miércoles, 18 de mayo de 2016

Shavuot | Keter le Israel | Página 2

Shavuot | Keter le Israel | Página 2








SHAVUOT 5771 (8 y 9 de Junio de 2011).Preparativos para la entrega





En Rosh Jodesh Siván – primer día del mes de Siván
(que en aquel año, 2448, cayó en el primer día de la semana), los Benei
Israel arribaron al desierto de Joreb.
¿Por qué fue que Hashem no presentó a Su pueblo la Torá tan pronto
como ellos abandonaron Egipto? ¿Por qué El esperó siete semanas entre
ietziat Mitzraim y matán Torá (salida de egipto y entrega de la Torá)?


En el medio del año escolar, un joven muchacho cayó enfermo y fue
obligado a permanecer en su hogar. El tuvo que yacer en cama por muchas
semanas. Cuando finalmente le fue permitido levantarse, se sentía
fatigado y lucía pálido. Un día después, el teléfono sonó en la casa del
muchacho. Era el director de la Ieshivá local quien dijo al padre, “Yo
escuché que vuestro hijo ya no está enfermo. ¡Es tiempo para él de
regresar al colegio!”

“¡Imposible!” protestó el padre. “El muchacho no está listo para eso.
Permítale permanecer en casa por dos o tres meses para convalecer y
volver a ganar su fuerza por medio de una nutritiva dieta. ¡Luego él
será capaz de asistir a la escuela!”


Similarmente, Hashem no consideró a los Benei Israel aptos para
recibir la Torá inmediatamente después de su partida de Egipto. El dijo,
“Ellos aún sufren de los efectos posteriores del trabajo esclavizado
Egipcio. Dejemos que permanezcan en el desierto por unos pocos meses,
coman del man (alimento espiritual que Hashem entregó a los judíos en el
desierto) y de las codornices, y beban el agua del Manantial. Cuando se
hayan recuperado, Yo les entregaré la Torá.”


Además de eso, cuando los Benei Israel abandonaron Egipto, mucha
rivalidad y contienda era hallada entre el pueblo. Ellos abandonaron la
ciudad de Sucot teniendo discusiones, y cuando acamparon en su próximo
destino, Etam, la discordia aún prevalecía. Hashem no podía otorgar Su
Torá a personas que no estaban en paz entre sí. Finalmente, al arribar
en el desierto de Sinai, ellos pusieron fin a todas las disputas y se
unieron. Dijo Hashem, “¡La Torá de Paz les puede ser ahora entregada
puesto que han aprendido a vivir en armonía entre sí!” Cuando entraron
al desierto de Sinai también hicieron teshuvá por su pecado anterior de
haber descuidado el estudio de Torá en el lugar Masa Umerivá.


En el día de su arribo a la montaña, que fue el segundo día de la
semana, Hashem no se dirigió al pueblo porque ellos estaban aún débiles
del viaje. Ellos descansaron en el lado este de la montaña.


En el tercer día de aquella semana, Hashem convocó a Moshé a la cima
de la montaña y le dio las siguientes instrucciones relativas al método
de preparar a los Benei Israel para matán Torá: “Habla a las mujeres aún
antes que a los hombres; dirígete a ellas dulcemente y dáles los
principios generales. Los hombres, por el contrario, deben ser enseñados
de una manera severa y deben estar bien versados en todos los
intrincados detalles de las halajot (leyes).”

¿Por qué Hashem ordenó que las instrucciones concernientes a matán Torá
fueran dadas primero a las mujeres y sólo después de ello a los hombres?

Existen varias razones:

1. Así como las mujeres se vuelven obligadas a observar mitzvot a los
doce años de edad, un año antes de que los hombres lo estén, así a ellas
les fueron dadas las mitzvot primero en matán Torá.

2. Si las mujeres fueran de tal modo distinguidas, ellas ejercerían el
más grande esfuerzo para proveer a sus hijos de una educación de Torá.

3. Hashem dijo, “Cuando Yo di la primera mitzvá a Adám y no a Javá, ella
en consecuencia pecó. Ahora a todas las mujeres les será dirigida la
palabra primero para que no crean que sus transgresiones de las mitzvot
son menos serias que aquéllas de los hombres.”

4. Serles dirigida la palabra primero fue también un honor especial para
las mujeres. Les fue concedido porque los Benei Israel fueron redimidos
de Egipto en el mérito de las rectas mujeres.


Hashem predijo a Moshé, “Yo Me presentaré a ti en una densa Nube y
todo el pueblo escuchará cuando Yo te hable, para que ellos todos crean
en ti y en los profetas que te sucederán por todo el tiempo después.”
(Las palabras de Hashem implicaban que en Har Sinai, todo K-lal Israel
escucharían cómo Hashem se dirigía a Moshé. Esto los convencería a ellos
de la verdad, que Moshé era verdaderamente el mensajero de Hashem.)

En aquel mismo día, Moshé también recibió el mandamiento de fijar
límites para el pueblo al pie de la montaña. Moshé retornó a los Benei
Israel al anochecer y transmitió las palabras de Hashem a los Ancianos
en la presencia del pueblo íntegro. Subsecuentemente, él les describió
el gran castigo por transgredir las mitzvot y la recompensa por
cumplirlas. Todo K-lal Israel estaban deseosos de aceptar la Torá y
contestaron, “Naasé – todo lo que Hashem dijo, nosotros haremos.”


A pesar de que el pueblo accedió a permanecer dentro de los límites
fijados para ellos al pie de Har Sinai, no estaban enteramente
satisfechos con el mensaje que Moshé había confiado. Ellos deseaban
escuchar a Hashem Mismo y no meramente ser dados prueba del hecho que
Moshé era Su mensajero. “¡Quien aprende algo de un mensajero no es lo
mismo al que lo escucha del Rey!” exclamaron. “Nosotros queremos ver a
Hashem y escuchar las palabras de Su boca.” En aquel tiempo, no eran
conscientes del impacto aterrador que la revelación de la shejiná
tendría sobre ellos. Más tarde lamentaron su pedido original y
solicitaron a Moshé continuar hablándoles en lugar de Hashem.


En la temprana mañana del cuarto día de la semana, Moshé retornó al
Cielo para informar a Hashem de su réplica. (En verdad, Hashem no tenía
la necesidad de escuchar la respuesta de Moshé. Moshé demostró por su
conducta que es correcto para un mensajero llevar una respuesta a
alguien quien encargó tal respuesta.) El confió en que mientras el
pueblo había accedido a permanecer al pie de la montaña, ellos habían
expresado su deseo de ser dirigidos la palabra directamente por El.
Hashem respondió a Moshé, “Yo concederé su petición. Yo Mismo descenderé
sobre Har Sinai a la vista de la totalidad de K-lal Israel.” En aquel
día, Moshé fue solicitado de instruir al pueblo a prepararse ellos
mismos para matán Torá separándose de sus esposas, tevilá (inmersión), y
lavando sus vestimentas. Estas purificaciones debían durar dos días, y
en el tercer día, Hashem les entregaría la Torá.A pesar de que Hashem
había designado sólo dos días de purificación, Moshé entendió Su
verdadera intención – que era correcto añadir un tercer día como una
precaución especial. El por consiguiente ordenó al pueblo prepararse
para matán Torá durante un período de tres días. Al retornar al pueblo
al anochecer del cuarto día de la semana, él les ordenó a ellos,
“Preparáos vosotros mismos hoy y también en el quinto y sexto día,
porque en Shabat, la Torá os será entregada.”

Hashem concordó con la decisión de Moshé.


Después de haber pronunciado la palabra naasé (nosotros haremos) y
purificarse ellos mismos por tres días, los Benei Israel parecían
ángeles. Ellos alcanzaron nuevamente el nivel de Adám antes de que él
pecara y estuvieron listos para recibir la Torá. Antes de matán Torá,
Hashem curó todos los defectos físicos de K-lal Israel. Hashem examinó a
los Benei Israel quienes partieron de Egipto y los encontró
imperfectos. Algunos de ellos eran rengos, ciegos, o impedidos de otro
modo. Dijo Hashem, “¿Cómo puedo Yo entregar Mi perfecta Torá a una
nación que es imperfecta? Con todo, en lugar de esperar a que la próxima
generación crezca y demorar matán Torá, ¡Yo curaré a este pueblo!”
Hashem entonces curó a todos sus ciegos, un hecho el cual es derivado
del pasuk (versículo) respecto a matán Torá, “el pueblo íntegro vio”
(Shemot 20:18). El curó a aquéllos que eran sordos, como está enunciado
que todos contestaron “todo lo que Hashem diga nosotros haremos y
oiremos” (íbid. 24:7). Todos aquéllos quienes eran rengos fueron también
curados, como está enunciado, (íbid. 19:17), “y ellos estaban parados
al pie de la montaña.” Asimismo Hashem los curó de toda otra
incapacidad. Todos ellos tenían que estar en posesión de todas sus
facultades para una perfecta aceptación de la Torá, porque si algunos de
ellos no hubieran visto u oído a la shejiná (Presencia Divina), su
experiencia de matán Torá hubiera sido incompleta.


Cuando Hashem seleccionó la montaña sobre la cual la Torá iba a ser
entregada, una discusión estalló entre las montañas. Cada una insistía,
“La Torá será entregada sobre mí.” Har Tabor vino saltando desde Beit
Eilam y Har Carmel desde Aspamia, clamando, “¡Soy yo la que Hashem
quiere!” Hashem, no obstante, las rechazó a ellas todas, diciendo,
“¿Montañas, por qué vosotras discutís? Sóis todas defectuosas. Idolos
fueron erigidos sobre la cima de cada una de vosotras. Har Sinai es bajo
y por consiguiente nunca sirvió como un lugar de adoración de ídolos.
Por lo tanto, es digno de recibir a la shejiná.” Hashem consecuentemente
descendió sobre Har Sinai.


Rabino Moshe Weissman


(selección extraída del libro “El Midrash Dice” por Rabino Moshe Weissman, © Ed. Benei Sholem)

SHAVUOT 5771 (8 y 9 de Junio de 2011).Naase VeNishmá (Haremos y escucharemos)





Los judíos no celebran las festividades como meras fechas de
aniversario. Cada año causa una expansión y profundización del mensaje
transmitido la primera vez. Si Shavuot es la celebración del
recibimiento de la Torá en el Monte Sinaí hace 3,300 años, entonces
Shavuot este año nos dará un aspecto de la Torá que no recibimos el
último año o ninguno de los años anteriores.

Cada Yom Tov (día festivo) decimos la bendición “Shehejeyanu…” que se
traduce: “Bendito Hashem… Quien nos ha dado vida, nos ha sustentado y
ayudado a alcanzar este tiempo”. ¿De qué estamos agradeciendo a Hashem?
¿De ser capaces de consumir más alimentos? ¿De ser capaces de dormir la
siesta? ¿Estamos realmente agradeciendo a Hashem de hacernos llegar a
este tiempo?

La respuesta es que este tiempo nos está enriqueciendo de una forma que
nunca antes nos había enriquecido. Por lo tanto, agradecemos a Hashem
permitirnos alcanzar este tiempo cuando recibimos un entendimiento nuevo
que nunca nos había sido dado previamente.

¿Qué entendimiento nos da Shavuot, el día del recibimiento de la Torá?
Puesto de manera simple, nos da el entendimiento de na-asé venishmá.
Na-asé Venishmá



El segundo día de Siván -justamente unos días antes que recibiéramos la
Torá – el pueblo judío le dijo a Moshé: “Todo lo que Hashem nos diga, lo
haremos”. Moshé subió a la montaña y Hashem le instruyó enseñar dos
mitzvot al pueblo que lo prepararían para kabalat HaTorá (el
recibimiento de la Torá): prishut (separación de relaciones conyugales) y
hagbalá (límites alrededor de la montaña). Cuando Moshé regresó con el
pueblo el 4 de Siván, dijeron: “Todo lo que Hashem diga, na”asé venishmá
haremos y escucharemos”. Repitieron “haremos” y añadieron
“escucharemos” es decir, trataremos de entender.


¿Qué es lo que estos términos significan realmente? Si dijeron uno, ¿para que añadieron otro?

Podemos empezar respondiendo estas preguntas formulando otra: ¿existe
alguna diferencia entre los mandamientos que observa un gentil – un
verdadero gentil bueno que cree en Hashem – y aquéllos que un judío
religioso observa? Más específicamente, los gentiles tienen siete
mandamientos que deben observar – uno de ellos, por ejemplo, no robar –
¿existe alguna diferencia entre su mandamiento de no robar y el
mandamiento judío de no robar?

A primera vista, uno pensaría que no hay diferencia. Sin embargo, sí existe.

Pregunta a un gentil ético por qué uno no debería robar, y te va a decir
que si no existe respeto por la propiedad de otros no habría ley ni
orden. La sociedad se destruiría. Por lo tanto, te contestaría que ya
que la gente tendría una necesidad inherente de robar, es necesario
contrarrestarla con las leyes en contra del robo. Es por esto que D-os
nos ordenó no robar.

Rabí Eljanán Wasserman, zt-l, preguntó: Sabemos que cada ser humano será
juzgado por Hashem un día. Sin embargo, ¿cómo puede Hashem juzgar a un
gentil por no cuidar sus siete mandamientos? Puede decir que nunca oyó
hablar de ellos. O decir que creció en una comunidad de ladrones y
asesinos, con padres que eran drogadictos. ¿Cómo puede ser que el no
observar los siete mandamientos sea usado en su contra?

Sin embargo, Rabí Wasserman respondió: los siete mandamientos son leyes
exigidas por la lógica natural. Son instintivas. Su lógica inherente se
nubla sólo cuando uno se corrompe. Así, de acuerdo a Rabí Wasserman, los
gentiles son responsables de observar los siete mandamientos de Noaj no
importando cuáles sean sus antecedentes, porque los siete mandamientos
son naturalmente razonables. Tienen una filosofía en sí mismos. Y la
filosofía dicta la ley.


Cualquier religión basada en los siete mandamientos de Noaj es una
religión válida. Y más gentiles deberían ser seguidores fervientes de
tales religiones. Sin embargo, cuando una ley es ley porque se adapta al
entendimiento humano está, por definición, limitada al entendimiento
humano. Sus objetivos son solamente para aquellas cosas que los seres
humanos pueden concebir, el objetivo supremo es el funcionamiento
armonioso de la sociedad. El problema con esto es que implica que D-os
creó leyes con objeto de corregir la naturaleza humana. Sin embargo, si
D-os hubiera querido, habría creado un mundo donde la naturaleza humana
fuera perfecta, donde no hubiera pobres y nadie quisiera robar. Si
sientas un mono a la mesa con un plato de dinero, ¿lo va a robar? No. No
obstante, pon un plátano en el plato y sí lo hará. Hashem no le dio al
mono la necesidad de robar dinero y Él tampoco se la tenía que dar a los
seres humanos. Por lo tanto, decir que la verdadera razón por la que
uno no debe robar es porque la humanidad se beneficia con esta ley, es
una falacia. Implica que Hashem tiene que reaccionar a las deficiencias
del mundo. Hashem creó también las deficiencias.


“2,000 años antes de la creación del mundo, Hashem creó la Torá”


“No robarás” fue escrito 2,000 años antes que el mundo empezara a
existir. Así, cuando llegó el tiempo para Hashem de crear el mundo, Él
preguntó: “¿Qué tipo de mundo necesita la Torá? Si la Torá dice “No
robes” entonces debo crear un mundo donde la gente quiera robar”.

Por lo tanto, el argumento de que la Torá fue escrita para que la
humanidad funcione bien es superficial. ¡La humanidad fue creada para
cumplir la Torá!

Y es por esto que los mandamientos de los judíos difieren de los que
corresponden a los gentiles. Para el gentil, el objetivo de la ley es
por el bien de la humanidad. Para el judío, el objetivo de la ley es por
el bien de D-os; sirve al Plan Divino. En verdad, además de servir al
plan de Hashem, los mandamientos también mejoran la condición humana.
Sin embargo, la responsabilidad principal y más grande de un judío es
realizar los mandamientos porque de alguna manera cumple el Plan Divino
al hacerlo así.


Si pudiera expresar una analogía, piensa en una computadora
programada para ganar millones de dólares de valores de renta. Todo lo
que requiere es que el operador contratado para usar la computadora siga
las instrucciones hasta sus más finos detalles. Como un valor agregado,
la computadora está programada de tal manera que si el operador oprime
la combinación correcta de teclas en el momento adecuado, se produce una
hermosa melodía. Por lo tanto, mientras la persona está ejecutando el
programa también está tocando música hermosa.


Ahora, imagina que se le pregunta al operador después de usar la
computadora durante varias semanas qué es lo que está haciendo.
“¿Haciendo? ¿Acaso no puedes oír? Estoy tocando música hermosa”.

Ésta es una respuesta tonta. Está en un proceso para ganar miles de
millones de dólares y ¡todo lo que cree que está haciendo es tocar
melodías! Hashem fue bueno con nosotros ya que mientras nos puso en la
tarea de ejecutar Su propósito en la creación, nos dio la capacidad de
gozar la “música” del momento. Los mandamientos de Hashem sirven un
doble propósito. Cumplen Sus necesidades y las nuestras. Sin embargo,
somos tontos si pensamos que todo lo que estamos logrando es aquello que
podemos percibir que nos beneficia.


La Torá es una idea muy bonita. Mejora la vida familiar, la vida
comunitaria, etc. No obstante, cumplirla solamente por esas razones es
pensar en términos gentiles. Cumplimos la Torá porque Hashem nos dijo
que lo hiciéramos; porque Él nos dijo que podemos estar seguros de que
nuestra observancia produce algo millones y millones de veces más grande
que cualquier cosa que percibamos. Y después de eso la cuidamos por las
razones evidentes, por el mejoramiento que trae al individuo y a la
comunidad.


Los Sabios explican que la bondad de los gentiles es pecado,
queriendo decir que cuando un judío sigue valores – aun valores
religiosos – que están basados en razonamientos seculares y no judíos,
es un pecado. Para los gentiles está bien. Todo debe ser explicable a
sus mentes racionales. No obstante, para el judío, no robar u observar
cualquier otro mandamiento paralelo de la misma forma que un gentil, es
un pecado. Es por esto que la razón para que un judío no robe, debe ser
diferente a la razón por la que un gentil no roba. Un judío no roba,
primero, porque así dice en la Torá. Esto se llama, na-asé, haremos; lo
vamos a hacer sin cuestionar, a pesar de que nuestras mentes racionales
encuentren o no atractiva la idea. Lo haremos porque el Creador del
cielo y la tierra dijo que lo hagamos. Después de eso, buscaremos
nishmá, entendimiento.


El orden de na-asé venishmá es de suma importancia. El máximo
objetivo de un no judío es entender con su mente racional todo lo que
pueda. Después, y sólo después, procede a hacerlo. Esto es nishmá
venaaasé, el entendimiento precede a la acción. El objetivo de un judío
es más elevado porque se esfuerza en cumplir los mandamientos de Hashem
aun si su mente racional le dice lo contrario. Na-asé venishmá
transforma el intelecto de un instrumento que informa al cerebro humano
acerca de todo lo que ve, a un instrumento que permite al cerebro humano
entender más de lo que puede ver. Ver es creer, pero creer es más que
ver.


Antes del Monte Sinaí el pueblo judío era todavía miembro de la raza
humana. No tenían más elección que la de actuar sobre lo que el
intelecto les decía. Sin embargo, en el Monte Sinaí se les dio acceso a
una revelación más grande que el intelecto humano. Se volvieron judíos,
miembros del pueblo elegido de Hashem.


(selección extraída del libro “Autoestima” de Ezriel Tauber, © Ed. Jerusalem de México)

Tizku Leshanim Ravot


“Tizku Leshanim Ravot Neimot Ve Tovot”

Buena Salida de Pascua de Shavuot 5770

B.H. años mejorados

Una Noche Maratónica de Torá





¿Qué significado tiene el estudio de la Torá para el Pueblo Judío? Y ¿vale realmente la pena quedarse despiertos toda la noche?
Es tradicional en Shavuot quedarse despiertos toda la noche
estudiando Torá. ¿Por qué? Porque ésta es una declaración de nuestra
prioridad: ¡La Torá vale estar despiertos toda la noche!


El estudio de la Torá está considerado como la más importante de
todas las mitzvot, porque abre la puerta a la observancia de otras
mitzvot. El Talmud dice (Shabat 127a): “El estudio de la Torá es
equivalente a la suma total de todas las otras mitzvot”.


El Rabino Emanuel Feldman, en su libro “On Judaism” (Sobre Judaísmo)
(Shaar Press, 1994), explica maravillosamente la importancia del estudio
de la Torá:


El estudio de la Torá es una mitzvá específica en Deuteronomio 6:7
(que recitamos diariamente en Shemá): “Deberás enseñarles cuidadosamente
a tus hijos” –con lo que nos ordena transmitir la Torá a la generación
siguiente… “y deberás hablar de ellas (palabras de Torá) mientras estés
sentado en tu hogar, mientras camines en el camino, cuando te vayas a
acostar y cuando te levantes” – con lo que nos ordena estudiar Torá.
Esta necesidad de dedicarnos a conocer la Torá, trabajar sobre ella,
esforzarnos por comprenderla, darle primera prioridad – se repite una y
otra vez a lo largo de la Biblia…


Nuestra historia nos demuestra que en el momento que el estudio de la
Torá es descuidado, se abre el camino hacia la asimilación del Pueblo
Judío en los pueblos que le rodean. Sin equivocación, históricamente,
cada comunidad judía que no enseñó ni estudió Torá como su primera
prioridad gradualmente desapareció de la escena.


Más allá de todos los buenos motivos racionales, la Torá es el puente
misterioso que conecta a los judíos con Dios, a través del cual ellos
interactúan y se comunican, y por medio del cual Dios cumple con Su
pacto con Su pueblo de mantenerlos y protegerlos.


Por ello no es sorprendente que el estudio de la Torá sea tan central
para nosotros. Es la primera bendición que un recién nacido recibe:
“…así ingrese a la Torá, al palio nupcial, y a las buenas acciones”. El
libro de rezos está lleno de peticiones a Dios para ayudarnos a entender
Su Torá…


Esto explica porqué, en una comunidad judía tradicional, el que es
respetado y mirado con mayor admiración es el erudito de Torá – no el
artista, o el atleta…


Cuando estudiamos Torá, no estamos estudiando un texto abstracto y
arcano del mundo antiguo. Estudiamos el camino que Dios quiere que
vivamos en esta tierra… (Nosotros) estamos de hecho ocupados en
descubrir la esencia del judaísmo, en otras palabras, la esencia de
nosotros mismos.


Como un Pez Fuera del Agua


A través de los tiempos, los judíos han realizado tremendos
sacrificios personales para no perder el estudio de la Torá. El Talmud
describe el destino de Rabi Akiva:


En el siglo primero, los romanos intentaron aniquilar al judaísmo e
hicieron que el estudio de la Torá fuese ilegal. Rabi Akiva no pudo
soportar la idea de abandonar la Torá, así es que juntó a sus discípulos
y les enseñó Torá. Pappus ben Yehudá vino y encontró a Rabi Akiva
enseñando Torá públicamente. Él le preguntó: “Akiva, ¿no tienes temor
del gobierno?”.


Rabi Akiva contestó: “Se lo voy a explicar con una parábola:”


Un zorro iba una vez caminando a lo largo de un río, y vio peces
pululando de un lado a otro. El zorro les dijo: “¿De qué están
escapando?”.


Los peces contestaron: “De las redes de los pescadores”.


El zorro dijo: “¿Les gustaría venir a la tierra seca?”.


Los peces contestaron: “¿Son ustedes los llamados animales más
inteligentes? ¡Ustedes son tontos! Si tenemos miedo en el elemento en
que vivimos ¡Cuánto más tendremos en el elemento en que moriremos!”.


Rabi Akiva explicó: “Así es también con los judíos. Está escrito:
‘(La Torá) es tu vida y el largo de tus años’. Si la descuidamos, cuanto
peor estaremos”.


Muy pronto, Rabi Akiva fue arrestado y puesto en prisión, y Pappus
ben Yehudá también fue arrestado y encerrado junto a él. Rabi Akiva
dijo: “Pappus, ¿Qué estás haciendo aquí?”. Él contestó: “¡Afortunado
eres, Akiva, que has sido atrapado por mantenerte ocupado con la Torá!
¡Infortunado Pappus, quien ha sido agarrado por mantenerse ocupado con
cosas ociosas!”. Los Romanos ejecutaron a Rabi Akiva a través de rasgar
brutalmente la piel de su cuerpo con tenedores de hierro. Mientras él
era torturado, Rabi Akiva alegremente recitaba el Shemá –”Escucha Oh,
Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es Uno”.


Sus perplejos alumnos preguntaron, “Rabino, ¿cómo puede usted alabar a Dios en medio de esta tortura?”.


Contestó Rabi Akiva: “Toda mi vida creí que una persona debe dar el
100 por ciento a Dios. ¡Ahora que tengo la oportunidad, yo alegremente
lo hago!”.


Por supuesto que Rabi Akiva quería vivir. Pero para él, la vida sin
Torá no valía la pena ser vivida. Es como esperar que un pez viva sin
agua. Como el Talmud señala: “Una voz resonó del cielo y proclamó:
‘Afortunado eres tú, Akiva, quien murió mientras pronunciaba el Shemá'”.


De hecho, la Torá es la esencia del Pueblo Judío, nuestra propia vida y alma. Sin ella, literalmente no tenemos existencia.

¿Que Paso en el Monte Sinai?: Tablas para la Vida





Comparando las dos tablas: una contiene obligaciones hacia Dios, la otra contiene obligaciones hacia la gente.
La Torá contiene 613 mandamientos. Pero en el Monte Sinai – la única
ocasión en la historia en que el Pueblo Judío en su totalidad tuvo un
encuentro cara a cara con D-os – D-os eligió enfatizar 10.
Los primeros dos de los Diez Mandamientos fueron escuchados directamente
de la boca de D-os, sin Moisés como intermediario, mientras que los
otros ocho fueron escuchados a través de Moisés.
De acuerdo a muchos comentaristas, el primero no es realmente un
mandamiento, sino que tiene la naturaleza de una afirmación
introductoria a todos los mandamientos. Pero hay un común denominador
especial que unifica estos 10, y los aparta de todos los demás; son los
únicos mandamientos que aparecen en las “Tablas de la Ley”.
La importancia de ser inscritos en las tablas es explicada por Moisés de la siguiente manera:

“Él (D-os) te dijo a ti su pacto que Él te ordenó cumplir, las 10
declaraciones, y las inscribió en dos tablas de piedra”. (Deuteronomio
4:13)
Estas 10 declaraciones tienen un doble aspecto. Aparte de ser
mandamientos por sí mismos, como el resto de los 613, ellos constituyen
un pacto especial entre D-os e Israel. Nos referimos a ellos en la
Hagadá de Pesaj como las “Dos Tablas del Pacto”. Es el aspecto de pacto
el que proponemos explorar en este ensayo.
El Pacto




Un pacto no es un lazo místico y espeluznante, sino
simplemente un término elegante para un contrato. Todo contrato es un
acuerdo negociado entre dos partes. En general, cuando se llega a tal
acuerdo, se certifica y cada una de las partes recibe una copia
notariada para que tengan un registro de sus derechos y obligaciones en
el contrato. Al describir los Diez Mandamientos como un pacto, la Torá
nos informa que las tablas representan una copia del acuerdo contractual
entre D-os y el Pueblo Judío. Las tablas que recibimos en Sinai
constituyen la copia notariada de Israel.

Pero esta parece ser una alarmante idea. ¿En qué sentido pueden
mandamientos, que básicamente son órdenes emitidas por D-os, ser
descritas como acuerdos negociados?
Para entender mejor el aspecto contractual de estos mandamientos,
revisemos el proceso de negociaciones que llevó a su culminación.
La Oferta
Cuando Moisés subió al monte por primera vez, después de que el Pueblo
Judío acampó a sus pies, D-os envió a Moisés de regreso a los judíos con
el siguiente mensaje:

Ustedes han visto lo que hice a Egipto, y que los transporté en las alas
de águilas y los traje a Mí. Y ahora, si Me obedecen y cumplen Mi
pacto, ustedes serán para Mí el más amado tesoro de todos los pueblos,
porque Mío es el mundo entero. Ustedes serán para Mí un reino de
sacerdotes y una nación santa (Éxodo 19:4-6).
Este discurso contiene la oferta de D-os.
Najmánides explica qué está siendo ofrecido: El mundo entero pertenece a
D-os, pero Él puso a las otras naciones bajo las reglas de ángeles. Un
“amado tesoro” es algo que uno nunca deja que escape de la vigilancia
propia y cuidadosa. D-os ofreció al Pueblo Judío Su atención personal.
Él por Sí mismo atenderá los asuntos del Pueblo Judío, en vez de
entregarlos a la jurisdicción de ángeles como hace con otras naciones.
Pero esta oferta de jurisdicción Divina personal, contiene en realidad
dos partes. Aparte de la promesa de cuidado en este mundo, también
ofrece una entrada al mundo venidero. Porque un objeto preciado nunca
pierde su valor, y permanece por siempre precioso. Alguien preciado para
D-os, quien es eterno, se quedará con D-os para la eternidad. Si Israel
acepta la oferta de D-os y se convierte en su objeto preciado, eso
inmediatamente extiende el trato al dominio de lo eterno.

Estas dos ideas están contenidas en las dos frases “un reino de
sacerdotes”, una referencia a este mundo, y “una nación santa”, que es
una referencia al mundo venidero. Noten que la palabra “santo” en hebreo
siempre implica separación de lo físico. Por lo tanto, una “nación
santa” es una nación en un sentido no-físico, una nación de otro mundo.
La Aceptación
Moisés vino y convocó a los ancianos del pueblo, y puso frente a ellos
todas estas palabras que D-os le había ordenado. Todo el pueblo
respondió junto y dijo, “¡Todo lo que D-os ha dicho nosotros haremos!”
(Éxodo 19:7-8).
Este versículo describe la aceptación del Pueblo Judío a la oferta de D-os.
Moisés presentó la proposición a los ancianos para que ellos circularan
entre el pueblo, obtuvieran sus reacciones y deliberaran la respuesta,
pero el pueblo se adelantó a este proceso de deliberación declarando
entusiasta su aceptación inmediata y unánime con una sola voz.
Los judíos obviamente pensaron que esta era una excelente oferta. Ellos
aceptaron inmediatamente sin deliberación previa. Pero debe haber
fuertes condiciones implicadas.
De hecho las hay – las condiciones son los mandamientos mismos.
Para entrar al pacto debes aceptar los Diez Mandamientos. ¿Pero qué es
tan difícil de estos mandamientos? Una lectura superficial no muestra
nada controversial o difícil de cumplir.
La lógica nos dirige a una mirada más profunda de estos mandamientos para una respuesta.
Es inmediatamente aparente que están divididos en dos partes.
Efectivamente la tradición judía enseña que hay dos tablas: 1) una
correspondiente a las obligaciones hacia D-os, y 2) otra compuesta de
las obligaciones hacia el prójimo. Pero si las examinamos más de cerca
podemos ver que están relacionadas.
Refirámonos a las dos tablas, por el bien de la simplicidad, como la tabla de D-os y la tabla del Hombre, y veámoslas en pares.
Yo Soy D-os / No Matarás
El primer mandamiento en la tabla de D-os es la aceptación de D-os como
nuestro gobernante. Él nos sacó de la esclavitud de Egipto para que
podamos convertirnos en Sus sirvientes en vez de ser los sirvientes del
Faraón. Paralelo a este mandamiento en la tabla del Hombre, encontramos
el mandato en contra del asesinato. La implicancia es clara. El acto de
asesinato representa una violación en espíritu del primer mandamiento en
la tabla de D-os.
Quienquiera que derrame sangre de hombre, por el hombre será derramada
su sangre; porque a la imagen de D-os Él hizo al hombre. (Génesis 9:6)
La prohibición en contra del asesinato está basada en el hecho de que el
hombre es la imagen de D-os. Cuando tomas una vida humana estás
destruyendo la imagen de D-os.
Y si un hombre comete un pecado cuya sentencia es la muerte, deberá
morir y lo colgarás en la horca. No dejarás su cadáver durante la noche
en la horca, sino que ciertamente lo sepultarás ese mismo día, ya que un
colgado es un insulto a D-os… (Deuteronomio 21:22-23)
El Talmud (Sanedrín 46b) dice que asesinar a un ser humano es semejante a
asesinar el hermano gemelo de D-os. No puede imaginarse una violación
más grande del espíritu del primer mandamiento en la tabla de D-os.
No Tendrás Otros D-oses / No Cometerás Adulterio




El segundo mandamiento en la tabla de D-os es el mandato
en contra de la idolatría. En la tabla del Hombre encontramos el mandato
en contra del adulterio.
El mandato contra los ídolos es una prohibición acerca de obtener la
gratificación de D-os contra Su voluntad, obteniéndola de segunda mano.
El idólatra quiere obtener una porción de la gratificación Divina, pero
no de acuerdo a la política de D-os. Como parte de la concesión del
libre albedrío al hombre, D-os hace esto posible.
La institución del matrimonio, cuya santidad es violada por el pecado
del adulterio, es el regalo de D-os en contra de la soledad. El símbolo
humano del amor que extingue la soledad es la mujer.
D-os explicó la creación de la mujer de la siguiente forma:

No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayudante correspondiente a él. (Génesis 2:18)

D-os hizo esto partiendo al ser humano en dos, curando así la
existencial angustia de la soledad. Ambos el hombre y la mujer,
comparten este regalo igualitariamente, pero ella es el símbolo de la
curación Divina. En el esquema de D-os cada matrimonio es formado con la
idea de que cada miembro de la pareja es el complemento del otro.
El adulterio es tomar este regalo Divino e ir en contra de la política y
el deseo de D-os. Esta cura para la angustia humana estaba dirigida a
un receptor diferente. De esta forma el adulterio es semejante a la
idolatría.
No Jurarás en Vano / No Robarás
El tercer mandamiento en la tabla de D-os es la prohibición contra los
falsos juramentos, que está en paralelo a la prohibición del robo en la
tabla del Hombre.
D-os es la fuente de toda realidad. Sustituir la realidad que D-os
estableció por una realidad falsa es una perversión del trabajo de D-os.
El falso juramento es una afirmación de que D-os está asociado con una
realidad que Él no pretendía.
Así como D-os es la fuente de toda realidad, Él es la fuente de toda
gratificación. Algo destinado para Rubén no puede sustentar a Simón. Si
D-os lo destinó a Rubén, la apropiación de Simón de eso es también una
perversión de la verdadera realidad.
Si no fuera por el hecho de que la conexión de D-os con la realidad está
oculta por la naturaleza para permitirle al hombre libre albedrío,
nadie podría estirar su mano para tomar lo que le pertenece a otro. La
mano se estiraría y el objeto robado desaparecería tan pronto como
llegara a las manos equivocadas.
Cuiden el Shabat / No Darás Falso Testimonio
El cuarto mandamiento en la tabla de D-os es la observancia del Shabat.
En su paralelo en la tabla del Hombre está la prohibición de dar falso
testimonio.
La observancia del Shabat es un testimonio de la creación de D-os. Si
D-os es el creador, Él es también la fuente de todo el poder creativo en
el mundo. Todo lo que el hombre crea y consigue es en realidad una
canalización del poder creativo de D-os. Si el mundo no estuviese
diseñado para ocultar la presencia de D-os, para concederle al hombre
libre albedrío, las leyes de Shabat serían una representación exacta de
la creación. Sólo D-os crea; el hombre apenas disfruta de la
gratificación del poder creativo de D-os.
La falta en la observancia del Shabat es un acto de falso testimonio.
Este falso testimonio afirma que hay un mundo no creado, sin propósito y
sin destino final.
Levantar falso testimonio contra el prójimo pone al prójimo en un mundo
que no fue creado por la canalización del poder creativo de D-os. El
falso testigo creó este universo alternativo en su testimonio. Por ende,
la falta de observancia de Shabat y el levantamiento de falso
testimonio son paralelos exactos.
Honra a Tus Padres / No Codiciarás




El último mandamiento en la tabla de D-os es respetar a
nuestros padres. En paralelo a este mandamiento, en la tabla del hombre
está la prohibición contra codiciar la mujer del vecino o cualquier cosa
perteneciente a tu vecino.
En vez de comenzar con la tabla de D-os y luego pasar a la del hombre, tomemos el camino opuesto en este caso.
Ibn Ezra hace una provocativa pregunta sobre la prohibición de codiciar:
¿Cómo es posible ordenarle a una persona a no desear algo que es
inherentemente deseable?
Podemos comprender fácilmente la prohibición de materializar deseos
ilícitos en la vida real, pero estas prohibiciones con respecto a la
materialización ya están mencionadas en las primeras cuatro
prohibiciones de la tabla del Hombre. ¿Cómo podemos relacionarnos con
esta prohibición contra el deseo mismo?
Ibn Ezra responde con una metáfora. Por las reglas de la naturaleza
humana, el campesino codicia a la esposa de su compañero campesino y no a
la hija del rey. Cuando ve a la princesa pasar en su carruaje, incluso
si la encuentra hermosa, él no la codicia. Ella está más allá de su
alcance. Cualquier pensamiento que pueda tener sobre ella son más que
deseos realizables, puras fantasías.
Si una persona está correctamente orientada en el mundo, todo aquello
que pertenece a otra persona está en la misma relación con él como la
inalcanzable princesa al campesino. D-os le da a cada uno las cosas que
necesita tener para conducir exitosamente sus vidas. No son las
circunstancias las que determinan que tiene cada persona; sino que es
determinado por decisiones Divinas, que están basadas en consideraciones
racionales sobre que es beneficioso.
Si las cosas que yo deseo están dentro de mi alcance permitido, entonces
tengo derecho a asumir que D-os las puso ahí a propósito, porque
realmente las puedo usar para alcanzar las metas que Él puso para mí. Si
no están dentro de mi alcance permitido, debo concluir que ellas no son
buenas para que yo las tenga y mi única relación con ellas es el
inofensivo mundo de fantasía de mi imaginación.
Codiciar cosas que pertenecen a otras personas es la señal de peligro
más clara de que la vida está fuera de foco. En el mundo de acuerdo a
los Diez Mandamientos, cada persona es única ante los ojos de D-os; cada
persona es un socio en el pacto. Cada uno de estos socios vive en su
propio mundo, rodeado de las cosas que él necesita específicamente para
poner a prueba su compromiso hacia la relación de sociedad del pacto, y
para ayudarlo a crecer en la totalidad de su potencial como socio de
D-os.
El mundo no es una jungla en la que todos competimos por el mismo
premio, que correctamente pertenece de acuerdo a la ley de la jungla al
más rápido y capaz. En un mundo como ese, cualquier cosa que otro tenga,
es una clara posibilidad para mí también, especialmente si me considero
a mi mismo más adecuado. En el mundo de la jungla está permitido
codiciar cualquier cosa sin importar lo que sea. Siempre y cuando vayas
quitando las cosas de las manos de su dueño actual en formas que la
sociedad no prohíbe, no estás haciendo nada malo. La persona que codicia
está viviendo en el mundo equivocado.
Volviendo a la tabla de D-os, encontramos la misma idea expresada en el
mandamiento de honrar a los padres. Este mandamiento no tiene nada que
ver con el respeto y la gratitud convencionales. Para la mayoría de
nosotros quienes hemos tenido la buena fortuna de ser criados en hogares
normales y amorosos, los sentimientos de gratitud hacia nuestros padres
son una parte inseparable de nuestra visión del mundo. No hay necesidad
de reforzar la naturaleza humana a través de mandamientos. Pero el
honor referido aquí es un tema totalmente diferente.

El honor es asignado en base a lo que consideras importante en la vida,
no en base a la gratitud. Cada persona siente la atracción de los
desafíos del mundo esperándonos ahí afuera. El atractivo de ideas nuevas
y estilos de vida diferentes es una fuerza muy poderosa entre todos
nosotros. Tendemos a tratar condescendientemente al mundo de nuestros
padres, como si estuviera fuera de moda o fuera antiguo. Sentimos la
necesidad de abrir nuestras alas y volar en nuevas direcciones.
Pero el mundo en que D-os nos puso es el mundo de nuestros padres. Tres
compañeros unen fuerzas en la creación de una persona: D-os, el padre y
la madre (Talmud, Nidá 31a). D-os no elige sus compañeros al azar. Si el
seleccionó a estos compañeros en particular, Él quiere que el niño esté
sometido a su mundo. Los valores transmitidos por nuestros padres crean
el trasfondo de nuestra vida, seleccionado por D-os mismo. Los padres
deben ser honrados, no meramente amados.
Codiciar lo que pertenece a otro y no honrar a nuestros padres tienen la
misma fuente en común, la creencia de que uno está en el mundo
equivocado.
En Conclusión
El tema predominante en las tablas es que es imposible separar nuestras
interacciones con las otras personas de nuestras interacciones con D-os.
En el mundo del pacto, donde Israel se convierte en un pueblo de
sacerdotes y en una nación santa, la santidad de D-os se propaga para
abarcar todos los aspectos de la vida. No hay escapatoria de Él.
El pacto no se trata de la obediencia a las órdenes de D-os, o la
adopción de ciertas costumbres y prácticas. El pacto se trata de la
voluntad de habitar un mundo común y compartido con D-os, donde cada
aspecto y relación en la vida está influida por el hecho de que tiene
lugar en Su abarcadora presencia. Para alguien que desea vivir en su
propio espacio, el pacto es una carga intolerable.
Resulta que la oferta de D-os de hacernos un pueblo de sacerdotes y una
nación santa es una espada de doble filo. Ya que también debemos estar
dispuestos a convertirnos en un pueblo de sacerdotes y en una nación
santa. Esto supone habitar un mundo donde es imposible trazar líneas
distintivas entre las áreas designadas como sagradas, y aquellas que
pueden ser consideradas seculares o comunes.
Nos convertimos en aquellos sacerdotes sagrados sólo al permitir que las
dos tablas de la ley converjan en una sola estructura de pacto. Las
condiciones relacionadas a la oferta de D-os son las cadenas que atan lo
secular y lo sagrado para formar un sola y coherente vida.

Rut y la Reencarnación





Entre los temas del Libro de Rut hay una trama
secundaria fascinante con una estructura mística que toca el tema de la
reencarnación y la trasmigración de energías espirituales.
La historia comienza con Elimelej, Naomi y sus dos hijos, Majlón y
Kilyón, yéndose de la hambruna que atacó a Betlehem hacia la diáspora de
Moab. Elimelej muere poco después de la partida; nuestros Sabios
explican que su muerte fue una consecuencia espiritual de haber cerrado
su mano hacia los pobres y abandonar la Tierra de Israel. Sus hijos, sin
embargo, no se dan cuenta de la indicación, y continúan por el camino
errado casándose con las princesas moabitas, Orpa y Rut.


Majlón y Kilyón llevaban casados casi 10 años, cuando ambos mueren
por razones espirituales, sin dejar hijos. Naomi, desolada, decide
regresar a Betlehem. Ella besa a sus dos nueras y se despide. Orpa
regresa a la casa de su madre moabita, pero Rut pronuncia sus famosas
palabras: “… Donde tú vayas, yo iré, y donde tú duermas, yo dormiré. Tu
pueblo es mi pueblo, y tu Dios es mi Dios…” (Rut 1:16).


Después de un largo viaje a pie, las dos mujeres llegan a Betlehem.
Rut, como los pobres de Israel, comienza a recoger los tallos de cebada
que quedan en los campos, para alimentar a su suegra y para sí misma. El
comportamiento modesto de Rut la destaca sobre otros recolectores y
llama la atención de Boaz, el anciano dueño del campo. Boaz comparte el
almuerzo con Rut, y la invita a continuar recolectando en su campo.


Cuando Naomi se entera de la interacción de Boaz con Rut, le explica a
Rut el concepto de matrimonio por levirato y le indica que Boaz está en
la línea de los posibles parientes para liberarla.


Es ahí donde la trama secundaria comienza. El matrimonio por levirato
(yibum) es una mitzvá que recae sobre el hermano de un hombre casado
que muere sin haber tenido hijos. A fin de mantener tanto el alma del
difunto como sus activos dentro de la familia, el hermano (u otro
pariente cercano) es obligado a casarse con la viuda y recobrar las
propiedades de su hermano. El primero de sus hijos será contado como un
descendiente del difunto y heredará todo.


¿Cómo opera esto? ¿Cómo la simiente de un hombre produce un hijo de otro hombre?


La Rebetzin Tehilla Jaeger enseña que como en este mundo lo físico
está inextricablemente entrelazado con lo espiritual, junto con la
transferencia de material genético es también transmitida la “genética”
espiritual. Los greco-sirios entendieron esta idea y la explotaron
cruelmente. Durante el período en que la historia de Januká sucedió, se
le requería por ley a una novia judía someterse a los placeres del
gobernador griego antes de permitírsele casarse. Ese fue el intento de
los helenistas de usar las fuerzas espirituales inherentes en su
simiente para entrometerse en la nación judía desde adentro. Ellos
entendieron que, aunque ella no concibiera en su noche con el
gobernador, su energía permanecería dentro de ella y se manifestaría en
su descendencia. De esta forma los greco-sirios tenían la esperanza de
apresurar la helenización de los judíos.


Llevando este concepto un paso adelante, Najmánides explica que el
matrimonio por levirato es en realidad un vehículo para la
reencarnación. La reencarnación ocurre cuando Dios da a un alma una
segunda oportunidad para cumplir con su destino. Ocasionalmente, un alma
no cumple con lo que le fue destinado lograr al ser enviada a la
tierra. Si el alma logra una masa crítica de su objetivo, pero no llegó
ni cerca de su potencial, entonces Dios puede darle una oportunidad
adicional. A veces Dios hace esto después de que el cuerpo muere por
“causas naturales”, mientras que a veces Él causa una muerte “prematura”
y sacar rápidamente al alma fuera del cuerpo antes de que se cause
mayor daño a sí misma. En ambos casos, Dios le permite nacer de nuevo
para tener un nuevo comienzo.


Pero el alma antigua no puede estar cómoda en cualquier cuerpo nuevo;
el emplazamiento de un alma en un cuerpo específico es coordinado
cuidadosamente. Cada cuerpo físico es construido en forma precisa para
ser el mejor contenedor para cada alma que alberga. El alma de un esposo
fallecido estará mejor en un cuerpo que sea lo más parecido
genéticamente al cuerpo previo. Místicamente, esto se logra de la mejor
forma a través de la simiente del difunto. Crear este vehículo para el
alma del difunto es considerado un acto de bondad.


¿Y qué sucede si la viuda o el hermano del difunto no quieren entrar
en esta relación? Se realizada ante un tribunal rabínico una ceremonia
llamada jalitzá. El hermano del difunto se quita el zapato de su pie, y
su nombre es llamado “la casa del que tuvo su zapato removido”. Esto
ocurrió en la historia de Rut. El pariente más cercano disponible para
rescatar la herencia de Majlón rehusó casarse con Rut, temiendo manchar
su linaje casándose con una moabita conversa. Su comportamiento fue
visto con tanta negatividad que los versos se refieren a él utilizando
el seudónimo “Plony Almony” (el equivalente judío a “fulano de tal”) con
el fin de deshonrarlo al no incluir su nombre en la historia. ¿Pero por
qué someter al hermano que se niega a casarse con la viuda a una
ceremonia tan extraña de sacarse un zapato? ¿Cuál es la relación entre
los zapatos y el matrimonio?


Los Cabalistas comparan el cuerpo a “la suela del alma.” Igual como
una persona quisquillosa necesita zapatos para proteger sus pies
mientras está parada en la suciedad y el barro, también el alma requiere
un “zapato” para que la proteja durante su estancia en un mundo físico.
El Malbim explica que cuando un hombre muere sin haber tenido hijos,
deja su esencia agitada y amenazada dentro de su esposa, a causa de la
disipación de su nombre y su memoria. Al rechazarse un matrimonio por
levirato, al alma del marido difunto se le niega el “zapato” que
necesita para reentrar a este mundo y cumplir con su destino.


Esto explica por qué Naomi le dio instrucciones a Rut de ir al
granero en la noche, acostarse cerca de Boaz y descubrir sus pies (Rut
3:4). Aunque inicialmente su comportamiento puede parecer inapropiado,
el significado del mensaje de Rut para Boaz era que el momento para la
acción había llegado: ya sea “descubrir los pies” de su difunto marido, y
frustrar el regreso de su alma, o proporcionarle un “zapato” a su alma
casándose con Rut.


El rasgo de carácter predominante de Rut era la bondad. Esto la llevó
a no considerar la posibilidad de casarse con un hombre más joven y
adecuado. En su lugar, eligió casarse con Boaz, un hombre que la doblaba
en edad. Esto es porque el enérgico deseo de Rut era proporcionar este
vehículo para el alma de su marido fallecido.


Boaz reconoció, a través de observar sus actos de modestia y bondad,
que las intenciones de Rut eran puras, y él siguió su plan. Rut concibió
en la noche de su matrimonio, y cuando el bebé nació, los versos dicen
que “un hijo nació para Naomi” (Rut 4:17) – así se confirma que el alma
que Rut trajo a este mundo era en efecto la reencarnación de Majlón.


El nombre del niño fue Obed. Él llegó a ser el padre de Ishai, cuyo
hijo David, compuso el libro de los Salmos y se convirtió en Rey de
Israel. Es de David que todos los otros reyes de Israel descendieron y
de quien descenderá finalmente el Mesías.


Rut alcanzó alturas espirituales extraordinarias: ella ligó su alma
al Pueblo de Israel, mantuvo a su suegra, redimió el alma de su antiguo
marido, y obtuvo el mérito de ser la progenitora de quien traerá la
redención final para el mundo.

El ABC de Shavuot





Es irónico que Shavuot sea una
festividad tan poco conocida. Porque en realidad, Shavuot conmemora el
evento más importante en la historia judía – la entrega de la Torá en el
Monte Sinai.

Shavuot es la culminación de la “cuenta del Omer” de siete semanas de
largo, que comienza después de Pesaj. El mismo nombre “Shavuot”
significa “semanas”, en reconocimiento a las semanas de expectación que
nos llevan a la experiencia en Sinai. (Dado que Shavuot ocurre 50 días
después del primer día de Pesaj, es a veces conocida como “Pentecostés”,
una palabra griega que significa “la festividad de 50 días”).


3.300 años atrás, después de haber dejado Egipto en la noche de
Pesaj, los judíos viajaron hacia el Desierto del Sinai. Ahí, el Pueblo
Judío completo – 3 millones de hombres, mujeres y niños – experimentaron
directamente la revelación divina:


Dios les habló de en medio del fuego; ustedes estaban oyendo el
sonido de palabras, pero no estaban viendo una forma, sólo un sonido. Él
les dijo de su pacto, ordenándoles cumplir los Diez Mandamientos, y Él
los grabó en dos tablas de piedra (Deuteronomio 4:12-13).


La entrega de la Torá fue un evento de inmensas proporciones que
grabó indeleblemente al Pueblo Judío con un carácter, fe y destino
únicos. Y en los 3.300 años desde que ocurrió este evento, los ideales
de Torá – monoteísmo, justicia, responsabilidad – se han convertido en
la base moral de la civilización occidental.


¿Cómo Celebrar Shavuot?


Quizás la razón para el relativo desconocimiento de Shavuot es porque
esta festividad no tiene “símbolos” obvios del día – es decir, no hay
Shofar, no hay Sucá, no hay Janukiá.


En Shavuot, no hay símbolos que nos distraigan del foco central de la
vida judía: la Torá. ¿Entonces como conmemoramos Shavuot? Es una
altamente expandida costumbre quedarse despierto toda la noche
estudiando Torá. Y ya que la Torá es el camino a la auto-perfección, el
estudio de la noche de Shavuot es llamado Tikún Leil Shavuot, que
significa “un acto de auto-perfección en la noche de Shavuot”.


En los servicios de la sinagoga en la mañana de Shavuot leemos el
libro bíblico de Ruth. Ruth era una mujer no-judía cuyo amor por Dios y
la Torá la llevaron a convertirse al judaísmo. La Torá indica que las
almas de los eventuales conversos también estuvieron presentes en Sinai,
como dice: “Yo estoy haciendo [el pacto] con aquellos que están aquí
hoy, y también con aquellos que no están hoy aquí” (Deuteronomio 29:13).


Ruth tiene otra conexión más con Shavuot, y es que ella se convirtió
en ancestro del Rey David, quien nació en Shavuot, y murió en Shavuot.


En Shavuot es costumbre decorar la sinagoga con ramas y flores. Esto
es porque el Monte Sinai floreció el día en que se entregó la Torá. La
Biblia también asocia a Shavuot con la cosecha de trigo y frutas, y
marca el momento en que se traían los primeros frutos al Sagrado Templo,
como una expresión de gracias (ver Éxodo 23:16, 34:22 y Números 28:26).

Es uno de los días más sagrados del año judío, y es también uno de los menos conocidos. ¿De qué se trata Shavuot realmente?


Alimentos Lácteos


Hay una costumbre judía universal de comer alimentos lácteos en
Shavuot. Varias razones han sido dadas por los sabios, siendo algunas
más convincentes que otras. Aquí ofrecemos una selección:


El libro bíblico Cantar de los Cantares (4:11) se refiere al dulce
valor nutritivo de la Torá diciendo: “La dulzura de la Torá mana de tus
labios, como miel y leche yace bajo tu lengua”.

El versículo en Éxodo 23:19 yuxtapone la festividad de Shavuot con la
prohibición de mezclar leche y carne. En Shavuot, por lo tanto comemos
cenas separadas – una de leche y una de carne.

Con la recepción de la Torá en el Monte Sinai, los judíos inmediatamente
se vieron obligados a cumplir las leyes de Shejitá – matanza de
animales. Ya que no tuvieron tiempo de preparar carne casher, ellos
comieron lácteos en su lugar.
Peregrinaje al Muro Occidental
En 1967 concluyó la Guerra de los Seis Días, sólo unos pocos días
antes de Shavuot. Israel había recuperado el Muro Occidental, y por
primera vez en 19 años los judíos tenían acceso al área que rodea al
Monte del Templo, el sitio más sagrado del judaísmo. En Shavuot mismo,
el Muro Occidental se abrió para los visitantes, y en ese memorable día
más de 200,000 judíos viajaron a pie al Muro Occidental (en Jerusalem
los autobuses no transitan en las festividades judías).


En años siguientes, este “peregrinaje peatonal” se ha vuelto una
tradición recurrente. Temprano en la mañana de Shavuot – luego de una
noche completa de estudio de Torá – las calles de Jerusalem están llenas
de decenas de miles de judíos caminando hacia el Muro Occidental.


Esta tradición tiene un precedente bíblico. Shavuot es una de las
tres festividades de peregrinaje del judaísmo, cuando todo el pueblo se
reunía en Jerusalem para celebrar y estudiar.
http://www.aishlatino.com/







  • :)
  • PARA SHALOM BAIT (PAZ EN EL HOGAR)






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