PRIMERA
CARTA A LOS CORINTIOS
CARTA A LOS CORINTIOS
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Saludo
inicial
1:1 Pablo, llamado a ser Apóstol
de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
1:2 saludan a la Iglesia de Dios que reside
en Corinto,
a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser
santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre
de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
1:3 Llegue a ustedes la gracia y la paz
que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Acción de gracias
1:4 No dejo de dar gracias a Dios por
ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
1:5 En efecto, ustedes han sido colmados
en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento,
1:6 en la medida que el testimonio de
Cristo se arraigó en ustedes.
1:7 Por eso, mientras esperan la Revelación
de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
1:8 ´Él los mantendrá
firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida
de nuestro Señor Jesucristo.
1:9 Porque Dios es fiel, y él los
llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
inicial
1:1 Pablo, llamado a ser Apóstol
de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
1:2 saludan a la Iglesia de Dios que reside
en Corinto,
a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser
santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre
de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
1:3 Llegue a ustedes la gracia y la paz
que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Acción de gracias
1:4 No dejo de dar gracias a Dios por
ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
1:5 En efecto, ustedes han sido colmados
en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento,
1:6 en la medida que el testimonio de
Cristo se arraigó en ustedes.
1:7 Por eso, mientras esperan la Revelación
de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
1:8 ´Él los mantendrá
firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida
de nuestro Señor Jesucristo.
1:9 Porque Dios es fiel, y él los
llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Reprobación
de las discordias
1:10 Hermanos, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no
haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo
la misma manera de pensar y de sentir.
1:11 Porque los de la familia de Cloe
me han contado que hay discordias entre ustedes.
1:12 Me refiero a que cada uno afirma:
"Yo soy de Pablo, yo de Apolo,
yo de Cefas, yo de Cristo".
1:13 ¿Acaso Cristo está
dividido? ¿O es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O será
que ustedes fueron bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Felizmente yo
no he bautizado a ninguno de ustedes, excepto a Crispo
y a Gayo.
1:15 Así nadie puede decir que
ha sido bautizado en mi nombre.
1:16 Sí, también he bautizado
a la familia de Estéfanas,
pero no recuerdo haber bautizado a nadie más.
1:17 Porque Cristo no me envió
a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia
humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia.
de las discordias
1:10 Hermanos, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no
haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo
la misma manera de pensar y de sentir.
1:11 Porque los de la familia de Cloe
me han contado que hay discordias entre ustedes.
1:12 Me refiero a que cada uno afirma:
"Yo soy de Pablo, yo de Apolo,
yo de Cefas, yo de Cristo".
1:13 ¿Acaso Cristo está
dividido? ¿O es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O será
que ustedes fueron bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Felizmente yo
no he bautizado a ninguno de ustedes, excepto a Crispo
y a Gayo.
1:15 Así nadie puede decir que
ha sido bautizado en mi nombre.
1:16 Sí, también he bautizado
a la familia de Estéfanas,
pero no recuerdo haber bautizado a nadie más.
1:17 Porque Cristo no me envió
a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia
humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia.
La
sabiduría del mundo y la sabiduría cristiana
1:18 El mensaje de la cruz es una locura
para los que se pierden, pero para los que se salvan —para nosotros—
es fuerza de Dios.
1:19 Porque está
escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré
la ciencia de los inteligentes.
1:20 ¿Dónde está
el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador
sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría
del mundo es una necedad?
1:21 En efecto, ya que el mundo, con su
sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que manifiestan
su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la
predicación.
1:22 Mientras los judíos piden
milagros y los griegos van en busca de sabiduría,
1:23 nosotros, en cambio, predicamos a
un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para
los paganos,
1:24 pero fuerza y sabiduría de
Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos.
1:25 Porque la locura de Dios es más
sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más
fuerte que la fortaleza de los hombres.
sabiduría del mundo y la sabiduría cristiana
1:18 El mensaje de la cruz es una locura
para los que se pierden, pero para los que se salvan —para nosotros—
es fuerza de Dios.
1:19 Porque está
escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré
la ciencia de los inteligentes.
1:20 ¿Dónde está
el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador
sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría
del mundo es una necedad?
1:21 En efecto, ya que el mundo, con su
sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que manifiestan
su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la
predicación.
1:22 Mientras los judíos piden
milagros y los griegos van en busca de sabiduría,
1:23 nosotros, en cambio, predicamos a
un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para
los paganos,
1:24 pero fuerza y sabiduría de
Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos.
1:25 Porque la locura de Dios es más
sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más
fuerte que la fortaleza de los hombres.
El
llamado de Dios a los pobres
1:26 Hermanos, tengan en cuenta quiénes
son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando
humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.
1:27 Al contrario, Dios eligió
lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo
tiene por débil, para confundir a los fuertes;
1:28 lo que es vil y despreciable y lo
que no vale nada, para aniquilar a lo que vale.
1:29 Así, nadie podrá gloriarse
delante de Dios.
1:30 Por él, ustedes están
unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió
para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención,
1:31 a fin de que,
como está escrito: El que se gloría, que se gloríe
en el Señor.
llamado de Dios a los pobres
1:26 Hermanos, tengan en cuenta quiénes
son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando
humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.
1:27 Al contrario, Dios eligió
lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo
tiene por débil, para confundir a los fuertes;
1:28 lo que es vil y despreciable y lo
que no vale nada, para aniquilar a lo que vale.
1:29 Así, nadie podrá gloriarse
delante de Dios.
1:30 Por él, ustedes están
unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió
para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención,
1:31 a fin de que,
como está escrito: El que se gloría, que se gloríe
en el Señor.
La
predicación de Pablo
2:1 Por mi parte, hermanos, cuando los
visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el
prestigio de la elocuencia o de la sabiduría.
2:2 Al contrario, no quise saber nada,
fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado.
2:3 Por eso, me presenté ante ustedes
débil, temeroso y vacilante.
2:4 Mi palabra y mi predicación
no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría
humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu,
2:5 para que ustedes no basaran su fe
en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
2:6 Es verdad que anunciamos una sabiduría
entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría
de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados
a la destrucción.
2:7 Lo que anunciamos es una sabiduría
de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria
antes que existiera el mundo;
2:8 aquella que ninguno de los dominadores
de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no
habrían crucificado al Señor de la gloria.
2:9 Nosotros anunciamos,
como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo
pensar,
aquello que Dios preparó para los que lo aman.
predicación de Pablo
2:1 Por mi parte, hermanos, cuando los
visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el
prestigio de la elocuencia o de la sabiduría.
2:2 Al contrario, no quise saber nada,
fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado.
2:3 Por eso, me presenté ante ustedes
débil, temeroso y vacilante.
2:4 Mi palabra y mi predicación
no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría
humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu,
2:5 para que ustedes no basaran su fe
en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
2:6 Es verdad que anunciamos una sabiduría
entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría
de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados
a la destrucción.
2:7 Lo que anunciamos es una sabiduría
de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria
antes que existiera el mundo;
2:8 aquella que ninguno de los dominadores
de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no
habrían crucificado al Señor de la gloria.
2:9 Nosotros anunciamos,
como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo
pensar,
aquello que Dios preparó para los que lo aman.
El
poder del Espíritu
2:10
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el
Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.
2:11 ¿Quién puede conocer
lo más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo
hombre? De la misma manera, nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu
de Dios.
2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que reconozcamos
los dones gratuitos que Dios nos ha dado.
2:13 Nosotros no hablamos de estas cosas
con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje
que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos
espirituales las realidades del Espíritu.
2:14 El hombre puramente natural no valora
lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no
lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del Espíritu.
2:15 El hombre espiritual, en cambio,
todo lo juzga, y no puede ser juzgado por nadie.
2:16 Porque, ¿quién
penetró en el pensamiento del Señor, para poder enseñarle?
Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.
poder del Espíritu
2:10
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el
Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.
2:11 ¿Quién puede conocer
lo más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo
hombre? De la misma manera, nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu
de Dios.
2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu
del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que reconozcamos
los dones gratuitos que Dios nos ha dado.
2:13 Nosotros no hablamos de estas cosas
con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje
que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos
espirituales las realidades del Espíritu.
2:14 El hombre puramente natural no valora
lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no
lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del Espíritu.
2:15 El hombre espiritual, en cambio,
todo lo juzga, y no puede ser juzgado por nadie.
2:16 Porque, ¿quién
penetró en el pensamiento del Señor, para poder enseñarle?
Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.
La
inmadurez de los corintios
3:1
Por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres
carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo.
3:2 Los alimenté con leche y no
con alimento sólido,
porque aún no podían tolerarlo,
como tampoco ahora,
3:3 ya que siguen siendo carnales. Los
celos y discordias que hay entre ustedes, ¿no prueban acaso, que todavía
son carnales y se comportan de una manera puramente humana?
3:4 Cuando uno dice: "Yo soy de Pablo",
y el otro: "Yo de Apolo",
¿acaso no están procediendo como lo haría cualquier hombre?
inmadurez de los corintios
3:1
Por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres
carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo.
3:2 Los alimenté con leche y no
con alimento sólido,
porque aún no podían tolerarlo,
como tampoco ahora,
3:3 ya que siguen siendo carnales. Los
celos y discordias que hay entre ustedes, ¿no prueban acaso, que todavía
son carnales y se comportan de una manera puramente humana?
3:4 Cuando uno dice: "Yo soy de Pablo",
y el otro: "Yo de Apolo",
¿acaso no están procediendo como lo haría cualquier hombre?
El
ministerio apostólico
3:5
Después de todo, ¿quién es Apolo, quién es Pablo?
Simples servidores, por medio de los cuales ustedes han creído, y cada
uno de ellos lo es según lo que ha recibido del Señor.
3:6 Yo planté
y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios.
3:7 Ni el que planta ni el que riega valen
algo, sino Dios, que hace crecer.
3:8 No hay ninguna diferencia entre el
que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario
de acuerdo con el trabajo que haya realizado.
3:9 Porque nosotros somos cooperadores
de Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios.
ministerio apostólico
3:5
Después de todo, ¿quién es Apolo, quién es Pablo?
Simples servidores, por medio de los cuales ustedes han creído, y cada
uno de ellos lo es según lo que ha recibido del Señor.
3:6 Yo planté
y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios.
3:7 Ni el que planta ni el que riega valen
algo, sino Dios, que hace crecer.
3:8 No hay ninguna diferencia entre el
que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario
de acuerdo con el trabajo que haya realizado.
3:9 Porque nosotros somos cooperadores
de Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios.
La
edificación del templo de Dios
3:10
Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo
hace un buen arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien
de qué manera construye.
3:11 El fundamento ya está puesto
y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo.
3:12 Sobre él se puede edificar
con oro, plata, piedras preciosas, madera, pasto o paja:
v13 la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el día
del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá de
manifiesto; y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno.
3:14 Si la obra construida sobre el fundamento
resiste la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa;
3:15 si la obra es consumida, se perderá.
Sin embargo, su autor se salvará, como quien se libra del fuego.
3:16 ¿No saben que ustedes son
templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
3:17 Si alguno destruye el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado,
y ustedes son ese templo.
edificación del templo de Dios
3:10
Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo
hace un buen arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien
de qué manera construye.
3:11 El fundamento ya está puesto
y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo.
3:12 Sobre él se puede edificar
con oro, plata, piedras preciosas, madera, pasto o paja:
v13 la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el día
del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá de
manifiesto; y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno.
3:14 Si la obra construida sobre el fundamento
resiste la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa;
3:15 si la obra es consumida, se perderá.
Sin embargo, su autor se salvará, como quien se libra del fuego.
3:16 ¿No saben que ustedes son
templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
3:17 Si alguno destruye el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado,
y ustedes son ese templo.
La
verdadera sabiduría
3:18
¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio
en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio.
3:19 Porque la sabiduría de este
mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: Él
sorprende a los sabios en su propia astucia,
3:20 y además: El Señor
conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos.
3:21 En consecuencia, que nadie se gloríe
en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes:
3:22 Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la
vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes,
3:23 pero ustedes son de Cristo y Cristo
es de Dios.
verdadera sabiduría
3:18
¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio
en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio.
3:19 Porque la sabiduría de este
mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: Él
sorprende a los sabios en su propia astucia,
3:20 y además: El Señor
conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos.
3:21 En consecuencia, que nadie se gloríe
en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes:
3:22 Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la
vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes,
3:23 pero ustedes son de Cristo y Cristo
es de Dios.
El
juicio reservado a Cristo
4:1
Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores
de los misterios de Dios.
4:2 Ahora bien, lo que se pide a un administrador
es que sea fiel.
4:3 En cuanto a mí, poco me importa
que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo.
4:4 Es verdad que mi conciencia nada me
reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor.
4:5 Por eso, no hagan juicios prematuros.
Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está
oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los
corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.
juicio reservado a Cristo
4:1
Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores
de los misterios de Dios.
4:2 Ahora bien, lo que se pide a un administrador
es que sea fiel.
4:3 En cuanto a mí, poco me importa
que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo.
4:4 Es verdad que mi conciencia nada me
reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor.
4:5 Por eso, no hagan juicios prematuros.
Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está
oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los
corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.
Situación
de los ministros de Cristo
4:6
En todo esto, hermanos, les puse mi ejemplo y el de Apolo, a fin de que aprendan
de nosotros el refrán: "No vayamos más allá de lo
que está escrito", y así nadie tome partido orgullosamente
en favor de uno contra otro.
4:7 En efecto, ¿con qué
derecho te distingues de los demás? ¿Y qué tienes que
no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías
como si no lo hubieras recibido?
4:8 ¡Será que ustedes ya
están satisfechos! ¡Será que se han enriquecido o que
se han convertido en reyes, sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá
que así fuera, para que nosotros pudiéramos reinar con ustedes!
4:9 Pienso que a nosotros, los Apóstoles,
Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya
que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles
y los hombres.
4:10 Nosotros somos tenidos por necios,
a causa de Cristo, y en cambio, ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos
débiles, y ustedes, fuertes. Ustedes gozan de prestigio, y nosotros
somos despreciados.
4:11 Hasta ahora sufrimos hambre, sed
y frío. Somos maltratados y vivimos errantes.
4:12 Nos agotamos,
trabajando con nuestras manos.
4:13 Nos insultan y deseamos el bien.
Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a
los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de
desprecio para todos hasta el día de hoy.
de los ministros de Cristo
4:6
En todo esto, hermanos, les puse mi ejemplo y el de Apolo, a fin de que aprendan
de nosotros el refrán: "No vayamos más allá de lo
que está escrito", y así nadie tome partido orgullosamente
en favor de uno contra otro.
4:7 En efecto, ¿con qué
derecho te distingues de los demás? ¿Y qué tienes que
no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías
como si no lo hubieras recibido?
4:8 ¡Será que ustedes ya
están satisfechos! ¡Será que se han enriquecido o que
se han convertido en reyes, sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá
que así fuera, para que nosotros pudiéramos reinar con ustedes!
4:9 Pienso que a nosotros, los Apóstoles,
Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya
que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles
y los hombres.
4:10 Nosotros somos tenidos por necios,
a causa de Cristo, y en cambio, ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos
débiles, y ustedes, fuertes. Ustedes gozan de prestigio, y nosotros
somos despreciados.
4:11 Hasta ahora sufrimos hambre, sed
y frío. Somos maltratados y vivimos errantes.
4:12 Nos agotamos,
trabajando con nuestras manos.
4:13 Nos insultan y deseamos el bien.
Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a
los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de
desprecio para todos hasta el día de hoy.
Amonestación
paternal
4:14
No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para reprenderlos como
a hijos muy queridos.
4:15 Porque, aunque tengan diez mil preceptores
en Cristo, no tienen muchos padres: soy yo el que los ha engendrado en Cristo
Jesús, mediante la predicación de la Buena Noticia.
4:16 Les ruego, por lo tanto, que sigan
mi ejemplo.
4:17 Por esta misma razón les envié
a Timoteo,
mi hijo muy querido y fiel en el Señor; él les recordará
mis normas de conducta, que son las de Cristo, y que yo enseño siempre
en todas las Iglesias.
4:18 Algunos de ustedes, pensando que
yo no regresaría, se han llenado de orgullo.
4:19 Pero pronto iré a verlos —si
así lo quiere el Señor— y entonces los juzgaré,
no por sus palabras, sino por el poder que tienen.
4:20 ¡Porque el Reino de Dios no
es cuestión de palabras sino de poder!
4:21 ¿Qué prefieren? ¿Que
vaya a verlos con la vara en la mano, o con amor y espíritu de mansedumbre?
paternal
4:14
No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para reprenderlos como
a hijos muy queridos.
4:15 Porque, aunque tengan diez mil preceptores
en Cristo, no tienen muchos padres: soy yo el que los ha engendrado en Cristo
Jesús, mediante la predicación de la Buena Noticia.
4:16 Les ruego, por lo tanto, que sigan
mi ejemplo.
4:17 Por esta misma razón les envié
a Timoteo,
mi hijo muy querido y fiel en el Señor; él les recordará
mis normas de conducta, que son las de Cristo, y que yo enseño siempre
en todas las Iglesias.
4:18 Algunos de ustedes, pensando que
yo no regresaría, se han llenado de orgullo.
4:19 Pero pronto iré a verlos —si
así lo quiere el Señor— y entonces los juzgaré,
no por sus palabras, sino por el poder que tienen.
4:20 ¡Porque el Reino de Dios no
es cuestión de palabras sino de poder!
4:21 ¿Qué prefieren? ¿Que
vaya a verlos con la vara en la mano, o con amor y espíritu de mansedumbre?
ABUSOS
Y DESÓRDENES EN LA COMUNIDAD
Y DESÓRDENES EN LA COMUNIDAD
Un
caso de incesto
5:1 Es cosa pública que se cometen
entre ustedes actos deshonestos, como no se encuentran ni siquiera entre los
paganos, ¡a tal extremo que uno convive con la mujer de su padre!
5:2 ¡Y todavía se enorgullecen,
en lugar de estar de duelo para que se expulse al que cometió esa acción!
5:3 En lo que a mí respecta, estando
ausente con el cuerpo pero presente con el espíritu, ya lo he juzgado,
como si yo mismo estuviera allí.
5:4 Es necesario que ustedes y yo nos
reunamos espiritualmente, en el nombre y con el poder de nuestro Señor
Jesús,
5:5 para que este hombre sea entregado
a Satanás: así se perderá su carne, pero se salvará
su espíritu en el Día del Señor.
caso de incesto
5:1 Es cosa pública que se cometen
entre ustedes actos deshonestos, como no se encuentran ni siquiera entre los
paganos, ¡a tal extremo que uno convive con la mujer de su padre!
5:2 ¡Y todavía se enorgullecen,
en lugar de estar de duelo para que se expulse al que cometió esa acción!
5:3 En lo que a mí respecta, estando
ausente con el cuerpo pero presente con el espíritu, ya lo he juzgado,
como si yo mismo estuviera allí.
5:4 Es necesario que ustedes y yo nos
reunamos espiritualmente, en el nombre y con el poder de nuestro Señor
Jesús,
5:5 para que este hombre sea entregado
a Satanás: así se perderá su carne, pero se salvará
su espíritu en el Día del Señor.
El
pan ácimo de la santidad
5:6 ¡No es como para gloriarse!
¿No saben que "un poco de levadura hace fermentar toda la masa"?
5:7 Despójense de la vieja levadura,
para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura.
Porque Cristo, nuestra Pascua,
ha
sido inmolado.
5:8 Celebremos, entonces, nuestra Pascua,
no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes
sin levadura
de la pureza y la verdad.
pan ácimo de la santidad
5:6 ¡No es como para gloriarse!
¿No saben que "un poco de levadura hace fermentar toda la masa"?
5:7 Despójense de la vieja levadura,
para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura.
Porque Cristo, nuestra Pascua,
ha
sido inmolado.
5:8 Celebremos, entonces, nuestra Pascua,
no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes
sin levadura
de la pureza y la verdad.
La
actitud frente a los hermanos deshonestos
5:9
En una carta anterior, les advertí que no se mezclaran con los deshonestos.
5:10 No quiero decir que se aparten por
completo de los deshonestos de este mundo, de los avaros, de los ladrones
y de los idólatras: de ser así, tendrían que abandonar
este mundo.
5:11 Lo que quise decirles es que no se
mezclen con aquellos que, diciéndose hermanos, son deshonestos, avaros,
idólatras, difamadores, bebedores o ladrones: les aconsejo que ni siquiera
coman con ellos.
5:12 No es asunto mío juzgar a
los que están fuera de la Iglesia. Ustedes juzguen a los que están
dentro;
5:13 porque a los de afuera los juzga
Dios.
Expulsen al perverso de en medio de ustedes.
actitud frente a los hermanos deshonestos
5:9
En una carta anterior, les advertí que no se mezclaran con los deshonestos.
5:10 No quiero decir que se aparten por
completo de los deshonestos de este mundo, de los avaros, de los ladrones
y de los idólatras: de ser así, tendrían que abandonar
este mundo.
5:11 Lo que quise decirles es que no se
mezclen con aquellos que, diciéndose hermanos, son deshonestos, avaros,
idólatras, difamadores, bebedores o ladrones: les aconsejo que ni siquiera
coman con ellos.
5:12 No es asunto mío juzgar a
los que están fuera de la Iglesia. Ustedes juzguen a los que están
dentro;
5:13 porque a los de afuera los juzga
Dios.
Expulsen al perverso de en medio de ustedes.
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