jueves, 19 de mayo de 2016

La Medicina y la Corte

La Medicina y la Corte

















































miércoles, 18 de mayo de 2016






Boris III de Bulgaria



















En la madrugada del 30 de enero de 1894 nacía en Sofia
el primer hijo del matrimonio formado por Fernando I de Bulgaria y  Mª
Luisa de Borbón-Parma. Por aquel entonces Bulgaria era un pequeño
principado que formaba parte del Imperio Otomano, la mayoría de la
población era ortodoxa pero los Príncipes eran católicos por lo que para
contentar a todos el pequeño Boris fue bautizado en ambas religiones.
Al día siguiente de que cumpliera los 5 años moría su
madre y el pequeño Príncipe pasaba a ser educado por su abuela materna,
Clementine de Orleáns. Cuando  ésta murió, Boris que contaba ya 13 años,
pasó a depender directamente de su padre. Fernando  eligió
personalmente a todos sus profesores, y a Boris se le instruyó en casi
todas las disciplinas sin descuidar la instrucción militar y los
idiomas, hablaba francés, alemán, ingles e italiano.
No tuvo una infancia ni una adolescencia feliz, su
padre era un hombre exigente, muy autoritario y no daba muestras de
sensibilidad ni afecto hacía sus hijos, probablemente en un intento de
disimular su comentada homosexualidad.

Fernando I de Bulgaria
En 1908, Bulgaria se había convertido en un estado
independiente y Fernando se había autoproclamado Zar del mismo. Permitió
entonces una mayor libertad a Boris quien, a partir de 1911, justo un
año antes de su mayoría de edad, pudo viajar por Europa y conocer a los
miembros de la realeza y a los gobernantes de otros países.
Mientras esto sucedía en su vida personal, su país,
Bulgaria, había sufrido el fracaso de la segunda guerra de los Balcanes y
había visto como se  empequeñecía su territorio. El final de la Primera
Guerra Mundial supuso otro fracaso y la pérdida de más territorios. El
pueblo búlgaro sumamente indignado presionó al Zar que no tuvo más
remedio que abdicar en su hijo y salir hacia el exilio.
Serían años difíciles los que siguieron a la coronación
de Boris y, una gran depresión económica propició que los partidos de
izquierdas ganaran las elecciones un año después de su llegada al trono.
Se instituyó entonces en el país el gobierno de la Unión Agraria
Popular Búlgara. Este gobierno, contrario a la monarquía, situó  a
Boris  al margen de la política y el Ejecutivo jamás consultaría sus
decisiones al Rey. 
Se vivieron años de inestabilidad, la Unión
Agraria fue apartada del poder por un golpe de Estado que perpetraron
los militares. Se perdieron muchas vidas en las luchas internas.
Boris, que permanecía en la sombra sin desempeñar
ninguna tarea política se dedicaría durante ese periodo a sus aficiones:
la mecánica y la naturaleza. También, y dando con ello muestras de
sensibilidad e inteligencia, emprendería  viajes por su tierra,
visitando los pueblos y las  ciudades de Bulgaria, interesándose por la
vida de sus habitantes y llegando incluso  a convivir con ellos en 
alguna ocasión. De este modo se ganaría el cariño y la lealtad de su
pueblo.
Durante este periodo de inestabilidad y de luchas
internas por el poder Boris sufrió dos atentados. En el primero de ellos
murieron dos personas de su séquito y él resultó herido de bala. Tres
días después de estos sucesos y en el funeral de un general en el que se
esperaba su presencia se produjo el segundo, el estallido de una bomba
 que causó 128 muertos aunque  no logró su objetivo: matar al Rey.
Tras estos atentados Boris emprendería un viaje con su
hermana Eudoxia por distintos Estados, entre ellos Italia. Tenía ya 33
años y sabia que había llegado el momento de elegir esposa. En Italia
conoció a la tercera hija del Rey Victor Manuel III, Juana de Saboya, y
se enamoró de ella. Contrajeron matrimonio  católico en Asís en 1930  y
poco después matrimonio ortodoxo en Sofía. 


Juana de Saboya
Bulgaria continuaba con una gran inestabilidad política
agravada por una nueva depresión económica. Ni el Bloque Popular en el
gobierno ni los comunistas que dominaban los ayuntamientos eran capaces
de mejorar la situación y en 1934 un golpe de Estado coloca en el poder
al círculo del Zveno que establecería una dictadura y  prohibiría todos
los partidos políticos.
Al siguiente año, Boris cogería el timón del país y
mediante otro golpe de Estado se haría con el poder. Sus primeras
medidas fueron reimplantar la constitución y establecer un régimen
parlamentario. Por primera vez en la Historia de Bulgaria las mujeres
tuvieron derecho al voto. Gracias a la política del Rey,  Bulgaria
empezaría a gozar de grandes avances económicos y sociales. Fueron  años
de auge para todo el país.
En política exterior Boris tenía un lema: "Siempre con Alemania y nunca contra Rusia",
y le funcionaría, ya que, con la ayuda de ambos países conseguiría
firmar un convenio por el que le eran devueltos a Bulgaria los
territorios que le fueron arrebatados en la Primera Guerra Mundial.
Pero todo tiene su precio y ya en la Segunda guerra
Mundial, Alemania pasaría su factura. Boris, que deseaba mantenerse
neutral, se vio obligado  a adherirse al Pacto entre Alemania, Italia y
Japón, eso si, manteniendo sus relaciones diplomáticas con Rusia y
negándose a enviar tropas búlgaras al frente.
El Führer deseaba un mayor compromiso por parte de
Bulgaria y en agosto de 1943 cita a Boris para que acuda el día 15 a su
encuentro. Hitler enviaría a su piloto personal, el capitán Hans Baur,
en un Junker 52 para recoger al Monarca y conducirlo a Rastenburg. La
cara del Rey era de autentica preocupación. 
Cuando llegaron a destino  a Boris le sorprende no encontrar esperándole  a su cuñado, Felipe de Hesse, esposo de Mafalda de Saboya y uno de los colaboradores del Führer, y éste hecho  aumentaría su preocupación.


Boris III y A. Hitler
Hitler y Boris no necesitaron intérpretes, hablaron en
alemán y el contenido de su conversación se desconoce. Se sabe que al
término de la reunión el Rey de Bulgaria estaba visiblemente excitado,
lo que hizo imaginar que en la misma se habría producido una fuerte
discusión.
Boris y su cuñado Felipe no consiguieron intercambiar
ni una palabra a solas, y ni durante el almuerzo ni durante la noche se
les permitió que se acercaran, siempre estuvieron rodeados de los
oficiales de la Gestapo. 
De regreso, en el avión del Fhürer, el Monarca no podía
disimular su frustración y desconsuelo. A su esposa, la reina Juana,
tan solo le dijo  que "Las conversaciones con Hitler fueron muy fatigosas" y que estaba extenuado.
El 23 de agosto, ocho días después de su viaje a
Alemania, el Rey sufrió  varios episodios de vómitos.  Se desató la
alarma en palacio y se dio aviso a los médicos. A  los doctores
Balbanof, Kirkovich, Eppinger y Sajitz, que eran quienes le atendían se
les presentaron dudas diagnósticas. Unos pensaron que se trataba de una
Colecistitis, otros de una trombosis coronaria. Tras las pruebas
realizadas las dudas continuaban y entonces surgió otra duda, la peor de
todas, el Monarca podría haber sido envenenado. Como consecuencia 
surgiría la pregunta¿ Había mandado Hitler envenenar al Rey de
Bulgaria?.
Los búlgaros se apiñan alrededor de los aparatos de
radio y escuchan sobrecogidos la fría voz del  primer ministro búlgaro,
el germanófilo Bogdan Filof, en los micrófonos de Radio Sofía: "Su
Majestad el rey, zar Boris III, el Único, tras breve enfermedad, ha
fallecido rodeado de su familia, hoy 28 de agosto de 1943, a las 16:22
horas". 
Dos días después del fallecimiento, el ministro de
Justicia búlgaro publicó el acta de defunción, según la cual la muerte
se debió a "obstrucción de las coronarias, bronconeumonía, edema del pulmón y del cerebro". Pero
lo cierto es que la causa de la muerte todavía no ha sido establecida.
Tenía 49 años. Su hijo Simeón, el heredero al trono, apenas seis.
La Princesa Mafalda de Saboya
había acudido a Sofia para acompañar a su hermana en tan duro trance. A
su regreso a Italia pudo comprobar que  Roma había sido tomada por los
alemanes y que su familia había huido. Según parece Mafalda manifestó al
oficial de la Gestapo que la acompañaba y que le preguntó por la causa
de la muerte de su cuñado: "No trate de descubrir la verdad. Es mucho peor que todo lo que se ha supuesto hasta ahora".
Pero si esto es cierto y si algo sabía Mafalda se llevó su secreto a la
tumba ya que fue confinada en el campo de concentración de Buchenwald
donde murió, mientras  su esposo, Felipe de Hesse, permanecía prisionero
en el de Sachsenhausen.

Monasterio de Rila
 El 5 de septiembre de 1943 se celebraron los funerales
por el rey Boris III en la catedral de Alexander Nevski y sus restos
mortales fueron  inhumados en el monasterio de Rila. En un grandioso
funeral el pueblo búlgaro se despidió del que había sido un querido y
admirado soberano.

jueves, 5 de mayo de 2016






Fernando el Católico ( II)










La guerra se desencadena en Castilla entre los partidarios de Isabel y los de Juana "la Beltraneja".
Fernando al frente de las tropas que defendían a su esposa lucha
denodadamente y es recibido con entusiasmo en las distintas villas,
reconociéndosele como verdadero rey. Las primeras monedas con la F y la Y
entrelazadas se acuñaban ya en Toledo. Concluido el conflicto, los
intereses de los reyes se centrarían en Andalucía. Sería precisamente en
Sevilla donde Isabel alumbraría en 1478 un varón que se convertiría
de inmediato en el heredero de la Corona. 
En 1479 muere Juan II, el padre de Fernando, y éste se ve obligado a
partir para tomar posesión de su herencia que estaba compuesta por cinco
reinos: Aragón, Cataluña, Valencia, Mallorca y Cerdeña a los que había
que sumar el reino de Sicilia del que ya era titular desde hacía varios
años. No iba a tener Fernando la misma libertad que tenía en Castilla
para regir estos reinos. La nobleza territorial era fuerte, existía una
gran depresión económica, las rentas reales eran más bien escasas y
Fernando estaba lleno de proyectos políticos difíciles de consolidar; se
vio obligado, por tanto, a buscar en Castilla los recursos que
necesitaba para llevar sus proyectos a término. 
Las Cortes de Toledo de 1480 eran el eje conductor del fortalecimiento
del reino de Castilla y Fernando consideraba que eran el ejemplo a
seguir en los reinos heredados.
Los años que siguieron fueron dedicados, por ambos esposos, a consolidar
lo logrado por la monarquía y así, en política interior,
institucionalizaron la figura del Corregidor, crearon la Inquisición y
organizaron la hacienda real.  También, como no, dedicaron algún tiempo a
dar más herederos a la Corona - que era otra manera de consolidar lo
logrado - aunque Isabel no volvería a alumbrar a ningún varón. 
Hasta 1492 duró la campaña por la conquista del reino nazarí de Granada,
fue una tarea ardua y difícil que obligó a los monarcas a modernizar el
ejército y a gastar grandes cantidades de dinero en ello pero,
finalmente, el 25 de noviembre de 1491, los reyes Católicos y el rey
Boabdil firmarían las Capitulaciones para la entrega de Granada. 
La rendición de Granada. Francisco Padilla
Una vez conseguido el objetivo de Andalucía y con las enormes
perspectivas abiertas por el descubrimiento de America, la política
internacional de Fernando se centró en las posesiones en Italia y en las
relaciones con Francia. Estaba en la mente de los Reyes Católicos tejer
una la alianza con los distintos países europeos mediante una adecuada
política matrimonial y contaban para ello con suficiente número de
hijas.



Pero no todo podía ser controlado y establecido por la propia voluntad y
la desgracia cayó sobre sus vidas arrebatándoles la muerte a su bien
más preciado, a su hijo Juan,
el único varón, el heredero. No sería esta la única desgracia puesto
que la muerte se llevaría poco después a la siguiente en la linea
sucesoria, la infanta Isabel y posteriormente, al hijo de ésta, el príncipe Miguel, en quien estaban puestas todas las esperanzas de los Reyes
En 1504 fallece Isabel "La Católica" y su testamento es claro, el trono de Castilla sería heredado por su hija Juana, casada con Felipe “El Hermoso
y el regente sería Fernando. Al impacto emocional que la muerte de su
esposa debió de producir en Fernando se unió la debilidad política en la
que quedaba Castilla ya que la mayoría de los nobles, ante la
incapacidad mental de Juana, se posicionaron al lado de su esposo,
Felipe. 
Todo parecía estar en contra de Fernando pero, con la habilidad política
que lo caracterizaba, daría un golpe maestro y se casaría con la
sobrina de su gran enemigo: Luis XII de Francia. Conseguía Fernando con
ello a una joven de 18 años, Germana de Foix,
los derechos sobre Nápoles que formaban parte de la dote de Germana y
además, una alianza con el rey de Francia que debilitaría a su yerno ya
que el monarca francés era hasta ese momento un aliado de Felipe.

La fortuna, siempre caprichosa, también se alió con Fernando y Felipe "El Hermoso" moriría, a pesar de su juventud, en 1506.



Fernando, tras encerrar a su hija Juana en Tordesillas, volvería a dirigir el destino de Castilla como regente. 
Centraría entonces sus esfuerzos en conseguir un heredero para el reino
de Aragón, con el propósito de que fuera un Trástamara y no un Habsburgo
quien portara su corona. Consideraba que siendo su esposa tan joven la
cosa no debía ser difícil pero olvidaba que él tenía 53 años y un
cuerpo desgastado en mil batallas y en muchos lechos distintos del
conyugal. 
Su esposa era una mujer grande y fuerte, amante del buen yantar y a la que P. Sandoval había descrito como "Poco hermosa y algo coja" pero
sus 18 años llenaban de gozo e ilusión a Fernando. Era Germana una
mujer inteligente y sabía muy bien que para obtener el futuro que
deseaba era primordial engendrar un hijo. Pasaron tres años antes de que
lo consiguiera, el fruto de aquella gestación fue un varón que, nacido
en 1509 apenas vivió unas horas. 
Germana de Foix -G. Bausá 


Los cónyuges siguieron persiguiendo con ahínco el ansiado heredero. Las
fuerzas de Fernando, a pesar de la juventud de su esposa, eran cada vez
menores y en 1513 el rey enferma. Martin de Anglería nos cuenta en marzo
de ese año : "Nuestro rey Católico se encuentra algo enfermo y ha vomitado todo lo que ha comido" y sigue diciendo "la
causa es un feo potaje que Dª Germana le hizo administrar a D. Fernando
por mediación de Dª María de Velasco para más habilitarle y que pudiese
tener hijos"
. También y en similares términos se expresa Comenge que llega a decir que: "al rey se le dieron un potaje de turmas de toro". Se ha sugerido también por parte del Dr. Fernández Ruiz que, probablemente, Fernando tomase "Cantaridina",
un potente afrodisiaco, muy peligroso en dosis altas, que actúa
dilatando los vasos sanguíneos y que se obtiene de un insecto verde muy
común en el centro de España. Cabe suponer que su médico de cámara,
Francisco López de Villalobos, ignoraría la toma de dicho afrodisiaco. 
Sea como fuere, lo cierto es que Fernando se encontró mal desde
entonces, tuvo distintos episodios febriles y algún desmayo. Se hallaba
cerca de Trujillo camino de Guadalupe  cuando su estado empeoró y la
comitiva real tuvo que parar y buscar acomodo en la villa de
Madrigalejo. El 23 de enero de 1516  fallecía en esta pequeña aldea. El
Dr. Junceda nos dice que en sus últimos días "no podía andar por su
propio pie haciéndose llevar en una silla de manos, le apareció
hidropesía y finalizó en una insuficiencia cardiaca". 
Como escribió el historiador Pedro Mártir de Anglería, «el señor de
tantos reinos, el adornado de tantas palmas, el propagador de la
religión católica y el vencedor de tantos enemigos, murió en una
miserable casa rústica y, contra la opinión de las gentes, pobre»
.

lunes, 25 de abril de 2016






Fernando El Católico ( I )


















En la villa de Sos, a 10 de mayo de 1452 y a poco de pasar las dos del mediodía venía al mundo el infante D. Fernando, hijo de Juan II de Aragón y de su segunda esposa Juana Enríquez.
El pequeño Fernando no estaba destinado a ostentar la corona de Aragón
pero, el destino es mecido a veces por hilos invisibles y cambia de
rumbo. Tenía Fernando, un hermano mayor fruto del primer matrimonio de
su padre con Blanca de Navarra, a este hermano llamado Carlos y más conocido como "el príncipe de Viana" era al que estaba destinada la corona de Aragón, como primogénito que era de Juan II. 
Las relaciones entre Juan II y su hijo Carlos eran muy malas
hasta el punto de ordenar el padre el encarcelamiento del hijo. Así que,
mientras ellos peleaban, Juana Enríquez tejía los hilos que llevarían a
su hijo Fernando a ostentar la Corona  y ya había conseguido que al
pequeño, con tan sólo 6 años, se le nombrara duque de Montblanch, conde
de Ribagorza y señor de Balaguer, además de otros títulos y señoríos
sicilianos. 
En 1461 muere "el príncipe de Viana" y esto supone una solución,
no sabemos si esperada pero sin lugar a dudas deseada, para Juana
Enríquez. Su querido hijo Fernando ya era el heredero al trono de
Aragón.
En Zaragoza permanecería Fernando completando su educación, y en 1465
sus maestros y educadores considerarían que, a pesar de que sólo contaba
13 años de edad, su altura y su porte eran los suficientes como para
presentar al príncipe ataviado con armadura al frente de las tropas, y
así se hizo. En la batalla conocida como Prats de Rei, apareció el
Príncipe al frente de sus soldados y éste sería uno de los primeros
éxitos de Fernando, puesto que vencieron. 
Mientras el príncipe Fernando continuaba batallando al frente de las
tropas, su madre, Juana Enríquez, libraba las batallas diplomáticas con
Francia en pugna por obtener el reino de Navarra. 
Juana Enríquez moriría en febrero de 1468 dejando a Fernando - que
siempre tuvo en ella una gran aliada - solo. En esa época el Príncipe,
había iniciado ya sus aventuras amorosas y un bastardo suyo estaba a
punto de nacer. Así pues, y a pesar de su juventud, Fernando se había
convertido en un hombre fuerte, en un aguerrido soldado y en un político
en ciernes que ya se había estrenado como tal en alguna negociación,
habiendo dado muestras también de ser un conquistador de corazones
femeninos. Por ello su padre Juan II, consideraría que debía aprovechar
ese perfil tan atractivo de su hijo en beneficio del Reino y nombró a
Fernando rey de Sicilia. No trataba con esto de apartar a su hijo del
reino de Aragón, más bien al contrario, intentaba con esta maniobra
darle un mayor rango y aumentar su atractivo de cara a posibles enlaces
matrimoniales que fueran importantes para la Corona. 
Mientras tanto, en Castilla, se libraban las batallas políticas para
evitar una guerra civil y se llegaba en Guisando - mediante los pactos
del mismo nombre - a reconocer a Isabel, hermana de Enrique IV, heredera al trono de Castilla en detrimento de Juana, apodada "la Beltraneja", e hija de la esposa legitima de Enrique y cuya paternidad era puesta en duda por los nobles castellanos.
Isabel la Católica
La boda de Isabel y Fernando parecía conveniente al rey Juan II, no así
al rey de Castilla, Enrique IV, que intentaría por todos los medios
evitarla. Enrique, en su deseo de impedir la celebración del matrimonio
- pues tenía otros planes para Isabel - la sometía a vigilancia y
vigilaba también las fronteras del reino para impedir la entrada de
Fernando pero, el príncipe lograría burlar la vigilancia y vestido con
ropas de criado llegaría hasta Burgo de Osma donde le esperaba el
arzobispo Carrillo para conducirlo a Dueñas. 
Eran las 10 de la noche del día 14 de Octubre de 1469 cuando Isabel y
Fernando se conocerían al fin. Cinco días después y, tras el juramento
mediante el cuál Fernando se comprometería a cumplir y a obedecer las
leyes del reino de Castilla, se celebraría la misa de velaciones. 
Fernando ya era un hombre casado y Aragón tenía ya una aliada en
Castilla. A sus 17 años Fernando daría ya muestras de ser un hombre
prudente. Escuchaba, se dejaba aconsejar y meditaba pero la decisión
final siempre era la suya. Lo primero que hacen los esposos es mandar
procuradores a Enrique IV garantizándole su obediencia. Isabel quedaría
embarazada a los pocos meses pero la decepción llegaría cuando se vio
que el fruto de la gestación era una niña, ya que, un varón era
considerado necesario para la consolidación de la causa. 
Durante los años que siguieron, Fernando empezaría a demostrar que era
un gran estratega. Además de intentar ayudar a su esposa para que la
nobleza que apoyaba a "la Beltraneja" no lograra sus propósitos,
se posicionaría defendiendo los intereses de otros nobles - como los
Mendoza - que lógicamente se apresurarían a agradecerle el gesto y de
este modo y mientras esperaban la muerte de Enrique IV, los príncipes
iban logrando alcanzar una posición y un prestigio tan grandes que
estaban seguros de que en el futuro la nobleza cerraría filas en torno a
ellos. También acudiría Fernando a las llamadas de su padre desde
Aragón para defender los intereses del que realmente era su reino. 
Así estaban las cosas cuando en diciembre de 1474 muere en Madrid
Enrique IV. Isabel se proclama reina de Castilla al siguiente día de los
funerales sin esperar a su esposo - que se encontraba en Zaragoza -
para hacerlo. Isabel sería proclamada como reina propietaria y Fernando
tan sólo sería el consorte de la reina. 
Coronación de Isabel la Católica. Muñoz de Pablos
Esta situación enfurecería a Fernando y según el cronista Alfonso de
Palencia, Fernando que ya tenía 22 años de edad, amenazaría con
marcharse a su reino si no se aceptaba su derecho a ejercer el poder
real. Isabel lograría convencer a su marido argumentando que teniendo
ellos tan sólo una hija, por el momento, deberían aceptar el privilegio
femenino de ejercer el poder en ausencia de heredero varón legítimo.
Además se reconocería que Fernando no sería solo un rey consorte, sino
que compartiría con Isabel todas las funciones. Tras las negociaciones
Isabel y Fernando firmarían el llamado "documento de la concordia".
                                                                                                                     Continuará...

viernes, 15 de abril de 2016






Federico III de Alemania






Príncipe Federico - Heinrich von Angeli
Federico, que nació en Potsdam en octubre de 1831, era el primer hijo de
un segundón de la dinastía Hohenzollern. Su madre, Augusta de
Sajonia-Weimar-Eisenach era una mujer liberal que había recibido una
buena educación y su padre, Guillermo de Prusia, era el segundo hijo del
rey Federico Guillermo III. No estaba pues llamado a ocupar un trono
pero las carambolas de la vida le llevaron a él, aunque fuera tan sólo
por tres meses.
El matrimonio de sus padres no era feliz. Su padre, que había estado
profundamente enamorado de una princesa polaca, se había visto obligado a
pedir en matrimonio a Augusta por razones de Estado, pero había dicho
de ella que "la princesa es agradable y culta pero no me atrae" y
es de suponer que estos comentarios llegarían a oídos de la flamante
novia que no debió sentirse muy complacida por ellos. No hubo pues buena
relación entre ambos y eso repercutió, como no, en la infancia de sus
hijos. 
Fue su madre, la princesa Augusta, quien puso todo el empeño en que su
hijo recibiera una educación esmerada y Federico demostró ser un alumno
aventajado que además dio muestras de una gran facilidad para los
idiomas pero, como no podía ser de otra manera tratándose de la corte
prusiana, también recibió una extensa formación militar. Se matriculó en
la universidad de Bonn y esa época universitaria acabaría de marcar su
temperamento liberal. 
No era sólo Federico el que tenía ideas liberales. En su país se
empezaba a gestar la idea de una Alemania unida bajo una monarquía
constitucional que garantizara la igualdad de derechos de todos los
ciudadanos. A pesar de que estas ideas dieron lugar a varias
revoluciones, los conservadores lograron frenarlas pero no pudieron
evitar que las ideas liberales continuaran existiendo en la población.
Cuando en 1851 se inaugura la Gran Exposición de Londres, Federico y sus
padres acuden a Inglaterra invitados por la Reina Victoria y es en esa
ocasión cuando Federico conoce a la que con los años se convertiría en
su esposa, la hija primogénita del príncipe Alberto y de la reina
Victoria.
Princesa Victoria - Winterhalter
Gustaba a la soberana del Reino Unido la posibilidad de ese enlace
matrimonial y la idea del mismo también era del agrado de Augusta, la
madre de Federico, no así de su padre que hubiera preferido a una
princesa rusa. En la siguiente ocasión en la que se vieron - un
encuentro propiciado por la reina Victoria que había invitado a Federico
a pasar unos días en Balmoral - ambos jóvenes se enamoraron y se
comprometieron en matrimonio.
Puesto que la princesa Victoria
era aún demasiado joven, los enamorados hubieron de esperar dos años
antes de contraer matrimonio pero al fin el 25 de enero de 1858 se
celebró la boda en el palacio de St. James en Londres. La novia hizo su
entrada acompañada por la marcha nupcial de Mendelssohn siendo ésta,
tal vez, la primera vez que la música de Mendelssohn se oía en una boda.
Formaban una hermosa pareja que además estaba muy enamorada pero, no
iba a ser el suyo un camino de rosas. 
Boda de Federico y Victoria - J. Phillips
Las ideas liberales de Victoria, educada en una monarquía
constitucional, no eran del agrado de su suegro ni tampoco de Bismarck,
que consideraba que Victoria era una mala influencia para el Príncipe y
además el carácter de la nueva princesa no era del agrado de los
prusianos. Victoria era una mujer "estirada" que se consideraba a si
misma superior a su familia política y consideraba a Inglaterra superior
a Prusia, razón por la cual no despertó simpatías en la corte prusiana
que ya de por sí tenía un sentimiento antibritánico muy arraigado. Así
pues, ambos fueron separados de las zonas de influencia y se les apartó
mandándoles a vivir alejados de Berlin, concretamente al palacio de
Potsdam. 
El rey Federico Guillermo IV, no tenía hijos y además en 1858 sufrió una
enfermedad mental que lo apartó del trono. Esto supuso que el padre de
Federico pasara a ocupar la regencia y que fuera coronado rey como
Guillermo I cuando murió su hermano tres años después. Tremendamente
conservador, Guillermo I se apresuró a nombrar a Otto von Bismarck como
canciller y a dejar las riendas de la política del país y de la
unificación de Alemania en sus manos. 
Con la subida de su padre al trono, Federico pasó a ser el Kronprinz y
ya como príncipe heredero, protestó públicamente contra los decretos
restrictivos de las libertades de los ciudadanos promulgados por
Bismarck. Lógicamente esto no gustó al canciller y lo único que
consiguió Federico fue un mayor aislamiento y ser excluído de todos los
asuntos políticos.
Participó como militar en la guerra de los Ducados y fue condecorado por
su valentía. También dirigió el III Ejercito Alemán cuando estalló la
guerra franco-prusiana. Pero, no tenía Federico inclinación militar y si
lo hizo fue porque así se lo demandaba su padre. En varias ocasiones
llegó a decir públicamente que no le gustaban las guerras y que esperaba
no tener ninguna cuando ascendiera al trono. 
Federico conversando con dignatarios - Adolf von Menzel
La unificación de Alemania se llevó a cabo y Guillermo I fue proclamado
Emperador en 1871. El hecho de haberse convertido en heredero de un
Imperio no cambió la vida de Federico, que siguió aislado y con
funciones puramente representativas en bodas, funerales y demás eventos.
Tanto él como los liberales deseaban ardientemente que Federico subiera
al trono pero tardó en hacerlo 27 años. 
Victoria era una madre prolífica y dio al Kronprinz ocho hijos, aunque
dos de ellos no llegaron a la edad adulta. El primero de ellos,
Guillermo, que estaba llamado a convertirse en su heredero nació con una
tara física y ello supuso una dura prueba para ambos cónyuges que, por
incomprensible que parezca sintieron, al menos la princesa Victoria, un
rechazo hacia su hijo. Como consecuencia de ello, las relaciones entre
padres e hijo serían complejas y el que un día se convertiría en el
Kaiser Guillermo II pasaba la mayor parte de su tiempo con su abuelo, el
Emperador, sintiéndose mucho más cercano a las ideas conservadoras de
éste que a las liberales de sus progenitores.
Federico con su hijo Guillermo en Balmoral
En 1887 Federico contaba 55 años de edad y empezaría a experimentar una
ronquera que sería evaluada por el Dr. Gehrardt, uno de los médicos más
eminentes de Alemania. Observó éste una lesión en una cuerda vocal e
intentó extirparla con distintos métodos sin lograrlo. Recurrió entonces
a la opinión del Dr. Bergmann, catedrático de cirugía, quien
diagnosticó cáncer laríngeo. Tras el diagnostico, Bergmann consideraría
que el único tratamiento posible sería la laringuectomía total. La
experiencia en este tipo de intervenciones era poca puesto que la
primera laringuectomía se había realizado tan solo 15 años antes y los
resultados de las que se habían practicado no habían sido demasiado
alentadores.
Ambos médicos explican a los príncipes su diagnóstico y el tratamiento
que consideran oportuno pero interviene entonces la princesa Victoria,
quien convence a Federico para que sea evaluado por un médico inglés -
la Princesa consideraba que su país natal estaba más avanzado que el
resto de Europa - y el elegido fue el Dr. Mackenzie. Como era lógico la
consulta al médico inglés no fue bien recibida en Alemania. Los
conservadores consideraron que se evidenciaba con este acto la enorme
influencia que ejercía Victoria en su esposo y el desprecio que sentía
por todo lo alemán. Por otra parte los médicos alemanes Gerhardt y
Bergmann consideraron la consulta al inglés como una afrenta personal. 
Mackenzie examinó al paciente y concluyó, tras extirpar una pequeña
parte de la lesión y hacerla analizar por el patólogo Virchow, que la
lesión no era maligna. Con la alegría de este diagnóstico los príncipes
decidieron continuar su vida con normalidad. 
En noviembre de ese mismo año Victoria y Federico se encontraban de
viaje en San Remo y el Príncipe sufre un resfriado y ve con preocupación
como en su cuello aparece una tumoración. Avisado Mackenzie acude a San
Remo con urgencia, comprobando el aumento de tamaño de la glándula
submaxilar y diagnosticando, ahora si, un cáncer de laringe de cuya
aparición culpa a los médicos alemanes, pues argumenta que las
manipulaciones a los que éstos le sometieron para extirpar la lesión
habían sido las causantes de la malignización. Aconseja entonces la
laringuectomía que antes desaconsejó, pero en esta ocasión Federico se
niega. 
En febrero de 1888 su estado empeora y los médicos se ven en la
necesidad de practicarle una traqueotomía que lo dejaría sin habla. En
marzo muere su padre y Federico se convertía al fin en Emperador, pero
su estado era ya irreversible y falleció el 15 de Junio. Su reinado
había durado tan sólo 99 días. Poco tiempo para llevar a cabo las
reformas con las que tanto había soñado. 
En la autopsia del Emperador se encontró la laringe destruida por un
carcinoma y se siguieron cruzando acusaciones entre Mackenzie y los
médicos alemanes sobre el error diagnóstico que había retrasado el
tratamiento. 
Los restos mortales de Federico III recibieron sepultura en la Friedenskirche de Potsdam.








martes, 5 de abril de 2016






Isabel María de Austria, "la archiduquesa roja"














La única hija del Kronprinz Rodolfo,
heredero del Imperio Austrohúngaro y de su esposa, Estefanía de
Bélgica, venía al mundo el 2 de septiembre de 1883. Como sucedía en
cualquier familia real o imperial que se preciase, a la niña se le
impusieron hasta cinco nombres, el primero de los cuales era en honor de
su abuela paterna, la emperatriz “Sissi” y, como era también habitual,
se le asignó un diminutivo, Erzsi, por el que todos la conocerían. 
El matrimonio de sus padres, como tantos otros de la realeza, era un
matrimonio impuesto por razones políticas y por lo tanto carente de
afectividad, pero además se dio la circunstancia de que tras el
nacimiento de Erzsi su madre, la archiduquesa Estefanía, quedó
imposibilitada para concebir más hijos, razón por la cual el Kronprinz
no volvería a acercarse al lecho de su esposa. 
La corta edad de Erzsi la mantendría, probablemente, ajena a la
tormentosa vida conyugal de sus padres. Contaba seis años cuando los
terribles hechos sucedidos en Mayerling la dejaron huérfana de padre. Lo
que estos hechos pudieron influir en la formación de la personalidad de
la pequeña lo ignoramos pero lo que si sabemos es que su vida dio un
giro y pasó a vivir bajo la tutela emocional y afectiva de su abuelo
Francisco José. Al quedar viuda Estefanía - que no se encontraba
integrada en la Corte vienesa - pasó a convertirse, al igual que su
suegra la Emperatriz Sissi, en un pájaro errante que pasaba la mayor
parte de su tiempo viajando. Así pues, Erzsi fue una niña mimada y
educada por un abuelo que quería resarcir en ella las malas relaciones
que había mantenido con su hijo, el padre de la que sin duda fue su
nieta favorita. 
Cuando contaba 16 años asistió a su primer baile y parece ser que causó
sensación por su belleza: era rubia, de ojos azules, con un hermoso
cutis y también alta y delgada. Pero esta apariencia de princesa de
cuento de hadas dulce y frágil era, según nos dice en su libro sobre la
Archiduquesa el historiador Friedrich Weissensteiner, tan solo eso,
apariencia. Asegura Weissensteiner que ya entonces Erzsi era
completamente consciente de su rango, sabía lo que quería y sabía
también como conseguirlo.
Francisco José I
Fue precisamente en ese baile donde conoce a un oficial del ejercito muy
apuesto y perteneciente a la nobleza: Otto Windisch-Greatz. La
Archiduquesa quedaría altamente impresionada por este joven que era diez
años mayor que ella. 
Pocos meses después de estos hechos - y para disgusto de Erzsi - su
madre, la archiduquesa viuda Estefanía, contraería nuevo matrimonio.
Durante los esponsales, y tal vez para fastidiar la fiesta, Erzsi daría
la noticia de que también ella iba a casarse con el hombre del que se ha
enamorado. Parece ser que Otto, que era el hombre en cuestión, nada
sabía de los propósitos de la joven y tuvo que ser el propio emperador
Francisco José quien citara en audiencia a un sorprendido Otto, que
argumentó la imposibilidad de poder aceptar la oferta puesto que ya
estaba comprometido. Consideraba el Emperador que el matrimonio con un
lugarteniente del ejercito no era el más adecuado para su nieta, pero
como estaba dispuesto a satisfacer todos los deseos de Erzsi, dio al
traste con los argumentos de Otto recordándole que como oficial del
ejercito debía acatar las ordenes de sus superiores.
La boda se celebró en 1902 en el palacio de Hofburg. La novia había
recibido una cuantiosa dote por parte de su abuelo y conservaba el
titulo de Alteza Real pero había tenido que renunciar previamente a sus
derechos sucesorios. El novio, por el contrario, se sentía
verdaderamente infeliz. No es de extrañar pues que Otto buscara en los
brazos de una actriz joven y hermosa, Louise Ziegler, una pequeña parte
de la satisfacción sentimental que no sentía al lado de su esposa.
Enterada Erzsi, parece ser que, loca de celos, irrumpió en el
apartamento donde su esposo se veía con su amante y descerrajó dos
tiros a la actriz. Esto al menos es lo que publicaba en marzo de 1904 el
periódico The Call y también el The Kingston Daily, aunque aclarando
que fuentes oficiales habían negado absolutamente los hechos y por lo
tanto la noticia quedaba tan solo a nivel de la rumorología. Desde luego
nada fue probado. 
Isabel María y Otto
A pesar del desamor y las desavenencias el matrimonio tuvo cuatro hijos.
Con el paso del tiempo las cosas irían empeorando y lo que un día fue
amor, por parte de la Archiduquesa, se iría transformando en aversión.
En 1911 Erzsi compra el castillo de Shönau y gasta una fortuna en
amueblarlo, probablemente con la intención de pasar temporadas en él sin
su marido pero además decide que pasará los inviernos en Istria con sus
hijos porque el aire del mar - como a su abuela Sissi - le resultaba
beneficioso. 
Es en Istria donde conoce a un oficial de la Marina llamado Egon
Lerch, con quien mantiene una “especial amistad” hasta que en 1915 el
marino encontró la muerte en un submarino que explotó al chocar con una
mina cerca de Venecia. Es en agosto de ese mismo año cuando decide
separarse de su esposo y como correspondía a los miembros de la familia
imperial, Erzsi necesitaría el permiso del Emperador para llevar a cabo
la separación. Pero en este caso, la profunda religiosidad de Francisco
José le impidió satisfacer la petición de su nieta y el permiso fue
denegado. 
A la muerte del Emperador en 1916 la Archiduquesa intenta de nuevo la
separación y solicita la autorización del nuevo Emperador. No la obtiene
y además su madre Estefanía y toda la familia imperial se posicionó en
su contra y dieron su apoyo a Otto. Acostumbrada a conseguir lo que
quería, abandonó a su esposo cogió a sus hijos y se trasladó a vivir al
castillo Shönau. Empezaría entonces una encarnizada lucha por la
custodia de los hijos. La policía, en cumplimiento de una orden del
juez, que había concedido la custodia a Otto, acudió a Shönau con la
intención de llevarse a los niños pero, un piquete de más de cien
trabajadores rodearon el castillo impidiendo el paso a los gendarmes que
finalmente desistieron. El incidente ocupó las paginas de la prensa y
finalmente el juez dio la custodia a la Archiduquesa.
No olvidaría Erzsi el comportamiento de sus familiares y cuando el
Imperio cayó no movería ni un solo dedo para ayudar a su familia.
En 1921 conoce al profesor Leopold Petznek, un político socialdemócrata
diputado del Parlamento de Estado y tres años después se une
sentimentalmente a él. Fue entonces cuando se produce el gran cambio en
la personalidad de Erzsi. El viento que había recorrido Europa
derribando instituciones centenarias sacudió sus hombros e hizo crecer
en ella una conciencia social. El gran parque que rodeaba su castillo
fue abierto para los niños de las barriadas obreras y en él se sembraban
hortalizas que eran repartidas entre la gente necesitada. Ya entonces
se la empezaba a llamar “la Archiduquesa roja”. 
Leopold Petznek,
En 1927 conoce en un mitin político al que se convertiría en el
canciller de la República Austriaca Bruno Kreisky y surgiría entre ellos
una profunda amistad que afianzaría todavía más las ideas
socialdemócratas de la otrora archiduquesa. 
En 1929 Erzsi, que conservaba intacta su gran fortuna y disponía de ella
para ayudar a su partido político compró la Villa Windischgraetz. Su
ex marido y sus hijos, a los que había intentado educar en el espíritu
socialista con escaso éxito, no parecían estar conformes con ello y la
acusaron públicamente de dilapidar su fortuna en pro de la
socialdemocracia. Las relaciones con sus hijos se enfriarían
definitivamente. 
Los tiempos empezaban a cambiar en Austria, el ambiente político entre
conservadores y socialdemócratas se hizo cada vez más denso y enrarecido
y en 1934 una lucha armada que duró varias semanas estalló en Viena. La
socialdemocracia fue condenada a la clandestinidad y Petznek
encarcelado por orden de la dictadura de Dolfuss. En 1944 fue internado
en el campo de concentración de Dachau del que fue liberado al terminar
la guerra. 
En 1948 Erzsi obtiene al fin el divorcio de su primer marido y puede
casarse con Leopold, su autentico amor, que moriría en 1956 dejándola
sumida en una profunda tristeza. 
A partir de ese momento vivió cada vez más recluida, se volvió huraña y
desconfiada y poco a poco una enfermedad reumática la dejaría confinada a
una silla de ruedas. Murió en 1963 como consecuencia de una enfermedad
cardiaca. 
Legó todos sus bienes a la ciudad de Viena y a cuatro ordenes
religiosas. Sus hijos tan solo percibieron la parte que la ley les
otorgaba. Por su expreso deseo fue enterrada en el cementerio de
Hütteldorf, en una tumba sin inscripción ni nombre cercana a la de su
esposo Leopold.



lunes, 28 de marzo de 2016






María Cristina de Habsburgo- Lorena














La prematura muerte de Dª Mercedes de Orleans,
esposa de Alfonso XII, había dejado al Rey sumido en la tristeza y a
España sin heredero. Por ello Cánovas del Castillo trataba por todos los
medios de convencer a D. Alfonso de la necesidad de contraer nuevo
matrimonio. Aceptaría el rey la propuesta y aceptaría también a la novia
elegida: María Cristina de Habsburgo - Lorena.
Crista - éste era su nombre familiar - había nacido el 21 de julio de
1858 en Moravia y era hija de los archiduques de Austria, Carlos
Fernando e Isabel, y prima del emperador Francisco Jose I. Era
inteligente, estudiosa, muy modesta y no demasiado agraciada. Hablaba
con soltura varios idiomas como el inglés, el italiano y el francés
pero no aprendió español en aquellos primeros años de formación, en los
que  hasta llegó a recibir clases de economía y filosofía. 
La emperatriz Maria Teresa de Austria había creado una institución, un
siglo antes de que naciera Crista, donde las damas de alta cuna y
escasos medios pudieran vivir y recibir educación mientras esperaban
casarse, o entrar en religión si no aparecía el novio adecuado.El
nombramiento de abadesa de Nobles Damas Canonesas de Praga le fue
concedido a Cristina por el emperador Francisco Jose cuando ésta
cumplió los dieciocho años ya que tradicionalmente la abadesa de la
institución debía ser siempre una archiduquesa de Austria. 
Pero no estaba destinada Crista a dirigir a las Nobles Damas Canonesas
por mucho tiempo, Cánovas del Castillo se había fijado en ella y, una
vez recabados los informes del embajador español en Viena, consideró que
era la candidata perfecta para convertirse en reina de España.
A pesar de que Alfonso XII había dejado en manos de Cánovas la elección
de su futura esposa, deseaba conocerla antes de dar su definitiva
aprobación pues aunque se habían visto de niños, el recuerdo que de ella
tenía era sumamente vago. El encuentro se produciría en Arcachon, en el
verano de 1879, y no quedaría precisamente entusiasmado el rey de
España con su novia. Se dice que, tras el encuentro, el marqués de
Alcañices, que acompañaba al rey, empezó a ponderar la belleza de Dª
Cristina y que el monarca le hizo callar alegando: " No te esfuerces Pepe, a mi tampoco me ha parecido guapa….pero te habrás dado cuenta de que la que está bomba es mi suegra". Por el contrario a Crista debió gustarle el novio pues al terminar el encuentro exclamó " ! Mamá que guapo es ! ". 
Alfonso XII. Federico Madrazo. Ayuntamiento de Granada
El 29 de noviembre de 1879 y en la Basílica de Atocha se celebraría el
matrimonio. Cristina apareció vestida con un magnifico traje de raso
blanco bordado en plata y confeccionado en Madrid y un manto en el que
brillaba pequeñas flores de lis tejidas en oro. Gustó a los madrileños
su traje pero no su portadora a quien encontraron demasiado "estirada".
El recuerdo de una idealizada Dª Mercedes tan cercana al pueblo y con
tanta gracia y gentileza, estaba presente. Circulaban además numerosas
habladurías, desde afirmar que había sido abadesa de un convento y por
lo tanto monja hasta que llevaba sangre gitana en las venas por haber
nacido cerca de Bohemia. Su desconocimiento de la lengua española y el
hecho de que hubiera traído desde Austria a su médico personal, el Dr.
Riedel, tampoco la favoreció a la hora de granjearse la simpatía de los
madrileños.
El dolor que la muerte de su esposa Dª Mercedes había producido en el
rey no había impedido a D. Alfonso tener aventuras amorosas una de las
cuales, la que mantuvo con la contralto Elena Sanz, le había dado ya un
hijo antes de que se celebrara el segundo matrimonio del monarca. Dª Mª
Cristina fue informada de ello por una de esas almas caritativas que
suelen rodear a las reinas pero, ni una queja, ni un solo comentario
salió de sus labios. 
Se apresuraría el rey a cumplir con sus deberes conyugales y tan solo
diez meses después de la boda Dª Mª Cristina alumbraba a su primer
vástago, una infanta a quien se impuso el nombre de Mercedes en recuerdo
de la primera esposa de D. Alfonso. Intentaba de este modo Crista
granjearse el cariño del rey y de los españoles. No estuvo tan acertada
en la elección del médico que la asistiría en el parto, su empeño en que
ningún médico español estuviera presente y  que tan solo el Dr. Riedel
la ayudara ofendió a los galenos de cámara, a cuya cabeza estaba el Dr.
Alonso Rubio, eminente catedrático de Tocología que, sintiéndose
menospreciado renunció a su cargo. El enfado llegó hasta las altas
esferas políticas.
Mientras Dª Mª Cristina intentaba amoldarse a las costumbres españolas
el rey continuaba con sus devaneos amorosos, a Elena Sanz la sustituyó
otra cantante : Adela Borghi y como era normal la reina fue
oportunamente informada de la existencia de la nueva amante. Las
infidelidades de su esposo la hacían sufrir pero su sentido de la
dignidad le impedirían dar rienda suelta al sufrimiento ni tan siquiera
en su circulo más íntimo. 
En noviembre de 1882 la reina daba a luz de nuevo, fue otra infanta y
ello produciría una gran decepción. Fiel a si misma se hizo asistir por
el Dr. Riedel a pesar del alboroto que se había producido en el anterior
parto. Había dado ya dos hijas al rey y por lo tanto a la Corona
española, pero Crista seguía siendo una figura desdibujada, una sombra
gris que no se atrevía a alterar ni las costumbres ni a los servidores
del Palacio a excepción hecha de lo que atañía a su salud.
Maria Cristina de Habsburgo. Raimundo Madrazo
En el verano de 1885 se declaró en España una epidemia de cólera y uno
de los mayores focos se localizó en Aranjuez. Hasta allí acudió
D.Alfonso para visitar a los enfermos. A su regreso le esperan en la
estación la reina y todo el Gobierno. Cuando el tren llega a la estación
Dª Mª Cristina se abraza a su marido y le dice " Alfonso hoy te quiero como siempre pero te admiro más que nunca". 
En el otoño de ese mismo año, el rey se muestra enfermo, esta más
delgado, pálido, con fiebre constante y una tos que le desgarra los
pulmones. Sus médicos, los doctores Camisón y Sanchez Ocaña deciden
trasladar al monarca al palacio del Pardo esperando que el aire de la
sierra le beneficie. El Gobierno exige a Dª Mª Cristina que permanezca
en Madrid, para no causar alarma en la sociedad, y acatando sus ordenes
la reina acude al palco del Teatro Real  casi cada noche, corriendo
durante el día a visitar a su marido. 
 La muerte de Alfonso XII, que se produjo el 25 de noviembre de 1885,
dejó a DªMª Cristina desolada y embarazada. Cuando se cumplía un mes del
fallecimiento del rey de España, su viuda, rigurosamente vestida de
negro, hacía su aparición el el Palacio de las Cortes para jurar como
Regente la Constitución. A partir de ese momento y dueña ya de la
situación, realizó en Palacio cuantos cambios quiso y trazó un programa
de trabajo riguroso, ordenado e inflexible. 
Habían transcurrido seis meses desde la muerte del rey cuando DªMª
Cristina se pone de parto, la noticia se difunde y llega a la calle
donde el pueblo espera con impaciencia. Se produce un estallido de
júbilo cuando los madrileños escuchan como la artillería dispara una
salva de veintiún cañonazos. Había nacido el ansiado varón, era el 18 de
mayo de 1886 y en esta ocasión si hubo médicos españoles presentes en
el parto. Además, claro esta, del Dr. Riedel la asistieron el Dr.
Sanchez Ocaña, el Dr. Ledesma y el Dr. Candela. 
María Cristina de Habsburgo con Alfonso XIII. Antonio Caba
No fue fácil su regencia, durante los dieciséis años en que la ejerció
tuvo que hacer frente a veinticuatro crisis gubernamentales y se ganó el
respeto de todos por su enorme lealtad. Lo más que pudieron hacer sus
enemigos para desprestigiarla fue apodarla "Dª Virtudes". Hasta Emilio Castelar dijo en cierta ocasión :" En la calle debe uno descubrirse cuando se encuentra al santísimo o a la Reina Regente". Lawrence Lowel dijo de ella que " Dª MªCristina había sido uno de los grandes monarcas constitucionales de Europa". 
Cuando en 1902 su hijo, Alfonso XIII, cumplió la mayoría de edad terminó
la regencia de DªMª Cristina y a partir de ese momento se retiraría a
un segundo plano no volviendo a participar en los asuntos políticos.
Tras el matrimonio del nuevo rey de España Dª Mª Cristina, que no tenía
demasiada empatía con su nuera, decidiría construirse en el propio
Madrid una casa para lo cual compró un terreno en el Paseo de Rosales.
Finalmente todo quedaría en un proyecto puesto que D. Alfonso no estuvo
dispuesto a consentir que su madre saliera de Palacio. 
Los inviernos los pasaba Dª MªCristina en Madrid y los veranos en su
palacio de Miramar. Había perdido ya a sus dos hijas mayores y desde que
acabó la 1ª Guerra Mundial solía pasar unos días en Suiza donde se
reunía con sus hermanos. 
El 6 de febrero de 1929 se despertó a las dos de la madrugada con un
fuerte dolor en el costado. Su doncella, Martina, que dormía en la
habitación contigua llamó al Dr. Petinto, que se encontraba de guardia,
no dio tiempo a que llegara el Dr. Alabern que era el que se ocupaba de
la salud de la soberana en aquellos años. Murió a consecuencia de un
infarto cardiaco.





domingo, 13 de marzo de 2016






Maud de Gales. Reina de Noruega




La que fuera la última de los hijos de los Príncipes de Gales, Eduardo
y Alejandra,  vendría al mundo en Marlbourgh House, un frío día de
noviembre de 1869. Durante su infancia pasaba, al igual que el resto de
sus hermanos, largas temporadas en Sandringham, la otra residencia de
sus padres y todos los años acompañaba a su madre, danesa de nacimiento,
a visitar a sus abuelos maternos en Dinamarca.
Era una niña tímida y enfermiza y su educación fue meramente
convencional. No era bella, no tenía carisma y ni siquiera era
agraciada físicamente, pero con el tiempo  se iría puliendo y daría
ejemplo de elegancia y estilo destacando, al menos en esto, entre otras
princesas de la época. 
Durante varias semanas al año compartía juegos y, mas tarde, bailes y
diversiones con sus primos daneses en el palacio de Fredensborg, no es
extraño por tanto que se enamorase de uno de ellos. Fue Carl el elegido y
el que pidió su mano en 1896. Carl era un Oficial de la Marina danesa,
apuesto, simpático y con gran don de gentes. Toda la familia, tanto la
danesa como la británica, estaban contentos con el noviazgo y se
lanzaron a preparar una boda que sería la última a la que acudiría su
abuela, la reina Victoria. Sólo una sombra se proyectaba en el horizonte
de Maud: vivir lejos de su amada Inglaterra. 
Se casaron el 22 de julio de 1896 en la capilla privada del palacio de
Buckingham y recibieron por parte del padre de la novia, el Príncipe de
Gales, un regalo muy especial y que jugaría un papel importante en la
vida de Maud: un palacete al que llamaron Appleton y que se encontraba
dentro de la propiedad de Sandrinham. Por tanto al lado de la familia. 
Ceremonia matrimonial de Maud y Carl
Los daneses recibieron a Maud con verdadero entusiasmo, la habían visto
en sus tierras desde pequeña y además era nieta de los reyes, por tanto
medio danesa. Por desgracia el entusiasmo no fue mutuo. Maud añoraba
todo lo inglés y además al ser su esposo un oficial de la Marina tenía
demasiado tiempo para dedicarse a esta añoranza. Se quejaba
constantemente de que el frío clima danés perjudicaba sus bronquios y,
con esta excusa, se fue acostumbrando a realizar, cada vez con mayor
frecuencia, escapadas a su casa de Appleton.
Al principio todo el mundo consideraba normal la nostalgia de la
princesa por su familia y su país de origen, pero poco a poco se fue
viendo que había también otras razones. La principal era que Maud se
aburría mortalmente en Dinamarca, consideraba que la sociedad danesa era
provinciana, extremadamente reducida y con excesivos escrúpulos morales
que, para ella, rayaban en la mojigatería. Su familia danesa empezó a
mirar con malos ojos el empeño de la princesa por permanecer en suelo
inglés y el pueblo danés empezaba ya a preguntarse qué ocurría para que
la princesa permaneciese tan poco tiempo en Dinamarca. La conclusión de
la mayoría de la gente era que la pareja estaba tardando demasiado en
engendrar un hijo. 
Por fin Maud queda encinta, y el estado de buena esperanza es anunciado
con gran alegría pero ocurre algo que los daneses no entienden: la
princesa Maud pasa todo el embarazo en Inglaterra y es allí en Appleton
donde, en julio de 1903, alumbrará a un varón que recibirá el nombre de
Alejandro y que será su único hijo. El tiempo tardado en procrear, el
hecho de que la gestación se desarrollara en Inglaterra y que incluso se
produjera allí el parto fueron dando lugar a múltiples  especulaciones
a lo largo de los años que han llegado hasta nuestros días. Maud
permaneció en Inglaterra con su hijo hasta que, varios meses después del
nacimiento, el príncipe Carl acudió a por ella. Cuando llegó a
Copenhagen su hijo tenía ya nueve meses. En total había permanecido
fuera de Dinamarca dos años. 
En 1905 Noruega se separa de Suecia y los noruegos ofrecen el trono de
su país al príncipe Carl de Dinamarca. Acepta el príncipe y Maud se
convierte de este modo en Reina consorte de Noruega. En su deseo de
congraciarse con el pueblo noruego Carl cambia su nombre por el de
Haakon VII y el de su hijo Alejandro por el de Olav. 
Maud se daría cuenta de que su libertad se había acabado y que en lo
sucesivo tendría que cumplir con lo que se esperaba de ella y se dispuso
a realizar su papel de Reina con la mayor dignidad. Participó en
cantidad de obras sociales, protegió a los jóvenes artistas, aprendió a
esquiar y realizó todas aquellas cosas que sabía iban a satisfacer al
pueblo noruego, consiguiendo de ese modo ganarse su cariño. Seguía sin
ser bella pero, tenía mucho estilo, vestía con elegancia y los noruegos
se sentían orgullosos de ella. Aunque visitaba cada año su país natal,
permanecía muy poco tiempo en Inglaterra.
En 2004,el autor Tor Bomann-Larsen da origen a una gran polémica al
afirmar en su libro ”Haakon y Maud”, que el Rey Olav no era hijo de
Haakon. Según dicho autor la Reina Maud fue inseminada en Inglaterra por
el médico de su padre, Sir Francis Laking, con semen de su propio hijo
Guy Laking. Asegura Bomann que durante los diez meses anteriores al
nacimiento de su hijo, Haakon y Maud solo estuvieron juntos una vez.
En marzo de 2005, Odd Arvid Storveen, un historiador de la Universidad
de Oslo, publicó una reseña del libro de Bomann-Larsen en la revista
Historisk Tidsskrift, en la que afirma que no se ha encontrado ninguna
prueba que avale la hipótesis de Bomann. 
La inseminación artificial no era común en aquella época pero desde
luego no era una práctica desconocida entre los médicos, puesto que la
primera inseminación confirmada fue llevada a cabo por William Pancoast en 1884. 
También el historiador Svein Blindheim ha barajado la posibilidad de que
Maud no fuera la madre biológica y de que el príncipe Olav fuera
adoptado 
La salud de Maud siempre había sido quebradiza, en 1938 estaba en
Inglaterra cuando le sobrevino un fuerte dolor abdominal. Fue
intervenida quirúrgicamente pero a los pocos días sufrió una
insuficiencia cardiaca que le costó la vida. El Rey Haakon acudió de
inmediato y trasladó el cuerpo de su esposa a Noruega.
Sus restos fueron depositados en el mausoleo real del castillo de Akershus.









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