no
proviene de algún tipo de verdad objetiva. Es el resultado de la
educación o de las necesidades personales y/o psicológicas. Por lo
tanto, la "inhalación" no está recomendada.
Y aquí me dirijo a todos esos judíos "amateurs" "formalmente religiosos", "amantes de la tradición"
y a todas esas otras personas que perciben el judaísmo como un estilo
de vida, y que no conciben al judaísmo como un estricto código dogmático
y absoluto que requiere un cumplimiento y una obediencia ciega.
¿Usted
no se pelea con la policía antidisturbios a causa del levantamiento de
los huesos de unos restos humanos (alusión a la exigencia de los
haredíes de que no se construya un necesario edificio de urgencias en un
hospital de Ashkelon porque en el lugar previsto se han hallado unos
restos que además posiblemente sean bizantinos)? ¿No utiliza un teclado
especial de ordenador durante el Shabat? ¿No está de acuerdo en montar
una broca porque le han hecho sentarse junto a una niña marroquí (es
decir, sefardí)? Y es que ustedes son unos judíos "amateurs", pero no se preocupen por ello demasiado. Tendrán otras oportunidades de salvar a Israel.
De
momento, disfruten con la religión, de hecho, algunas personas están
convencidas de que el judaísmo se puede comparar con las pesadas
sinfonías de Stravinsky o las grandilocuente óperas de Wagner. Sin
embargo, también sabemos que existe un judaísmo más parecido al estilo
de la Bossa Nova y del Reggae. El ser "amateurs" simplemente nos demuestra que mantenemos las cosas en una sana proporción.
Actualización: Contestación al artículo de un tal Terry, de Eilat, y que no deja de tener cierta razón:
"El autor está siendo simplista y superficial.
¿Por qué no comparar esa "sobredosis de fe con la de los izquierdistas", es tan o más irracional que la de los ultrarreligiosos?
O
bien, podría haber mencionado y utilizado como ejemplo otra religión
que se practica en esta región, una religión en la que la declaración de
esa sobredosis es aún una mayor virtud.
Nuestro "exceso de dosis
religiosa puede ser molesta e irritante", y bastante excéntrica para un
secular como yo, pero no se encuentra en la misma categoría que la de
esos locos y fanáticos asesinos que de verdad están poseídos por la suya
y por una ideología fanática basada en su fe".
Reflexionar de otra manera - Dry Bones
- Irán envía una flotilla para romper el bloqueo de Gaza
- Parece que Israel no puede hacer nada para escapar del foco de la actualidad...
- ... y abandonar las primeras páginas de los medias
- ¿Ah, no? Se podía contratar a los piratas somalíes para que secuestraran las flotillas...
- ... y entonces nadie en el mundo las prestaría atención...
- ... y Somalía podría aprovecharse de sus mercancías.
Labels: Dry Bones
Tzimtzum: un enfoque cabalístico de la creación - Rachel Elior - Sh'ma
Tzimtzum, 1990, obra de Anselm Kiefer
La
tradición cabalística tomó forma en el mundo judío a raíz de una
profunda crisis. A partir de la destrucción ocasionada por las Cruzadas a
finales del siglo XIII, y continuando con los libelos de sangre y la
expulsión de los judíos en toda Europa durante los siglos XIV y XV, la
crisis culminó con su expulsión de España y Portugal durante la última
década del siglo XV.
La dura realidad a la que se enfrentaban los
judíos estaba llena de hostilidad religiosa, persecución, destrucción,
desesperanza y discontinuidad, siempre en un exilio permanente cuyo fin
no estaba a la vista. La tradición cabalística ofrece una percepción
completamente nueva de la historia embebida en la meta-historia; algo
que cambió la relación de Dios y el hombre, así como las relaciones
entre pasado, presente y futuro. La Cábala contempló a la divinidad como
un proceso continuo, dinámico y con un propósito y una dirección
metahistórica, siendo su objetivo la transición desde el exilio a la
redención, y contemplando al hombre como jugando un papel decisivo en
ese proceso de transformación. La Cábala propone una nueva narrativa de
la creación nueva, una que da un nuevo sentido a la presencia de Dios en
el mundo y donde el hombre desempeña un nuevo papel, el formular un
nuevo lenguaje que explique la relación existente entre lo infinito y lo
finito, entre Dios y el hombre. La nueva narrativa de la creación
abarcaba los conceptos dialécticos de desbordamiento, infinita bondad
(Shefa) y contracción finita (tzimtzum); de infinita expansión y de retirada limitada o restrictiva; y el resultado de esta tensión: la rotura (shevirah) o "rotura de los vasos"
( Shevirat-ha keilim) y la restauración (tikkun). Todos estos conceptos
(Shefa; tzimtzum; keilim shevirah, Shevirat-ha) fueron parte del
proceso divino de creación que precedieron a la creación de nuestro
mundo "roto o quebrado", un mundo cuya esencia más fundamental está en el exilio. El último concepto, el de tikún - la restauración de ese mundo roto - fue confiado a las manos y a la mente de los seres humanos.
Dentro
de la tradición cabalística, se pueden distinguir dos discretos
posicionamientos - de hecho, contradictorios - sobre la cuestión de la
presencia de Dios en el mundo. Ambos están vinculados al concepto de
tzimtzum; se les conoce como "tzimtzum en su sentido literal (tzimtzum ki-feshuto)" y "tzimtzum en su sentido no literal (tzimtzum lo ki-feshuto)". Tzimtzum
es un término cabalístico que se desarrolló en la tradición zohárica y
fue elaborado en la Cábala luriánica de Safed. Éste término se ocupa de
la presencia de Dios en el mundo en el contexto del proceso de creación.
La doctrina cabalística del tzimtzum sostiene que cuando Dios quiso crear el mundo, se contrajo "a sí mismo en sí mismo" con el fin de dejar "un espacio vacío"
en el que el proceso creativo pudiera comenzar. La idea está
expresamente atribuido a R. Isaac Luria ("Ari") en el capítulo primero
del libro de R. Hayim Vital Etz Hayim (Koretz, 1784):
Sepan,Muchos cabalistas de los siglos XVI a XVIII
que antes de que las emanaciones (sefirot) fueran emitidas y que las
criaturas fueran creadas, una luz celestial se extendió, llenando el
universo entero. No había lugar desocupado (de ella), es decir, el vacío
o el espacio, sino que más bien todo estaba lleno de esa luz extendida…
Pero entonces, el infinito se contrajo en un punto central que era
realmente el centro de la luz, y esa luz se contrajo y se retiró hacia
los lados alrededor del punto central. Entonces, un espacio vacío ocupó
ese vació o espacio. Posteriormente, el Infinito se extendió en línea
recta desde la luz, y el espacio vacío fue emanado, creado, formado, y
se hicieron todos los mundos íntegramente (Etz Hayim, Parte 1, Capítulo
1).
entienden este argumento literalmente y dedujeron de él la existencia de
una extensión infranqueable entre el Creador y sus criaturas. Pensaron
que el Dios infinito se había apartado del mundo, contraído en sí mismo,
refugiándose en los recovecos del infinito con el fin de dejar un
espacio vacío que permitiera que el proceso de creación comenzara. Si no
fuera así, y en realidad existía un infinito eterno que se extendía por
el espacio y por el tiempo, ¿cómo podría haber lugar a una creación
finita, algo opuesto por su propia naturaleza finita a la esencia divina
infinita?
Esta doctrina sostiene que la divinidad se retiró del
mundo al inicio del proceso creativo, por lo que la divinidad es
trascendente al mundo y está situado (se relaciona) más allá de su
creación. De acuerdo con este punto de vista, asumida por aquellos que
interpretan la doctrina del tzimtzum
literalmente, la única presencia divina en este mundo - por otro lado
despojada de divinidad - se encuentra en la Torá. En consecuencia, el
estudio de la Torá y la inmersión en la halajá son las únicas maneras de
lograr la unión con Dios. R. Elías ben Solomon de Vilna (el Ga'on de
Vilna, 1720-1797), afirma esta doctrina del "tzimtzum en su sentido literal".
Él se ocupó ampliamente del Zohar y de la Cábala luriánica, y atacó
duramente a los hasidim (hasidismo), que, como vamos a ver, sostenían
que Dios se había contraído a sí mismo en el propio mundo a diferencia
de que los que sostenían que se había ausentado de él.
Mientras que el Ga'on de Vilna utilizaba el "tzimtzum en su sentido literal"
para desarrollar una visión trascendental que colocaba a Dios más allá
del mundo, el R. Israel Baal Shem Tov (el Besht) tomaba el tzimtzum
en un sentido no literal y adoptaba una posición diametralmente opuesta
en la que un Dios inmanente estaba en todos sus aspectos dentro del
mundo. De acuerdo con esta comprensión no literal de tzimtzum
- adoptado por el Besht así como por muchos otros cabalistas -, Dios no
se contrajo y se retiró del mundo con el fin de hacer posible la
creación, al contrario, él contrajo su infinitud en el mundo finito, en
el mismo sentido en que "la presencia divina se contrajo [para caber] entre los paneles del Arca del Pacto]" en un proceso dialéctico y de interacción.
Para
decirlo de otra manera, él mismo se contrajo en el mundo cuando lo creó
para poder vivificarlo y así mantener su existencia como el alma con el
cuerpo, permitiendo así que la creación permanezca activa (en
funcionamiento). De esa ubicuidad de la presencia divina, de la que
depende todo lo que existe y en todo momento, el Besht dedujo que cada
persona puede servir al Dios-que-se-encuentra-en-todas-partes
y hacerlo no sólo a través de la manera familiar del estudio de la Torá
y la observancia de los mandamientos, sino también en todo tiempo y en
todo lugar, bajo cada forma y manera, con cada palabra y pensamiento.
El Ga'on de Vilna, en cambio, adoptó la doctrina del "tzimtzum en su sentido literal"
y la correspondiente visión de un Dios trascendente que está ausente
del mundo y presente solamente en la Torá, e incluyó la doctrina del
Besht del "tzimtzum en su sentido no literal" entre sus razones para prohibir a los hasidim y al hasidismo.
La
doctrina que creía en la inmanencia divina (el Besht), que consideraba
que la presencia de Dios abarcaba todo lo existente, sirvió como primer
principio o punto de partida para todos los cultos hasídicos. Esta forma
de culto divino, que se apoyaba en el grito de que "todo es Dios", y que declaraba de forma prominente que "el mundo entero está lleno de la gloria de Dios y que ningún lugar está libre de Él", buscaba la presencia divina en cada momento y en cada lugar, en cada letra y en cada enunciado.
Además
afirmaban que veían las chispas divinas, el espíritu divino, y las
marcas de la santidad en todo lo viviente, lo inanimado y lo vegetativo;
en los árboles y en las piedras, además de sostener que todas las
formas de culto en las que una persona medita sobre ese Dios-que-se-encuentra-en-todas-partes-y-en-todo-momento, descubren la sustancia divina de toda la existencia.
Originalmente, la teoría del tzimtzum
fue una manera de explicar el significado interno del exilio más allá
de sus tormentos existenciales. El mismo proceso de repliegue o
contracción sobre las partes más profundas de la divinidad y la
emanación que siguió a ese vacío creador, y que culminó con la
catastrófica "rotura de los vasos"
(shevirat ha-keilim), significaba que no hay nada en su lugar correcto
tanto en el cielo como en la tierra, es decir, que todo está en el
exilio.
La tradición cabalística llegó a la conclusión de que la
teoría de la contracción y la retirada indicaban que un proceso de
reparación y de restauración tiene que tener lugar en el cielo y en la
tierra. El papel del hombre ha cambiado profundamente, porque el paso
del exilio a la redención es enteramente dependiente del paso del
(estado) de "rotura" al de "restauración", o del mundo injusto que nosotros conocemos después de la "rotura de los vasos" al "mundo ideal" tal como debería ser en su justo orden.
La teoría del tzimtzum delinea así las diferencias entre, por un lado, "el exilio / esclavitud / persecución / separación / injusticia / coacción / silencio", en suma, "el mundo roto", y, por otro lado, "la redención / libertad / igualdad / unificación / benevolencia / el mundo de la palabra / justicia", es decir, la verdadera "realidad restituida". Al mismo tiempo, delimitó la vía mística de pensamiento, centrándola en el orden ideal divino y haciendo hincapié en la "devequt" (meditación, adhesión y/o vinculación con la presencia divina) y en las "kavannot ve-yihudim"
(intenciones y unificaciones, es decir, una focalización en los
símbolos de los ideales divinos de un mundo justo). Estos mecanismos
para acelerar el paso del exilio a la redención fueron la contribución
de la teoría del tzimtzum al pensamiento judío y a la historia de la libertad.
Monday, June 28, 2010
Una solución de cinco estados: Hamastán, Fatahlandia, Palestina, Haredia e Israel - Daniel Gordis - JPost
Los que argumentan que la solución
de dos estados no funcionará quizá tengan razón. Es más probable que
vayamos a necesitar cinco estados: Hamastán, Fatahlandia,
Palestina, Haredia e Israel.
Por fin, aunque con años
de retraso, los israelíes se han despertado esta semana con la
sensación de que nos enfrentamos a una nueva amenaza existencial.
Sí, fueron necesarios 100.000 "hombres de Negro"
en el centro de Jerusalém para captar el problema, pero finalmente
lo conseguimos. Tan peligrosos como son la deslegitimación de
Israel y el espectro de un Irán nuclear, Israel no está menos
amenazado por una creciente población de fundamentalistas religiosos
que insisten en su derecho a una discriminación racial en sus escuelas
y que rechazan categóricamente la legitimidad y la autoridad del
Tribunal Supremo Tribunal. Rechazan, en otras palabras, la idea
de un Estado "judío y democrático".
Hay
más, por supuesto, incluyendo el tratamiento de los sefardíes
(incluso de los haredíes sefardíes), la actitud a menudo
despreciativa a las mujeres en sus comunidades, su tendencia hacia la
violencia (cuando se irritan, atacan a los trabajadores, a los
agentes de policía e inclusive al rabino haredí que instó a los padres
de familia sefardí a ir ante el Tribunal Suprema) y, lo que no
resulta más obvio, que no están dispuestos a compartir la carga de la
defensa de este país.
Este tipo de cáncer amenaza con destruir
todo lo que hemos construido. Sí, es una dura metáfora, pero
es conveniente. Como ha demostrado Dan Ben-David del Taub
Center, a pesar de su estabilidad económica actual, el Estado de
Israel simplemente sería insostenible económicamente si las cosas
continúan de esta manera. Salvo un cambio dramático en la política,
el país se hundirá bajo el peso de estas "celulas"
haredies que consumen la energía de los mejores de nuestro cuerpo
social. No hay nada inherentemente malo en una célula cancerosa,
sólo que mata al organismo que desesperadamente deseamos preservar.
Los haredim tienen todo el derecho a vivir como quieran, pero eso no
quiere decir que debamos permitirles que destruyan el país que hemos
construido con un coste tan elevado en el último siglo.
Los
nervios de la semana pasada sugieren que la mayoría de los israelíes
creen que no hay mucho que se pueda hacer. No estoy de acuerdo.
Con disculpas a Jonathan Swift, ofrezco la siguiente y modesta
propuesta para nuestra consideración colectiva.
Los que
argumentan que la solución de dos estados no funcionará tienen razón.
No necesitamos una solución de dos Estados, sino una solución de
cinco Estados.
1.- Hamastán
se creará en el territorio ahora conocido como la Franja de Gaza, y
se regirá por las mismas personas que ya la controlan. Al igual que
Irán y Corea del Norte, Hamastán sobrevivirá gracias a su fuerza y
al uso del terror, hasta para sus propios ciudadanos. Sus
fronteras son ya reconocidas internacionalmente. Ya tiene una
bandera, y simpatía internacional en abundancia.
Sí, tiene
pocas comodidades, por lo que se supone que mientras Israel continúe
con el bloqueo (no en vano han jurado destruir a Israel) se tendrá
que continuar introduciendo ayuda humanitaria masiva, ya sea por mar o
por tierra. Pero tal vez Egipto abra sus fronteras y deje que
fluyan los productos desde el sur. Después de todo, Hamastán no
ha jurado destruir Egipto. En resumen, en Hamastán nada cambiará
sino el nombre.
2.- Fatahlandia,
en cambio, se creará en lo que hoy es Cisjordania, o Judea y
Samaria. Afortunadamente, ya tiene una bandera. Podría convertirse
en una democracia, aunque probablemente sería muy mejorable si
tenemos en cuenta la tradición de los palestinos a la hora de crear
instituciones transparentes y democráticas. Es cierto que también
puede ser una grata sorpresa y que su democracia florezca. Sin
embargo, igualmente es posible que una ausencia de esfuerzos por
parte de Israel a la hora de apuntalar el andamiaje democrático de sus
líderes, incline a Fatahlandia a caer en la dictadura. La suerte
estaría echada, si Fatahlandia es democrático o simplemente otra
versión del brutal régimen de Hamastán, realmente no será un problema
de Israel.
Afortunadamente, aunque Fatahlandia pueda comenzar
como un régimen despótico, sin embargo, con el tiempo podría
cambiar. Como lo sabían estadounidenses como John Adams y sus
compatriotas, y millones de ciudadanos de la antigua Unión Soviética y
los sionistas que lo entendieron así antes de mayo de 1948, usted
puede ganar su libertad cuando la desea verdaderamente y está
dispuesto a arriesgarse – y a veces morir - por ella. Tal vez
los Fatahlandianos realmente anhelan la libertad de una forma tan
importante como para estar dispuesto a morir por ella. Han demostrado
que están dispuestos a morir por matarnos, ahora veríamos si
también están dispuestos a morir para ser libres.
3.- Palestina
será el país de los hoy en día denominados árabes israelíes. Cada
vez más, los árabes israelíes se muestran totalmente inequívocos
respecto al hecho de rechazar la idea de Israel como estado judío.
Adalah es sólo uno de los grupos de apoyo a los árabes de Israel que
han pedido abiertamente poner fin al carácter judío del Estado de
Israel. Y los ciudadanos de Umm el-Fahm, ciudadanos árabes israelíes
que se amotinaron después del reciente incidente de la flotilla,
continúan dejando claro que quieren un tipo diferente de gobierno.
Es hora de darles uno. A pesar de que sus fronteras tendrían que
ser negociadas, Palestina se basaría en la sección del "Triángulo"
de Galilea, donde ese sentimiento es más fuerte. Y tendríamos
que encontrar la manera de manejar las otras bolsas de población con ese
sentimiento, y que no son contiguas geográficamente con el
Triángulo.
Palestina probablemente sería democrática.
Simplemente sería liberada de ese régimen opresivo judío que no puede
soportar, y tendría libertad para trazar su propio camino. Y,
sorprendentemente, Israel podría tener un estado vecino árabe con el
que nunca ha estado en guerra.
Desgraciadamente, Palestina no
tiene bandera. La bandera de la Autoridad Palestina reinará en
Fatahlandia, y la bandera de Israel, basada en la imagen de un
talit, sería completamente inaceptable. El diseño de una bandera
para Palestina será uno de los primeros retos a los que se tendrán que
enfrentar los líderes del nuevo Estado.
4.- Haredia
será un estado ultra-ortodoxo. Radicado principalmente en los
barrios de Jerusalém de Mea Shearim, Geula y Sanhedria, junto
con Bnei Brak y quizás algunas otras localidades, Haredia sería el
país que desean los 100.000 manifestantes haredíes de la
semana pasada. Ellos tendrían un Consejo Supremo de Sabios Rabinos y
no el vilmente secular Tribunal Supremo de Justicia que tanto les
ofende. Serían libres de hacer lo que quisieran con sus escuelas y
con sus sefardíes. Podrían imponer un sistema jurídico basado en
su interpretación de la Halaja, como han hecho otros países con la
Shari'a. Así prácticamente podrían garantizar la exclusión de todas
esas influencias nefastas que tan profundamente reprochan al Israel
contemporáneo. También podrían imponer todas las normas para la
conversión que quisieran, y ello sin causar una ruptura con el resto
del mundo judío que en realidad tienen más en común con Turquía que
con lo que sería Haredia.
Los haredim actuales ya tienen un
partido político llamado Degel Hatorá, la bandera de la Torá. Sin
duda, ya tendrán algunas ideas para su bandera.
¿El cómo se
defendería Haredia de los ataques de elementos procedentes de Hamastán
y Fatahlandia, admitámoslo, no está aún del todo claro?
Defenderse, después de todo, supone un compromiso serio, una
voluntad de riesgo y mucho entrenamiento. Hay una posibilidad real,
por desgracia, de que Haredia sea totalmente incapaz de defenderse,
y que los haredianos (probablemente algunos les llamarían
solamente haredim) se encuentren entre los grupos más abandonados y
vulnerables del Oriente Medio. ¿Cómo reaccionará y qué tendrá que
decir el mundo ante esto? ¿Habrá una efusión de simpatía y de
preocupación similar a la que existe ahora con los palestinos de Gaza?
Vamos a aprender mucho sobre el mundo al ver cómo esos países acuden
en defensa, física y verbal, de la solitaria Haredia
frente a sus vecinos árabes.
5.- Israel
será el estado judío y democrático de la región. No tendrá fronteras
reconocidas, pero al menos tendrá una bandera. Estará habitado en su
mayoría por judíos, aunque algunos árabes israelíes puedan decidir
permanecer como israelíes en lugar de convertirse en palestinos, y
deberán ser bienvenidos. Lo mismo puede suceder con aquellos haredim
que estén dispuestos a reconocer la legitimidad del Tribunal Supremo y
decidan vivir en una entidad sionista. Si quieren ir al ejército y
están dispuestos a vivir de sus propios salarios y no de los subsidios
del gobierno, entonces también ellos deberán serán bienvenidos.
Israel
será una especie de gran tienda de campaña. Bajo su techo acogerá a
religiosos y laicos, de derechas y de izquierdas, partidarios del
libre mercado y aquellos más inclinados hacia el socialismo. Será el
hogar de Im Tirtzu, una
organización de estudiantes de centro derecha que busca restaurar el
sionismo israelí en unos campus donde no se ahorra críticas a Israel,
y de Breaking the Silence,
ese grupo de ex soldados del IDF, pacifistas y otros alistados que
viajan por todo el mundo revelando aquello que se desea escuchar a cerca
de los excesos del poder israelí. También será el hogar de Avigdor
Lieberman y Naomi Chazan (New Israel Fund, centro de las ONG's de
izquierda y postsionistas).
Finalmente, por supuesto, lo
más probable es que tanto Palestina como Haredia descubran que la
construcción de un país es un negocio muy complicado. Se necesitan
hospitales y policía. Se necesita un sistema judicial. Se necesita a
gente que haga funcionar la compañía de electricidad y los teléfonos,
a personas que puedan pilotar aviones y a personas que puedan
representarles ante la comunidad internacional. Y entonces
descubrirán como todo esas ayudas de los movimientos judíos de
Reforma y Conservador han ayudado a construir a Israel y
realmente han hecho la vida mucho mejor.
Así que puede darse
el caso de que vengan arrastrándose ante nosotros y rogando que los
anexionemos y les permitamos regresar. Imaginen que Israel ya no se
anexiona territorios, sino que son los propios territorios los que
desean en realidad ser anexionados. Será un soplo de aire fresco.
Sin
embargo... esperen un poco, no vayamos tan rápidos. Tal vez
queramos acogerlos, o tal vez no. Porque para entonces, con
suerte, deberíamos tener una seria conversación nacional sobre lo que
nuestro país debe comprometerse a ser. No estamos avergonzados de ser
un estado judío y democrático, y debemos discutir lo que su
preservación requiere. Así que vamos a decirles quienes somos.
Pueden unirse a la empresa llamada sionismo, o al menos convivir con
ella y respetarla, o por el contrario pueden seguir siendo
independientes.
Pero no deberíamos ser arrogantes acerca de este
escenario, de hecho también es profundamente triste para Israel. La
mayoría de los israelíes se enorgullecen del compromiso de su país por
la diversidad, aunque a veces esté lejos de ser perfectamente
aplicado. Su compromiso con la heterogeneidad, con la libertad, es
a la vez una de sus grandes fortalezas y una de sus grandes
debilidades. La ruptura de la región en esas naciones dispares sería
una muestra de esa debilidad, además de privar a Israel de su fuerza
potencial. Es una posibilidad que Israel debería desear evitar.
Lo
que provoca que Israel se aparte de esas imaginadas naciones se debe a
que no desea purgar de sus filas a aquellos que son diferentes. Pero,
lentamente, no parece existir otra opción. El desafío actual de
sus dirigentes – que apenas son capaces de zafarse de su incapacidad
para tomar alguna decisión sobre cualquier cuestión - es tomar las
medidas suficientes para demostrar a esas poblaciones que, en un mundo
ideal, preferiríamos vivir con ellos. Pero aún más que eso,
deseamos sobre todo sobrevivir. Por lo tanto, si sobrevivir
significa vivir sin ellos, que así sea.
La verdadera carga se
halla en esos grupos que se niegan a aceptar la idea de Israel como
un Estado judío y democrático y que exige a los israelíes
demostrarse a sí mismos cómo pueden sobrevivir con ellos dentro, y
así creer que su inserción continuada en nuestro país no le llevará a
éste a su desaparición definitiva.
de dos estados no funcionará quizá tengan razón. Es más probable que
vayamos a necesitar cinco estados: Hamastán, Fatahlandia,
Palestina, Haredia e Israel.
Por fin, aunque con años
de retraso, los israelíes se han despertado esta semana con la
sensación de que nos enfrentamos a una nueva amenaza existencial.
Sí, fueron necesarios 100.000 "hombres de Negro"
en el centro de Jerusalém para captar el problema, pero finalmente
lo conseguimos. Tan peligrosos como son la deslegitimación de
Israel y el espectro de un Irán nuclear, Israel no está menos
amenazado por una creciente población de fundamentalistas religiosos
que insisten en su derecho a una discriminación racial en sus escuelas
y que rechazan categóricamente la legitimidad y la autoridad del
Tribunal Supremo Tribunal. Rechazan, en otras palabras, la idea
de un Estado "judío y democrático".
Hay
más, por supuesto, incluyendo el tratamiento de los sefardíes
(incluso de los haredíes sefardíes), la actitud a menudo
despreciativa a las mujeres en sus comunidades, su tendencia hacia la
violencia (cuando se irritan, atacan a los trabajadores, a los
agentes de policía e inclusive al rabino haredí que instó a los padres
de familia sefardí a ir ante el Tribunal Suprema) y, lo que no
resulta más obvio, que no están dispuestos a compartir la carga de la
defensa de este país.
Este tipo de cáncer amenaza con destruir
todo lo que hemos construido. Sí, es una dura metáfora, pero
es conveniente. Como ha demostrado Dan Ben-David del Taub
Center, a pesar de su estabilidad económica actual, el Estado de
Israel simplemente sería insostenible económicamente si las cosas
continúan de esta manera. Salvo un cambio dramático en la política,
el país se hundirá bajo el peso de estas "celulas"
haredies que consumen la energía de los mejores de nuestro cuerpo
social. No hay nada inherentemente malo en una célula cancerosa,
sólo que mata al organismo que desesperadamente deseamos preservar.
Los haredim tienen todo el derecho a vivir como quieran, pero eso no
quiere decir que debamos permitirles que destruyan el país que hemos
construido con un coste tan elevado en el último siglo.
Los
nervios de la semana pasada sugieren que la mayoría de los israelíes
creen que no hay mucho que se pueda hacer. No estoy de acuerdo.
Con disculpas a Jonathan Swift, ofrezco la siguiente y modesta
propuesta para nuestra consideración colectiva.
Los que
argumentan que la solución de dos estados no funcionará tienen razón.
No necesitamos una solución de dos Estados, sino una solución de
cinco Estados.
1.- Hamastán
se creará en el territorio ahora conocido como la Franja de Gaza, y
se regirá por las mismas personas que ya la controlan. Al igual que
Irán y Corea del Norte, Hamastán sobrevivirá gracias a su fuerza y
al uso del terror, hasta para sus propios ciudadanos. Sus
fronteras son ya reconocidas internacionalmente. Ya tiene una
bandera, y simpatía internacional en abundancia.
Sí, tiene
pocas comodidades, por lo que se supone que mientras Israel continúe
con el bloqueo (no en vano han jurado destruir a Israel) se tendrá
que continuar introduciendo ayuda humanitaria masiva, ya sea por mar o
por tierra. Pero tal vez Egipto abra sus fronteras y deje que
fluyan los productos desde el sur. Después de todo, Hamastán no
ha jurado destruir Egipto. En resumen, en Hamastán nada cambiará
sino el nombre.
2.- Fatahlandia,
en cambio, se creará en lo que hoy es Cisjordania, o Judea y
Samaria. Afortunadamente, ya tiene una bandera. Podría convertirse
en una democracia, aunque probablemente sería muy mejorable si
tenemos en cuenta la tradición de los palestinos a la hora de crear
instituciones transparentes y democráticas. Es cierto que también
puede ser una grata sorpresa y que su democracia florezca. Sin
embargo, igualmente es posible que una ausencia de esfuerzos por
parte de Israel a la hora de apuntalar el andamiaje democrático de sus
líderes, incline a Fatahlandia a caer en la dictadura. La suerte
estaría echada, si Fatahlandia es democrático o simplemente otra
versión del brutal régimen de Hamastán, realmente no será un problema
de Israel.
Afortunadamente, aunque Fatahlandia pueda comenzar
como un régimen despótico, sin embargo, con el tiempo podría
cambiar. Como lo sabían estadounidenses como John Adams y sus
compatriotas, y millones de ciudadanos de la antigua Unión Soviética y
los sionistas que lo entendieron así antes de mayo de 1948, usted
puede ganar su libertad cuando la desea verdaderamente y está
dispuesto a arriesgarse – y a veces morir - por ella. Tal vez
los Fatahlandianos realmente anhelan la libertad de una forma tan
importante como para estar dispuesto a morir por ella. Han demostrado
que están dispuestos a morir por matarnos, ahora veríamos si
también están dispuestos a morir para ser libres.
3.- Palestina
será el país de los hoy en día denominados árabes israelíes. Cada
vez más, los árabes israelíes se muestran totalmente inequívocos
respecto al hecho de rechazar la idea de Israel como estado judío.
Adalah es sólo uno de los grupos de apoyo a los árabes de Israel que
han pedido abiertamente poner fin al carácter judío del Estado de
Israel. Y los ciudadanos de Umm el-Fahm, ciudadanos árabes israelíes
que se amotinaron después del reciente incidente de la flotilla,
continúan dejando claro que quieren un tipo diferente de gobierno.
Es hora de darles uno. A pesar de que sus fronteras tendrían que
ser negociadas, Palestina se basaría en la sección del "Triángulo"
de Galilea, donde ese sentimiento es más fuerte. Y tendríamos
que encontrar la manera de manejar las otras bolsas de población con ese
sentimiento, y que no son contiguas geográficamente con el
Triángulo.
Palestina probablemente sería democrática.
Simplemente sería liberada de ese régimen opresivo judío que no puede
soportar, y tendría libertad para trazar su propio camino. Y,
sorprendentemente, Israel podría tener un estado vecino árabe con el
que nunca ha estado en guerra.
Desgraciadamente, Palestina no
tiene bandera. La bandera de la Autoridad Palestina reinará en
Fatahlandia, y la bandera de Israel, basada en la imagen de un
talit, sería completamente inaceptable. El diseño de una bandera
para Palestina será uno de los primeros retos a los que se tendrán que
enfrentar los líderes del nuevo Estado.
4.- Haredia
será un estado ultra-ortodoxo. Radicado principalmente en los
barrios de Jerusalém de Mea Shearim, Geula y Sanhedria, junto
con Bnei Brak y quizás algunas otras localidades, Haredia sería el
país que desean los 100.000 manifestantes haredíes de la
semana pasada. Ellos tendrían un Consejo Supremo de Sabios Rabinos y
no el vilmente secular Tribunal Supremo de Justicia que tanto les
ofende. Serían libres de hacer lo que quisieran con sus escuelas y
con sus sefardíes. Podrían imponer un sistema jurídico basado en
su interpretación de la Halaja, como han hecho otros países con la
Shari'a. Así prácticamente podrían garantizar la exclusión de todas
esas influencias nefastas que tan profundamente reprochan al Israel
contemporáneo. También podrían imponer todas las normas para la
conversión que quisieran, y ello sin causar una ruptura con el resto
del mundo judío que en realidad tienen más en común con Turquía que
con lo que sería Haredia.
Los haredim actuales ya tienen un
partido político llamado Degel Hatorá, la bandera de la Torá. Sin
duda, ya tendrán algunas ideas para su bandera.
¿El cómo se
defendería Haredia de los ataques de elementos procedentes de Hamastán
y Fatahlandia, admitámoslo, no está aún del todo claro?
Defenderse, después de todo, supone un compromiso serio, una
voluntad de riesgo y mucho entrenamiento. Hay una posibilidad real,
por desgracia, de que Haredia sea totalmente incapaz de defenderse,
y que los haredianos (probablemente algunos les llamarían
solamente haredim) se encuentren entre los grupos más abandonados y
vulnerables del Oriente Medio. ¿Cómo reaccionará y qué tendrá que
decir el mundo ante esto? ¿Habrá una efusión de simpatía y de
preocupación similar a la que existe ahora con los palestinos de Gaza?
Vamos a aprender mucho sobre el mundo al ver cómo esos países acuden
en defensa, física y verbal, de la solitaria Haredia
frente a sus vecinos árabes.
5.- Israel
será el estado judío y democrático de la región. No tendrá fronteras
reconocidas, pero al menos tendrá una bandera. Estará habitado en su
mayoría por judíos, aunque algunos árabes israelíes puedan decidir
permanecer como israelíes en lugar de convertirse en palestinos, y
deberán ser bienvenidos. Lo mismo puede suceder con aquellos haredim
que estén dispuestos a reconocer la legitimidad del Tribunal Supremo y
decidan vivir en una entidad sionista. Si quieren ir al ejército y
están dispuestos a vivir de sus propios salarios y no de los subsidios
del gobierno, entonces también ellos deberán serán bienvenidos.
Israel
será una especie de gran tienda de campaña. Bajo su techo acogerá a
religiosos y laicos, de derechas y de izquierdas, partidarios del
libre mercado y aquellos más inclinados hacia el socialismo. Será el
hogar de Im Tirtzu, una
organización de estudiantes de centro derecha que busca restaurar el
sionismo israelí en unos campus donde no se ahorra críticas a Israel,
y de Breaking the Silence,
ese grupo de ex soldados del IDF, pacifistas y otros alistados que
viajan por todo el mundo revelando aquello que se desea escuchar a cerca
de los excesos del poder israelí. También será el hogar de Avigdor
Lieberman y Naomi Chazan (New Israel Fund, centro de las ONG's de
izquierda y postsionistas).
Finalmente, por supuesto, lo
más probable es que tanto Palestina como Haredia descubran que la
construcción de un país es un negocio muy complicado. Se necesitan
hospitales y policía. Se necesita un sistema judicial. Se necesita a
gente que haga funcionar la compañía de electricidad y los teléfonos,
a personas que puedan pilotar aviones y a personas que puedan
representarles ante la comunidad internacional. Y entonces
descubrirán como todo esas ayudas de los movimientos judíos de
Reforma y Conservador han ayudado a construir a Israel y
realmente han hecho la vida mucho mejor.
Así que puede darse
el caso de que vengan arrastrándose ante nosotros y rogando que los
anexionemos y les permitamos regresar. Imaginen que Israel ya no se
anexiona territorios, sino que son los propios territorios los que
desean en realidad ser anexionados. Será un soplo de aire fresco.
Sin
embargo... esperen un poco, no vayamos tan rápidos. Tal vez
queramos acogerlos, o tal vez no. Porque para entonces, con
suerte, deberíamos tener una seria conversación nacional sobre lo que
nuestro país debe comprometerse a ser. No estamos avergonzados de ser
un estado judío y democrático, y debemos discutir lo que su
preservación requiere. Así que vamos a decirles quienes somos.
Pueden unirse a la empresa llamada sionismo, o al menos convivir con
ella y respetarla, o por el contrario pueden seguir siendo
independientes.
Pero no deberíamos ser arrogantes acerca de este
escenario, de hecho también es profundamente triste para Israel. La
mayoría de los israelíes se enorgullecen del compromiso de su país por
la diversidad, aunque a veces esté lejos de ser perfectamente
aplicado. Su compromiso con la heterogeneidad, con la libertad, es
a la vez una de sus grandes fortalezas y una de sus grandes
debilidades. La ruptura de la región en esas naciones dispares sería
una muestra de esa debilidad, además de privar a Israel de su fuerza
potencial. Es una posibilidad que Israel debería desear evitar.
Lo
que provoca que Israel se aparte de esas imaginadas naciones se debe a
que no desea purgar de sus filas a aquellos que son diferentes. Pero,
lentamente, no parece existir otra opción. El desafío actual de
sus dirigentes – que apenas son capaces de zafarse de su incapacidad
para tomar alguna decisión sobre cualquier cuestión - es tomar las
medidas suficientes para demostrar a esas poblaciones que, en un mundo
ideal, preferiríamos vivir con ellos. Pero aún más que eso,
deseamos sobre todo sobrevivir. Por lo tanto, si sobrevivir
significa vivir sin ellos, que así sea.
La verdadera carga se
halla en esos grupos que se niegan a aceptar la idea de Israel como
un Estado judío y democrático y que exige a los israelíes
demostrarse a sí mismos cómo pueden sobrevivir con ellos dentro, y
así creer que su inserción continuada en nuestro país no le llevará a
éste a su desaparición definitiva.
Labels: Haredi, Proceso Paz
Sunday, June 27, 2010
El más que demostrado y evidente alzheimer pro-palestino del Global
La división territorial prevista en el Plan Peel de 1936-37.
Con
la modestia que caracteriza al periódico que se dice y se quiere de
referencia, el Global del Progresistán, y dador de esa clase de
lecciones que no suele practicar él mismo, en una editorial que titula "La cuasiteocracia israelí", se afirma que "A Israel le convendría echar una mirada hacia su pasado y sacar conclusiones".
Bien, ya sabemos que el Global no suele echar un vistazo a su pasado
menos de referencia y que lo de sacar conclusiones (vean la guerra por
el fútbol de pago con otros de la profesión y también progresistas y
subsidiados) no es una práctica habitual.
Es una causa habitual
en los medias y organismos pro-palestinos hacer mención de una serie de
temas repetida y reiteradamente, pero a la vez obviar informar de cómo y
por qué se crearon y sucedieron.
Un ejemplo es la Nabka
(observen el horror que les ha producido a los pro-palestinos un
artículo que echaba por tierra buena parte de sus tesis, a la vez que
explicaba ese "por qué" siempre convenientemente olvidado y olvidable).
Cuando
se habla de la Nabka se ignora los pogromos anti-judíos en la Palestina
del Mandato de los años 20; la revuelta árabe anti-judía y
anti-británica de los 30 (que causó por cierto más bajas propias en las
filas musulmanas); el plan de partición de la Comisión Peel de
1936-1937, el cual preconizaba una división territorial que otorgaría al
estado judío que surgiría menos de 2/4 partes de la superficie que
posee actualmente (sin territorios palestinos) y que como siempre fue
rechazado por los árabes que querían "todo o nada"
(y a la población judía en un estatus de dhimmis), mientras que por
parte judía Ben-Gurion se mostró favorable; y finalmente la resolución
de la ONU de 1947 que estableció la división del territorio en dos
estados, uno judío y otro árabe.
Por supuesto, también se ignora
que contra esa Resolución se levantaron los árabes, y que incluso antes
de la proclamación oficial del Estado de Israel comenzaron una guerra
civil atacando a la población judía. A esta guerra civil le siguió la
invasión del naciente estado por 7 países árabes, y en ambas agresiones
el interés era el mismo: crear refugiados judíos, o como solían decir de
forma más exaltada ante la opinión pública, "echar a los judíos al mar" o bien provocar "una masacre sin igual desde los mongoles".
En
suma, los que provocaron la guerra y deseaban expulsar y crear
refugiados judíos, ahora sólo desean recordar el desenlace de lo que
ellos mismos desencadenaron. Por supuesto, de la Nabka de los judíos que
fueron expulsados del barrio judío de Jerusalém y de poblaciones
aledañas, o de los 800.000 refugiados judíos expulsados y expoliados de
los países árabes, tampoco se suele decir nada.
Pero volvamos al Global. Hoy en su editorial el alzheimer pro-palestino muestra una dosis de gravedad notable. Dice así:
EnMe
los años noventa, por el contrario, crecía en Israel un sentimiento
denominado postsionista, que hacía pensar que una nueva generación se
acomodaba a la idea de una paz sin vencedores ni vencidos y que,
no sin lógicas dificultades achacables al radicalismo palestino del todo
o nada, podía poner término a la contienda más longeva del mundo, un
siglo bien contado. La teoría concomitante era la de que la demografía
palestina, la guerra de los vientres, haría inevitable la retirada de
los territorios ocupados, para que Israel no tuviera que albergar un día
una mayoría árabe que haría imposible la democracia o la judeidad del
Estado. Pero un nuevo punto de inflexión se dio con la victoria del ultranacionalista Ariel Sharon en las elecciones de 2001.
El
general, aclamado héroe en una guerra sin cuartel contra el pueblo
palestino, logró acreditar la idea de que era posible retener la mayor
parte de lo conquistado sin tener que pagar un altísimo precio político y
militar. La paz podía esperar. Y al unísono de lo anterior ganaba terreno una línea de gobierno teocrático-militar para la que toda salud se halla contenida en la Biblia: lo que el libro de libros dijo que pertenecía al pueblo elegido, debía serlo para siempre jamás.
interesan dos aspectos de esta estúpidez, la bobada del gobierno
teocrático-militar, formulada seguramente aprovechando los recientes
problemas acontecidos con los haredíes de Emmanuel, y sobre todo la
increíble afirmación de como la opinión pública israelí pudo pasar en
unos pocos años de un sentimiento postsionista a la victoria del
ultranacionalista Ariel Sharon sin que el Global tenga a bien, ni
quiera, informarnos de por qué sucedió tan drástico cambio.
El
Global, tan proclive como parece a ese sentimiento postsionista, parece
olvidar o no querer recordar los Acuerdos de Olso, las conversaciones
fracasadas de Camp David (2000) y de Taba (unos meses después) y, sobre
todo, la explosión de violencia que ocasionó la Segunda Intifada, con su
corolario de restaurantes, bares, discotecas y autobuses explotando
gracias a los mártires palestinos. Y esos ataques no iban dirigidos
preferentemenre contra soldados, colonos o los propios asentamientos,
sino que iban dirigidos contra los civiles israelíes y sucedían dentro
de ese Israel con el que, presuntamente, los palestinos deseaban
convivir en paz.
Parece evidente que informar de todo ello, de
esa violencia desencadenada nuevamente por parte árabe, sí explicaría el
acceso al gobierno de Ariel Sharon y dejaría la tontería esa del "gobierno teocrático-militar" para pazguatos y beatos de lo políticamente correcto.
Temina el Global diciendo que "en esa tesitura vive el gobierno de Benjamin Netanyahu. Y, por esa razón, la paz en Oriente Próximo está hoy más lejos que nunca".
La paz en Oriente Medio "está hoy tan lejos como siempre"
porque no se trata de un asunto de fronteras, algo siempre negociable y
susceptible de acuerdo, sino del rechazo radical de los palestinos y de
los árabes a la existencia de un Estado judío soberano y además
democrático en su propia tierra, en Eretz Israel. No es por lo tanto una
cuestión de superficie sino de existencia.
Tanto como se habla
en Occidente de admitir la Otredad, la presencia del Otro, sería
interesante que se exigiera esa misma comprensión para los Otros del
Islam, es decir, todas las minorías religiosas y sexuales que malviven
muy mayoritariamente en su seno.
Y parafraseando al editorial, "Y, por esa razón, hoy estoy más lejos que nunca de comprar su periódico". Y ya van unos cuantos años.
Labels: Prensa
Saturday, June 26, 2010
Es Mágico - Jewish Ideas Daily
Figura
probablemente utilizada en prácticas eróticas mágicas. De Tel Maresha,
Israel, de 37 a.C. al periodo helenístico, 332 d.C.
Pendiente-amuleto conteniendo la letra Heh y el nombre divino. De Gibraltar, 1850
Manuscrito de Cábala práctica describiendo a los ángeles. Marruecos, 1925
Libro "Raziel ha Malakh", con formulas de protección ante ciertos ángeles. Amsterdam 1701
Saco conteniendo un amuleto de papel y otros objetos. Marruecos, 1920
Amuleto
contra el mal de ojo para Yosef hujo de Bruriah, representando menorah,
hamsas y bendiciones sacerdotales. Marruecos cerca de 1900
Placa con forma de mujer. Israel, periodo bizantino, 324-638
Cuenco mágico con inscripciones en judeo-arameo de protección para Panahurmiz, hijo de Ransduhk. De Mesopotamia, s. V-VIII
Hamsa con protección para el mal de ojo. Marruecos, 1935
Dos pendientes de protección para recién nacidos contra Lilith. Irán, finales del s. XIX
Amuleto
para el recién nacido representando un ángel en forma de pájaro y con
dos espadas, en contra de Lilith. Israel o Kurdístan, cerca del 1900
"Espiritualidad",
un término clave de nuestro tiempo, nos sugiere un anhelo por contactar
con un reino inasible más allá de la experiencia terrenal. Sin embargo,
durante la mayor parte de la historia, la espiritualidad fue
considerada como algo eminentemente factible, como lo demuestra una
fascinante exposición en Jerusalém (Bible Lands Museum).
La
exposición esta llena de amuletos de todo tipo, en piedra, metal,
pergamino, tejido, y su objeto era proteger de los escorpiones, de los
demonios, de las pesadillas, para proteger a los recién nacidos y para
suscitar amor y éxito. Junto a ellos están los cuencos mágicos, con
inscripciones con conjuros, destinados a paralizar a los demonios en las
puertas; volúmenes de instrucciones para lanzar hechizos y una gran
variedad de artículos destinados a conjurar el mal de ojo ( ayin ha-ra
). Los diversos elementos y objetivos de la magia en la vida judía se
dan cita en la omnipresente hamsa: la representación de una mano, a
menudo con un ojo en el centro, rodeada con versículos bíblicos.
Originaria de la antigua Fenicia, la hamsa emigró a las comunidades
musulmanas y de allí a las comunidades judías, su simbolismo está en
resonancia con las manos extendidas de la bendición sacerdotal (Números
6:22-27) y en asociación con la quinta letra del alfabeto hebreo, heh,
con En Nombre de Dios.
A lo largo de las épocas, la magia y
la astrología pusieron las normas doctrinales judías a prueba. La ley
bíblica prohíbe vigorosamente la brujería, pero con el tiempo la
prohibición fue interpretada como una referencia estricta a la magia
negra, es decir, el uso ofensivo de esa magia, mientras que la magia
blanca, desplegada contra las fuerzas oscuras, no estaba prohibida.
Maimónides
condenó celebremente a la astrología como una estupidez propia de
idólatras, asimilando a los ángeles que pueblan la Biblia hebrea con las
inteligencias (intelectos) separadas de la metafísica aristotélica.
Otros, como Naimánides, vieron la magia como una injerencia eficaz, pero
también como una peligrosa injerencia prometeica en los mandatos
divinos. Muchos cabalistas incorporaron la magia y la astrología en su
visión del universo como un vasto ámbito de energías en pugna, que debía
ser navegado y, a veces, dominado a través de la oración, la mediación y
el ritual.
La imaginación de los últimos siglos han sido presa de
dos habitantes del reino mágico: el golem y el dibbuk, cada uno a su
manera señalando la lucha de poder entre la materia y el espíritu. El
advenimiento de la New Age y la Kabbalah popular ha propiciado un fuerte
aumento de amuletos, cintas, y talismanes. En 1996, el partido israelí
Shas obtuvo su mayor victoria electoral después de la distribución de
100.000 amuletos, producidos en serie en China, que fueron bendecidos
por un cabalista nonagenario y que prometían el éxito divino a los
votantes del Shas.
Las ilusiones de la magia se basan en terrores
humanos muy reales: la desgracia, la enfermedad, la pérdida. La
psicología moderna y las ciencias sociales proporcionan explicaciones,
pero no pueden garantizar la protección. Tampoco puede hacerlo el
racionalismo austero de Maimónides. La liberación del miedo es la mayor
promesa de la religión. Aquellos que rechazan la versión mágica de esa
promesa deben encontrar otros medios, lúcidos, responsables y
convincentes, que ofrezcan el mínimo de esperanza.
Labels: Religión y mística judía
¿Quienes son los Hassidei Slonim? - Jonah Mandel - JPostF
El rabino Itzhak Weinberg despidiéndose de sus hijos antes de ingresar en prisión
El
movimiento hasídico Slonim (Hassidout Slonim) ha atraído la atención de
todos los israelíes. Para los ultra-ortodoxos, sus miembros son un
símbolo de adhesión a la Torá y de apego a su rabino más que a las
ordenes de un tribunal laico que pretende intervenir en la educación que
ellos desean dar a sus hijos.
Esta dinastía hasídica ashkenazi es "típica",
nos dice el profesor Menachem Friedman, un sociólogo e historiador de
la Universidad Bar-Ilan, y una referencia con respecto al mundo haredí
de Israel. "Forman parte de uno de los movimientos más pequeños, y no son ricos",
dice el profesor. La dinastía de los Hassidei Slonim se inició con el
rabino Abraham de Slonim, discípulo de los rabinos Noah de Lechovitch y
Moshe de Kobrin. Él fue el autor del Yessod Haavodah.
El pueblo de Slonim, de donde provienen estos haredíes, se encuentra en Lituania. Los Hassidei Slonim "han mantenido su estilo de vida hasídico en medio de los judíos lituanos",
comenta Friedman. En la actualidad, los Hassidei Slonim no son un grupo
uniforme. Dos rabinos se reparten la jefatura de dos movimientos que
han acabado diferenciándose, aunque conservan la apelación de Hassidei
Slonim.
Los Hassidei Slonim son una de las corrientes hasídicas
cuya presencia en Israel es de las más antiguas. Desde el siglo XIX, su
rabino - entonces único - ordenó a una parte de los miembros de grupo
que emigrara a Israel. Se instalaron en Tiberíades, al lado de miembros
de los Hassidei Karlin. Esta emigración salvó sin lugar a dudas a este
movimiento: en efecto, la mayor parte de los Hassidei Slonim de Europa
fueron diezmados durante el Holocausto.
A mediados del s. XX esta corriente se trasladó a Jerusalém y construyeron una yeshiva en Mea Shearim. "Su rabino era Abraham Weinberg, y la yeshivá está presidida por su yerno, el rabino Shalom Noah Barazovsky", señala Friedman. El Rav Weinberg gozó de gran popularidad: "El fue fundamental para la rehabilitación de la Hassidout (corrientes hasídicas)", nos precisa el sociólogo.
Pero
unos años más tarde, el movimiento tomó un giro dramático: en la década
de 1980, durante una comida de Shabbat, un grupo de hasidim nombró como
Admor (líder espiritual) al rabino Shalom Noah Barazovsky, mientras
Weinberg aún vivía. Una gran escisión se produjo dentro del movimiento
que se dividió por lo tanto en dos facciones, cada una fiel a su
respectivo rabino.
La rama "blanca"
de Jerusalém, fiel a Barazovsky, se denominaba así en referencia a una
orientación política más liberal - o según algunos, en referencia al
color de la barba de su rabino. Esta facción ha gravitado alrededor de
Agudat Israel, la facción hasídica del partido Judaísmo Unido de la
Torá.
La rama "negra" de
Bnei Brak, más dura y conservadora, se mantiene fiel a Weinberg. Ella
forma parte de la Eda Haredit, una organización que coordina a todos los
movimientos ultra-ortodoxos que no están representadas en la Knesset y
que no están financiados por el Estado. El Admor actual de la escuela de
los Hassidei Slonim de la ciudad de Emmanuel es el rabino Shmuel
Barazovsky, hijo de Shalom Noah Barazovsk.
Se suponía que
Emmanuel iba a convertirse en un centro para los Hassidei Slonim, donde
estarían ubicadas sus instituciones, un Kolel, varias yeshivot según las
diferentes edades, etcétera. Pero las dificultades económicas en la
pequeña ciudad de Samaria obligó a los habitantes más pobres a partir de
la ciudad.
Así se explica que el resto de los Hassidei Slonim de Emmanuel estén muy apegados al lugar. "Ellos han permanecido a pesar de las difíciles condiciones existentes porque estiman mucho sus instituciones", señala Friedman.
Labels: Haredi
El bluff del plan de paz saudí - Israel Harel - Haaretz
La "iniciativa de paz árabe" (o, más exactamente, "la iniciativa saudí")
nació poco después de los devastadores ataques terroristas del
11-S, cuando el estatus del mundo árabe - y especialmente de los
países de origen de los terroristas, en primer lugar Arabia Saudita
- estaba en su punto más bajo.
Para cualquiera que tenga ojos
en su cara, estaba claro que el plan de paz era un ejercicio de
relaciones públicas. Para cualquier persona, es decir, cualquier
persona excepto aquellos israelíes que siempre saltan (¿al vacío?),
como por un reflejo condicionado, cuando se trata de promover los
intereses de aquellos que buscan atraer a su país a una trampa.
Así, por ejemplo, intentaron de diversas maneras encubrir la cláusula del mencionado plan que exigía "una
solución justa al problema de los refugiados palestinos que esté en
conformidad con la Resolución 194 de la Asamblea General de Naciones
Unidas". En otras palabras, trataron de desenfocar una evidente demanda del derecho de retorno palestino.
El
derecho de retorno - con todas las implicaciones que conllevaría
para el futuro demográfico de Israel - también está consagrado por
una cláusula que prohibiría a los estados árabes la concesión de la
ciudadanía a aquellos palestinos que huyeron de allí en 1948-49, o a
parte de sus descendientes.
Es cierto que Israel no está
precisamente entusiasmado con el reconocimiento de un derecho de
retorno. Sin embargo, los patrocinadores del plan podrían al menos
haber iniciado negociaciones directas con Israel sobre dicha
iniciativa. Después de todo, es inconcebible que Israel hubiera
rechazado hablar sobre el tema. Y tal vez se debió precisamente
a eso por lo qué los patrocinadores declinaron realizar un
llamamiento a unas negociaciones.
El Centro Chaim Herzog de la
Universidad Ben Gurión del Néguev ha celebrado esta semana una
conferencia internacional sobre dicha iniciativa, y ello con la
esperanza de devolverla al centro del escenario, si no al escenario
político, al menos al académico.
Y la opinión concertada de
todos los oradores académicos, naturalmente, fue que Israel era el
culpable del fracaso de la iniciativa a la hora de su despegue. Un
enfoque original e interesante. Después de todo, es un hecho
aceptado, conocido y más que evidente desde los albores de la
diplomacia (o de la economía o de la ciencia) que el que propone un
plan no tiene ninguna responsabilidad en la cuestión de hacerlo avanzar
posteriormente.
Si realmente fuera una paz justa y global, tal como dicen los patrocinadores de la iniciativa, y representaría una "opción estratégica"
para los países árabes, ¿por qué, mis sabios y queridos amigos,
tendría Israel la responsabilidad y la culpa de no hacerla
avanzar? (en lugar de la Liga Árabe que es quién adoptó el
documento).
Si ese fuego y deseo de paz realmente crepita en
los huesos del rey saudí Abdullah bin Abdul Aziz, patrocinador de la
iniciativa, entonces, ¿por qué no viajar a Israel para discutir
directamente con los israelíes como hizo Anwar Sadat en 1977? ¿Por
qué no presentar la iniciativa en la misma Knesset, y luego hacer una
peregrinación a los lugares sagrados y rezar en el Haram al-Sharif (el
Monte del Templo)?
¿Por qué no discutir su iniciativa de forma
privada con el primer ministro de Israel y reunirse después con algunos
de los opositores a ella, con el objeto de convencerles de que el plan
no alberga ninguna amenaza para el futuro de Israel? Después de todo,
nada podría garantizar mejor la supervivencia de Israel que la paz.
Y
entonces los israelíes y los árabes vivirían juntos en paz en esa
tierra que Isaac e Ismael, los padres respectivos de sus naciones,
pisaron una vez
"¿Qué diríamos nosotros", escribía mi colega Akiva Eldar en el Haaretz del martes, "si los árabes ignoraran una iniciativa de paz de Israel durante más de ocho años?" Sin duda es una excelente pregunta. Pero por lo menos en este caso, la pregunta tendría que formularse al reves:
¿Qué
debería decir Israel - y qué han dicho los participantes en esa
conferencia en la Universidad Ben Gurión de Beer Sheva, donde ocupó un
lugar destacado el propio Akiva Eldar - por el hecho de que
durante más de ocho años los árabes se han abstenido, e inclusive han
evitado, realizar cualquier cosa que pudiera hacer avanzar la
iniciativa de paz que ellos mismos han propuesto?
Si
quieren estudiar las causas profundas de esta conducta, como se
supone que suelen hacer los académicos e investigadores, lo primero
que deben estudiar es el comportamiento de los árabes.
Arabia
Saudita y la Liga Árabe han permanecido en silencio por temor a que
Israel realmente quiera llegar a un acuerdo. Y les recuerdo que los
acuerdos se alcanzan por medio de negociaciones.
En otras
palabras, ellos también tendrían que realizar concesiones, sobre la
Resolución 194, por ejemplo. Y también convertir a Jerusalém
Este, incluyendo la cuenca del Santo Lugar, en propiedad exclusiva
del mundo árabe. Y para esto, los árabes (incluidos los
palestinos) no están en absoluto preparados.
Y es que ellos ni
siquiera están dispuestos a reconocer el derecho de Israel a establecer y
conformar un hogar nacional para el pueblo judío. Así que ya se
quedaron satisfechos con anotarse un tanto a nivel de las relaciones
públicas, algo que sigue dando beneficios a día de hoy, y ello
gracias, entre otras cosas, a conferencias como las de la
Universidad Ben-Gurion.
El comportamiento de los saudíes tras
hacerse pública la iniciativa demuestra que estaban realmente asustados
por la posibilidad de que incluso un gobierno dirigido por el Likud
pudiera comenzar las negociaciones (al tiempo que rechaza que de
entrada le dicten temas y obligaciones como el derecho de retorno).
Después
de todo, incluso Benjamin Netanyahu ha adoptado la fórmula de dos
estados para dos pueblos. Y eso es algo que los palestinos y los
saudíes no quieren ni desean realmente.
nació poco después de los devastadores ataques terroristas del
11-S, cuando el estatus del mundo árabe - y especialmente de los
países de origen de los terroristas, en primer lugar Arabia Saudita
- estaba en su punto más bajo.
Para cualquiera que tenga ojos
en su cara, estaba claro que el plan de paz era un ejercicio de
relaciones públicas. Para cualquier persona, es decir, cualquier
persona excepto aquellos israelíes que siempre saltan (¿al vacío?),
como por un reflejo condicionado, cuando se trata de promover los
intereses de aquellos que buscan atraer a su país a una trampa.
Así, por ejemplo, intentaron de diversas maneras encubrir la cláusula del mencionado plan que exigía "una
solución justa al problema de los refugiados palestinos que esté en
conformidad con la Resolución 194 de la Asamblea General de Naciones
Unidas". En otras palabras, trataron de desenfocar una evidente demanda del derecho de retorno palestino.
El
derecho de retorno - con todas las implicaciones que conllevaría
para el futuro demográfico de Israel - también está consagrado por
una cláusula que prohibiría a los estados árabes la concesión de la
ciudadanía a aquellos palestinos que huyeron de allí en 1948-49, o a
parte de sus descendientes.
Es cierto que Israel no está
precisamente entusiasmado con el reconocimiento de un derecho de
retorno. Sin embargo, los patrocinadores del plan podrían al menos
haber iniciado negociaciones directas con Israel sobre dicha
iniciativa. Después de todo, es inconcebible que Israel hubiera
rechazado hablar sobre el tema. Y tal vez se debió precisamente
a eso por lo qué los patrocinadores declinaron realizar un
llamamiento a unas negociaciones.
El Centro Chaim Herzog de la
Universidad Ben Gurión del Néguev ha celebrado esta semana una
conferencia internacional sobre dicha iniciativa, y ello con la
esperanza de devolverla al centro del escenario, si no al escenario
político, al menos al académico.
Y la opinión concertada de
todos los oradores académicos, naturalmente, fue que Israel era el
culpable del fracaso de la iniciativa a la hora de su despegue. Un
enfoque original e interesante. Después de todo, es un hecho
aceptado, conocido y más que evidente desde los albores de la
diplomacia (o de la economía o de la ciencia) que el que propone un
plan no tiene ninguna responsabilidad en la cuestión de hacerlo avanzar
posteriormente.
Si realmente fuera una paz justa y global, tal como dicen los patrocinadores de la iniciativa, y representaría una "opción estratégica"
para los países árabes, ¿por qué, mis sabios y queridos amigos,
tendría Israel la responsabilidad y la culpa de no hacerla
avanzar? (en lugar de la Liga Árabe que es quién adoptó el
documento).
Si ese fuego y deseo de paz realmente crepita en
los huesos del rey saudí Abdullah bin Abdul Aziz, patrocinador de la
iniciativa, entonces, ¿por qué no viajar a Israel para discutir
directamente con los israelíes como hizo Anwar Sadat en 1977? ¿Por
qué no presentar la iniciativa en la misma Knesset, y luego hacer una
peregrinación a los lugares sagrados y rezar en el Haram al-Sharif (el
Monte del Templo)?
¿Por qué no discutir su iniciativa de forma
privada con el primer ministro de Israel y reunirse después con algunos
de los opositores a ella, con el objeto de convencerles de que el plan
no alberga ninguna amenaza para el futuro de Israel? Después de todo,
nada podría garantizar mejor la supervivencia de Israel que la paz.
Y
entonces los israelíes y los árabes vivirían juntos en paz en esa
tierra que Isaac e Ismael, los padres respectivos de sus naciones,
pisaron una vez
"¿Qué diríamos nosotros", escribía mi colega Akiva Eldar en el Haaretz del martes, "si los árabes ignoraran una iniciativa de paz de Israel durante más de ocho años?" Sin duda es una excelente pregunta. Pero por lo menos en este caso, la pregunta tendría que formularse al reves:
¿Qué
debería decir Israel - y qué han dicho los participantes en esa
conferencia en la Universidad Ben Gurión de Beer Sheva, donde ocupó un
lugar destacado el propio Akiva Eldar - por el hecho de que
durante más de ocho años los árabes se han abstenido, e inclusive han
evitado, realizar cualquier cosa que pudiera hacer avanzar la
iniciativa de paz que ellos mismos han propuesto?
Si
quieren estudiar las causas profundas de esta conducta, como se
supone que suelen hacer los académicos e investigadores, lo primero
que deben estudiar es el comportamiento de los árabes.
Arabia
Saudita y la Liga Árabe han permanecido en silencio por temor a que
Israel realmente quiera llegar a un acuerdo. Y les recuerdo que los
acuerdos se alcanzan por medio de negociaciones.
En otras
palabras, ellos también tendrían que realizar concesiones, sobre la
Resolución 194, por ejemplo. Y también convertir a Jerusalém
Este, incluyendo la cuenca del Santo Lugar, en propiedad exclusiva
del mundo árabe. Y para esto, los árabes (incluidos los
palestinos) no están en absoluto preparados.
Y es que ellos ni
siquiera están dispuestos a reconocer el derecho de Israel a establecer y
conformar un hogar nacional para el pueblo judío. Así que ya se
quedaron satisfechos con anotarse un tanto a nivel de las relaciones
públicas, algo que sigue dando beneficios a día de hoy, y ello
gracias, entre otras cosas, a conferencias como las de la
Universidad Ben-Gurion.
El comportamiento de los saudíes tras
hacerse pública la iniciativa demuestra que estaban realmente asustados
por la posibilidad de que incluso un gobierno dirigido por el Likud
pudiera comenzar las negociaciones (al tiempo que rechaza que de
entrada le dicten temas y obligaciones como el derecho de retorno).
Después
de todo, incluso Benjamin Netanyahu ha adoptado la fórmula de dos
estados para dos pueblos. Y eso es algo que los palestinos y los
saudíes no quieren ni desean realmente.
Se buscan dos mártires locos para conseguir la paz en el Oriente
Medio. El proceso de paz no toma prisioneros - Bradley Burston -
Haaretz
Martin Luther King, Memphis, 03 de abril 1968:
primera vista, no hay conflicto más espeso, más enmaralladamente
complejo, atrincherado en gran medida en su resistencia a una
solución, que el empantanado árabe-israelí.
Ojala que todo esto pudiera reducirse a algo más digerible, más fácilmente susceptible de cambiar.
Y
se puede. Todo se reduce a esto: el precio de hacer la paz es la
muerte. Nada menos. El único líder que puede hacer el tipo de
sacrificios políticos y sociales necesarios para forjar una solución que
prevea una Palestina independiente al lado de un Israel independiente,
es un líder que esté plenamente dispuesto a realizar un sacrificio
personal hasta el final.
De Isaac Rabin a Anwar Sadat, de Issam
Sartawi a Ariel Sharon y a Moshe Dayan, el proceso de paz no toma
prisioneros. Nadie hace la paz y permanece con vida.
Nosotros,
los pueblos de la Tierra Santa, no pedimos menos. ¿Es eso justo?
Por supuesto que no. Pero es la forma en que funciona la cosa. La
tierra "que devora a sus habitantes"
es aún más difícil para esos dirigentes que eligen tratar de hacer de
ella una tierra habitable. No podemos perdonar a nuestros líderes
por hacer lo correcto. Sólo podemos perdonar, volver a elegir,
tolerarles por hacer lo incorrecto, medida tras medida, año tras
año agonizante.
Lo que nos lleva a Benjamin Netanyahu y Ehud
Barak y, para el caso, a Mahmoud Abbas. Ellos han encontrado el
secreto de la vida política eterna en el Oriente Medio: sólo
deben decir que no.
De hecho, nuestros oponentes más
eficaces, entre ellos Eli Yishai, Natan Sharansky, Avigdor
Lieberman, son nuestros políticos cobardes más prominentes.
En
el caso de Barak, la falta de imaginación moral, según la frase de
Henry Siegman, es impresionante. Él ha tomado prestado el secreto de
la longevidad de su compañero de Camp David, Yasser Arafat, y es
feliz como una lombriz. Sólo que los pueblos de la Tierra Santa
quedan sumidos en la miseria y en la desesperanza.
En el caso de
Netanyahu, la más absurda de las explicaciones por su fracaso a la
hora de buscar la paz también parece ser la más convincente:
mientras su centenario padre siga vivo y lúcido, y en férrea
resistencia al proceso de paz, él seguirá siendo primer ministro.
Estos hombre son supervivientes pero con una visión mutilada. Sobreviven para que otros puedan morir.
¿Qué
necesitamos para hacer la paz entre Israel y Palestina? Sólo
necesitamos un líder en cada lado que sea lo bastante loco y lo
suficientemente patriota como para estar dispuesto a ser un mártir en
el futuro.
Yitzhak Rabin firmó la paz con Jordania, y se
dirigía a hacer la paz con los palestinos cuando lo mataron. Anwar
Sadat era el enemigo más letal de Israel, pero tomó el camino que de
un solo golpe mostró una señal de paz y recuperó cada centímetro
cuadrado de territorio egipcio capturado. Sólo después de que Israel
hiciera su retirada definitiva, uno de sus oficiales subalternos de
su ejército le asesinó.
¿Qué es lo que necesitamos de nuestros dirigentes? Sólo la paz y su sangre y su vida.
¿Qué
tipo de persona podría estar dispuesta a asumir ese tipo de reto, a
cambio de nada más que un lugar en la historia y un futuro para millones
de niños en ambos lados?
Precisamente el tipo parece que nos falta en este momento. Un héroe genuino.
ComoA
cualquiera, me gustaría tener una larga vida. La longevidad tiene
sus alicientes. Pero no estoy preocupado por eso. Sólo quiero hacer
la voluntad de Dios. Y él me permitió subir a la montaña. Y he
mirado más allá. Y he visto la Tierra Prometida. Puede que no llegue
allá con ustedes. Pero quiero que sepan esta noche, que nosotros,
como pueblo, llegaremos a la tierra prometida.
primera vista, no hay conflicto más espeso, más enmaralladamente
complejo, atrincherado en gran medida en su resistencia a una
solución, que el empantanado árabe-israelí.
Ojala que todo esto pudiera reducirse a algo más digerible, más fácilmente susceptible de cambiar.
Y
se puede. Todo se reduce a esto: el precio de hacer la paz es la
muerte. Nada menos. El único líder que puede hacer el tipo de
sacrificios políticos y sociales necesarios para forjar una solución que
prevea una Palestina independiente al lado de un Israel independiente,
es un líder que esté plenamente dispuesto a realizar un sacrificio
personal hasta el final.
De Isaac Rabin a Anwar Sadat, de Issam
Sartawi a Ariel Sharon y a Moshe Dayan, el proceso de paz no toma
prisioneros. Nadie hace la paz y permanece con vida.
Nosotros,
los pueblos de la Tierra Santa, no pedimos menos. ¿Es eso justo?
Por supuesto que no. Pero es la forma en que funciona la cosa. La
tierra "que devora a sus habitantes"
es aún más difícil para esos dirigentes que eligen tratar de hacer de
ella una tierra habitable. No podemos perdonar a nuestros líderes
por hacer lo correcto. Sólo podemos perdonar, volver a elegir,
tolerarles por hacer lo incorrecto, medida tras medida, año tras
año agonizante.
Lo que nos lleva a Benjamin Netanyahu y Ehud
Barak y, para el caso, a Mahmoud Abbas. Ellos han encontrado el
secreto de la vida política eterna en el Oriente Medio: sólo
deben decir que no.
De hecho, nuestros oponentes más
eficaces, entre ellos Eli Yishai, Natan Sharansky, Avigdor
Lieberman, son nuestros políticos cobardes más prominentes.
En
el caso de Barak, la falta de imaginación moral, según la frase de
Henry Siegman, es impresionante. Él ha tomado prestado el secreto de
la longevidad de su compañero de Camp David, Yasser Arafat, y es
feliz como una lombriz. Sólo que los pueblos de la Tierra Santa
quedan sumidos en la miseria y en la desesperanza.
En el caso de
Netanyahu, la más absurda de las explicaciones por su fracaso a la
hora de buscar la paz también parece ser la más convincente:
mientras su centenario padre siga vivo y lúcido, y en férrea
resistencia al proceso de paz, él seguirá siendo primer ministro.
Estos hombre son supervivientes pero con una visión mutilada. Sobreviven para que otros puedan morir.
¿Qué
necesitamos para hacer la paz entre Israel y Palestina? Sólo
necesitamos un líder en cada lado que sea lo bastante loco y lo
suficientemente patriota como para estar dispuesto a ser un mártir en
el futuro.
Yitzhak Rabin firmó la paz con Jordania, y se
dirigía a hacer la paz con los palestinos cuando lo mataron. Anwar
Sadat era el enemigo más letal de Israel, pero tomó el camino que de
un solo golpe mostró una señal de paz y recuperó cada centímetro
cuadrado de territorio egipcio capturado. Sólo después de que Israel
hiciera su retirada definitiva, uno de sus oficiales subalternos de
su ejército le asesinó.
¿Qué es lo que necesitamos de nuestros dirigentes? Sólo la paz y su sangre y su vida.
¿Qué
tipo de persona podría estar dispuesta a asumir ese tipo de reto, a
cambio de nada más que un lugar en la historia y un futuro para millones
de niños en ambos lados?
Precisamente el tipo parece que nos falta en este momento. Un héroe genuino.
Labels: BBurston, Proceso Paz
Thursday, June 24, 2010
¿Por qué fue castigado Moisés? - David Hazony - Jewish Ideas Daily
Rembrandt
Se
presenta en la parte de la Toráh que se lee este sábado(Hukat,
Números 19:01-22:01), y es sin duda el punto más bajo en la
carrera de Moisés. Después de arrastrar a los esclavos hebreos fuera
de Egipto, darles los Diez Mandamientos, derrocar al Becerro de Oro
y desafiar sus interminables retrocesos, quejas y peticiones de
regresar a Egipto, Moisés es requerido por Dios para realizar un
milagro sobre todo en respuesta a la inextinguible sed de los
israelitas. "Y el Señor habló a
Moisés diciéndole: "Toma el cayado y reune a la congregación... Y
habla a la roca delante de sus ojos, y ella se pondrá a emanar su
agua".
Pero en lugar de hablar a la roca, Moisés la
golpeó con su cayado, y no una vez sino dos veces. A pesar de
producir el agua, Dios, inmediatamente, le da un castigo
increíblemente severo: "Porque no
crees en mí, para santificarme ante los ojos de los hijos de
Israel, no podrás conocer la tierra que les he otorgado". Al igual que la generación de los esclavos liberados, Moisés deberá vivir el resto de su existencia en el desierto.
La
historia plantea unas preguntas excepcionalmente difíciles. ¿Cómo
podría constituir esa pequeña alteración de Moisés una infracción tan
horrible como para ser colocada a la par con el pecado de los espías,
el cual lo leí hace unas dos semanas, se caracterizaba por un
desplome total del espíritu y de la fe? Además, golpeando una roca
con su cayado así fue como precisamente realizó otro milagro
anteriormente (ver Éxodo 17). Si actuó bien entonces, ¿cómo
podía estar tan equivocado ahora?
La respuesta más común es
que, al no cumplir con los detalles exactos de la orden divina, él
también había demostrado una falta de fe en Dios. Para alguien de
tan alto nivel espiritual como Moisés, incluso una pequeña muestra de
duda representaba un crimen tan atroz como para justificar el castigo
que recibió.
Pero esto no tiene sentido. Puede ser justo mirar a
Moisés con una luz diferente con respecto a los demás israelitas,
después de todo estuvo mucho más cerca de Dios que ellos, y al
igual que las personas más cercanas a nosotros nos pueden herir más
profundamente con los más pequeños desaires, es comprensible que Dios
tomara como un delito más importante una falta de respeto por parte de
Moisés que de cualquier otra persona. Pero ¿por qué eso y por qué
ahora? ¿Y por qué tendría que marcar un giro tan decisivo en la
trama, algo tan desgraciado como para cambiar el curso de la
historia y privar a Israel de su líder más importante en ese momento,
y si se puede decir, cuando más lo necesitaba?
La clave, al
parecer, se encuentra en el propio milagro. Parece recaer en el
simbolismo de sacar agua de una roca a través de palabras, algo que
resultaba increíblemente importante para Dios en ese momento, algo tan
grande e importante que, de haberlo llevado a cabo tal como se le
dijo, Moisés habría tenido éxito a la hora de impartir al mundo un
nuevo mensaje transformador.
A lo largo de toda la historia del
Éxodo, Moisés realiza una serie de milagros por mandato divino, y
todos ellos diseñadas para probar el poder de Dios a los ojos de los
israelitas, de los egipcios, o del propio Moisés. En todos los
casos, a Moisés (o Aaron) se le pide que haga algo físico:
aumentar el tamaño de un cayado o arrojarlo al suelo, arrojar arena
al aire, y así sucesivamente. Estos son, por así decirlo, parte
de los "trucos" de Dios:
funcionan como un perpetuo recordatorio de su dominio sobre el universo
físico. De regreso a Egipto, donde compitió con la magia de los
propios magos del faraón, el asunto debe ser nuevamente demostrar el
poder superior de Dios.
Ninguno de estos milagros se efectuó a
través de las palabras por sí solas. De hecho, el único lugar de la
Toráh en la que vemos como las palabras causan milagros es la creación
del universo, al comienzo del Génesis. Allí, se nos dice: "dijo Dios, hágase la luz, y hubo luz". Todo el universo es creado a partir de las palabras de Dios.
Los
milagros producidos a través de palabras son de un orden completamente
distinto, y es que las palabras no pertenecen tanto al universo
material como al espiritual. Cuando hablamos, nosotros estamos
traduciendo nuestras ideas, diseños o valores en fuerzas vivientes.
El hecho de que las palabras puedan cambiar y hayan cambiado el mundo
es en sí mismo un milagro, uno que vemos a nuestro alrededor todos
los días y que se sitúa en el corazón de nuestra imitación de la
creación divina del universo.
Hasta ese momento, Moisés había
utilizado los milagros para indicar claramente a los israelitas la
cuestión de quién detenta el poder sobre sus vidas. Sin embargo, esa
estrategia, aunque había demostrado ser efectiva, lo había sido
mínimamente, pues había mantenido la atención del pueblo israelita
por un breve tiempo antes de que su espíritu se torciera y más
milagros fuesen necesarios. Las demostraciones de poder, que sabemos
que son buenas para inducir al temor, tienen poco valor a la
hora de preservar y mantener una entrega íntima e interior. Algo más
radical es necesario.
Si hubiera hablado Moisés a la roca,
en lugar de golpearla, ese habría sido un milagro como ningún otro
que hubieran visto en su vida los hebreos, más fundamental que las
diez plagas, que la división del Mar Rojo o el maná del cielo. Se
les habría mostrado el poder del espíritu afirmándose. Se les
habría recordado que no sufrieron su tortuosa odisea solamente
para encontrar otra nación basada en la política del miedo, al igual
que el resto de regímenes que existían alrededor de ellos - y a uno
de los cuales había estado sometido durante su estancia en Egipto -.
Más bien, y aún cuando la fuerza tuvo que ser empleada para conseguir
su libertad, y tendría que ser empleada nuevamente para asegurarla,
estaban participando en una misión divina para crear una nación cuyo
éxito en última instancia radicaba a su vez en el poder de su espíritu,
en la infinita capacidad creativa de los pensamientos, de las
palabras, del amor y de la esperanza.
Pero hasta Moisés, al parecer, no pudo mantener esto vivo en su mente cuando más necesario era.
Labels: DHazony
Gemelos en estado de sitio - Ari Shavit - Haaretz
Dos o tres veces a la semana la
oficina del ministro de Defensa Ehud Barak recibe una llamada telefónica
de la Casa Blanca. En la línea está el vicepresidente de los Estados
Unidos, Joe Biden. La conversación entre Joe y Ehud es casi siempre
amable, casi siempre para solucionar los problemas difíciles de forma
amistosa.
Joe Biden es lo que Estados Unidos solía ser y Ehud
Bark es lo que Israel solía ser. Juntos están tratando de restablecer
la alianza norteamericano-israelí tal como solía ser.
Esas
frecuentes llamadas telefónicas entre ellos constituyen la cuerda de
salvamento de la alianza. Como el presidente Obama, en Washington, y
el primer ministro Netanyahu, en Jerusalém, no pueden tolerarse
mutuamente, el vicepresidente y ministro de Defensa cumplen esa
función como adultos responsables. Esta es la estrategia entre los dos
estados, cuyas anteriores cálidas relaciones se han convertido ahora
en heladas.
La estrecha relación entre Barak y Biden es una de
las principales razones por las que el primer ministro Netanyahu trata a
su ministro de Defensa con gran respeto, casi con reverencia. Aquí
están las otras razones. Netanyahu sabe que sin Barak su gobierno se
convertiría en un gobierno de derechas cuasi repulsivo de cara al
exterior que no sobreviviría mucho tiempo. Sin Barak, Netanyahu sabe
que Israel se convertiría en un estado paria condenado al ostracismo
por la comunidad de naciones. El primer ministro también sabe que sin
Barack nadie se mantendrá a su lado cuando tome una decisión sobre
Irán. Política y estrategia hacen de Barak el pilar central del
gobierno de Netanyahu. Sin Barak, Netanyahu no tiene futuro.
Lo
contrario también es cierto. Sin Netanyahu, Barak no tiene futuro.
Barak sabe que sin la condición especial que le proporciona la
asociación con Netanyahu, su partido se lo comería vivo. Barak
también sabe que sin Netanyahu su condición política estaría en estado
crítico. También es consciente que sin Netanyahu ningún proceso de paz
pueda avanzar en un futuro próximo. Él también entiende que sin
Netanyahu es difícil tomar una decisión responsable y racional con
respecto a Irán. Política y estrategia hacen de Netanyahu alguien
vital para Barak. En consecuencia, el ministro de Defensa siente
algo en lo que respecta a este primer ministro que rara vez le sucede
con los demás, una veneración respetuosa.
Durante años la gente
ha estado hablando de Netanyahu y Barak como si fueran gemelos. Pero
la verdad es que sólo la dependencia mutua entre los dos les ha
convertido en este último año en un pareja de gemelos, algo nunca
visto entre los líderes israelíes. David Ben Gurion y Moshe Sharett
tenían una relación compleja, al igual que Levi Eshkol y Moshe Dayan,
así como Golda Meir y Dayan. Las relaciones entre Yitzhak Rabin y
Shimon Peres eran pobres, y las existentes entre Menachem Begin y
Ariel Sharon eran terribles. Yitzhak Shamir, Netanyahu (durante su
primera administración), Barak, Sharon y Ehud Olmert en realidad no
tenían pareja. Así pues, lo que sucede actualmente entre el primer
ministro y el ministro de Defensa no tiene precedentes.
Los
gemelos pasan tres, cuatro o cinco horas al día en compañía el uno del
otro. No hay intrigas, trucos o perfidias entre ellos, hay un
ausencia de mala sangre o de politiquería. Aun cuando no estuvieran
juntos, como en el incidente de la flotilla de Gaza,
permanecen juntos. Esta alianza es el eje sobre el que gira hoy
la política y la estrategia de Israel.
Pero los gemelos
siameses no son idénticos. Aunque unidos, cada uno tiene una
genética diferente. El círculo interno de Netanyahu cree que
cualquier concesión es un suicidio. El círculo íntimo de Barak cree
que el status quo es suicida. Así pues, cuando los gemelos se
sientan solos en la habitación dos visiones opuestas del mundo les
acompañan.
Pero para que la alianza de los gemelos pueda
sobrevivir, uno de los dos tendrá que cambiar y ceder. Uno de ellos
tendrá que volverse contra la identidad y el ADN ideológico que lo
forjó.
La flotilla de Gaza y las otras crisis han hecho esta
situación perfectamente meridiana. Israel está perdiendo su libertad
de acción. El país está al límite. Así que los gemelos no tienen
mucho tiempo. Sólo si logran tomar medidas de fondo pueden
salvarse a sí mismos y a su país. Si no lo hacen pronto, incluso
Biden dejará de llamar. Los dos, que están unidos en esto, se
encontrarán esta vez colgados por separado, políticamente, en la
plaza de la desgracia.
oficina del ministro de Defensa Ehud Barak recibe una llamada telefónica
de la Casa Blanca. En la línea está el vicepresidente de los Estados
Unidos, Joe Biden. La conversación entre Joe y Ehud es casi siempre
amable, casi siempre para solucionar los problemas difíciles de forma
amistosa.
Joe Biden es lo que Estados Unidos solía ser y Ehud
Bark es lo que Israel solía ser. Juntos están tratando de restablecer
la alianza norteamericano-israelí tal como solía ser.
Esas
frecuentes llamadas telefónicas entre ellos constituyen la cuerda de
salvamento de la alianza. Como el presidente Obama, en Washington, y
el primer ministro Netanyahu, en Jerusalém, no pueden tolerarse
mutuamente, el vicepresidente y ministro de Defensa cumplen esa
función como adultos responsables. Esta es la estrategia entre los dos
estados, cuyas anteriores cálidas relaciones se han convertido ahora
en heladas.
La estrecha relación entre Barak y Biden es una de
las principales razones por las que el primer ministro Netanyahu trata a
su ministro de Defensa con gran respeto, casi con reverencia. Aquí
están las otras razones. Netanyahu sabe que sin Barak su gobierno se
convertiría en un gobierno de derechas cuasi repulsivo de cara al
exterior que no sobreviviría mucho tiempo. Sin Barak, Netanyahu sabe
que Israel se convertiría en un estado paria condenado al ostracismo
por la comunidad de naciones. El primer ministro también sabe que sin
Barack nadie se mantendrá a su lado cuando tome una decisión sobre
Irán. Política y estrategia hacen de Barak el pilar central del
gobierno de Netanyahu. Sin Barak, Netanyahu no tiene futuro.
Lo
contrario también es cierto. Sin Netanyahu, Barak no tiene futuro.
Barak sabe que sin la condición especial que le proporciona la
asociación con Netanyahu, su partido se lo comería vivo. Barak
también sabe que sin Netanyahu su condición política estaría en estado
crítico. También es consciente que sin Netanyahu ningún proceso de paz
pueda avanzar en un futuro próximo. Él también entiende que sin
Netanyahu es difícil tomar una decisión responsable y racional con
respecto a Irán. Política y estrategia hacen de Netanyahu alguien
vital para Barak. En consecuencia, el ministro de Defensa siente
algo en lo que respecta a este primer ministro que rara vez le sucede
con los demás, una veneración respetuosa.
Durante años la gente
ha estado hablando de Netanyahu y Barak como si fueran gemelos. Pero
la verdad es que sólo la dependencia mutua entre los dos les ha
convertido en este último año en un pareja de gemelos, algo nunca
visto entre los líderes israelíes. David Ben Gurion y Moshe Sharett
tenían una relación compleja, al igual que Levi Eshkol y Moshe Dayan,
así como Golda Meir y Dayan. Las relaciones entre Yitzhak Rabin y
Shimon Peres eran pobres, y las existentes entre Menachem Begin y
Ariel Sharon eran terribles. Yitzhak Shamir, Netanyahu (durante su
primera administración), Barak, Sharon y Ehud Olmert en realidad no
tenían pareja. Así pues, lo que sucede actualmente entre el primer
ministro y el ministro de Defensa no tiene precedentes.
Los
gemelos pasan tres, cuatro o cinco horas al día en compañía el uno del
otro. No hay intrigas, trucos o perfidias entre ellos, hay un
ausencia de mala sangre o de politiquería. Aun cuando no estuvieran
juntos, como en el incidente de la flotilla de Gaza,
permanecen juntos. Esta alianza es el eje sobre el que gira hoy
la política y la estrategia de Israel.
Pero los gemelos
siameses no son idénticos. Aunque unidos, cada uno tiene una
genética diferente. El círculo interno de Netanyahu cree que
cualquier concesión es un suicidio. El círculo íntimo de Barak cree
que el status quo es suicida. Así pues, cuando los gemelos se
sientan solos en la habitación dos visiones opuestas del mundo les
acompañan.
Pero para que la alianza de los gemelos pueda
sobrevivir, uno de los dos tendrá que cambiar y ceder. Uno de ellos
tendrá que volverse contra la identidad y el ADN ideológico que lo
forjó.
La flotilla de Gaza y las otras crisis han hecho esta
situación perfectamente meridiana. Israel está perdiendo su libertad
de acción. El país está al límite. Así que los gemelos no tienen
mucho tiempo. Sólo si logran tomar medidas de fondo pueden
salvarse a sí mismos y a su país. Si no lo hacen pronto, incluso
Biden dejará de llamar. Los dos, que están unidos en esto, se
encontrarán esta vez colgados por separado, políticamente, en la
plaza de la desgracia.
Tuesday, June 22, 2010
La cuestión haredí. Dos visiones en el Ynet
La tumba de Rubén
Fiesta del primogénito
Amasando matza
Blez Rabbi
Fiesta del primogénito, donde los haredíes se rien de si mismos disfrazando a un asno como un haredí
Purim, donde están permitidas las borracheras, a las que están muy poco acostumbrados
En el frente, Segunda Guerra del Líbano
El
singular, chocante, sorprendente y variopinto mundo de los haredíes y
de los grupos hasídicos. Todas las fotos de ©Menahem Kahana y provienen
de la Yosefa Drescher Fine Art
Dos
artículos más, esta vez del Ynet. Uno con un final francamente
melodrámatico de Yair Lapid, y otro de Sever Plocker por fortuna
mucho más matizado y argumentando por encima del follón.
Yair Lapid, la posible futura nueva estrella política laica del firmamento político israelí, parece pegar un acelerón ("y pillar carne")
en lo que respecta a sus ambiciones políticas (una de las críticas
que se han realizado a su posible desembarco en la política es que su
agenda está prácticamente centrada en la problemática laicos-religiosos
dentro de la sociedad israelí, sin que se observe más opiniones sobre
otros temas y sobre un hecho tan fundamental como el conflicto con los
árabes.
La capitulación no es una opción - Yair Lapid
Si yo hubiera sido un funcionario haredi, lo menos hubiera tenido mis seguidores ayer por la noche y les dijo: "Chicos, parad. Les están dando ideas".
¿Por
qué? Debido a que mis impuestos financian la escuela religiosa de
Emmanuel, Beit Yaakov, y la red que los protege. Si hubiera sido
por mí, me gustaría dejar de pagar por ellos mañana mismo. En su
lugar, me gustaría enviar una carta al Estado de Israel diciendo que
no estoy dispuesto a destinar ni un centavo más para la financiación
de un grupo de racistas, ya que esto contradice todo lo que es
sagrado para mí.
Sin embargo, esto no depende de mí. Si
dejo de pagar la cuenta de la pandilla de desalmados de Emmanuel, la
policía vendrá y me llevará a la cárcel. ¿Por qué? Porque esa es la
ley.
Lo que ocurrió en el Tribunal Superior de Justicia el otro
día quizá pueda ser nuevo para los haredíes, pero para la mayoría de
los ciudadanos de este país ocurre todos los días. Sucede con
respecto a la cuestión del servicio militar, con las
transferencias, con el plan de estudios básico y con la extorsión
flagrante y descarada ejercida por los partidos haredíes.
Una y
otra vez, nos enfurecemos y pensamos no cumplir tampoco la ley, y
una y otra vez inclinamos nuestras cabezas y nos adherimos a ella.
Los haredíes decentes - y hay muchos así - siempre se
sorprenden al descubrir cómo se enojan con ellos los laicos. Esta
vez no serán capaces de decir que no se lo imaginaban.
Y es que
si a todo el mundo se le permite hacer lo que quiera, entonces
a nosotros también se nos debería permitir volver a examinar las
leyes. Si la policía capitula nuevamente ante la violencia haredi,
significaría que el Estado de Derecho en el Estado de Israel ha sido
anulado.
Si el Estado no se pone en pie por sí mismo y se
enfrenta a esas personas que defienden una lamentable discriminación
contra unas niñas mizrahim en una escuela, ¿qué es lo que nos dirá
cuando nos negemos - un rechazo muy justificado - a financiar
a las escuelas que no enseñen matemáticas o Inglés?
Los haredim
pueden pensar que la ley no es justa, pero si van por ese camino les
dolerá más que cualquier otro. Después de todo, esas injustas
leyes salvaguardan su capacidad para ganarse la vida sin trabajar, les
garantizan que sus hijos estudien en las yeshivas mientras los
nuestros se unen al ejército, además de permitirles la indignante
posibilidad de que abran unas redes educativas que permitan levantar
un muro separador frente a unas niñas cuyo único pecado es ser de
un color equivocado.
En su intervención en la Knesset este miércoles, el diputado y rabino Gafni dijo lo siguiente: "Estas
imágenes (por la manifestación haredí) se han publicado en todo
el mundo, y no habrá la posibilidad de eludir pensar en cosas
que sucedieron en otros países y en otros tiempos, con los judíos
haredíes yendo a prisión a causa de la educación de sus hijos".
Para
beneficio de aquellos que han perdido la razón, el rabino Gafni
hizo una amalgama del Estado de Israel con los nazis. Tenga cuidado de
ir por este camino, rabino Gafni, tenga mucho cuidado,
especialmente cuando usted está tratando de defender a personas que
sacan a sus hijos de la escuela porque hay otros de una raza
diferente.
Preocupados por tonterías - Sever Plocker
Les
pido perdón por mi indiferencia imperdonable, pero no me importa nada
lo que está sucediendo en Emmanuel. La enorme conmoción que rodea a
una escuela religiosa en esa población pertenece a otro mundo, en la
medida que a mí respecta, y no al Estado de Israel del 2010.
En
este momento, mi país se enfrenta a toda una clase de amenazas a las
que no se había enfrentado antes, al menos durante una generación:
una amenaza nuclear de Irán, una amenaza de misiles desde el Líbano y
Gaza, y una amenaza socioeconómica bajo la forma de agujeros
sociales, pobreza y deterioro de la educación.
Sencillamente,
me siento incapaz de sentirme conmocionado por el hecho de que algunas
estudiantes haredíes, cuyos padres las caracterizan como "sefardíes", estudien o no en la misma aula con otras alumnas cuyos padres haredíes las caracterizan como "ashkenazies".
La ridícula división entre "sefardíes" y "ashkenazies"
sólo existe mayoritariamente en los márgenes de la sociedad haredí
actual, e incluso en ella está desapareciendo gradualmente. Qué
lástima que el Tribunal Superior de Justicia interviniera en
controversias relativas a varias sectas hasídicas presentándolo como una
guerra contra las discriminaciones raciales.
Perdonen nuestro
sin sentido, honorables jueces: esto no se trata de racismo (¿qué
tiene que ver la raza con todo esto?). Al igual que su decisión no
fue "un llamamiento al exterminio", como lo afirman los harediés (¿qué tiene que ver el exterminio con todo esto?)
Algunos
dicen que estamos ante una rebelión haredí contra el imperio de la ley y
en nombre de la ley religiosa. Oh, vamos. El Israel del 2010
es un estado descaradamente laico, y la minoría haredi en su interior
se encuentra en un proceso tranquilo y profundo de israelización y de
adaptación a la vida moderna.
Más que nada, la respuesta
desproporcionada de algunos grupos hasídicos a la orden del Tribunal
Superior de integrar a dos clases atestigua el poder de la revolución
silenciosa en el ámbito haredi, una revolución que cambia su estilo de
vida y sus prioridades, y que en última instancia terminará con los
jóvenes haredim integrándose en la fuerza de trabajo.
Por lo
tanto, dejen que las fuerzas económicas hagan su labor. No es
realmente importante donde estudian los escolares de Emmanuel o de
cualquier otra comunidad. Lo importante es lo que se les enseña en las
aulas.
¿Podrán sus estudios (ya sean integrados o
separados) preparar a los estudiantes haredíes para entrar en el
mercado de trabajo israelí? ¿Van a tener las herramientas necesarias
para unirse a la sociedad laboral? Las respuestas a estas preguntas
afectarán al futuro de Israel y al futuro de la comunidad haredí.
Recuerdo
esos días, hace unos cuantos años, cuando el líder del Shas Aryeh Deri
debía entrar en prisión, con la tienda erigida frente a la cárcel
por sus seguidores, con las protestas en su apoyo y con las
declaraciones de que se trataba de un evento determinante para la
sociedad israelí. Dos semanas más tarde, cuando la primera Intifada
estalló y los primeros autobuses hicieron explosión, la tienda fue
desmantelada y los manifestantes dispersados.
Los israelíes de "todas las razas"
descubrieron de nuevo lo que era realmente importante y lo que no lo
era para nuestra existencia aquí, como pueblo y como estado. El orden
de prioridades volvió a la normalidad.
Cuando dentro de unos
años nuestros hijos y nietos nos requieran lo que hicimos mientras
Ahmadineyad construía su bomba, Hamas celebraba su victoria y en el
mundo artistas y escritores boicoteaban a Israel y cuestionaban su
legitimidad, quizás seremos capaces de murmurar lo siguiente:
estábamos preocupados con el increíble y fatal drama nacional de 12
alumnas de una escuela de Emmanuel, y cosas por el estilo.
Sunday, June 20, 2010
La cuestión haredí. Dos visiones en el JPost
©Menahem Kahana
©Ariel Jerozolimski
(Gran
cantidad de artículos sobre este tema, algunos de los cuales intentaré
rescatar. Me han interesado estos del JPost por ser el primero de ellos
uno de los pocos, dentro de los medias más conocidos, que trata de
exculpar de alguna manera a los haredíes, estando el segundo, el
editorial del JPost, dentro de la abrumadora opinión crítica hacia la
reacción de gran parte de la comunidad haredí)
La lucha de Emmanuel - Ruth Eglash
(...)
Ahora
bien, cuando miles de haredim salieron a las calles de Jerusalén y Bnei
Brak la tarde jueves para protestar contra la decisión de la Corte
Suprema de Justicia de encarcelar a 43 parejas que se había negado a
enviar a sus hijas a la escuela Beit Yaacov junto a niñas sefardíes, el
debate giró hacia el derecho a la libertad religiosa y sobre lo que es
visto por algunos como la continua persecución de los ultraortodoxos por
el Estado laico de Israel.
Los desafiantes reclamaron a la Corte
que su batalla no está dirigida por el hecho racial, sino que está
basada en creencias religiosas.
"La
cuestión étnica nunca nos ha interesado. No me importa si mis hijas
estudian en una clase con 50 niñas sefardíes. Pero no podemos aceptar a
cualquier persona cuya familia fume en Shabat", dijo el padre de una de las niñas en una vista anterior.
(...)
En
efecto, la institución ha sido objeto de una división material, con
entradas separadas, maestros independientes, clases y áreas de juego
separadas, e incluso uniformes diferentes para los dos grupos de niñas.
En
agosto pasado, cuando la Corte Suprema exigió que estas barreras
físicas se retiraran, una parte de los padres ashkenazis dejaron de
enviar a sus hijas a la escuela y crearon un centro de aprendizaje
pirata cercano.
Desde entonces, los medios de comunicación
locales se han obsesionado con el caso, usándolo para resaltar las
viejos divisiones raciales y sociales entre los judíos de Occidente y de
Oriente.
Si bien el debate sobre si todavía hay una división
racial entre askenazíes y sefardíes aún permanece dentro de la sociedad
israelí, lo que ha puesto de manifiesto en este caso es que la discordia
entre las comunidades religiosas y los laicos de este país está
llegando a un punto culminante.
La historia de Emmanuel es sólo
el último de una serie de eventos que han apuntalado esta tensión. La
masiva manifestación del jueves sigue a las airadas protestas de los
haredíes por las interferencias de trabajadores sociales, la apertura de
un estacionamiento en Jerusalén en Shabat, el traslado de tumbas a fin
de construir una sala de emergencia en el hospital Barzilai de Ashkelon,
y así sucesivamente.
(...)
"Esto debe ser considerado como un problema religioso, no como un problema racial",
dice el profesor emérito de geografía social de la Universidad Hebrea,
Gonen Amiram, un experto en los hábitos demográficos y sociales de la
comunidad haredi de Israel.
"Hay
muchas yeshivot con estudiantes sefardíes, así como otras muchas
escuelas, pero estas instituciones no aceptan a todos. Más bien, velan
por el grado de ortodoxia, y si una persona no mantiene todas sus
reglas, entonces no la aceptan".
Según Gonen, la comunidad
haredi ha dado pasos en los últimos años para reducir la brecha con la
corriente principal laica, encontrando trabajo y cada vez más decidiendo
estudiar en las universidades públicas. Él cree que las autoridades y
los medios presenta una imagen negativa de los haredim y los intimidan
para que cambien.
"El fallo de
la Corte de esta semana y el enfoque de los medios de comunicación sobre
este caso ha causado más problemas que los ha resuelto", dice el
profesor, añadiendo que el concepto de segregación depende de cómo veas
las cosas. Por ejemplo, cuando el partido Shas sefardí crea escuelas
sólo para ellos, la gente lo ve como una habilitación y no se las
considera discriminatorias.
Describiéndose a sí mismo como totalmente laico, Gonen agrega: "Israel
es una sociedad multicultural, y se tomó la decisión cuando el Estado
se formó de crear vías educativas principales. Dentro de cada una de
ellas, se han abierto más sub-elementos. Esta es nuestra manera elegida
de hacer las cosas aquí. Israel decidió no ser un crisol de razas".
Gonen señaló que a pesar de la existencia de escuelas religiosas para la comunidad sefardí, "muchos
padres de familia sefardíes eligen enviar a sus hijos a las escuelas
ashkenazis porque creen que el marco educativo es mucho mejor".
Gonen explica que "mi
filosofía es que si no puedes con ellos, tienes que tratar de trabajar
con ellos, pero lo que están haciendo aquí en las últimas dos o tres
semanas es simplemente jugar a someter a la comunidad haredi".
Los judíos perdidos - Editorial del JPost
Un abandono colectivo de los auténticos valores judíos parece haberse apoderado de la comunidad haredí.
Nada
más puede explicar el fenómeno de decenas de miles de fanáticos
religiosos vestidos con sombrero negro y abrigos, congregados bajo el
sol cegador del mediodía, para luchar por el derecho a discriminar a
otros judíos.
(...)
Las familias ashkenazis de Emmanuel,
pertenecientes la mayoría al movimiento hasídico Slonim, se han negado a
integrar a sus niñas de primaria con un grupo de compañeras sefardíes.
Insisten, en cambio, en el mantenimiento de un contingente de "calidad"
de niñas sefarditas que constituye una cuarta parte del total de la
escuela, mientras que el resto estarían separadas. Al mismo tiempo,
insisten en recibir una financiación plena del Estado de Israel para su
empresa educativa segregada.
Los intentos de llegar a un
compromiso fueron refutados por orden del rabino Aharon Barazovsky, el
líder de los hasidim Slonim. Las familias fueron multadas por desacato
al tribunal sin ningún efecto. Por último, los jueces perdieron la
paciencia y ordenaron a los padres ir a la cárcel durante las dos
restantes semanas del año escolar.
Se puede argumentar que no era
prudente que la Corte encarcelara a los padres recalcitrantes, incluso
por un corto período de tiempo. Es cierto que van a recibir en la cárcel
condiciones especiales, incluidas células separadas, pues ellos no son
unos criminales en el sentido convencional. Son culpables de apoyar la
opinión - generalizada en la comunidad haredi - de que los sefardíes son
culturalmente [N.P.: entiéndase a nivel religioso]inferiores a los
ashkenazim. Incluso algunos sefardíes comparten esta opinión, lo que
explica por qué muchos - incluyendo prominentes miembros del Shas en la
Knesset - deciden enviar a sus hijos a las escuelas ashkenazis, mientras
que al mismo tiempo luchan para asegurarse de que una fuerte mayoría
ashkenazi se mantiene.
El rabino Yosef Efrati, un protegido del
rabino Yosef Shalom Elyashiv, la más importante autoridad halájica en
vida de los haredim ashkenazis, comparó el intento del Alto Tribunal de
reunir a estudiantes de diversos orígenes a unos idólatras tratando de
coaccionar a los judíos para que se inclinen ante un ídolo.
Pero
no, que el rabino Efrati deba comprometerse a enseñar a escolares judíos
que vienen de un contexto cultural diferente, como condición para
recibir los fondos estatales, eso no es una idolatría. Incluso si los
hasidim Slonim no gozaran de la generosidad del Estado sionista,
deberían haber aceptado en la escuela primaria a otras niñas diferentes a
las suyas - incluso aquellas con un menor nivel de observancia
religiosa - como expresión de su cuidado y atención por sus hermanos
judíos. Esta es la forma en la que actúan grupos como Chabad y los
sionistas religiosos, entre otros.
Pero llamar idolatría a ese
tipo de acuerdo es una distorsión del judaísmo. Y compararlo con la
situación en la Rusia zarista, revela una total falta de aprecio hacia
el estado judío que tanto papel ha jugado ayudando al judaísmo haredí a
reconstruirse después del Holocausto. Gracias a la garantías dadas por
el IDF, los fondos generosos puestos a su disposición por los sucesivos
gobiernos, y la exención de la que disfrutan los jóvenes haredíes a la
hora de su obligación a servir en el ejército israelí, hoy hay más
devotos judíos dedicados a tiempo completo al estudio de la Torá que
nunca antes en la historia. Y tienen el privilegio de hacerlo en la
Tierra de Israel, gracias a los sionistas seculares cuya iniciativa
rompió cerca de 2.000 años de exilio humillante.
Tampoco la
comunidad haredí parece apreciar la democracia de Israel. La policía
respetó meticulosamente el derecho de la comunidad haredí a protestar
por la decisión del Alto Tribunal. Los líderes haredíes son libres de
criticar públicamente a la Corte y al Estado. Si un día los haredim
fueran la mayoría en Israel, ¿tratarían a los grupos minoritarios de esa
forma tan justa? Pregúntenselo a las niñas sefardíes que estaban
segregadas en Emmanuel.
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